Las decisiones cubanas en el ámbito de la política monetaria durante el año que termina constituyeron un arma fundamental en el enfrentamiento por el país del bloqueo de Estados Unidos y ayudaron a impulsar la economía de la Isla.Durante el reciente período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), convertido en extraordinario […]
Las decisiones cubanas en el ámbito de la política monetaria durante el año que termina constituyeron un arma fundamental en el enfrentamiento por el país del bloqueo de Estados Unidos y ayudaron a impulsar la economía de la Isla.
Durante el reciente período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), convertido en extraordinario balance del quehacer económico y social de la nación, este aspecto de la estrategia gubernamental se destacó con preferencia.
Cuba, en el 2005, revalorizó la moneda nacional frente a las divisas extranjeras y especialmente en relación al dólar estadounidense, cuya circulación aquí fue utilizada por Washington, entre otras cosas, como instrumento fomentador de desigualdades.
De esta forma, aunque la tenencia de la moneda norteamericana no se encuentra prohibida, su circulación como instrumento de pago sí lo está y debe cambiarse por pesos cubanos convertibles para la adquisición de bienes de consumo y abono de servicios.
Ello se logra normalmente en los bancos o en unidades de cambio habilitadas especialmente y la operación incluye el correspondiente pago de impuestos y el respeto a las paridades establecidas por el Banco Nacional.
En una intervención ante el plenario parlamentario, Osvaldo Martínez, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea, explicó que esas disposiciones fortalecieron la soberanía del país.
Estas medidas le quitaron al gobierno de Estados Unidos instrumentos para hacernos la guerra económica y contribuyeron a lograr un funcionamiento de la economía acorde a los intereses estratégicos de la nación, puntualizó.
El presidente Fidel Castro se refirió también a ese asunto, calificándolo como una respuesta de La Habana a las maniobras de la administración de George Bush destinadas a facilitar también la desestabilización en el campo económico.
Anunció que, la adopción de dichas previsiones y con la respuesta positiva de la población al cambiar la moneda foránea en su poder por los pesos convertibles, el Estado recaudó, en forma extraordinaria, 400 millones de dólares.
Esa cifra, según el propio mandatario, debe elevarse en el futuro a mil millones de dólares y significó un duro golpe a los proyectos anticubanos de la Casa Blanca.
Este hecho tuvo como escenario un mejoramiento general del desempeño económico cubano en el cual destacó el crecimiento de 11,8 por ciento del Producto Interno Bruto.
El informe presentado resaltó otro aspecto trascendente de la actual situación al informar que lo anteriormente señalado, unido al cumplimiento riguroso de los compromisos financieros externos, amplió la capacidad crediticia del país.
La Cuba bloqueada, a la cual durante muchos años se le negaron créditos a mediano y largo plazos gracias a la presión estadounidense sobre gobiernos y organismos internacionales, cuenta ahora con el 73 por ciento de los financiamientos a largo y mediano plazos.
Ese anuncio oficial, hecho en el plenario legislativo, significó otro revés de la política hostil de Estados Unidos hacia Cuba, algo que se ha repetido con mucha frecuencia en los últimos 47 años.