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Entrevista a Samuel Moncada, Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en la ONU

La Operación Gedeón y la demanda al Banco de Inglaterra

Fuentes: Correo del Alba / Rebelión

El pasado miercoles 20 de mayo se realizó vía online, a petición de Rusia, la reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de tratar la frustrada incursión mercenaria a Venezuela desde Colombia. En la cita participó el Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante el máximo organismo multinacional, el historiador Samuel Moncada, así como el representante de Colombia, invitados a exponer los puntos de vista de sus países ante los 15 integrantes del Consejo, cinco permanentes con derecho a veto (China, Rusia, Francia, Inglaterra y Estados Unidos) y 10 no permanentes sin derecho a veto (San Vicente y las Granadinas, República Dominicana, Indonesia, Vietnam, Sudáfrica, Níger, Túnez, Alemania, Bélgica y Estonia).

La reunión, dirigida por la representante de Estonia, comenzó con una explicación de los acontecimientos ocurridos el pasado 3 de mayo de 2020 en tierras venezolanas, en que se detuvo la incursión de un grupo terrorista y se develó un plan para asesinar al presidente Nicolás Maduro por parte de mercenarios norteamericanos que firmaron un contrato para ejecutar actos violentos y derrocar al Gobierno e instalar otro de facto, con el autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó. Una vez terminada la reunión virtual, nos comunicamos Samuel Moncada, una pieza clave de la diplomacia bolivariana de paz, para hacer un repaso de la jornada y ahondar en detalles sobre las agresiones sufridas por el país caribeño.

¿Cuál es la lectura que hace de las intervenciones de ayer en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en torno a la discusión por la incursión mercenaria en Venezuela?

Mi reflexión es la siguiente. El Consejo de Seguridad es un organismo complejo, múltiple, con tres países que en este momento sostienen una alianza colonial para destruir a Venezuela y recolonizarla.

Hablo de Francia, Reino Unido y Estados Unidos, tres países de los cinco que tienen veto en el Consejo de Seguridad, y el punto es que ahí sabemos que tienen enorme poder. A eso se le suman otros países europeos como Bélgica, Alemania, Estonia y, dolorosamente, la República Dominicana. Digo lo último porque después de haber sido invadida y sufrido una invasión en 1965, se une esta a la campaña contra Venezuela.

¿Pero cuál es el punto de fondo?

El Consejo de Seguridad es el organismo más poderoso del mundo y del punto de vista legal es el único que tiene la autoridad para consentir el uso de la fuerza y no lo ha hecho. Toda acción de uso de la fuerza militar sin autorización del Consejo de Seguridad, es ilegal.

Y, entonces, informamos al Consejo de Seguridad lo que ocurrió y todo el mundo también fue testigo de los hechos, porque 193 países vieron lo que pasó. Eso hizo que la posición de aquella alianza de países europeos con Estados Unidos tenga más dificultad para continuar en sus planes de agresión, que de hecho continuarán.

¿Qué resolución se logró?

Rusia propuso una declaración del Consejo, que en este momento se está discutiendo, a pesar de que se llama “declaración de prensa”. Ese uno de los productos que tiene el Consejo de Seguridad, que hace resoluciones pero del mismo modo declaraciones públicas, “declaración de prensa”, ese es el nombre formal. Rusia propuso una después de ver la posición de Estados Unidos y el resto, aunque difícilmente será aprobada. Es decir, probablemente no se llegará a ninguna otra posición. Pero el debate sirvió como buen punto de información para el resto del mundo.

¿Cuál considera que es la crisis que puede generar el arribo de los buques petroleros iraníes a Venezuela?

El problema con los buques petroleros iraníes es gravísimo, porque Irán está vendiendo combustible a Venezuela legalmente, legítimamente. Ese es un ejercicio de derecho de los países a practicar la navegación y el comercio, es un derecho soberano, no estamos amenazando a nadie y, sin embargo, Estados Unidos busca cualquier excusa para interrumpir los tanqueros.

John Bolton, que fue miembro del Consejo Seguridad Nacional estadounidense, está abiertamente llamando a que se imponga el desafío a nuestro poder y se interrumpa el tránsito de los barcos. Es increíble que el propio “gobierno de Juan Guaidó” esté diciendo que interrumpan el comercio, el paso de los barcos, acto que sería un bloqueo naval, una acción violenta contra barcos civiles, que están en ejercicio legal del comercio y, en este caso llevando un bien vital, como es combustible, en medio de una pandemia, para salvar al pueblo venezolano; es un acto de guerra. Mira, quitemos incluso lo de la gasolina, lo de la pandemia, y pensemos simplemente en un comercio legal que vaya a cualquier país y sea interrumpido por la fuerza, por un tercer país. Eso sería un bloqueo naval y un acto de guerra, de acuerdo a la ley internacional. Lo que comento no ha sido autorizado por el Consejo de Seguridad.

Por lo tanto, ¿Estados Unidos va a ejecutar un acto de guerra contra Irán y Venezuela para asfixiar al pueblo y cometer un crimen contra la humanidad?

