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Entrevista a José Antonio Abreu, director del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela.

«La pobreza material empieza a ser vencida por la riqueza espiritual»

Fuentes: Aporrea

Al escuchar la breve historia de José Urbano, un habitante del barrio La Lucha, ubicado en San Félix, Bol, el maestro José Antonio Abreu, sonríe con una mirada serena. Los hijos de Urbano llegan a las 5 de la tarde a su casa, con sus instrumentos musicales al hombro, forrados en estuches de tela, luego […]

Al escuchar la breve historia de José Urbano, un habitante del barrio La Lucha, ubicado en San Félix, Bol, el maestro José Antonio Abreu, sonríe con una mirada serena. Los hijos de Urbano llegan a las 5 de la tarde a su casa, con sus instrumentos musicales al hombro, forrados en estuches de tela, luego de ensayar en el núcleo de la Orquesta Infantil de Ciudad Guayana. Son cambios silenciosos que hacen ciudadanía. El propio Urbano, por ejemplo, es coordinador del Comité de Tierras N° 000026 y luego de una lucha persistente logró, junto con sus vecinos, que las autoridades de la Fundación para la Vivienda del Caroní cediera los derechos que tenía sobre 230 parcelas que pagaban un canon de alquiler de 12.000 bolívares mensuales.

Los hijos de Urbano, al igual que 359.935 niños, niñas, adolescentes y jóvenes, integrantes del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, cultivan valores estéticos, que luego se convierten en valores éticos, que Abreu asocia con «la paz, la convivencia y la confraternidad».

La Misión Música, anunciada recientemente por el presidente Chávez, tiene el desafío de integrar a un millón de niños al sistema orquestal del país. Es un reto que tiene raíces muy profundas que se remontan a la década del 70. La tarea ha comenzado con una escuela de maestros orquestales que actualmente se construye en Quebrada Honda. Es un paso adicional e importantísimo en una experiencia que enorgullece a todos los venezolanos.

¿Qué garantiza el éxito, la continuidad del programa de orquestas juveniles e infantiles de Venezuela?

El programa avanza de acuerdo a sus resultados, que pueden medirse en tres frentes: artístico, pedagógico y social. Es un programa que agrupa a decenas de miles de muchachos en todo el país y, por supuesto, enfrenta el reto de la excelencia y la calidad. Las últimas giras internacionales de la orquesta son un testimonio de los éxitos alcanzados, en cuanto a la ejecución instrumental y la calidad misma del cuerpo orquestal. A lo largo de este año, por ejemplo, la Orquesta Simón Bolívar ha enfrentado a las máximas audiencias musicales del mundo y a la crítica especializada en Suiza, España, Alemania y Estados Unidos. Incluso, en Boston, se organizó un simposio, un encuentro de altas autoridades musicales, representativas de las principales orquestas y conservatorios de ese país y allí la máxima autoridad de ese evento advirtió que esta es una experiencia en la cual un país desarrollado tenía que aprender a dialogar con un país en desarrollo.

Es decir que hay ya una nueva manera de alcanzar niveles excepcionales de ejecución orquestal.

¿Qué ha permitido alcanzar esos logros? Una metodología innovadora e innovativa desarrollada en Venezuela y eso es algo muy importante. Esto no va en menoscabo de los sistemas musicales de otros países. Muy por el contrario. Respetamos otras experiencias y dialogamos con ellas.

Pero ya Venezuela tiene un perfil propio, creativo, en el mundo sinfónico internacional y abre caminos a países, como los países hermanos de América Latina, donde la experiencia social reviste rasgos similares (…) Ha habido también un éxito pedagógico confirmado por todas las instancias internacionales, autorizadas para ello.

Usted mencionó un frente social. ¿La música sinfónica no es algo elitista?

