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Entrevista: Juanita Romero y Gastón Murat, activistas venezolanos

«La política ya no pertenece sólo a los políticos»

Fuentes: Diagonal

Dos militantes de base bolivarianos de viaje por Europa hablaron con DIAGONAL sobre el alcance de las transformaciones en Venezuela desde la llegada de Chávez. Entre sus múltiples ocupaciones, Juanita Romero es portavoz del Comité de Tierra de Guaicaipuro, Estado Miranda, trabaja con el Banco de Desarrollo de la Mujer, y coordina la Misión Madres […]

Dos militantes de base bolivarianos de viaje por Europa hablaron con DIAGONAL sobre el alcance de las transformaciones en Venezuela desde la llegada de Chávez.

Entre sus múltiples ocupaciones, Juanita Romero es portavoz del Comité de Tierra de Guaicaipuro, Estado Miranda, trabaja con el Banco de Desarrollo de la Mujer, y coordina la Misión Madres del Barrio. Gastón Murat es artista y miembro fundador de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores y de la Unión Nacional de Trabajadores.

DIAGONAL: ¿Cómo ha cambiado la vida de los venezolanos desde que Hugo Chávez está en el poder?

GASTÓN MURAT: Ha dado un vuelco total. Nosotros éramos un pueblo silenciado por el terror. Chávez ha representado la posibilidad de decir lo que sentimos y hacer lo que realmente queremos. Te voy a hablar por ejemplo de los jóvenes. Antes había una ley de vagos y maleantes, destinada a reprimir líderes estudiantiles y grupos culturales. Yo vengo de los grupos culturales, nosotros vivíamos permanentemente presos. Había una ley que te impedía hacer cultura en la calle, entonces nosotros hacíamos teatro callejero y nos llevaban presos. Ahora tú vas a cualquier localidad y hay teatro en la calle, música en la calle. La vida del venezolano salió del escondite en la que la tenía el terror y está en la calle.

JUANITA ROMERO: También por ejemplo en lo que se refiere a la atención sanitaria. Antes, cuando ibas a un hospital tú no conseguías remedio. Para que te atendiera un médico tenías que tener una palanca, alguien que te facilitara. Ahora no, ahora vas a cualquier Misión Barrio Adentro y te dan una medicina y te atiende un médico, si no es un médico venezolano es un médico cubano.

D.: Los partidarios de Chávez argumentan que se está dando un proceso de apropiación colectiva de la política. Esto contrasta con las voces que le acusan de dictador.

G.M.: Que el pueblo sea gobierno no es una consigna nada más, es un hecho cotidiano y práctico en nuestro país. El poder popular se ejerce a través de los mecanismos expresados en la Constitución: la asamblea de ciudadanos y ciudadanas, y los consejos comunales. Estos mecanismos permiten que la población se reúna, establezca sus prioridades, y empiece una gestión que ha de ser escuchada por los entes gubernamentales. La política ya no pertenece sólo a los partidos políticos, perdió el carácter de profesionalismo que tenía, donde un grupo de ‘carajos’ se repartían nuestros derechos sociales, civiles y políticos, y ahora tiene entidad social.

D.: ¿Cómo enfrentan los movimientos sociales a los organismos del mismo Estado venezolano que entran en conflicto con la participación directa del ciudadano en las decisiones políticas?

G.M.: La revolución bolivariana es un proceso social, y como todo proceso tiene sus contradicciones. La naturaleza del Estado es concentrar el poder, pero la Constitución venezolana dice que ese poder tiene que transferirse a los poderes locales, y ahí se da un conflicto entre el viejo Estado y una nueva manera de entender la sociedad. Nosotros estamos trabajando dentro de los movimientos sociales para trascender a esas instituciones del Estado, para que como organizaciones populares vayamos tomando posesión de nuestro propio destino, a la vez que las viejas instituciones van desapareciendo.

D.: Ustedes trabajan en el Comité de Tierra de Guaicaipuro, en el Estado de Miranda. ¿En qué consisten estos comités?

J.M.: Los comités de tierra surgen de un decreto del 4 de febrero de 2002. Consisten en la entrega de la titularidad de la tierra a los más necesitados. Muchas personas han vivido 40 o 50 años en una casa, pero nunca ha sido suya. Ahora ya es suya y tienen derecho a recibir créditos para arreglarla y también la pueden vender, si quieren. Es una cuestión de justicia social.