En las últimas semanas habían cobrado protagonismo las insistentes declaraciones de destacados banqueros, presionando a Rodríguez Zapatero sobre las recetas a aplicar para, según ellos, combatir la crisis. Entre otros, tanto Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, como Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, se han empleado a fondo para marcar […]
En las últimas semanas habían cobrado protagonismo las insistentes declaraciones de destacados banqueros, presionando a Rodríguez Zapatero sobre las recetas a aplicar para, según ellos, combatir la crisis. Entre otros, tanto Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, como Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, se han empleado a fondo para marcar la «hoja de ruta» del Gobierno español en dos sentidos: Uno, la creación urgente de otro fondo multimillonario de rescate para la banca, que ya han conseguido. Y dos, la propuesta de otra «reforma laboral», entendida ésta como la flexibilización, precarización e individualización de las condiciones de trabajo, y el abaratamiento del despido.
Independientemente del nulo aval democrático de estos gurús de las finanzas (¿quién los ha elegido?), uno se asombra del descaro con que le dictan la agenda al gobierno y, sobretodo y principalmente, como ésa ingerencia tiene éxito y determina, en todo o en parte, la acción del sumiso ejecutivo de Zapatero. Esa presión ya ha dado sus frutos y supone, de entrada, la creación del llamado «Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria» (FROB), dotado inicialmente con 9.000 millones de euros (ya dedicaron otros 9000 al rescate de Caja Castilla-La Mancha), ampliables a 99.000, de los que se pondrá disponer este mismo año de hasta 36.000. Hay que recordar que, anteriormente y según diversas fuentes, habían sido ya puestos a disposición, para «ayudar a la banca», hasta un total de 150.000 millones, entre ayudas directas, indirectas o avales. Y mientras se saquean de esa manera las arcas públicas, a la vez se van «madurando» las condiciones para otro tipo de expolio a los trabajadores: otra «reforma laboral», a costa del empleo, de la negociación colectiva y de los derechos laborales.
Lo esclarecedor del caso es la lógica y evidente conexión e interrelación entre una medida y la otra. El efecto «Robin Hood al revés» funciona por los vasos comunicantes que conectan la opulencia con la precariedad, los privilegiados con los excluidos, los ladrones con sus víctimas. Los conductos del sistema expanden la metástasis del cáncer financiero, que produce efectos devastadores en millones de trabajadores, hombres y mujeres que pierden su empleo, que se empobrecen, que se precarizan, que se desesperan. La exclusión social cada vez se extiende más a los segmentos vulnerables: jóvenes sin futuro, viejos sin recursos, inmigrantes sin derechos.
Es un insulto a la razón que, en una situación que se deteriora cada día, en medio de un empobrecimiento generalizado de los trabajadores y de la ciudadanía, que la prioridad gubernamental sea salvar banqueros. A esos, que son responsables de la crisis, por su avaricia especulativa, por la asfixia crediticia, por sus presuntos delitos, en vez de llevarlos delante de los jueces, se les hacen suculentos (e inútiles) regalos de miles de millones de euros. A la vez, se aborta cualquier tímido intento de reforma fiscal tendente a gravar las rentas altas, y toda la política económica gira sobre el eje de la corrupción y el desequilibrio a favor de los de siempre.
Seria conveniente que tomáramos conciencia de que, o bien nos planteamos acabar con el cáncer, o él acabará con nosotros. No parece mala idea que sumáramos cada vez más voces contra tanta desvergüenza. Deberíamos calcular cada día las necesidades sociales urgentes que se podrían satisfacer con las astronómicas cantidades de dinero público puestas a disposición de esos delincuentes sociales. Si somos capaces de llegar a saber el monto total de los «planes de rescate de banqueros», quizá podamos llegar a tomar conciencia del tamaño del robo, de la dimensión del cáncer.