Eso es lo que estamos denunciando y ellos están en este momento viendo si lo hacen o no. Sobre todo, porque los esclavos que tienen en Venezuela, a quienes no les importa la destrucción del país, están pidiendo que inicien una guerra contra Irán y Venezuela para darles el poder a ellos. Igual que cuando firmaron el contrato con unos mercenarios, por 212 millones de dólares, a cambio de que mataran a miles de personas y después los pusieran en el poder. Esto es una de las cosas más ruines que hemos visto en la historia de Venezuela, porque esta gente realmente son unos criminales sin límites.

En el caso de los mercenarios estadounidenses detenidos, ¿se ha recibido alguna solicitud formal de extradición por parte de Estados Unidos?

No. Ni lo harán, porque ellos ni siquiera reconocen que esta gente cometió un delito. Dicen que pusieron una recompensa por la cabeza del presidente Nicolás Maduro, sin responsabilizarse que eso esté estimulando a este tipo de locos mercenarios, asesinos, a que vayan a Venezuela, por eso no van a pedir ninguna extradición. Creo que, hasta ahora, no han hecho ningún intento de contacto oficial con el gobierno venezolano, sobre este punto.

¿Cree real una eventual intervención militar de Estados Unidos contra Venezuela?

Sí, la creo efectiva. Porque, de hecho, lo que ocurrió en mayo fue muy mal pensado y salió mal por problemas internos de los propios conspiradores, ya que era un plan mucho más grande y organizado. Además creo que en estos seis meses que le quedan a Donald Trump de gobierno, estará desesperado por ganar las elecciones en noviembre y sabe que se le acaba el tiempo. Va a hacer cualquier cosa, en medio del desastre que tiene dentro del país producto de la pandemia, por rescatar su imagen. Y la cabeza de nuestro gobernante, la invasión a Venezuela, le sirve a Trump como su guerrita perfecta para aparecer como el héroe de la derecha de Estados Unidos, que lucha contra “los enemigos de su país”.

La discusión Naciones Unidas se transformó en un ataque a Venezuela a partir de una serie de acusaciones sin fundamento, en este sentido, ¿qué credibilidad se puede esperar de este organismo para defender la soberanía y la paz mundial?

Es que hay que entender que entre los 15 miembros hay una alianza de los tres miembros permanentes más otros países europeos que les da un total de nueve votos, cuestión normal. El punto del Consejo de Seguridad es que esas discusiones son naturales, a veces uno podría decir, usando el lenguaje de la ONU, que así es la arquitectura de la correlación de fuerzas. En este momento, en el mundo hay fuerzas dispares y enfrentadas. Y uno ve, cómo es la alianza entre Europa y Estados Unidos en temas esenciales, especialmente cuando se trata de países que ellos miran como países coloniales o colonizables, como el caso de Venezuela. Uno palpa esa alianza. Esto hay que entenderlo bien y es un punto muy importante para todos los latinoamericanos, diría yo. Pensar que las potencias coloniales son aliadas de los países del Sur –África, Asia y América Latina, por decir algo–, que fueron sus colonias y a quienes todavía ven como sus mercados naturales, sería un error, porque  ellos estiman que pueden obtener privilegios especiales a costa nuestra. Esta gente va a seguir la política de Estados Unidos sin importar cuál sea la dirección. Tú viste cómo países como Alemania y Bélgica quieren poner en duda los hechos y dicen que nos los inventamos. Lo que se debe comprender, y en esto insisto, es que para esos países no importa la realidad, seguirán las políticas de Estados Unidos aún en estos extremos tan violentos. Fíjate cómo defienden el terrorismo y uso de la violencia, cómo defienden a los mercenarios en hechos tan claros como son los de que un país utilice su territorio con terroristas para atacar a otro; todo eso que ellos dicen estar en contra, en estos casos simplemente lo defienden o lo ignoran, cuando es claro que es indefendible. Son posiciones acomodaticias que nunca van a contradecir a los intereses de los Estados Unidos.

Es como el caso de los británicos, que estaban negociando ya mismo –junto con robarse el oro– con el gobierno esclavo de Trump y el títere de Guaidó, el estatus especial. Igual que en el contrato asesino, negociaban ahora el estatus especial para los negocios británicos en Venezuela, repartiéndose el país, lo que siempre han hecho. Si los latinoamericanos creen en Europa como el gran aliado para salvar, ayudar, cooperar o ser solidarios, olvídense, abandonen toda esa esperanza.

Lo estoy viendo en Venezuela desde hace años, pero lo acabo de apreciar en Bolivia, con el golpe de Estado, y cómo Europa miró para otro lado y el Reino Unido fue el primero que apoyó el golpe desde Europa. Cómo los organismos de defensa de Derechos Humanos también voltearon para otro lado frente a las masacres.

¿Y por qué hacen eso?

Porque era contra el gobierno de Evo Morales y contra el movimiento popular en Bolivia, lo mismo que pasa en Venezuela.

Con respecto a la composición y a los discursos contra Venezuela, siempre habrá ese sector que apoya a Estados Unidos.

