Vemos lo que sucede y nos avasallan los acontecimientos, y vamos tratando de alcanzar los procesos humanos que nos muestran de manera inequívoca que una nueva sensibilidad esta emergiendo desde lo mas profundo del ser humano, sin distingo de raza, cultura, género, religión … en toda latitud empiezan a respirarse esas ansías de libertad y […]
Vemos lo que sucede y nos avasallan los acontecimientos, y vamos tratando de alcanzar los procesos humanos que nos muestran de manera inequívoca que una nueva sensibilidad esta emergiendo desde lo mas profundo del ser humano, sin distingo de raza, cultura, género, religión … en toda latitud empiezan a respirarse esas ansías de libertad y de justicia. Esos acontecimientos nos gritan: ¡No mas miseria y opresión! ¡No mas naturalismo histórico! ¡No mas modelos inmovilistas a seguir!
En muchas regiones del planeta se empobrece y se condena a casi morir de hambre a vastas capas de la población, mientras una minoría disfruta de una riqueza y privilegios que ofenden la dignidad humana, ¡transforman alimento en combustible! Y esta humillación no es algo natural, no sucede mecánicamente, esto sucede porque hay intenciones, hay opresores y oprimidos, la injusticia y la miseria tienen rostro, los opresores y oprimidos tienen nombre, y no se puede ya seguir sosteniendo esa visión pasiva que nos dice que las migajas de los que lo tienen todo van a caer por desborde a los que no tienen nada.
Solo por el hecho de haber nacido en un medio social e histórico tenemos derecho al trabajo, a la salud, a vivienda, vestido, servicios, educación, alimento, en fin a vivir mejor. Basta entonces de suplicar por migajas. Y ese clamor ha entrado en resonancia entre todos aquellos que sentimos que esos derechos nos pertenecen, y que no se nos van a regalar porque sí. Y es ese militante y esa militante callejera la que está arrancando a jirones esos derechos a los poderosos y a los imperialistas.
Interesante que esta ola imparable haya surgido desde adentro de cada persona de manera concomitante en diferentes lugares, hablamos de una desobediencia civil sin dirigentes, ni jefes, ni amos; parece que esos deseos de liberarse de las ataduras de regímenes tiránicos anida y se pone en marcha en los pueblos oprimidos, en los jóvenes y mujeres, en el ciudadano común y en aquellos que nos identificamos con su lucha, con sus heridos, con sus muertos.
¿Efecto dominó? ¿Anarquía? ¿Procesos sociales sin dirección? Diríamos mas bien que es una nueva sensibilidad que va despertando y va desarrollándose independientemente de los «formadores» de opinión, independientemente de los políticos corruptos de turno, independientemente de esos medios de información manipuladores y mentirosos, independientemente de los inmensos poderes del complejo militar industrial y de las poderosas multinacionales del dinero. La desestructuración ha superado a las instituciones y ha llegado a la base social y al individuo quien es el que ahora está creando su futuro. Si el orden social actual nos sumió en la opresión, el nihilismo, la desocupación, la inflación, la violencia, la persecución, la discriminación, y la muerte … esa estructura de poder debe ser barrida. ¿Quién añorará mas ese orden social? Solo los imperialistas y los que han abusado y violado los mas elementales derechos del ser humano.
Debe estar francamente preocupado el imperio norteamericano, y los cómplices países de la Unión Europea cuando ven como uno a uno se le van yendo de las manos sus países secuaces, sus compinches a quienes han apoyado por décadas en esa aventura tiránica y esquilmadora de recursos naturales y humanos de los pueblos. Y se les desdibuja ese destino manifiesto, se derrumban y se desmoronan ética y moralmente; no son un ejemplo a seguir, no son la luz del mundo. Les llegó a los imperialistas, a los tiranos y opresores el momento de aprender de los pueblos.
Asistimos a un proceso revolucionario planetario, pero no es mecánico, reactivo, involuntario y determinista ante condiciones dadas; es la intención humana la que generará esa nueva situación futura, esa nueva dirección revolucionaria.
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