Los 200 millones de inmigrantes que hay en el mundo generan una riqueza de 1,67 billones de euros y contribuyen al desarrollo del Tercer Mundo tres veces más de lo que hacen todos los países industrializados juntos.
Los inmigrantes son una de las principales fuentes de riqueza. Con su trabajo, contribuyen de manera muy significativa al desarrollo de los países en los que vienen, y de los países de los que proceden.
Son las conclusiones de un informe titulado «La Migración en un Mundo Interconectado» y elaborado por la Comisión Mundial para tratar la Cuestión de la Migración Internacional, constituida a finales de 2003 por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
os inmigrantes son una de las principales fuentes de riqueza. Con su trabajo, contribuyen de manera muy significativa al desarrollo de los países en los que vienen, y de los países de los que proceden.
Son las conclusiones de un informe titulado «La Migración en un Mundo Interconectado» y elaborado por la Comisión Mundial para tratar la Cuestión de la Migración Internacional, constituida a finales de 2003 por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
El inmigrante: fuente de riqueza
Sólo el 16 % de la población en disposición de trabajar vive en los países ricos. Éstos necesitan mano de obra y reciben el 60 % de la migración. A nivel mundial, el número de inmigrantes ha pasado de 72 a 200 millones en los últimos 30 años. En Europa, 89 % del crecimiento de la población es obra de inmigrantes.
Los inmigrantes no son sólo mano de obra sino también generan riqueza: en forma de impuestos, 1,67 billones a nivel mundial, más de 56 millones en Europa. Cada año mandan a sus familias en todo el mundo 125.000 millones de euros, ayudando a fortalecer las economías de los países con menos recursos. Así, las entre 2,5 y cuatro millones de personas que, según estimaciones de la Comisión, viven en situación ilegal, podrían contribuir a un mayor crecimiento si fueran reconocidos como ciudadanos legales.
El informe revela además que los inmigrantes cada vez consiguen empleos mejor remunerados y que la migración, en el futuro, lejos de descender irá en aumento, como consecuencia del «crecimiento continuado de las desigualdades en desarrollo, demografía y democracia en las diversas partes del mundo», dice el documento.
El «problema» de la migración
Una de las grandes injusticias que se cometen con el inmigrante se produce en los medios de comunicación. En muchos casos hablamos de ellos como un «problema». El problema de la migración. De esta manera, el ciudadano de a pie tiende a relacionar y mezclar los dos conceptos, de manera que en su inconsciente ocupan el inmigrante y las dificultades un mismo lugar.
Pero que el inmigrante trabaja, paga impuestos, consume, contribuye al mantenimiento del Estado, activa la economía mundial, raramente es noticia. Por eso el informe de la Comisión rompe una lanza a favor del inmigrante, y apuesta por una política de migración global que, ya que ellos cumplen con los deberes, respete sus derechos.
«Los seres humanos deben emigrar libremente y no por necesidad. Muchos países industrializados están obligados, por razones demográficas, a acoger emigrantes, puesto que de otra manera faltaría mano de obra. Así, el papel del inmigrante en el desarrollo y la lucha contra la pobreza debería ser reconocido y apoyado», sentencia el informe.