¿Qué pueden tener contra nosotros Macedonia, Croacia, Albania, Eslovenia, Hungría o Estonia? ¿Cuál es la contradicción entre Venezuela y esos países? ¿Con Bulgaria y Rumania?

Ninguna, esos países simplemente siguen la línea.

Mira, estoy recordando ahora que Islas Marshall no reconoce al gobierno del presidente Nicolás Maduro.

¿Pero cuál ha sido el contacto nuestro con Islas Marshall?

Ninguno, solo obedece a la campaña de Estados Unidos. Allí están los 60 países que Estados Unidos, por la fuerza o por una alianza que ha construido en los últimos 70 años, usa para sus fines de explotación de los pueblos, en su área influencia.

¿Qué pasará con las demandas internacionales que lleva Venezuela, tienen algún peso efectivo? Y, en el caso específico del litigio contra el Banco de Inglaterra, si el fallo le fuera favorable a nuestro país, ¿se pueden revertir algunas situaciones y, por ejemplo, concretar la devolución de los recursos robados?

Esa demanda está en los tribunales británicos, contra el Banco de Inglaterra –que por primera vez en su historia está haciendo esto que ha hace con Venezuela–, quienes pese a que se han apropiado muchas veces del oro de numerosos países, en esta ocasión traspasaron todo límite, porque el gobierno vigente en Venezuela es el mismo con el que ellos hablaban hasta hace dos años, y ahora simplemente dicen que no lo reconocen.

¿Con qué argumentos?

El Banco de Inglaterra expresa que no reconoce al presidente Maduro porque el gobierno británico no lo reconoce. El gobierno británico por su parte dice que el Banco de Inglaterra es independiente. Es un juego de espejos; lo importante es que ya no se puede creer en este tipo de artimañas, de artificios, trampas, en esta palabrería hueca con la que engañan a los países cuando los ven débiles o vulnerables para saltar y agarrar a la presa como un animal cazando a otro.

Los contratos más o menos funcionaban cuando teníamos cierta fortaleza, ahora que creen que estamos en situación de debilidad, se les olvidaron los contratos.

¿Cómo ha enfrentado el gobierno bolivariano esa irregularidad?

Se ha hablado con el gobierno británico y se piden explicaciones sobre el Banco de Inglaterra, pero juegan ping-pong, porque se devuelven la pelota diciendo: el Banco de Inglaterra es un organismo independiente y no tiene nada que ver con nosotros; mientras que el Banco de Inglaterra a su vez dice que hace lo que el gobierno británico le indica.

Lo peor del gobierno británico y el Banco de Inglaterra es que supuestamente son independientes de Estados Unidos, aunque los dos obedecen a las sanciones impuestas por la Casa Blanca. Ambos señalan: “estamos aplicando las sanciones que impone Estados Unidos”, cuando se supone que Inglaterra y su Banco de Inglaterra son independientes.

El tribunal británico puede decidir a favor o en contra, la cuestión está en que tenemos que hacer el ejercicio, porque si ellos deciden a nuestro favor, muy bien; y si deciden en contra, haremos una campaña para que todo el mundo vea que el que el Banco de Inglaterra es ladrón, que se aprovecha de los países que tienen dificultades con Estados Unidos. La reputación del Banco de Inglaterra como un banco que sirve para resguardar los bienes o las reservas de otros países está arruinada. Todos los países del mundo deberían sacar su oro de allí para evitar padecer ellos lo que están haciendo con Venezuela. Pero, aparte de ese daño reputacional, de creer que son una institución confiable, demuestran lo contrario con la incautación del oro venezolano.

¿Qué hacía el oro de Venezuela en el Banco Inglaterra?

Esa es una pregunta que me hacen muchos y la explicación es la siguiente. Nosotros no pusimos el oro ahí, sino que hicimos un contrato con el Citibank, hace ya casi cuatro o cinco años, y colocamos el oro de garantía y el Citibank nos hizo un préstamo de dólares en efectivo. Cuando queríamos pagar el préstamo, porque se cumplió el contrato y se venció el plazo, entonces el gobierno de Trump presionó al Citibank para que no aceptara este pago y posteriormente ejecutó el contrato del oro, como si no hubiéramos pagado. Venezuela quería pagar, pero el Citibank argumentó que no pudo recibir el dinero del pago porque el gobierno de Trump se lo impuso, por lo tanto ejecutó la garantía y después se llevó el pedazo que se le debía y lo que sobró –que tenía que devolverlo a Venezuela– no lo devolvió y lo puso en el Banco de Inglaterra, sin consultar con el gobierno venezolano, por eso es que llegó el oro ahí. Claro, el Banco de Inglaterra, que nada tenía que ver con nosotros, aceptó ese dinero por parte del Citibank porque usó una cuenta vieja que se tenía ahí, aunque nunca se nos preguntó nada.

El Banco de Inglaterra recibió 1.700 millones de dólares del Citibank sin preguntar, y nos dijo: “¿Sabes qué? No te reconozco a ti como Banco Central de Venezuela”. Es así, con este tipo de trampa y argucia, que saquean a los países que ellos creen débiles. Los saquean con barcos de guerra y con bancos, es lo que debemos aprender.