Aquella noche del tres de diciembre, la voz de Marlene Dietrich y su melodía Lili Marleen acompañaban a las imágenes de los aeropuertos. Las voces de los periodistas, de los ministros, de los ciudadanos iban y venían en una borrachera colectiva de secuencias televisivas. «¡Son una casta, unos chantajistas, mafiosos, secuestradores, privilegiados…!», «¡que saquen a […]
Aquella noche del tres de diciembre, la voz de Marlene Dietrich y su melodía Lili Marleen acompañaban a las imágenes de los aeropuertos. Las voces de los periodistas, de los ministros, de los ciudadanos iban y venían en una borrachera colectiva de secuencias televisivas. «¡Son una casta, unos chantajistas, mafiosos, secuestradores, privilegiados…!», «¡que saquen a las tropas, que los despidan a todos!». Y de fondo Lili Marleen.
Siempre me preocupó la subida de Hitler al poder y cómo le secundaron las masas. Las mismas que llevaron a sus vecinos a los campos de exterminio. Pero, ¿quiénes son hoy y aquí los judíos? ¿Acaso los trabajadores de cuello blanco? ¿Los funcionarios? ¿Los pensionistas? ¿Los conductores de autobuses urbanos? ¿Los profesores de universidad? ¿Los médicos? ¿La policía? ¿Los que aún tienen un trabajo estable con derechos? ¿Los trabajadores con capacidad de movilizar y de ganarle el pulso al estado de los mercaderes? ¿Es ese el teatro de operaciones?. Y de fondo Lili Marleen.
Estoy viendo cómo se fabrican el miedo, la envidia, la inseguridad, y se ofrece al mismo tiempo la mano dura. «Me cueste lo que me cueste». «Y eso se va a mantener por encima de todo». «Al gobierno no le temblará la mano». Son sus gritos de guerra. Generar miedo para dirigir a las masas, un truco muy viejo. ¿Pero hacia dónde?¿Cuál es la hoja de ruta?¿El Informe Everis? ¿Salvar a los cientos de miles de familias que han sido desahuciadas o lo van a ser? ¿Garantizar un salario social a los parados de larga duración para que al menos coman garbanzos? ¿Con quién la mano dura, con los mercaderes que nos han llevado a la ruina, con los vende patrias que ofrecen el suelo de España al Imperio para que amplíe sus bases militares? Y de fondo Lili Marleen.
Así tuvo que llegar la noche de los cristales rotos, en un ensayo general. Cuando el miedo venció a la cultura y a la honradez, y asesinó a la dignidad. Entonces hubo trabajo para todos. En las fábricas de armamento, de ropa militar, de chivatos ejerciendo en las esquinas contra los cabecillas de las huelgas. En ese momento estaba todo preparado, ya no faltarían ni cerveza, ni pan, ni entierros. Ya no habría privilegiados. Lo anunciaron en el Gran Parlamento de la Unión: jornadas laborales de 65 horas semanales, eliminación de la cobertura pública sanitaria y educativa, salarios de miseria… Iguales todos. Iguales por abajo. Y al otro lado sólo las élites, los mercaderes y los postizos asociados. De fondo, Lili Marleen.
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