En un escenario casi idílico, precedido por los rosáceos fastos del 60 Aniversario del desembarco en Normandía, el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad una resolución de fulgores mágicos, que trasmuta, como si de una clase en Hogwarts se tratara, la situación de Iraq y la convierte en otra. Así, la resolución expresa que la […]
En un escenario casi idílico, precedido por los rosáceos fastos del 60 Aniversario del desembarco en Normandía, el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad una resolución de fulgores mágicos, que trasmuta, como si de una clase en Hogwarts se tratara, la situación de Iraq y la convierte en otra. Así, la resolución expresa que la ocupación del país dejará de existir el 30 de junio, aunque Iraq siga ocupado; que su soberanía será restablecida, aunque las tropas de ocupación continúen hasta, cuando menos, 2006, y que el gobierno impuesto por EEUU encarnará la soberanía iraquí. La ONU entra, así, en el mundo mágico de Harry Potter, influida, quizás, por el impacto mundial del joven mago.
La resolución provoca pasmo, sobre todo porque se ha negociado sin contar con representantes legítimos del pueblo iraquí, pues no pueden tomarse como tales a los elegidos por EEUU. Por eso el intercambio epistolar entre el primer ministro Alaui y Powell sabe a broma, pues se da entre el vasallo y el amo. El Consejo de Seguridad asumió la impostura, dando por real una ilusión que, como los libros de J. K. Rowlings, gusta a casi todos pero no es de este mundo. Una actitud opuesta a la asumida en Timor Oriental -el caso más próximo, mutatis mutandis, al iraquí-, en el que la desocupación de Timor por Indonesia y el proceso posterior fue acordado con y para los timoreses, no a sus espaldas.
La posición del Consejo de Seguridad esta más próxima al sueño que a la realidad, pues la resolución 1546, más que buscar una solución razonable a la catástrofe provocada por EEUU, parece dirigida a ofrecer una salida al gobierno Bush, cuya mayor prioridad hoy no es Iraq sino su reelección en noviembre. Una posición desatinada que tiene antecedente, pues la intervención de EEUU en Somalia, decida por Bush senior, fue avalada por NNUU, que trasmutó las fuerzas yanquis en fuerzas de NNUU, acabando la operación en desastre.
Nadie puede negar la urgencia de dar una salida a la crisis iraquí; pero esa salida debe buscarse contando con los iraquíes, incluyendo necesariamente a la resistencia que, aunque ignorada por la resolución, sigue en Iraq combatiendo y allí seguirá, ya que su existencia no ha dependido de la indulgencia de NNUU. Autorizar la ocupación hasta 2006 es dar tiempo a EEUU para que intente, si puede, organizar un remedo de Estado que, como república bananera del Caribe, reduzca su soberanía a bandera y desfiles en los días patrios. Más que a un reforzado Derecho Internacional, la resolución evoca el Congreso de Berlín de 1885, en el que las potencias europeas se repartieron África. EEUU maniobrará, como hizo en Vietnam en 1961, para burlar la voluntad de los iraquíes e imponer un régimen neocolonial, lo que expandirá la violencia y el terror. Se hará patente, entonces, que omitir a los pueblos es mala fórmula para buscar una paz duradera. Harry Potter no existe.
Augusto Zamora es Profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid [email protected]