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La rabieta arancelaria de Trump

Fuentes: Viento sur

Durante el fin de semana, el presidente Donald Trump anunció una serie de aumentos de aranceles sobre las importaciones estadounidenses de bienes procedentes de los socios comerciales más cercanos de EE UU, Canadá y México. Propuso un aumento del 25 % en los aranceles (con una tasa más baja para las importaciones de petróleo de Canadá). Luego anunció un aumento del 10 % en los aranceles sobre todas las importaciones chinas. Así comenzó Trump su nueva guerra comercial.

Y, sin embargo, tan pronto como la inició, dio un paso atrás. Trump anunció que posponía un mes los aumentos de aranceles con Canadá y México porque sus gobiernos habían acordado hacer algo con respecto al contrabando de drogas fentanilo a Estados Unidos, que según él estaba matando a 200 000 estadounidenses cada año. Esta cifra es una tontería, por supuesto, porque cada año mueren menos de 100 000 estadounidenses por sobredosis de drogas de todo tipo. Tal y como están las cosas, el contrabando de fentanilo a través de la frontera entre Estados Unidos y Canadá es minúsculo, sobre todo si se compara con las operaciones de los cárteles de la droga en la frontera con México. Además, como le señaló el presidente mexicano Sheinbaum a Trump, los cárteles pueden utilizar métodos violentos gracias al tráfico de armas que llevan a cabo los estadounidenses en Estados Unidos.

Los gobiernos de Canadá y México se apresuraron a llegar a un acuerdo con Trump, prometiendo grupos de tropas en las fronteras para detener el tráfico y más fuerzas antidrogas conjuntas con Estados Unidos, etc. Esto parece ser suficiente para que Trump posponga su medida arancelaria, aunque los aranceles a China seguirán adelante (¿no hay drogas allí?). También se introducirán gravámenes en el sistema aduanero las importación de pequeños paquetes que hasta ahora estaban libres de impuestos, y eso afectará a las compras por Internet que hacen los estadounidenses de productos del extranjero.

Entonces, ¿qué debemos aprender de esta rabieta? ¿Se están utilizando las amenazas de aumento de aranceles simplemente para intimidar a otros países y que hagan concesiones a Trump? ¿O hay una política económica coherente en todo esto?

Esta locura responde a un método. En el frente externo, Trump pretende hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande aumentando el coste de la importación de bienes extranjeros para las empresas y los hogares estadounidenses y, de este modo, reducir la demanda y el enorme déficit comercial que Estados Unidos tiene actualmente con el resto del mundo. Quiere reducirlo y obligar a las empresas extranjeras a invertir y operar dentro de Estados Unidos en lugar de exportar a él.

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Considera que esto aumentará los ingresos y el empleo de los estadounidenses. Y con los ingresos adicionales por aranceles, el gobierno tendrá fondos suficientes para recortar al máximo los impuestos sobre la renta y los impuestos sobre los beneficios de las empresas (de hecho, Trump dice que quiere abolir el impuesto sobre la renta por completo). Si este es el plan, los aranceles acabarán aplicándose en su totalidad, y a China probablemente se le aplicará un aumento aún mayor.

Si Trump sigue adelante con sus medidas proteccionistas en materia de aranceles, ¿cuál será el impacto en el comercio y la economía estadounidense? Los aranceles previstos actualmente afectarían al comercio estadounidense por valor de 1,3 billones de dólares, y el 43 % de todas las importaciones estadounidenses se verían afectadas.

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Los aumentos acumulados de los aranceles desde que Trump los lanzó por primera vez en su mandato de 2016-20 alcanzarían niveles no vistos desde 1969, justo antes de las reducciones arancelarias internacionales del GATT y la OMC durante las décadas de globalización de finales del siglo XX.

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En efecto, los aranceles son un impuesto sobre los bienes importados, que el Tesoro de EE UU puede embolsarse. Un arancel del 25 % sobre Canadá y México aumentaría los costes para los fabricantes de automóviles estadounidenses. Se prevé que este arancel aumenta en hasta 3000 dólares al precio de algunos de los 16 millones de coches que se venden en EE UU cada año. Los costes de los alimentos también aumentarían, ya que México suministra más del 60 % de los productos frescos a EE UU.

