Sin duda la revolución bolivariana vive sus momentos más difíciles. Todos los factores comprometidos con su eliminación están actuando. El seguimiento de los medios de difusión proporciona un mapa claro de la combinación estratégica del imperio. Todos hemos podido ver como se apresuran a invisibilizar aquello que los compromete o ponen en primer plano cuanto […]
Sin duda la revolución bolivariana vive sus momentos más difíciles. Todos los factores comprometidos con su eliminación están actuando. El seguimiento de los medios de difusión proporciona un mapa claro de la combinación estratégica del imperio. Todos hemos podido ver como se apresuran a invisibilizar aquello que los compromete o ponen en primer plano cuanto contribuya a dar forma al plan de agresión contra Venezuela.
El Comando Sur -ese mismo que recibió recursos abundantes para actuar sobre Venezuela-, realiza operaciones militares en la región que tienen como objetivo mucho más que amedrentar. Estas operaciones responden al programa del gobierno de Bush sobre posibles «combates contra el terrorismo». Se practica la posible intervención de acción rápida sobre potenciales enemigos y entre ellos está Venezuela.
Los sectores de la oposición venezolana -cuesta llamarlos venezolanos-, comprometidos para facilitar y posibilitar el derrocamiento del Presidente Chávez han sostenido encuentros con la Fundación Schiller. Un grupo financiado por el multimillonario Lyndon LaRouche que propicia la creación de un ejército continental -en sustitución de los ejércitos nacionales-, bajo el mando único del Comando Sur. Esta fundación contribuye con importantes recursos financieros al sostenimiento de estos sectores oposicionistas, incluido el alquiler de apátridas venezolanos para servir como «resistencia nacional» que permita una intervención humanitaria en Venezuela. No es sólo la USAID o la NED, son variadas las fuentes de recursos que mantienen al cipayaje venezolano.
El «combate contra el narcotráfico» tiene como objetivo real el adoctrinamiento de militares latinoamericanos con el fin de servir como respaldo «internacional» a una operación de invasión. Estos entrenamientos se están llevando a cabo en el Instituto del Hemisferio Occidental de Cooperación para la Seguridad (Escuela de las Américas). En este marco se explica el programa del Comando Sur de Asistencia Humanitaria y Cívica, en el cual el ejército de los EE.UU., disfraza misiones de ayuda con captación de información militar.
Según un informe al que hemos podido acceder la operación contra Venezuela tiene por nombre «Yallowcake»: «se basa en un trabajo realizado por el Echelon, uno de los sistemas de seguridad más sofisticados y ultrasecretos de las agencias norteamericanas, a petición de la propia CIA». Allí han estudiado las posibles debilidades del gobierno de Chávez. No creemos que muchas de las «debilidades» que detectan en Chávez las sean, pero en todo caso, deben representar para el pueblo venezolano una campanada de alerta a fin de fortalecer el proceso.
En función de esta Operación Yellowcake ya la CIA ha establecido los distintos teatros de operaciones en una invasión o incursión en Venezuela. El plan contempla una acción militar previa preparación por parte de los medios de difusión comprometidos de la opinión pública nacional e internacional, de manera que presente a Chávez como un peligro real, incluso como un peligro atómico para la comunidad internacional. En esta estrategia se enmarcan las denuncias de la exportación de uranio a Irán (Patricia Poleo); el titular a ocho columnas en letras rojas informando sobre la adquisición de Venezuela de cohetes de alcance medio con cabeza nuclear (Diario 2001); amén de las constantes referencias al tema por parte de Globovisión, RCTV, El Nacional o El Universal. Se crearía el escenario para acusar a Venezuela de la violación de tratados internacionales como el de Proscripción de Armas Nucleares en América Latina (1963) o el de No Proliferación de Armas Nucleares (1968).
Ante este escenario mediático, Estados Unidos, junto a una parte importante de la comunidad internacional, exigiría una solución militar al problema la cual se ejecutaría mediante una penetración temporal en el territorio venezolano, lo suficientemente amplia como para, en connivencia con la quinta columna apátrida criolla, derrocar el gobierno legítimo de Chávez y colocar un gobierno transitorio: «El caso de uranio de Venezuela y su entrega a Irán puede verse como una actitud irresponsable por parte del Gobierno de Chávez hacia la paz mundial, viéndose como una legítima defensa de las potencias mundiales una incursión en territorio venezolano de conformidad con la carta de las Naciones Unidas».
¿Qué hay detrás de todo esto?: Una operación enmarcada en la doctrina Bush de guerra preventiva. Una operación para acabar con este insoportable enemigo que ha puesto en jaque nada menos que el ALCA. Los grandes monopolios no esperan más y exigen tumbar a Chávez. No soportan que la importante capacidad de la economía venezolana se les esté escapando de sus manos.
Todos los venezolanos tenemos que estar conscientes del grave peligro que se cierne sobre la patria. Las instituciones del Estado no pueden permanecer de brazos cruzados mientras los colaboradores del enemigo acomodan las condiciones para que la patria sufra el zarpazo. En guerra avisada no muere soldado y si muere es por pendejo. No está descartado ningún escenario sin embargo este… es real y está presente.