Este es un sistema dedicado, no con exclusividad, pero sí con fuerte énfasis, a niños y jóvenes de medianos y escasos recursos. ¿Por qué? Porque pensamos que uno de los rasgos más dolorosos de la pobreza es el no acceso al arte. Esta apreciación se parece mucho a un planteamiento que hizo la madre Teresa de Calcuta durante toda su vida, al decir `lo más miserable de la pobreza no es ni siquiera la falta de pan o de techo sino la falta de reconocimiento, la falta de identidad, no ser nadie’. ¿Qué ocasiona el ingreso de un niño pobre al mundo del arte? Un mundo en el que su pobreza material empieza a ser vencida por la riqueza espiritual. La música transforma profundamente la psiquis del niño porque abre su intelecto y su sensibilidad a un horizonte explícito. La música siembra valores en el alma del niño. Le enseña a apreciar lo bello, lo noble y allí está el germen de lo que luego se transforma en valores estéticos que luego se traducen en valores éticos. El alma del niño enriquecida de esta manera lo convierte en un ser apto para defenderse y penetrar en la vida, con un arma poderosísima que es su instrumento, que lo lleva a ocupar una posición dignísima porque ya él no es un niño anónimo de un barrio sino un niño miembro de una orquesta, un niño artista. Al llegar a la juventud, el horizonte de ese niño, intelectual y existencial, es altísimo.

¿La vinculación de un niño con esos valores, con la excelencia, por ejemplo, significa que podría alcanzar logros en actividades distintas a la música?

Algunas personas me dicen: bueno, si el muchacho no va ser músico, porque a los 25 años está enamorado de la medicina, por ejemplo, ¿qué ocurre? No importa. Porque la música lo convirtió en un ciudadano más consciente, más apto, incluso, para optar a otras disciplinas. Pero esa condición de calidad espiritual no la abandona nunca. El va a ser un médico altamente sensibilizado. En Alemania, por ejemplo, hay más de mil orquestas de `aficionados’. Una de ellas realizó una gira en Venezuela: la orquesta de ingenieros, cuyos integrantes eran, precisamente, ingenieros, farmaceutas, laboratoristas; hay de todo allí; son personas que tuvieron la oportunidad de aprender a tocar un instrumento en el sistema educativo de su país y luego interpretan el repertorio sinfónico más alto. Aquí fueron dirigidos por el maestro (Phillips) Blaunstein, uno de los directores más grandes de la historia contemporánea. Eso es lo que se llama una sociedad humanizada y abierta a valores superiores, que tienen que ver con la paz, con la convivencia, con la confraternidad.

¿Cómo se detecta y encauza un talento excepcional? ¿Cómo se llega a Gustavo Dudamel, por ejemplo?

La orquesta llega a una ciudad, a un pueblo, a un barrio y hace una convocatoria que resulta en 200 ó 300 muchachos. Comienza el proceso de aprendizaje de los instrumentos y en esa etapa es fácilmente observable la disposición especial de algún niño. A veces ocurre en una oficina, por ejemplo, donde puede haber una secretaria que canta hermosamente, que tiene una bellísima voz. Esa mujer no la ha cultivado, pero si lo hace puede alcanzar un altísimo nivel. Ahí mismo puede haber un oficinista que es un excelente ejecutante de cuatro; adviertes que tiene unas destrezas naturales y una pasión por el instrumento especial. Entonces, el talento innato se descubre. Pero en casi todo ser humano está el talento implícito, latente y ante ciertas circunstancias surge y cuando a tiempo se descubre, entonces se cultiva y se puede llevar a la excelencia. Las orquestas infantiles tienen la ventaja de percibir y advertir al talento precoz a tiempo.

¿Esta frase de que el futuro de la música clásica se encuentra en Venezuela… Eso lo dice el director de la Filarmónica de Berlín.

Qué lo diga un alemán parece un contrasentido. ¿Qué sustento hay detrás de esa frase?

Él lo dice al llegar a Venezuela, lo dice por que tiene referencias, porque ha oído grabaciones y lo reafirma al estar trabajando. Él percibe, por ejemplo, que en los barrios de Caracas hay una audiencia para la música clásica, grandísima. Él presenció un concierto en Montalbán, en el que había niños de La Vega, de Caricuao y de otras zonas del oeste. La gente, sus padres, sus vecinos, oyen la música clásica con una devoción inmensa, donde niños, procedentes de una condición social humildísima, ya tocan sinfonías de Beethoven y participan. Esto, realmente, llama muchísimo la atención a Rattle, porque se supone que ese cultivo de la música clásica es propio de sociedades más avanzadas. En principio, él pensaba distinto. Él se sorprende de ver cómo, en este medio, es posible encontrar un cultivo tan extensivo de la música clásica y una audiencia tan inmensa. Al advertir el crecimiento de la población, de los foros y de las orquestas, dice: `Aquí está el futuro de la música clásica’, en especial cuando en otros países lo que se observa es una cierta crisis en las audiencias. Por cierto, Simon Rattle no es alemán, es inglés.

