El día 15 de mayo, el presidente Chávez sostuvo un encuentro con los trabajadores de Guayana con el fin de implementar el Plan Guayana Socialista e impulsar las propuestas que los propios obreros han elaborado en mesas de trabajo durante más de un año. Chávez dio un discurso marcado por la confianza en la clase […]
El día 15 de mayo, el presidente Chávez sostuvo un encuentro con los trabajadores de Guayana con el fin de implementar el Plan Guayana Socialista e impulsar las propuestas que los propios obreros han elaborado en mesas de trabajo durante más de un año. Chávez dio un discurso marcado por la confianza en la clase trabajadora y el control obrero, y no sólo quedó en palabras, sino que se tomó la decisión de nombrar a trabajadores de las empresas básicas y de Sidor para las presidencias de las mismas. De esta forma, las contradicciones entre los que desean cumplir el mandato del presidente e instalar el Control Obrero, y los que defienden una gestión burocrática, se están agudizando.
Camaradas que vienen de larga trayectoria en la izquierda socialista, como Elio Sayago en Alcasa y Carlos d´Oliveira en Sidor (miembro del Frente Revolucionario de Trabajadores Siderúrgicos) fueron nombrados presidentes de sus respectivas empresas. Estos camaradas habían sido postulados por las mesas de trabajo de representantes de los trabajadores.
Las mesas tenían más de un año de funcionamiento y habían tenido un gran auge con la visita del presidente Chávez el 15 de mayo del 2009, cuando éste se proclama de forma entusiasta a favor del Control Obrero e, incluso, a favor de la elección desde abajo de los gerentes de las empresas. Fue también en aquella ocasión que el Presidente ordenó la expropiación de cinco empresas briqueteras: Orinoco Iron, Venezolana de Prerreducidos del Caroní (VENPRECAR), Materiales Siderúrgicos (MATESI), Complejo Siderúrgico de Guayana (COMSIGUA), así como de Tubos de Acero de Venezuela (TAVSA) y Cerámicas Carabobo. La burocracia entró en pánico frente a este discurso e hizo todo lo posible por enterrarlo y poner todo tipo de trampas para ocultar su verdadero significado. Los trabajadores, por el contrario, asumieron el discurso del Presidente y trabajaron con mucha energía y dedicación para que se cumpliera este mandato y para que el control obrero no quedase en palabras.
La incapacidad de la burocracia
En realidad, las acciones de Chávez del sábado pasado, nombrando a trabajadores como presidentes de las empresas, eran el producto de las conclusiones prácticas que éste – y el conjunto del movimiento revolucionario – ha sacado durante los últimos dos años, desde la nacionalización de Sidor en abril del 2008. Recordemos el entusiasmo de los días después de la nacionalización; eran jornadas de festejo de la clase trabajadora de Guayana, porque ésta había mostrado su tremenda fuerza, derrotando a la multinacional argentina y al ex-ministro José Ramón Rivero. Sin embargo, los trabajadores de Sidor pronto se enfrentaron a nuevos enemigos: el burocratismo, la corrupción y el sabotaje contrarrevolucionario. En los dos años transcurridos desde la nacionalización, vimos muchos ejemplos de estos fenómenos: el incendio en junio del año pasado en la planta MIDREX II, claramente provocado por elementos escuálidos desde dentro de la propia planta, irregularidades en los almacenes, etc.
Todo esto ha demostrado con la mayor claridad posible que no se puede construir una empresa socialista si una gran parte, por no decir la mayoría, de los gerentes de la empresa es gente con posturas en contra del proceso revolucionario. De hecho, es increíble que se haya permitido durante más de dos años tener gerentes que aparecen en la lista Tascón (los que firmaron a favor del referéndum contra Chávez en el 2004). Igualmente, es difícil imaginar cómo gente que había firmado la petición de la multinacional del 2007 en contra de la nacionalización, pudiera estar al frente de esta nueva Sidor.
De cualquier manera, la decisión de Chávez de poner obreros al frente de las empresas es el resultado de una experiencia práctica: Sólo los trabajadores son capaces de resistir el sabotaje y derrotar la corrupción y el burocratismo. La situación en las empresas de Guayana había llegado a un nivel tan crítico que el Presidente no tenía otras opciones; o ponía su confianza en la clase trabajadora o había que empezar a cerrar las empresas. En realidad, no había una tercera vía, pues las finanzas de las empresas estaban empeorando a tal punto que amenazaban la propia existencia de las mismas.
