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La realidad digital dada: 10 tesis sobre la Web 2.0

Fuentes: Institute of network cultures

Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez

0. Resulta que Internet no es ni el problema, ni la solución de la recesión mundial. Como si de un espectador indiferente se tratara, no se presta con facilidad a ser una herramienta revolucionaria. Lo virtual se ha convertido en cotidiano. El New Deal se presenta verde, no digital. Lo digital es algo dado. Esta actitud discreta ofrece una oportunidad para repensar la promoción de la Web 2.0. ¿Cómo entender nuestra implicación política, emocional y social en la cultura de Internet en los próximos años?

1. Los medios informativos están inundados de «crisis económica» y se permiten entregarse al espectáculo que han generado en sus páginas con el estallido financiero. Los expertos se han movilizado, pero solo para producir el drama de la discrepancia. El desacuerdo programado es en lo que coinciden las noticias diarias. Al fin y al cabo, la crisis es la condición de posibilidad del capitalismo. A diferencia de la quiebra de las empresas puntocom de los años 2000-2001, cuando la caída de las bolsas tecnológicas alimentó una recesión global, Internet ha conseguido mantenerse al margen del juego de las culpas hasta el momento. La Web 2.0 solo sufre hasta el momento efectos colaterales leves por la inesperada acumulación de plataformas y servicios, desde Google hasta Wikipedia, Photobucket, Craiglist, MySpace, Facebook, Twitter, Habbo y los denominados agentes regionales como Baidu o 51.com. A pesar de su benigna existencia, todavía hay hipercrecimiento allá donde se mire. Las aplicaciones y plataformas de la Web 2.0 siguen siendo «nuevas», pero hacen gala de cierta tendencia a desaparecer en el interior de la aburrida, estresante e incierta vida laboral de los miles de millones de personas conectadas.

2. Las redes sociales son tecnologías de entretenimiento y difusión. La realidad social que crean es real, pero como tecnología de la inmediatez no permite obtener satisfacción. En un principio las adoramos porque nos distraen de la tortura del aquí y ahora. Los sitios de redes son drogas sociales para los necesitados algo humano situado en algún lugar del tiempo o el espacio. A lo que nos estamos conectando es a un pseudo-Otro. No a un Otro radical o un Otro real. Exploramos sistemáticamente la debilidad y la imprecisión y sentimos presión para resaltar aún más la exhibición del Yo. «Tal vez te conozca (pero no). ¿Te importa conocerme?» Por tanto, el principio de placer del entretenimiento difumina los antagonismos sociales; ¿cómo se manifiesta el conflicto en el seno de las redes sociales con sus alfombras de personalización? La «doctrina de la confianza» preocupada por los negocios ha eliminado prácticamente los foros abiertos y desagradables de Internet. La mayoría de la Web 2.0 son cámaras de resonancia de las mismas opiniones y pautas culturales anticuadas. Como todos podemos apreciar, no son precisamente semilleros de subculturas alternativas. Lo nuevo son su cualidades «sociales»: la red es el mensaje. Lo que se produce aquí es cierta impresión de los social o una aproximación a ello. Las redes sociales registran un «rechazo» del trabajo. Pero nuestro tiempo en la red, al fin y al cabo, es otro tipo de trabajo. Aquí reside la perversidad de las redes sociales: por radicales que sean, siempre estarán pobladas de datos. Están concebidas para ser explotadas. El rechazo del trabajo acaba siendo únicamente otra forma de hacer dinero que nunca se ve.

3. Los sitios de las redes sociales son tan víctimas de la moda como todo lo demás. Aparecen y desaparecen. Su migración a través del espacio indica la enculturación del software. Aunque Orkut desapareció en los países del G-8, todavía es muy grande en Brasil. ¿Sigue todavía alguien invirtiendo en serio en propiedades en Second Life? Lo que necesita el mundo de la red son relaciones sociales sostenibles. Las manadas itinerantes que van de un servidor a otro manifiestan simplemente una mentalidad de pasto impulsiva: una vez instalada la última aplicación específica que ofrece, llega el momento de mudarse. La sostenibilidad guarda relación con la posibilidad de aumentar la escala. Aquí encontramos enseñanzas de los movimientos sociales importantes de los últimos cincuenta años. La fuerza de los deseos sociopolíticos acumulados se manifiesta, en última instancia, en los foros nacionales y mundiales que vuelven a infiltrarse en el discurso político y la práctica social: pensemos en la Marcha sobre Washington, de 1963 (por los derechos civiles de los negros), en Río de Janeiro en 1992 (Cumbre de la Tierra), en Porto Alegre en el año 2001 (Foro Social Mundial), en Ginebra y Túnez, en 2003-2005 (Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información). Ninguno de estos ejemplos quedan exentos de crítica. Vemos aquí que indican la relación existente entre sostenibilidad y transformación a gran escala. Estamos familiarizados con formatos como los de las cámaras web, sin conferencias, y hemos participado en talleres tecnológicos del «hágalo usted mismo» en esos festivales de artes y medios de comunicación periódicos. Pero esos no son ejemplos de sostenibilidad. La temporalidad de sus reformas está gobernada por la duración del evento. Es cierto que, de vez en cuando, resuenan ecos en el laboratorio local de hackers, pero este tipo de prácticas son exclusivas de las sociedades secretas tecnológicas, no de las masas conectadas en red. Los sitios de las redes sociales destacan por su capacidad para escalarse. Su debilidad es su aparente incapacidad para imprimir cambios políticos de algún modo sustancial. La revalorización del periodismo ciudadano no es lo mismo que la intervención radical, y se entiende mejor como un síntoma de la lógica estructural de deslocalizar la producción de medios y la gestión de campañas electorales.

