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La nueva estrategia económica de EE.UU (II): la explosión controlada

Fuentes: El tábano economista

Esta es la guerra comercial 2.0: cómo EE.UU. usa los aranceles para reinventar su economía (El Tábano Economista)

Como analizamos en la primera entrega sobre la nueva estrategia económica de EE.UU., las acciones implementadas por el gobierno de Donald Trump avanzan según lo previsto. Sin embargo, conviene recordar los objetivos iniciales: reducir las tasas de interés, refinanciar la deuda pública y devaluar el dólar. Estas medidas, diseñadas para ser coordinadas con los socios comerciales de EE.UU., incluían dos pilares clave:

1. Compra de bonos del Tesoro por parte de aliados para reestructurar la deuda.

2. Evitar una guerra de divisas, que desestabilizaría los mercados globales.

El escenario alternativo, en caso de resistencia, siempre fue una guerra comercial. Y ahora estamos viendo sus primeros efectos.

Un día después de que el presidente Trump anunciara aranceles radicales que sacudieron los mercados de valores de todo el mundo, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, que afecta el coste de los préstamos de todo tipo, se desplomó la mañana del jueves 3 de abril por debajo del el 4,00%, desde el 4,20% del día anterior, es decir, a su nivel más bajo desde mediados de octubre. El repunte de los bonos —cuando los precios de los bonos suben, los rendimientos, las tasas de interés, bajan— se produjo en medio de una ola de ventas de acciones a nivel mundial que hizo caer al S&P 500 más de un 4% en las operaciones.

La primera idea, que los rendimientos de los bonos del Tesoro cayeran a un mínimo de casi seis meses, es consistente con lo que Trump promovió en su campaña: una bajada de las tasas de interés, el Acuerdo de Mar-a-Lago, y desde su regreso a la Casa Blanca ha pedido repetidamente a la Reserva Federal que las recorte. Como vimos, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años ha disminuido desde la investidura de Trump.

El índice del dólar ha caído un 4% en 2024, su peor inicio de año desde 2016. El 2 de abril, la moneda estadounidense se depreció frente al euro, el yen y el franco suizo, reflejando la huida de inversores hacia activos «refugio». La devaluación busca hacer más competitivas las exportaciones de EE.UU., pero depende de que otros países no respondan con devaluaciones competitivas.

Hasta ahora lo explosión controlada está consiguiendo las reacciones esperadas. Los bonos caen y, por lo tanto, el interés de la deuda es menor, el dólar se devalúa y si no hay una guerra de monedas y los países no devalúan de manera competitiva, la idea de mercancías competitivas americanas se afianza. Aunque, como veremos, quedan algún comentario en el tintero.

Debe quedar claro que la guerra comercial y la guerra de divisas son dos tipos de conflictos económicos entre países, pero tienen diferencias clave en sus objetivos y mecanismos: las guerras comerciales son conflictos en donde los países imponen barreras comerciales (como aranceles, cuotas o prohibiciones) para proteger sus industrias nacionales o presionar a otros países. El objetivo es reducir el déficit comercial, sustituir importaciones, proteger empleos locales o castigar a un rival económico.

Mientras la guerra comercial se centra en aranceles (protegiendo industrias locales), la guerra de divisas implica manipular el valor de la moneda para ganar competitividad. Trump está librando la primera, pero evita la segunda… por ahora.

Las medidas proteccionistas de Trump han sido el detonante: China impuso un arancel del 34% a productos estadounidenses, pero evitó devaluar el yuan, limitando el conflicto a lo comercial. Mientras la engañosa tabla de Moisés–Trump comenzó a dar sus frutos. Vietnam solicitó negociaciones para reducir aranceles y dar un respiro a los fabricantes de zapatillas. El gobierno vietnamita había solicitado a Estados Unidos la suspensión de los aranceles del 46% anunciados por Trump.

Hay riesgos y contradicciones en las medidas. Por ejemplo, ¿se podría ir hacia una recesión planificada? Bueno, Jerome Powell, presidente de la Fed, advirtió que los aranceles de Trump podrían acelerar la inflación y frenar el crecimiento. Paradójicamente, esto podría servir al plan: inflación más alta reduce el valor real de la deuda. Una recesión obligaría a recortar tasas de interés, y derrumbar el valor del petróleo, otro objetivo de Trump.

Los aranceles han sido excepcionalmente altos para llegar a los que la administración republicana o el Proyecto 2025 quieren, resetear la economía, negociar con los países que quieran sortear la recesión comprando bonos o apoyando la devaluación del dólar.

Aun así, debe tenerse en cuanta que las importaciones y exportaciones estadounidenses ya no son la fuerza decisiva del comercio mundial. La participación del comercio estadounidense en el comercio mundial, aunque no es pequeña, representa actualmente el 10,35 %. Sin embargo, esta cifra ha disminuido respecto al 14 % de 1990. En contraste, la participación de la UE en el comercio mundial es del 29 % (frente al 34 % de 1990), mientras que los llamados BRICS ahora tienen una participación del 17,5 %, frente a tan solo el 1,8 % de 1990. 

Según el economista Michael Roberts, Estados Unidos mantiene un enorme déficit comercial con China debido a la gran cantidad de sus productos que importa a precios competitivos. Esto no fue un problema para el capitalismo estadounidense hasta la década del 2000, ya que el capital estadounidense obtenía una transferencia neta de plusvalía de China, a pesar de su déficit comercial. Sin embargo, a medida que el déficit tecnológico de China con Estados Unidos comenzó a reducirse en el siglo XXI, estas ganancias comenzaron a desaparecer. Aquí radica la razón geoeconómica del inicio de la guerra comercial y tecnológica contra China.

Los aranceles de Trump no serán una liberación, sino solo aumentarán la probabilidad de un nuevo aumento de la inflación interna y una caída en recesión que, según estimo, son ambas consecuencias aceptadas por sus ejecutores. Incluso antes del anuncio de los nuevos aranceles, existían indicios significativos de que la economía estadounidense se estaba desacelerando a un ritmo alto. Los inversores financieros ya están evaluando la «guerra comercial más absurda de la historia» de Trump vendiendo acciones. Las acciones de los antiguos “Siete Magníficos” estadounidenses (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla) ya se encuentran en un mercado bajista, es decir, han perdido más del 20 % de su valor desde Navidad.

Esta no es una guerra comercial cualquiera, sino un intento de «resetear» el sistema económico en favor de EE.UU. Para eso están los aranceles. El problema es que, en explosiones controladas, siempre hay chispas impredecibles.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/04/06/la-nueva-estrategia-economica-de-ee-uu-ii-la-explosion-controlada/