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El impacto preciso dependerá de cuánto tiempo se mantengan los aranceles y de si otros países toman represalias. China ya ha anunciado una serie de contramedidas. El Ministerio de Comercio de China dijo que el país impondría controles de exportación sobre el tungsteno, el telurio, el rutenio, el molibdeno y los artículos relacionados con el rutenio, componentes esenciales en los productos tecnológicos. China también está planeando un impuesto del 15 % sobre el gas natural licuado.

En EE UU, si se aplican los aumentos de aranceles, los precios nacionales subirán y habrá una presión alcista sobre la inflación. Hay un factor que contrarresta esto. Si el dólar estadounidense se fortalece frente a otras monedas comerciales, el coste en dólares de las importaciones será menor, lo que reducirá el impacto de los aranceles de importación en los precios. Pero lo más probable es que la tasa de inflación de EE UU suba. La inflación ya está empezando a subir de nuevo. Los aumentos de los aranceles harán que la tasa supere el 3 % en 2025.

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Un grupo de expertos estadounidense, el Tax Policy Center, estima que los ingresos medios de los hogares estadounidenses después de impuestos caerán un 1 %, o sea, 930 dólares, para 2026 si los aranceles se aplican en su totalidad. Esto se debe a que los precios al consumo aumentarían un 0,7 % y el PIB real perdería un 0,4 %. El Instituto Peterson de Economía Internacional estima que los aranceles harán que la economía estadounidense se contracte en un 0,25 % el próximo año y un 0,1 % a largo plazo. “Las políticas que está aplicando tienen un alto riesgo inflacionario”, dijo Adam Posen, director del grupo de expertos del Instituto Peterson de Economía Internacional. “Parece que promover la industria manufacturera y golpear a los socios comerciales de Estados Unidos son objetivos que, para Trump, tienen más prioridad que el poder adquisitivo de la clase trabajadora”.

Trump afirma que los ingresos adicionales procedentes de los aranceles se utilizarían para reducir los impuestos y que, supuestamente, wato ayudaría a los ingresos de los hogares. Pero las estimaciones de cualquier ingreso adicional procedente de los aranceles se sitúan en solo 150.000 millones de dólares al año. Y los recortes de los impuestos sobre la renta beneficiarán principalmente a las personas con mayores ingresos, mientras que el aumento de la inflación afectará a los grupos con ingresos más bajos.

Si el impacto de los aumentos arancelarios redujera el crecimiento económico, el llamado éxito relativo de la economía estadounidense en comparación con otras grandes economías estaría en peligro. El crecimiento real del PIB de EE UU ya se desaceleró a finales de 2024 a un ritmo anualizado del 2,3 %. Las medidas arancelarias reducirían esa tasa de crecimiento este año y el próximo.

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Así que, mientras Trump impone aranceles, la inflación estadounidense aumenta y el crecimiento de la producción se desacelera.

Los países sujetos a los aumentos de aranceles de Trump se verán muy afectados. El Peterson Institute calcula que “durante la segunda administración Trump, el PIB de EE U. sería unos 200.000 millones de dólares inferior de lo que habría sido sin los aranceles. Canadá perdería 100.000 millones de dólares de una economía mucho más pequeña y, en su punto álgido, el arancel reduciría el tamaño de la economía mexicana en un 2 % en relación con su previsión de referencia”. De hecho, los economistas de JP Morgan calculan que estas medidas podrían llevar tanto a Canadá (ya débil) como a México a una recesión total.

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El impacto en China dependerá del tamaño de los aumentos arancelarios. Por el momento, solo es del 10 %, pero Trump ha dicho que acabará siendo del 60 %. Si EE UU impusiera un arancel adicional del 10 % a China y China respondiera de la misma manera, el PIB de EE UU sería se reduciría en 55.000 millones de dólares durante los cuatro años de la segunda administración Trump, y en 128 000 millones de dólares en China. La inflación aumentaría 20 puntos básicos en EE UU y, tras una caída inicial, 30 puntos básicos en China.

