Los bruscos altibajos de los mercados financieros se explican por su opacidad consustancial que tiene su ejemplo en el conglomerado asegurador AIG, controlado ahora por el gobierno de EEUU. «El mundo financiero ha perdido su brújula», afirmaba una economista del Financial Times al observar los sucesivos pronósticos de la agencia de calificación de riesgos Standard […]
Los bruscos altibajos de los mercados financieros se explican por su opacidad consustancial que tiene su ejemplo en el conglomerado asegurador AIG, controlado ahora por el gobierno de EEUU.
«El mundo financiero ha perdido su brújula», afirmaba una economista del Financial Times al observar los sucesivos pronósticos de la agencia de calificación de riesgos Standard & Poor´s sobre incrementos de las minoraciones contables esperadas para los valores hipotecarios. Pérdidas previsibles que el profesor estadounidense Nouriel Roubini eleva hasta los dos billones de $ para antes de terminar este año (Ft, 18/9/2008) Porque nadie sabe qué valen los activos financieros ligados a las hipotecas subprimes y la referencia de las agencias está desacreditada. Es lo que crea inestabilidad e incertidumbre incurable en los mercados financieros
Y muchos de nuestros comentaristas mediáticos y expertos oficiales tendrían que preguntarse cómo pueden saberse esos precios si la clave de las finanzas actuales es la opacidad amparada, entre otros instrumentos, por los centros offshore. ¿Quién puede determinar realmente lo que valen los productos y la constelación de compañías que forman el gigante asegurador AIG controlado ahora por el gobierno de los EEUU?
Veamos, como muestra, algunos datos básicos sobre el American International Group, Inc. (AIG), un conglomerado asegurador que opera en más de 130 países y jurisdicciones del mundo, incluida una multitud de paraísos fiscales.
¿Recuerdan el caso de las cuentas secretas del BBV?
Pues, uno de los grupos empresariales integrado en dicho conglomerado asegurador es la American Life Insurance Company (ALICO); una «AIG company», con la que el BBV contrató el pago de las pensiones extraordinarias de sus ex consejeros, financiadas con cuentas secretas en la Isla de Jersey, Liechtenstein y otros paraísos fiscales. Un caso que en 2005 fue sentenciado con la condena por apropiación indebida para el ex Presidente del banco Ybarra, que había tomado esa decisión a espaldas de los accionistas.
Contrariamente a las informaciones de la prensa española, ALICO sigue siendo una de las mayores compañías globales de servicios financieros, fundada hace años en el Estado de Delaware, con filiales en muchas regiones del mundo, incluidos la isla de Man, Bermudas, Aruba y otros paraísos fiscales del Caribe, cuya actividad financiera para no residentes se describe en el libro La Europa opaca de las finanzas.
Y una mirada a la estructura del Grupo en el gráfico adjunto (en pdf) publicado por el Financial times, muestra por qué es mucho más que una enorme aseguradora. El American International Group, Inc. (AIG), es una gigantesca organización internacional de seguros mediante multitud de grandes empresas, filiales y sucursales; y cuyas acciones del Grupo cotizan en la bolsa de Nueva York, Tokio, Londres y muchos otros mercados.
Otro miembro importante del conglomerado es la American General Finance que ofrece préstamos y créditos al consumo en más de 45 Estados, Puerto Rico y en las Islas Vírgenes estadounidenses, otro paraíso fiscal de la lista de la OCDE muy vinculado a las Islas Vírgenes Británicas. El negocio del Grupo asegurador abarca desde seguros de vida, accidentes, enfermedad, protección del pago en créditos, sistemas privados de pensiones, gestión de patrimonios, fondos de inversión, etc.
Desde Agosto de 2007, a medida que fueron aflorando las pérdidas contables del gigante asegurador AIG y sus dificultades para captar capital se fue produciendo la devaluación acelerada de sus acciones en las Bolsas. En Febrero 2008 reconocía haber perdido mas de 3,700 millones y tres meses después, declaraba otras pérdidas que superaban los 5,000 millones $ mientras anunciaba provisiones millonarias para afrontar las futuras devaluaciones de sus activos. Pero se considera que es el mayor supermercado del seguro en el mundo con un balance superior al billón de $.
Para «limitar los daños» sobre la economía, según decía la portavoz de la Casablanca, el 17 de Septiembre de 2008 la Reserva Federal de los EEUU anunciaba un préstamo de emergencia para AIG de hasta 85,000 millones $ a cambio control efectivo del Grupo empresarial con una posición accionarial de casi el 80 %. Olvidando los sermones neoliberales, la nacionalización se justificaba por la dimensión del conglomerado, demasiado grande y demasiado global para dejarle derrumbarse, como un día antes se había dejado al cuarto banco de inversiones del mundo, Lehman Brothers.
El negocio asegurador de AIG se había ampliado al aseguramiento de las entidades que negociaban los valores respaldados por las hipotecas comercializadas por los bancos, trasladando riesgos frente al impago. Para proteger a los inversores AIG vende seguros sobre los bonos y, además, crea CDS, los llamados colaterales o valores que sirven como aval que pretenden cumplir una función de garantía frente a los invasores.
Esta actividad especifica denominada «monoline» ha sido considerada la causa inmediata del fracaso financiero de este grupo privado, por su exposición al masivo importe de los derivados del riesgo crediticio, la mayor parte ligados al sector inmobiliario estadounidense. Sin duda la decisión fue tomada por el temor a que la quiebra de AIG provocara una cadena de graves riesgos para sus contrapartes en el sistema de los EEUU y por todo el mundo, como un previsible Apocalipsis financiero según afirman expertos solventes como Willem Buiter, profesor de la London School of Economics y ex economista jefe del BCE. (The end of American capitalism as we knew it, en Ft. 17/9/2008)
Para completar su gama de servicios a los clientes, AIG ofrece a sus clientes un Tax Center, un servicio de asesoramiento fiscal. Argumenta en la web de otro de sus grupos de aseguradoras que, como la denominada planificación fiscal llega a resultar un concepto confuso (ya sabemos que es un eufemismo de las técnicas sofisticadas de evasión fiscal) «AIG SunAmerica Mutual Funds ( fondos de inversiones) se complace en ofrecer nuestro Tax Center, que responderá a algunas de sus interrogantes relacionados con la fiscalidad». Evidentemente la presencia de AIG en tantos centros financieros offshore será de gran utilidad para que sus grandes clientes reduzcan los costes de sus seguros.
En otra de sus webs se sostiene que desde su fundación, «AIG Companies se han centrado en ser líder en responsabilidad social corporativa (…) comprendiendo el desarrollo productos y servicios que atiendan a las necesidades de nuestros clientes así como a la promoción de una cultura corporativa que valore la integridad, la diversidad, la innovación y la excelencia.
AIG reconoce que sus inversiones en apoyo de sus clientes, empleados y las comunidades en las que opera son criticas para nuestro éxito. Los esfuerzos en curso (traducido de la web el 17/9/2008) para ser un ciudadano corporativo destacado y promover practicas empresariales responsable y sostenibles son esenciales para los objetivos empresariales a largo plazo de creación de valor para nuestros accionistas y servir a los intereses de nuestros clientes»
He ahí esa imagen empresarial tan moderna y esa retórica tan apreciada por nuestros economistas ortodoxos y dirigentes políticos socio-libérales, que esconde los mecanismos opacos de las finanzas para la expoliación de la riqueza ajena