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Sobre la explosión de Amuay y las armas químicas en Siria

La premura del mentiroso

Fuentes: Rebelión

«You can fool all the people some of the time and some of the people all the time, but you cannot fool all the people all the time.» Abraham Lincoln (Puedes engañar a todos por algún tiempo y puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todos todo el tiempo. Abraham […]

«You can fool all the people some of the time and some of the people all the time, but you cannot fool all the people all the time.» Abraham Lincoln

(Puedes engañar a todos por algún tiempo y puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todos todo el tiempo. Abraham Lincoln)

Después de más de un año de investigaciones, finalmente obtenemos los resultados de la pesquisa realizada para encontrar la explicación a la explosión del 25 de agosto de 2012 en la refinería de Amuay. Lo detallado del análisis, la abundancia de evidencias y de simulaciones por computadora contrasta con otras pesquisas que por estos días son referidas por los medios de comunicación internacionales.

Tan sólo 10 días después de las primeras denuncias de un ataque con armas químicas el 21 de agosto de este año en la zona de Ghouta en Siria el Presidente Obama de Estados Unidos solicita autorización al Congreso de su país para bombardear Siria después de responsabilizar al gobierno de ese país por ese ataque. Este juicio apresurado no es nuevo, en realidad se trata del último de una serie de casos similares que se han repetido en los últimos años y que se remontan a otras décadas. Tan sólo 10 días después de las primeras denuncias de represión a las manifestaciones antigubernamentales en Libia el 15 de febrero de 2011, el entonces Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy declaraba que Gadafi debía marcharse por masacrar a su propio pueblo. Apenas unas horas después de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, el entonces presidente de gobierno del reino de España, José María Aznar, declaraba haciendo referencia a la organización ETA que «con dos dedos de frente, después de 30 años de terrorismo, ante un atentado como el de ayer tiene que pensar lógicamente, razonablemente, que tiene que ser esa banda la autora». Apenas 30 días después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York comienza la invasión y ocupación de Afganistán por las fuerzas de la OTAN. Sólo 3 días después del dudoso segundo incidente del Golfo de Tonkín del 4 de agosto de 1964, en el que un buque de guerra estadounidense fue supuestamente atacado por torpedos de Vietnam del Norte, el Congreso de EEUU aprueba la resolución del Golfo de Tonkín autorizando al Presidente Lyndon Johnson a utilizar la fuerza militar en Vietnam.

Ingenuamente uno podría atribuir tan corto tiempo de respuesta a la enorme capacidad técnica, logística y de análisis de potencias mundiales con presupuestos anuales de Estado decenas de veces superiores al presupuesto anual de un país como Venezuela. Esto si no existieran escandalosos precedentes como las inexistentes armas de destrucción masiva que justificaron la invasión de Irak en 2003. Como punto de comparación podemos mencionar que la investigación oficial de la Comisión Warren sobre el asesinato el 22 de noviembre de 1963 de nada más y nada menos que el entonces Presidente de Estados Unidos John F. Kennedy demoró 10 meses de investigación, llegando a la poco satisfactoria conclusión de que el autor material había actuado solo, sin complicidad con algún grupo u organización (tomando en cuenta que poco después este homicida fue a su vez asesinado).

Pero es que además en la tercermundista Venezuela es posible obtener resultados en tiempos aún más cortos que los obtenidos por los pretensiosos estadounidenses y europeos. En abril de 2002, mejorando el tiempo de respuesta de Aznar, varios integrantes el Alto Mando Militar de este país logran, en una muestra de clarividencia, grabar un video sobre las muertes perpetradas supuestamente por orden de Chávez a un grupo de manifestantes opositores ¡antes de que ocurrieran!, como declara en su testimonio el periodista Otto Neustald quien acompañaba a los militares durante la grabación. Cortos tiempos para emitir una sentencia también exhibieron numerosos dirigentes opositores durante ese día, como es el caso de los dirigentes del partido Primero Justicia. Pareciera entonces que el corto tiempo de respuesta depende más de los intereses detrás de los investigadores que de los medios técnicos a su alcance.

«Llame ahora», «oferta limitada», «últimos artículos en venta», son frases típicas que utilizan muchos vendedores para motivar a los potenciales compradores. Imprimirle un carácter de urgencia a la decisión de comprar le ofrece grandes ventajas al vendedor, ya que evita que el posible comprador tenga tiempo para evaluar las ofertas de la competencia, estudiar la calidad de la mercancía o analizar la conveniencia de la adquisición. Pero estas ventajas sólo pueden existir si el comprador no puede retractarse; si la compra es irreversible. Si el comprador tiene la posibilidad de devolver la mercancía recuperando su dinero, la táctica manipuladora del vendedor deja de tener sentido.

Al momento de presentársenos una decisión con carácter de urgencia, o un juicio emitido en poco tiempo, uno puede hacerse la pregunta ¿la decisión tomada es irreversible? Si la respuesta es positiva posiblemente estamos ante una manipulación.

No se encontraron armas de destrucción masiva en Irak. Su supuesta existencia motivó la invasión de ese país. ¿Acaso no encontrar dichas armas produjo la retirada de las tropas estadounidenses? ¿Acaso Sadam Husein volvió a gobernar? O quizás la pregunta más importante sería ¿Acaso las transnacionales que se han instalado en Irak como Halliburton, Exxon Mobil o BP se han retirado de ese país? Más allá de la verdad detrás del ataque con armas químicas en Siria ¿acaso las consecuencias de una invasión a ese país son reversibles? ¿se justifica tomar apenas unos días para decidir unilateralmente la invasión de un país con base en informaciones inciertas?

Más allá de las críticas que puedan hacérsele a las investigaciones realizadas en torno a la explosión de Amuay, aquí no se ha tomado ninguna decisión irreversible a partir de ese hecho. Las pruebas están o estarán al alcance del pueblo venezolano, los acusados, si los hay, tendrán derecho a la defensa y a apelar decisiones judiciales, tampoco hay elecciones presidenciales próximas que puedan verse afectadas por los resultados de la pesquisa y se ha tomado el tiempo necesario para emitir conclusiones.

La verdad no tiene prisa, la mentira sí.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.