Los trabajadores sigan en pie de lucha
Durante los últimos años, la clase trabajadora venezolana ha mostrado un elevado nivel de conciencia de clase. En el 2002 derrotó el paro petrolero, ocupando las instalaciones de PDVSA y manteniendo la producción, salvando así a la revolución. Miles de trabajadores comenzaron la ocupación de fábricas a lo largo y ancho del país, evidenciando en la práctica que no aceptaron el lockout de los patronos. En Guayana vimos la lucha contra el sabotaje de los traslados de gas para las empresas de aluminio.
En los dos años siguientes a la nacionalización, vimos cómo los trabajadores de Sidor hicieron todo lo posible por resistir la burocratización de la empresa. Había varios elementos de Control Obrero en algunos departamentos, como el de mantenimiento de crudas, donde los propios trabajadores en el mes de agosto de 2008 eligieron al camarada socialista César Olarte como jefe del departamento, derrotando así a un individuo que siempre había estado vinculado a la multinacional. Había otros casos parecidos que mostraban en la práctica que el control obrero sirve para elegir a los gerentes y para mejorar el funcionamiento del aparato productivo. También vimos proyectos como la Universidad Bolivariana de los Trabajadores, donde más de 1.300 trabajadores sidoristas se inscribieron, fiel testimonio de la búsqueda e interés de los trabajadores por ideas socialistas.
Hay que decir que los camaradas del Frente Revolucionario de Trabajadores Siderúrgicos han jugado un papel clave en esta tarea. Su participación dio un protagonismo imprescindible para lograr la victoria final. Fue la lucha permanente y sin descanso que ha llevado la clase obrera a enfrentar la burocracia a tal punto que no había ningún acuerdo posible. El Control Obrero se impuso como la única salida de la crisis de las empresas.
Las tareas y los peligros que se avecinan
La iniciativa de Chávez de poner trabajadores al frente de las empresas es un paso adelante, pero también hay algunos peligros en esta situación. Los camaradas llegan a empresas que llevan años de gestión burocrática y, por ende, una situación crítica en todos los sectores. Sus tareas se parecen bastante a las de Lenin y Trotsky después de la toma del poder en octubre de 1917: Reconstruir la nación bajo la dirección del proletariado.
En primer lugar es necesario tomar medidas para impedir la corrupción:
- Abrir los libros de cuentas de la empresa para la inspección de los trabajadores. Sin un profundo conocimiento de las finanzas es imposible dirigir la empresa hacia fines realmente socialistas.
- Investigar todos los negocios con compañías suministradoras de materia prima y demás componentes y servicios necesarios para la producción. Ha habido varias empresas multinacionales que se han aprovechado de la burocracia y han parado la producción nacional para vender sus productos más caros, aumentando así los gastos de Sidor y las empresas de aluminio.
- Tal como en los primeros años de la Unión Soviética, hay que poner cuadros revolucionarios con una trayectoria comprobada en las posiciones dirigentes de la empresa. Ningún técnico burócrata puede tener una posición independiente; tienen que estar sometidos al control estricto de los trabajadores.
- Hay que tomar medidas para reducir las diferencias de salario entre gerentes y trabajadores. Los dirigentes revolucionarios deben tener el salario de un obrero cualificado.
- Cada departamento debe organizar asambleas para conformar los consejos socialistas de trabajadores. Estos consejos deben vigilar cada área de la planta para impedir sabotaje contrarrevolucionario.
- Es necesario vincular estrechamente la lucha por el Control Obrero con las reivindicaciones cotidianas de los trabajadores. El Control Obrero debe servir para obtener mejoras en seguridad laboral, liquidar la tercerización en la empresa y, con el tiempo, ir reduciendo la jornada laboral para dar la posibilidad al trabajador de participar en la gerencia de la empresa y formarse políticamente e ideológicamente.
Estas propuestas -y otras que surgirán de la masa trabajadora- deben ser parte de un plan socialista para salvar las empresas, en beneficio de todo el pueblo venezolano.
Camaradas del Frente Revolucionario de Trabajadores Siderúrgicos expresaron a Lucha de Clases su firme posición de luchar hasta el final para cumplir con el mandato que les había dado el camarada Chávez de rescatar la empresa bajo control obrero.
Los trabajadores de Guayana han dado un ejemplo de sacrificio y lucha durante todos estos años, pero ahora enfrentan una prueba decisiva, donde el enemigo está apostando todo por el fracaso del Control Obrero. Los trabajadores de Guayana harán todo lo posible para evitar que esto ocurra, pero su éxito está íntimamente vinculado a la lucha general entre reformismo y revolución.
Si la derecha endógena en el PSUV y el movimiento bolivariano logra consolidar su fuerza, hará todo para acabar con el experimento de Control Obrero en Guayana. Es por eso que la lucha por el Control Obrero forma parte inseparable de la batalla por un PSUV que sirva de instrumento de los trabajadores y pobres para erradicar el capitalismo en Venezuela, expropiando la tierra, la banca y la gran industria.