4. Ir de lo social al socialismo es un pequeño paso para la humanidad… pero un gran paso para el sujeto occidental. ¿Qué es lo que hace atractivo lo social y tan anticuado y aburrido el socialismo? ¿Qué es lo social, de todas formas? Tenemos que ser conscientes de que estos juegos de lenguaje académicos posmodernos no ahondan en nuestra comprensión de los temas, ni ensanchan nuestras fantasías políticas. Nos hace falta imaginación, pero solo si ilumina conceptos que transformen las condiciones concretas. La resurrección de lo social tras su desaparición no es una consigna atractiva. Algunas ideas tienen acceso casi directo a nuestro cuerpo. Otras siguen muertas. Esto en particular vale para la jerga de los enterados como famoso, multitud, común, comunes y comunismo. Hay aquí cierta compulsión a la autorreferencialidad muy distinta de la omisión narcisista de tantos blogs. Entonces, ¿cuáles son los conceptos colectivos de las masas conectadas en red social? Por ahora, están concebidas de arriba a abajo por los programadores de las empresas, o están deslocalizadas en el universo de las pequeñas aplicaciones. Tag, Connect, Friend, Link, Share, Tweet. No son términos que apunten a alguna forma de inteligencia colectiva, creatividad o socialismo en red. Son directrices del Comité Central de Software. Si es que alguna vez funcionó, la «participación» en «redes sociales» ya no va a funcionar como receta mágica para transformar a unos individuos cansados y aburridos en miembros estupendos de la Inteligencia Colectiva mitológica. Si no eres un individuo interesado, tu participación no es realmente interesante. Después de todo, las nubes de datos son nubes: se desvanecen. Las mejores redes sociales son redes organizadas en las que participan individuos mejores; es tu responsabilidad, es tu momento. Lo que hace falta es una invención de un software para una red social en la que todo el mundo sea diseñador de conceptos. ¡Acabemos con el click y desatemos mil millones de ajustadores diminutos!

5. Somos adictos a los guetos y, al serlo, rechazamos el antagonismo de «lo político». ¿Dónde está el enemigo? No en Facebook, donde solo se puede tener «amigos». De lo que carece la Web 2.0 es de la técnica de enlace antagonista. En cambio, nos vemos abocados a la Tiranía de la Energía Positiva. La vida solo consiste en experiencias edificantes. La depresión no es un principio de diseño. La dependencia de Wikipedia en la «buena fe» y sus políticas de protocolos constituyen con bastante frecuencia una experiencia deprimente en ausencia de un estilo singular. No existe ningún «punto de vista neutral». Este principio de diseño del software no hace más que reproducir el Sistema de Una Única Creencia. Es preciso transformar los formatos si van a acoger la pluralidad de expresiones de la vida conectada en red. Las plantillas operan como zonas de exclusión. Pero, curiosamente, también excluyen el conflicto de la frontera. El virus es lo que más se parece al conflicto online. Pero los virus trabajan de forma invisible y actúan como generador de mano de obra de servicio para el ganso del ordenador que entra y te limpia el ordenador.

6. La crítica de la simulación deja que desear aquí. No hay nada «falso» en la virtualidad de los sitios de redes sociales. Son casi tan reales como se puede ser hoy día. La estabilidad es acumulativa para los enganchados a las redes. Las cosas simplemente no dejan de expandirse. Más solicitudes. Más amigos. Más tiempo para el tiempo social. Con el cierre de fábricas llega la apertura de las minas de datos. La intimidad está tan vacía de curiosidad que nos vemos obligados a estamparla contra nuestro Muro para que todos la vean. Si tenemos suerte, un Amigo la remodela con un comentario. Y si uno se siente atrevido, entonces… ¡Lanza una Oveja! Recibirás presiones para fijarte en cualquier cambio sustantivo. Pero se te exigirá hacer una labor de mantenimiento interminable para gestionar todos los datos que introduzcas y todas las actualizaciones que hagas. Eso te robará un poco de tiempo de tus rutinas diarias.

