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Explotación y desigualdades insoportables

La pobreza sigue teniendo nombre de mujer y de los condenados de la tierra

Fuentes: Rebelión

Tiene razón Alejandro Nadal [AN]cuando en «Davos: los ricos y poderosos en la montaña mágica» [1] formula algunas críticas sobre el reciente informe de Oxfam [2]. Resumimos. El informe sobre desigualdad a escala mundial (oxfam.org) revela que el año anterior 82% de la riqueza generada en la economía mundial fue a parar a manos del 1% […]

Tiene razón Alejandro Nadal [AN]cuando en «Davos: los ricos y poderosos en la montaña mágica» [1] formula algunas críticas sobre el reciente informe de Oxfam [2]. Resumimos.

El informe sobre desigualdad a escala mundial (oxfam.org) revela que el año anterior 82% de la riqueza generada en la economía mundial fue a parar a manos del 1% de la población. En cambio, «para la mitad más pobre del planeta (3.700 millones de personas) los ingresos permanecieron sin cambio». Para Oxfam, como es razonable, «esta concentración de riqueza no es el signo de una economía saludable, sino el síntoma de un modelo que ha fallado a miles de millones de personas que no pueden salir de la pobreza por medio de su trabajo».

El informe se apoya «en datos duros de varias fuentes, incluyendo el Laboratorio sobre desigualdad mundial, de la Escuela de economía en París, creado por Thomas Piketty y Emanuel Sáez (wid.world)». Entre sus recomendaciones para revertir este proceso de creciente desigualdad «se encuentra el control y eliminación de la evasión fiscal y el incremento de los salarios». Para Oxfam, prosigue AN, «el problema medular es que la economía mundial se comporta como un modelo de crony capitalism, que puede traducirse como capitalismo de compadres o de connivencia». De ahí que las grandes empresas puedan beneficiarse de la evasión fiscal y del salario de hambre que pagan a muchos de sus trabajadores, especialmente las que ellos llaman «menos cualificadas».

Sin embargo, aquí se concreta la posición valorativa de AN, «aunque la crítica es certera, está basada en un diagnóstico muy superficial». El capitalismo no es un modelo, como dice Oxfam. «Es un modo de producción (y consumo) históricamente determinado». Las grandes corporaciones, que tanto aparecen en el informe, «son centros privados de acumulación de capital que se enfrentan en una encarnizada competencia por la rentabilidad». De ahí también la búsqueda sistemática y permanente de mecanismos para deprimir salarios. Le llaman «devaluación interna». Las recomendaciones de Oxfam, sostiene AN, «están condenadas a languidecer como débil eco en los participantes de la reunión en Davos, cuando regresen a sus países en sus jets privados». Un ejemplo. Oxfam sugiere que los gobiernos deben funcionar en beneficio de toda la población en lugar de hacerlo para beneficio de las grandes corporaciones. Buena idea, exclama AN, «pero eso ignora todo sobre la dinámica del capitalismo contemporáneo y, en especial, sobre la política macroeconómica neoliberal».

Nadal da un ejemplo. De política monetaria. Uno de los temas clave, señala, ignorado por Oxfam «se relaciona con el funcionamiento del sistema bancario». En ninguna parte del estudio aparece un apartado que explique «algo sobre los bancos comerciales privados y su función en la creación de dinero». Hoy se sabe que el 95% de la oferta monetaria en cualquier país del mundo «se compone de títulos de deuda creados por los bancos privados». Los bancos centrales tienen funciones «de regulación monetaria muy restringida y en última instancia son responsables de crear reservas cuando se las piden los bancos comerciales privados». El resultado final «es un feudalismo monetario que tiene sojuzgada a la población mundial». De este modo, en opinión de AN, las recomendaciones tendrían que ir más allá «de la fallida regulación bancaria, que ni siquiera ha podido mitigar la rapiña del sistema de bancos sombra». La tesis del gran economista mexicano del que tanto aprendemos: se necesita nacionalizar la actividad bancaria para recuperar así el control sobre la creación monetaria. Ni más ni menos y sin temor a las palabras: nacionalizar.

Sin embargo, estando de acuerdo con lo señalado por el maestro Nadal, el informe aporta datos muy significativos que conviene tener muy en cuenta. Algunos ejemplos que extraigo en algún caso de la presentación de Joaquín Estefanía «¡Son el 1%!» y del resto del informe [2]: 

– Casi el 14 % de la población ocupada son trabajadoras/es que a pesar de tener un empleo no logran salir de la pobreza. El 58% son mujeres.

– Persisten en España 600.000 hogares que no tienen ningún tipo de ingreso, unos 215.000 más que antes de la crisis. ¿Se imaginan qué papel juegan las mujeres en esos hogares?

