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La miseria, pilar de las economías de América Latina por remesas

Fuentes: La Jornada

PARA LOS GOBIERNOS regionales la expulsión de mano de obra latinoamericana -México, el mayor «exportador» en este renglón- representa no sólo una de las más importantes «válvulas de escape» a los problemas laborales internos, sino, por su producto económico, uno de los pilares de sus respectivas balanzas de pagos. EN EL RECIENTE lustro, los emigrantes […]

PARA LOS GOBIERNOS regionales la expulsión de mano de obra latinoamericana -México, el mayor «exportador» en este renglón- representa no sólo una de las más importantes «válvulas de escape» a los problemas laborales internos, sino, por su producto económico, uno de los pilares de sus respectivas balanzas de pagos.

EN EL RECIENTE lustro, los emigrantes latinoamericanos inyectaron alrededor de 194 mil millones de dólares a la economía regional. Sólo en el caso mexicano, esa inyección se aproxima a 69 mil millones, con un crecimiento superior a ciento por ciento en el periodo, recursos que sin lugar a duda han contribuido a que «nuestra economía (tenga) las mejores variables fundamentales que nunca antes en la historia haya tenido», según presume el inquilino de Los Pinos, «exportador» de jardineros.

EN EL MUNDO, y particularmente en América Latina, el monto de las remesas se incrementa año tras año, al igual que la participación de la mano de obra femenina expulsada de su tierra. De acuerdo con el más reciente informe de la Cepal, de los casi 180 millones de emigrantes internacionales, cerca de la mitad son mujeres, muchas de las cuales ya no viajan en calidad de acompañantes de sus parejas, como ocurría anteriormente, sino que cada vez más lo hacen por su propia cuenta en busca de mejores mercados laborales.

LOS GOBIERNOS LATINOAMERICANOS «presumen» el creciente ingreso por concepto de remesas (incluso algunos celebran como «logro» la «exportación» de jardineros), cuando la realidad de los emigrantes es dramática, y dentro de ésta la de las mujeres es verdaderamente escalofriante. En su reciente informe Mujeres migrantes de América Latina y el Caribe: derechos humanos, mitos y duras realidades, la Cepal resume el panorama:

LOS PAISES LATINOAMERICANOS enfrentan una de las formas más graves de violación de los derechos humanos de los emigrantes: la trata de personas, mujeres y niños en particular. Tiene diferentes fines, como explotación sexual, trabajo servil en condiciones similares a la esclavitud, tráfico o la venta de drogas en la calle, tráfico de órganos, adopción ilegal de niños, entre los más recurrentes. No obstante, hoy en día se reconoce que el negocio mayoritario es la trata de personas con fines de explotación sexual, que según estimaciones de la Organización de Naciones Unidas ha tomado tal magnitud que actualmente se considera la tercera fuente de ganancias más grande para el crimen organizado, después del narcotráfico y la venta ilegal de armas.

LA TRATA ES un delito cuyas principales víctimas son mujeres (adultas jóvenes, en general menores de 25 años), adolescentes y niños. Las víctimas son personas de escasos recursos, que no conocen el idioma, viajan con documentos falsos, no saben dónde buscar ayuda y temen reportar la trata por temor a ser deportadas o encarceladas. En la literatura se destaca además el hecho que el miedo a infectarse con el virus VIH/SIDA ha llevado a los traficantes a reclutar víctimas cada vez más jóvenes, incluso niñas de siete años de edad.

LAS ESTIMACIONES GLOBALES de la escala de la trata de mujeres y niños proporcionadas por el gobierno estadunidense en 1998 referían que anualmente entre 700 mil y 2 millones de mujeres y niños eran objeto de este delito a través de las fronteras internacionales, con fines de trabajo forzoso, servidumbre doméstica o explotación sexual. A la vez, la OIM estima que 500 mil mujeres son ingresadas todos los años a Europa con el propósito de ser explotadas sexualmente. Son alarmantes las cifras de mujeres traficadas para trabajos domésticos que terminan siendo explotadas sexualmente.

LOS TRATANTES DE personas acceden a sus víctimas, principalmente, a través del engaño por ofrecimientos de trabajo en condiciones francamente llamativas, con falsas promesas de ahorro rápido a través de lucrativos trabajos como bailarines, modelos o trabajos domésticos. Una vez en el país de destino, estas personas son notificadas de la deuda enorme por el servicio prestado, por lo que ante su imposibilidad de pago, quedan a merced de su tratante, para trabajo forzoso de cualquier tipo mientras la deuda es saldada. En otro extremo, están las personas que son secuestradas de su entorno y llevadas contra su voluntad más allá de las fronteras de su país, para quienes la coerción permanente, el aislamiento y la violencia son los mecanismos de control más recurrentes.

LAS MUJERES VICTIMAS de la trata afirman que los tratantes recurren a menudo a violencia física, sexual y sicológica y amenazas de todo tipo, como medios para la iniciación, intimidación, castigo y control. Se recurre a la agresión física o a la violación para iniciarlas en la industria del sexo y para obligarlas al cumplimiento. La trata de personas se presenta particularmente en las zonas fronterizas de países latinoamericanos, muchas en tránsito hacia Estados Unidos y Canadá. En México, diferentes estudios destacan el caso de Michoacán, en donde se ha vuelto actividad cotidiana la venta y trata de mujeres emigrantes por redes de «polleros» que las reclutan junto con niños y niñas para vender droga en Estados Unidos y abastecer el mercado de la prostitución forzada.

CIFRAS DE LA OEA señalan que existirían en América Latina y el Caribe más de 2 millones de niños y niñas explotados sexualmente. Se reporta un número creciente de turistas del sexo que se dirigen a Centroamérica, dadas las restricciones contra el turismo sexual en Tailandia y otros países asiáticos. Existirían también actividades de trata de adolescentes (mujeres y hombres) desde Colombia, República Dominicana y Filipinas a Costa Rica para la prostitución en lugares conocidos como destinos del turismo sexual. Argentina parece ser también uno de los destinos favoritos de pederastas europeos y estadunidenses.

EN MEXICO, ADOLESCENTES de 16 y 17 años procedentes de Centroamérica son traficados a Chiapas para la prostitución. Niños y adolescentes indígenas serían traficados a Venezuela y Uruguay, donde trabajarían prácticamente en condiciones de esclavitud como vendedores callejeros, trabajadores domésticos y en la prostitución.