El Sistema de orquestas infantiles y juveniles es contemporáneo al programa del desarrollo de la inteligencia. Hubo un desprecio hacia ese programa, pero el desarrollo de la música se asoció a una sensibilidad que tenemos como pueblo. Allí están los resultados. ¿Qué piensa usted? Yo creo que el doctor Luis Alberto Machado tuvo una visión muy lúcida de la potencialidad subyacente en todo ser humano para alcanzar los más altos niveles de realización artística. Y eso fue un principio que se aplicó en otros ámbitos y también en el campo musical. Creo que eso tiene una actualidad enorme y hay un consenso generalizado, en que cualquier persona que tenga la oportunidad de aprender adecuadamente la técnica de un instrumento, la técnica del canto y en general la técnica de la ejecución musical puede hacerlo al nivel más alto.

Nivel óptimo

De acuerdo a un estudio de estratificación social perteneciente al grupo familiar de los niños, niñas y jóvenes beneficiarios del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuya población es de 359.935 alumnos, el 11% proviene de la clase media, el 36% pertenece a en grupos en situación de pobreza y el 53% a núcleos en situación de pobreza crítica. La muestra se hizo de acuerdo al método Graffar-Méndez Castellano sobre un total de 180 grupos familiares, pertenecientes a 15 núcleos diferentes ubicados en Distrito Capital y en los estados: Bolívar, Lara, Mérida, Miranda, Táchira, Sucre y Zulia. El desafío del programa, de acuerdo a la Misión Música, recientemente anunciada por el presidente Chávez es incluir a un millón de niños y adolescentes en el sistema orquestal venezolano.

En cuanto al «frente pedagógico», se ha establecido un currículum «ajustado, actualizado» que, de acuerdo a José Antonio Abreu, «incluye no solamente la enseñanza de la ejecución del instrumento, sino la práctica de la música de cámara». A lo que se agrega «el intercambio con maestros y expertos del exterior».

Esto es lo que ha permitido que «fluya una corriente abierta a distintas técnicas de enseñanza y de aprendizaje de los instrumentos; en nuestro país hemos integrado técnicas de Rusia, Francia, Alemania. Todo esto se conjugado con la experiencia de nuestros pedagogos en Venezuela».

En la cúspide de esta pirámide hay varios nombres que Abreu cita con orgullo. Uno de ellos es Edison Ruíz, quien se inició en «nuestra orquesta infantil». A los 17 años concurre a Berlín (Alemania) y es admitido como alumno de la Academia de la Filarmónica de la capital alemana. Pero cuando eso sucede, su maestro ha sido un maestro venezolano del contrabajo. Se trata de Félix Petit, «un venezolano por los cuatro costados», quien logra crear una escuela de contrabajo en el país que no tiene nada que envidiarle a los referentes más importantes del mundo. En el campo del violín, el equivalente de Felix Petit, es el maestro José Francisco del Castillo, quien mereció el más alto reconocimiento del maestro.

SU PERFIL

Nació en Valera, estado Trujillo, 1939.

Formación académica Tiene un Phd en Economía Petrolera y el título de Profesor Ejecutante. Es compositor y organista. A comienzos de los años 60, impartió la cátedra de Economía en diversas universidades del país. Fue diputado al Congreso Nacional.

Cargos Fue Ministro de la Cultura, vicepresidente y director del Consejo Nacional de la Cultura (Conac).

Trayectoria Fundó y dirigió la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil. Dirige el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles (FESNOJIV), que igualmente fundó.

Vea también:

http://es.youtube.com/watch?v=QC3Si4dIrgI

http://es.youtube.com/watch?v=1SxeR4oOocs&feature=related

http://es.youtube.com/watch?v=tT6q8FuAczU&feature=related