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Estas estimaciones suponen que se aplicarán las medidas arancelarias. Hasta ahora, Trump ha pospuesto su aplicación mientras continúa con su táctica negociadora con sus socios comerciales. Pero no hay que olvidar que también planea incrementar los aranceles a todas las importaciones de la UE, y eso aún está por llegar.

En general, el aumento de los aranceles y otras medidas proteccionistas wn todas partes en represalia debilitarán el comercio mundial y el crecimiento económico. El crecimiento del comercio mundial mostró cierta recuperación en 2024 tras contraerse en 2023. Los aranceles de Trump detendrán esa recuperación en seco.

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En la década de 1930, el intento de Estados Unidos de proteger su base industrial con los aranceles Smoot-Hawley solo condujo a una mayor contracción de la producción que condujo a la Gran Depresión que envolvió a Norteamérica, Europa y Japón. Las grandes empresas y sus economistas condenaron las medidas Smoot-Hawley e hicieron una enérgica campaña contra su aplicación. Henry Ford trató de convencer al entonces presidente Hoover de que vetara las medidas, calificándolas de “estupidez económica”. Palabras similares proceden ahora de las grandes empresas y las finanzas o el Wall Street Journal, que calificó los aranceles de Trump de “la guerra comercial más estúpida de la historia”.

La Gran Depresión de la década de 1930 no fue causada por la guerra comercial proteccionista que Estados Unidos provocó en 1930, pero los aranceles solo añadieron fuerza a la contracción global, que se convirtió en “cada país para sí mismo”. Entre los años 1929 y 1934, el comercio mundial cayó aproximadamente un 66 % a medida que los países de todo el mundo implementaban medidas comerciales de represalia.

Aunque Trump ha roto con las políticas neoliberales de globalización y libre comercio para “hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande” a expensas del resto del mundo, no ha abandonado las políticas neoliberales para la economía nacional. Se reducirán los impuestos a las grandes empresas y a la gente rica, pero también se pretende reducir la deuda del gobierno federal y recortar el gasto público (excepto en armamento, por supuesto). Este año, el déficit presupuestario de EE UU será de casi 2 billones de dólares, de los cuales más de la mitad son intereses netos, aproximadamente lo mismo que Estados Unidos gasta en su Ejército. La deuda pública total pendiente asciende ahora a 30,2 billones de dólares, es decir, el 99 % del PIB. La deuda de Estados Unidos como porcentaje del PIB pronto superará el máximo de la Segunda Guerra Mundial. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que para 2034, la deuda gubernamental de EE UU superará los 50 billones de dólares, el 122,4 % del PIB. EE UU gastará 1,7 billones de dólares al año solo en intereses.

Trump ha dejado que Elon Musk se cargue el gasto del gobierno federal, cierre departamentos (posiblemente el Departamento de Educación) y despida a miles de empleados y empleadas públicos para reducir el despilfarro. El problema para Musk es que la mayor parte del despilfarro y el gasto se destina a la defensa, pero no hay duda de que seguirá reduciendo los servicios civiles e incluso los programas de prestaciones como Medicare.

Trump pretende privatizar todo lo que pueda del gobierno. “Le animamos a que encuentre un trabajo en el sector privado tan pronto como quiera hacerlo”, dijo la Oficina de Gestión de Personal de la administración Trump. Según Trump, el sector público es improductivo, pero no el sector financiero, por supuesto. “El camino hacia una mayor prosperidad estadounidense es animar a la gente a pasar de trabajos de menor productividad en el sector público a trabajos de mayor productividad en el sector privado”. Nadie conoce estos grandes empleos. Además, si el sector privado deja de crecer a medida que se intensifica la guerra comercial, esos empleos de mayor productividad nunca llegarán a existir.

Texto original: Thenextrecession

Traducción: viento sur

Fuente: https://vientosur.info/la-rabieta-arancelaria-de-trump/