En una especie de «carambola de tres bandas», las derechas de Venezuela, Colombia y Ecuador alientan con el apoyo imperial su estrategia de guerra y sabotaje al proceso Bolivariano, a las iniciativas de paz del pueblo Colombiano, como al programa de transición en Ecuador. Destruir estos procesos que avanzan en idearios y programas para edificar […]
En una especie de «carambola de tres bandas», las derechas de Venezuela, Colombia y Ecuador alientan con el apoyo imperial su estrategia de guerra y sabotaje al proceso Bolivariano, a las iniciativas de paz del pueblo Colombiano, como al programa de transición en Ecuador.
Destruir estos procesos que avanzan en idearios y programas para edificar sociedades más justas, es la estrategia imperial y oligárquica que no está dispuesta a abandonar el poder político que aún es dominante, y que de la mano de los viejos sectores capitalistas, persisten en mantener la escuela de cómo construir conflictos, y estimular guerras de forma permanente, impidiendo la perspectiva, y los anhelos democráticos de los pueblos.
La ofensiva contrarrevolucionaria responde a la importancia de algunos cambios estructurales en Venezuela y Ecuador, como a la búsqueda de la paz, y del poder popular revolucionario en Colombia y en Nuestra América; los ejes del capitalismo siguen en la dirección de incrementar la remilitarización del continente, reposicionar y re-articular las derechas locales y regionales, así como revertir las conquistas sociales alcanzadas por los pueblos y gobiernos de la región.
Ejercicios militares, espionaje, «golpes de estado suaves», sabotaje económico, instrumentación de matrices comunicacionales, presencia de bases y mercenarios armados; constituyen con diferentes ritmos, la ruta de recolonización imperial emprendida, y que de persistir pueden ocasionar incalculables daños, – como ya se observa-, a personas y naciones enteras.
Sin embargo, entendemos que nos hay lucha y proceso revolucionario que no haya sido amenazado o agredido, y en el que el ímpetu revolucionario no haya avanzado mayoritariamente ante la intervención armada, diplomática, económica y social.
No será fácil revertir lo conquistado para Nuestra América, ni desmantelar la integración regional, pese a que la antesala del asalto imperial sea el acoso comunicacional que fomenta la calumnia, la desinformación, y la guerra de los medios oligárquicos trasnacionales, que intentan operar por fuera de la ley, siempre vinculadas al Departamento de Defensa gringo, y a los aliados regionales como Uribe Vélez, Peña Nieto o Capriles R, que como empresarios de la guerra y la intervención han promovido la escasez, el saqueo, el acaparamiento, el tráfico de armas y drogas; que con el paramilitarismo que dirigen pretenden encender los conflictos, o apoyar una invasión a Venezuela, darle continuidad a los planes golpistas en Ecuador, o asesinar la paz de los colombianos.
Es claro y que pese al colosal fracaso de las políticas hemisféricas de los Estados Unidos, este persiste en las guerras, aunque sufra las mayores derrotas en el terreno político, económico, social y cultural de parte de los pueblos y sus luchas emancipadoras, que continúan resistiendo ante la declinable hegemonía continental del imperio, castigado por los anhelos de paz, por los revolucionarios y pueblos que buscan la paz, y por los más diversos avances integracionistas en toda América Latina y el Caribe que con sus inmensas riquezas estratégicas hoy sigue siendo considerada como un gran botín, del que hay que apoderarse por medio de los mercenarios, y arreciando los golpes de estado y las medidas de contra-insurgencia.
No valdrán ante la determinación de conquistar la libertad y la paz de Nuestra América, ni la prácticas gringas, o las coartadas cipayas que quieren perpetuar la «guerra contra el terrorismo», o la guerra preventiva, unilateral y consulta o inconsulta con los silenciados organismos internacionales que operan taimadamente promoviendo las elecciones de la derecha en Colombia, el golpe de timón en Ecuador, y los planes criminales contra Maduro en Venezuela, al estilo de las invasiones en Irak, Afganistán, Libia , Siria, o contra la humanidad; seguirá entonces la creciente resistencia popular, y LA PAZ COMO UNICA VICTORIA POSIBLE.
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