7. La Red no se revolucionará. ¿Qué significa esto para Indymedia 2.0? La pregunta de por qué indymedia.org fracasó y no evolucionó después para convertirse en un sitio de red social activo y abierto ni adoptó una posición claramente en el debate de la Web 2.0 es algo que requiere ser abordado (véase el debate del tiempo de red de mayo de 2009). ¿Han aprendido ya los activistas los suficiente del Lehrstueck brechtiano de Indymedia que comenzó a finales de los años noventa del siglo pasado? ¿Son todavía tan importantes como antes las marcas y las ramificaciones globales, como en el caso de Indymedia (un nombre, diseño a menudo similar, servidores compartidos, cierta sindicación de contenidos, etc.)? Indymedia aceptó el reto de la aumentar de escala de formas asombrosas simplemente para descubrir sus límites. La contaminación parece esencial para las redes sociopolíticas transnacionales (y otras formas institucionales y organizativas) a escala global. El conflicto ya se habrá multiplicado y la condición principal de sostenibilidad estará en camino.

8. La Web 2.0 no es gratuita. «Libre como en la barra libre» no es lo mismo que «libre de libertad». Abierto no es igual que libre. Hoy día «libre» es otra de esas palabras para las economías de servicios. El feudo de Linux lo sabe de sobra. Tenemos que poner en duda las campañas ingenuas que se limitan a promocionar «cultura libre» sin poner en duda la economía parasitaria subyacente y la «desprofesionalización» del trabajo cultural. La introducción continua y permanente de datos para configurar perfiles es el coste de esta apertura a «los valores de libre mercado». Como usuarios y productores-consumidores estamos limitados por nuestra capacidad como productores de datos. Nuestros gustos y preferencias, nuestras opiniones y movimientos son el precio de mercado que hay que pagar. En este momento, el sistema de autocompletar datos voluntario y entusiasta de Facebook a escala masiva representa el punto culminante de esta estrategia. Pero no podemos sucumbir a la paranoia de control y a la lógica del miedo. Introduzcamos más caos en él. Así pues, ¿qué pasa si tienes tu grupo de Facebook anti-lo-que-sea? ¿Qué otra cosa cambia además de ampliar tu número de amigos? ¿Está borrando el gesto radical de 2009? ¿Por qué no presentarse con un acto más subversivo, divertido y anti-cíclico? ¿También andas buscando herramientas tácticas rebeldes?

9. Muy pronto, el modelo de negocio Web 2.0 quedará obsoleto. Se basa en el principio de crecimiento infinito, impulsado por el crecimiento infinito del consumismo. El modelo de negocio sigue recordando el absurdo modelo puntocom de la década de 1990: si el crecimiento se estanca, supone que la iniciativa ha fracasado y hay que clausurarla. El crecimiento sin costuras de la publicidad personalizada es el combustible de esta forma de capitalismo, descentralizada por el usuario-productor/consumidor. La contaminación medioambiental mental es paralela a la contaminación medioambiental natural. Pero nuestro mundo es finito (limitado). Tenemos que empezar a confeccionar tecnologías adecuadas para un mundo finito. No hay exterioridad, nada de otros mundos (segundo, tercero o cuarto mundos) en los que podamos amontonar los efectos colaterales de un mundo insensato. Sabemos que el progreso es un dios sediento de sangre que arranca grandes sacrificios humanos. Un buen fin no puede justificar un mal medio. Al contrario, las tecnologías son medios que tienen que justificar el fin de la libertad colectiva. No se tolerará ningún sacrificio: los mártires no son bienvenidos. Tampoco los héroes.

10. «Mejor una identidad compleja que un complejo de identidad.» Tenemos que promover la educación entre iguales que transforme la cultura de autoformación por defecto en el placer nihilista de hackear el sistema. La exhibición personal en las redes sociales de la Web 2.0 recuerda al descubrimiento de la sexualidad. La angustia por la masturbación se encuentra con el narcisismo digital (manosear obsesivamente los perfiles personales) y el voyeurismo digital (revisión compulsiva de los perfiles de los demás, de sus listas de amigos, sus secretos, etc.). Para evitar la doble trampa de la tecnofilia ciega y la tecnofobia ludita, tenemos que desarrollar identidades digitales complejas. Tienen que responder a los deseos individuales y satisfacer necesidades múltiples. Las identidades abiertas son un buen punto de partida. «Roba mi perfil.» Ha llegado el momento de refundir la identidad. El anonimato es una buena alternativa a las presiones de la sociedad del control, pero debe haber más oferta de alternativas. Una estrategia podría ser volver nuestra identidad («real») más compleja y, cuando sea posible, contradictoria. Pero sea cual sea tu identidad, siempre se cosechará. Si debes participar en la economía de acumulación en beneficio de quienes controlan las minas de datos, entonces lo menos que puedes hacer es falsificar tu persona.

Fuente: http://networkcultures.org/wpmu/geert/2009/06/15/the-digital-given-10-web-20-theses-by-ippolita-geert-lovink-ned-rossiter/