– España es el tercer país más desigual de la Unión Europea (sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria y empatado con Lituania). De hecho, es el país en el que más ha crecido la desigualdad durante la década 2007-2016. España mantuvo, en 2016, la tercera tasa de pobreza más alta de la Unión Europea (sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria).

 Pensión media en España en 2017: 920 euros (muchas mujeres viudas, mayores de 75 que no pudieron cotizar, reciben pensiones de miseria).

– Entre las familias con un único adulto y niños a su cargo, la pobreza alcanza el 42,2%. ¿Se imaginan el género mayoritario de esos adultos, en solitario, que tienen niños a su cargo?

– El 40% de la población no puede irse de vacaciones al menos una semana al año; el 38,7% no puede asumir gastos imprevistos, y el 10% no puede mantener su casa a una temperatura adecuada.

– La mal llamada recuperación económica ha favorecido cuatro veces más a los más ricos que a los más pobres.

– Mientras el 10% más pobre ha visto disminuir un 17% su participación en la renta nacional española de 2007 a 2016, el 10 % más rico la ha visto incrementada en un 5%.

– Hay más y en el mismo sentido desigual: el 1% de la cima la ha incrementado en un 9 %.

– El 10% más rico concentra en España más de la mitad de la riqueza total del país: un 53,8 %; el 90% restante el 46,2%, 7,4 puntos de diferencia.

– El 1% de ricos entre los ricos españoles posee una cuarta parte de la riqueza del país (casi el mismo porcentaje que el 70 % más pobre)

– De 2016 a 2017, el 1% más rico capturó el 40% de toda la riqueza generada; el 50% más empobrecido, en cambio, apenas consiguió repartirse un 7% del incremento.

– Más de 10 millones de ciudadanos españoles, el 22,3 % de la población total, tienen rentas que se sitúan por debajo del umbral de la pobreza (la más alta desde 1995). Casi el 29 % de los menores de 16 años.

– Desde 2013 a 2016, el 29% de los euros provenientes del crecimiento han ido a parar al 10 % de los ciudadanos con las rentas más altas. Sólo el 8% de los euros han quedado en manos del 10 % más pobre.

– Desde el primer trimestre de 2012 la productividad por hora trabajada ha crecido 10 veces más que el salario por hora trabajada. Destacado: ¡10 veces más! Estas mejoras de la productividad se han destinado en buena medida a privilegiar el crecimiento de las rentas del capital, siempre insaciable.

– En 2016 los salarios sumaron en España 532.852 millones de euros. En 2008, el año del inicio de la crisis, los salarios fueron superiores a los de hoy: 559.777 millones de euros (datos del Instituto Nacional Estadística, INE). Si durante ese tiempo los salarios se hubieran actualizado según la inflación (sin mejoras complementarias), los trabajadores habrían ganado 37.000 millones de euros más (el 3,5% del PIB).

– Tasa de pobreza media en la OCDE: 11,5%; entre los jubilados: 15,5%. En España: tasa de pobreza general: 15,5%, entre los jubilados: 5,4% con un «colosal transferencia de rentas a los más jóvenes» (Pérez Oliva).

– Empleos vulnerables (según definición de la OIT): empleos con «altos niveles de precariedad», empleos con elevado nivel de inseguridad, temporales, de ingresos irregulares, indecentes e insuficientes, además de menor protección social. Previsión laboral de la OIT para 2018: esos empleos vulnerables también aumentan en número y porcentaje en todo el mundo; ya afectan al 43% de trabajadores y trabajadoras, casi la mitad de la clase trabajadora. Ya son 1.400 millones de personas las que los soportan.

– Informe de la OIT (Perspectivas sociales del empleo en el mundo…): para 2019 se prevén 193 millones de desempleados en el mundo cuando en 2017 ya hubo 193 millones de parados. En dos años: disminución: 0.

No hace falta seguir. El escenario es conocido.

¿Quién puede hablar y afirmar que estamos o hemos salido de la crisis? ¿Qué porvenir se abre ante nuestros ojos para muchas mujeres trabajadoras y para nuestros jóvenes? ¿Hay alguna duda de que hay que apoyar el paro del 8 de marzo, el día -no ocultemos la perspectiva de clase- de la mujer trabajadora? ¿No convendría centrarse en temas sociales y olvidarse un poco de temas identitarios que nos dividen?

Notas:

1) http://www.jornada.unam.mx/2018/01/24/opinion/023a1eco?partner=rss

2) https://www.oxfamintermon.org/es/campanas/proyectos/gobernar-para-elites-riqueza-extrema-abuso-de-poder

3) Otras fuentes usadas además del informe Oxfam: Xavier Caño, «Como está de verdad la clase trabajadora». http://www.elviejotopo.com/topoexpress/esta-verdad-la-clase-trabajadora/. Milagros Pérez Oliva: «No es culpa de los mayores que los jóvenes estén peor». El País, 31 de enero de 2018, p. 12.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.