La organización de las fuerzas productivas en manos de la Propiedad Social es fundamental, como estrategia para garantizar la mayor eficacia política y la eficiencia en la producción tan necesaria para poder remontar la condición de desabastecimiento que hoy nos hacen padecer los grandes grupos económicos. Con la creación de la Corporación Venezolana de Alimentos […]
La organización de las fuerzas productivas en manos de la Propiedad Social es fundamental, como estrategia para garantizar la mayor eficacia política y la eficiencia en la producción tan necesaria para poder remontar la condición de desabastecimiento que hoy nos hacen padecer los grandes grupos económicos.
Con la creación de la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL), a través de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, el Comandante Chávez inició la construcción de una plataforma agroindustrial que consolidase el modelo socialista, todo a partir de la captación e inversión de la renta petrolera, que hasta la llegada de la Revolución, era robada por la burguesía.
Es así, como el ministerio de Agricultura que apenas se dedicaba a otorgar permisos y a hacer políticas para la protección de importaciones a las grandes empresas, comenzó a ejecutar grandes proyectos de inversión para compensar el estancamiento del aparato capitalista.
Donde antes reinaba el latifundio y la ineficiencia se levantaron, a lo largo y ancho de todo el país más de 120 plantas agroindustriales, acción que fue acompañada de una fuerte política de rescate de tierras para poder cerrar el círculo productivo necesario en cada emprendimiento.
La realidad del entorno económico y los embates de la guerra de sabotaje interno, así como la complejidad misma del sistema agroalimentario ha hecho necesaria una transformación profunda de este aparato de Propiedad Social.
Con esta convicción, el Presidente Nicolás Maduro nos ha honrado con la tarea de iniciar y consolidar la Corporación de Desarrollo Agrícola (DelAgro), un ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Agricultura Productiva y Tierras.
El trabajo no solo consiste en elevar al máximo las capacidades productivas de nuestras Unidades de Propiedad Social, tanto de producción primaria como las dedicadas a la transformación, lo principal radica en consolidar el socialismo como única vía a la satisfacción de las necesidades del pueblo.
Muchas son las acciones en lo técnico-productivo para rescatar el origen de cada uno de los proyectos que hoy están paralizados o trabajando por debajo de su capacidad, con el firme objetivo de garantizar que esta activación se realice en la dirección correcta. Para que el emprendimiento de DelAgro sea sustentable nos basaremos en los principios socialistas y no en la reproducción de un modelo capitalista que se está hundiendo y que coloca en jaque la concreción de la felicidad social.
A pesar de lo mucho hemos debatido respecto a esto y de no tener aún una fórmula precisa, seguro estamos que la vía socialista pasa por una alianza fundamental entre las empresas estatales, campesinos, trabajadores y el poder popular.
En esta coyuntura, sólo esta unidad puede permitir el ejercicio de la hegemonía socialista que pueda relacionarse en igualdad de condiciones con un sector privado patriota, necesario para el renacimiento económico que nos espera, así lo indicó nuestro Comandante Eterno.
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