‘New York Times’ ha sacado del baúl de los recuerdos el caso de las cuentas suizas de la familia Botín. Recuerda que la Audiencia Nacional investiga si el pago realizado es suficiente y que el está fuera del control del banco cántabro
La noticia saltó a mediados del mes de junio pasado. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu admitió a trámite una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción para investigar si el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, su hermano Jaime, máximos accionista individual de Bankinter, y los 10 hijos que suman ambos, entre ellos Ana Patricia Botín, habían regularizado sus cuentas opacas en Suiza, localizadas en el HSBC Private Bank Suisse.
El fondo de la cuestión es si el pago de hasta 200 millones de euros a Hacienda para que la familia Botín se ponga al día en sus obligaciones tributarias es suficiente. O, dicho de otra forma, si hay responsabilidad penal para el mayor banquero de España y su familia, incluida su hija Ana Patricia Botín.
La familia se defendió asegurando que ya en 2010 regularizó de forma voluntaria el patrimonio que el padre del actual presidente del banco, Emilio Botín Sanz de Sautuola y López, se llevó fuera de España tras el comienzo de la Guerra Civil. Desde entonces, poco más se ha sabido de un asunto que la prensa española ha tratado con la mayor delicadeza posible o por el que, dicho de otra manera, ha pasado de puntillas.
No es el caso de los medios internacionales. New York Times ha desempolvado el caso de las cuentas suizas en un reportaje en el que su corresponsal Raphael Minder entra de lleno en las incertidumbres que levanta un caso en el que, asegura, Emilio Botín no lo tiene todo bajo control.
Hasta 2.000 millones
Después de repasar el perfil humano de Emilio Botín asegurando que nada se escapa de su riguroso escrutinio, el prestigioso diario estadounidense asegura que el asunto de las cuentas secretas puede ser un importante golpe para el banco. Recuerda que la Audiencia Nacional está investigando si los 200 millones pagados hasta ahora son suficientes y pone el dedo en la llaga asegurando que algunos expertos valoran el volumen de las cuentas en 2.000 millones de euros.
El rotativo recuerda que la investigación a la familia Botín se está produciendo en un escenario que no le favorece, ya que en todo el mundo se ha abierto un debate sobre el aumento de la carga impositiva que los gobiernos deben imponer a las grandes fortunas para contribuir a la salida de la crisis –en España se ha recuperado el impuesto sobre Patrimonio— y advierte que los responsables de investigar los documentos que el Santander ha entregado al fisco español necesitan más tiempo para verificar si hay datos falsos.
Los riesgos
En su artículo, Minder se hace eco de las palabras de uno de los abogados de la familia, que asegura que los Botín están colaborando con la investigación, pero también asegura que el caso podría poner en peligro medio siglo de control familiar en el primer banco español, al que alaba por haberse convertido en un gigante financiero mundial.
Este año, la entidad cántabra está sufriendo un duro castigo en bolsa. Cede un 27% de su valor en un ejercicio difícil en el que ha tenido incluso que revisar sus previsiones de beneficio en julio. Ya tuvo que hacerlo en 2010 a la vista del recrudecimiento de la crisis y del imparable deterioro del negocio doméstico.