En una escena del documental The Forum sobre los encuentros anuales de Davos, el presidente brasileño cometió un sincericidio con Al Gore, el ex vice de Bill Clinton. Le dijo que le gustaría explorar junto a EEUU la principal reserva natural del planeta. En Brasil se desató una polémica por la obsecuencia del militar.
La escena se produjo hace un año en el Foro de Davos pero cobra una vigencia inusitada en este momento en que la Amazonia vuelve a ser arrasada por el fuego. La filmó el director de cine alemán Marcus Vetter para su documental The Forum. La película se estrenó esta semana en plataformas digitales y en ella Jair Bolsonaro protagoniza un diálogo insólito con el ex vicepresidente de EEUU Al Gore. El militar ultraderechista le dice: “Tenemos mucha riqueza en la Amazonia y me encantaría explorar esa riqueza con Estados Unidos”. El político norteamericano abandonó el gobierno hace casi veinte años y abrazó la causa ecologista, un tema alejado de las prioridades del brasileño. Por eso es probable que éste no supiera con quién hablaba. La definición del presidente sobre una cuestión tan sensible ya genera polémicas y críticas hacia su comentario en el país vecino. Su visión mercantilista sobre el principal pulmón del planeta y la circunstancia en que se produjo la conversación reavivan una problemática en la que el jefe de Estado siempre se colocó en una posición negacionista sobre la deforestación. El Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil, al que criticó con dureza en 2019, registró más de 10 mil incendios en los primeros diez días de agosto.
En la película que retrata el Foro de Davos se ve cómo departen los presidentes de los países más ricos del mundo. Vetter siguió durante dos años la agenda de su fundador, el economista alemán Klaus Schwab. El documental es sobre el evento. Con su cámara el director toma imágenes imponentes donde se ve el despliegue de helicópteros que llevan a Donald Trump hasta el pequeño pueblo de Davos en las montañas nevadas de Suiza. En dos foros sucesivos –los últimos de 2018 y 2019, ya que el de este año se postergó por la pandemia hasta 2021-, el cineasta alemán capta momentos inéditos como el que protagonizaron Gore y Bolsonaro. En un determinado momento se cruza ante la lente el ex ministro de Economía argentino, hoy procesado, Nicolás Dujovne, como si buscara salir filmado cuando Vetter hacia foco en el presidente brasileño.
Lo más curioso del diálogo entre el ex vicepresidente de Bill Clinton y el militar es que el primero se le acerca para transmitirle su preocupación por la Amazonia e intérprete mediante se presenta: “Soy un gran amigo de Alfredo Sirkis, un ex diputado federal que ayudó a fundar el Partido Verde”. Impávido, Bolsonaro lo mira y le responde: “Fui enemigo de Sirkis en la lucha armada” ya que durante la extensa dictadura brasileña combatió en el bando contrario al del fallecido legislador. Sirkis murió el 10 de julio de este año en un accidente automovilístico en Nova Iguaçu, estado de Río de Janeiro. A fines de los años 60 ingresó en la guerrilla que lideraba el militar Carlos Lamarca, ejecutado por sus propios compañeros de armas. El exdiputado después de intervenir en algunas operaciones partió hacia el exilio, pasó por Chile –donde lo sorprendió el golpe contra Salvador Allende– y también vivió casi un año en la Argentina donde trabajó como corresponsal del diario Libération. Recién en 1979 y con la ley de amnistía en su país pudo regresar a Brasil. En su libro Os carbonarios contó su experiencia en la lucha armada contra el régimen militar que Bolsonaro todavía reivindica.
Gore en su breve intercambio con el presidente brasileño llegó a decirle: “Todos estamos muy preocupados por la Amazonia, algo que me toca profundamente”. El ultraderechista ni mosqueó. Estaba acompañado por su canciller Ernesto Araújo, un funcionario estrambótico que sostiene la existencia de otra peste planetaria, el “comunavirus”, después de que leyera Pandemia, el último libro del filósofo Slavoj Zizek.
La principal reserva ecológica del planeta que Bolsonaro abriría a una exploración conjunta con Estados Unidos no es un lugar que algunos sectores de las fuerzas armadas brasileñas vean con la misma mirada. El coronel retirado e historiador militar brasileño Manoel Soriano Neto le dijo a Página/12 en una entrevista de noviembre de 2017: “Brasil tiene plena conciencia de que la defensa de la Amazonia propia, es un problema exclusivo de los brasileños. Las fuerzas armadas vienen haciendo todos los esfuerzos para la defensa militar de la región. Para ello están siendo utilizadas tropas, como las Brigadas de Infantería de la Selva y cuyos efectivos son entrenados para el combate en la zona tropical. El Centro de Instrucción de Guerra en la Selva (CIGS), en Manaos, capital del Amazonas, es una referencia militar para esa misión. Durante la Segunda Guerra Mundial, Brasil cedió temporalmente bases en el Nordeste a Estados Unidos, que las devolvieron tan pronto terminó el conflicto. En mi opinión, no se puede concordar con las tesis de soberanía restringida, limitada o compartida, dando lugar a que instalaciones militares extranjeras se instalen, en tiempos de paz, en el territorio nacional”.
Después de las palabras de Bolsonaro en las que invitaba a los Estados Unidos a explorar la Amazonia, el ex vicepresidente Gore le respondió: “No entiendo qué quiere decir”. El improvisado diálogo entre los dos terminó cuando se alejó del lugar, no sin antes escuchar que Bolsonaro le dijera “yo gusto mucho del pueblo americano, Brasil eligió a un presidente que gusta de los Estados Unidos”. La cámara del alemán Vetter tomó el encuentro hasta en los pequeños detalles que dejaron en evidencia cuál es el propósito del presidente brasileño para el pulmón del planeta.