Las seis víctimas murieron como consecuencia de feroces golpes en la cabeza. Otros diez indigentes, gravemente heridos, permanecen hospitalizados con traumatismo de cráneo. Durante tres noches consecutivas, entre el jueves y el sábado pasados, los llamados ´sin techo´ fueron víctimas de ataques por parte de grupos organizados que realizaron acciones similares y coordinadas, según declaró […]
Las seis víctimas murieron como consecuencia de feroces golpes en la cabeza. Otros diez indigentes, gravemente heridos, permanecen hospitalizados con traumatismo de cráneo.
Durante tres noches consecutivas, entre el jueves y el sábado pasados, los llamados ´sin techo´ fueron víctimas de ataques por parte de grupos organizados que realizaron acciones similares y coordinadas, según declaró el vicepresidente de la OAB (Orden de Abogados de Brasil). Las declaraciones despiertan preocupación entre los grupos de derechos humanos, que, en razón del modus operandi, típico de ´grupos de exterminio, temen que los hechos se repitan.
Los crímenes contra los sin techo pueden ser calificados como genocidio, pues su objetivo es eliminar un grupo específico, «dando muerte o causando lesiones a sus miembros», explica la entidad de abogados.
En Brasil ocurren graves violaciones a los derechos humanos, lo cual preocupa seriamente a organismos internacionales como Naciones Unidas y Amnistía Internacional. El sistema penitenciario es una olla a presión en la que se hacinan miles de presos, y que carece de las mínimas condiciones necesarias para que un ser humano se sienta digno de serlo.
La tortura, como lo denunció la Ilanud (Instituto Latino-Americano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente), es una práctica sistemática en los presidios, los cuales, casi semanalmente, son escenario de sangrientos motines que, invariablemente, causan víctimas mortales.
El relator de Amnistía Internacional, responsable de observar las violaciones de derechos humanos en Brasil, el inglés Tim Carril, reprochó al Gobierno de Luis Inacio Lula da Silva alejarse de los problemas centrales en materia de derechos humanos. Y si bien reconoció los importantes avances con relación a Gobiernos anteriores, reclama un espacio mayor en las políticas de Estado para ese tema.
La alcaldesa de Sao Paulo, Marta Suplicy, decretó tres días de luto, al tiempo que, en diversos actos, entidades sociales manifestaron su repudio a lo que, entre tanto, se conoce como ´la masacre de Sao Paulo´. Los asesinatos llevan el sello de los grupos de exterminio, o escuadrones de la muerte, que se dedican a hacer una verdadera ´limpieza social´, y que operan en todos los Estados de Brasil.
En Bahía, en el noreste brasileño, por ejemplo, casi el 30% de todos los homicidios desde 1999 fueron cometidos por grupos de exterminio. En general, las víctimas eran jóvenes negros, acusados de hurtos menores.
La principal línea de investigación apunta hacia un grupo neonazi como responsable del asesinato de los indigentes. Sin embargo, no se debe descartar la complicidad de sectores policiales que, como comprobó la relatora de la ONU en su visita a Brasil, el año pasado, participan en los grupos de extermino que realizan ejecuciones sumarias. Esa es su marca más constante, junto a la impunidad que les asegura un poder judicial muchas veces temeroso y otras muchas, cómplice.
Los grupos de exterminio son integrados por policías, civiles y militares que son reclutados por comerciantes o personas que ya han sido víctimas de algún delito. Su tarea es ´limpiar´ los barrios o las ciudades y hacer justicia por mano propia, ya que no confían en la capacidad de los organismos institucionales. De tal forma se crean verdaderos escuadrones de la muerte cuya osadía aumenta en idéntica proporción a la impunidad.
El bestial ataque a los sin techo conmovió a la clase política, pero no siempre por razones humanitarias ni verdadera preocupación social, sino porque se encuentra en época de elecciones municipales y, por tanto, en plena campaña. Las acusaciones mutuas no se hicieron esperar, ya que la Alcaldía de Sao Paulo está en manos del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT), de Lula, mientras que el Estado es gobernado por la oposición. Según la OAB, la responsabilidad corresponde a las tres esferas: los Gobierno federal, estatal y municipal.
26 de agosto 2004
Ver también: Informe Derechos Humanos