La revolución bolivariana está sufriendo no solo una guerra económica desestabilizadora interna, impulsada desde el exterior e instrumentada por la burguesía «Cipaya», sino también una injerencia de los nuevos gobiernos latinoamericanos que se han reconvertido en baluartes del neoliberalismo, especialmente Argentina y Brasil. EEUU está utilizando a estos países para aislar al gobierno que preside […]
La revolución bolivariana está sufriendo no solo una guerra económica desestabilizadora interna, impulsada desde el exterior e instrumentada por la burguesía «Cipaya», sino también una injerencia de los nuevos gobiernos latinoamericanos que se han reconvertido en baluartes del neoliberalismo, especialmente Argentina y Brasil. EEUU está utilizando a estos países para aislar al gobierno que preside democráticamente Nicolás Maduro. Los intentos de aislamiento en el MERCOSUR, es una autentica provocación desde todos los ángulos políticos.
El cambio de correlación de fuerzas en los ámbitos de la unidad latinoamericana está sufriendo sus claras consecuencias. La misma repercutirá negativamente en el UNASUR y al mismo tiempo debilitara a la CELAC.
Como bien lo señala Fernando Bossi Rojas en el último editorial del Portal Alba:
«Hay dos proyectos de integración en curso, el imperialista, que nos integrará como países sometidos al modelo neoliberal impuesto desde los Estados Unidos y el unionista, que nos fortalecerá en el camino de la lucha por la liberación y la Patria Grande. Ante las dificultades que hemos tenido en los últimos años, la carta que tenemos para jugar es, indefectiblemente, el involucramiento de las organizaciones populares de masas, representativas, de los trabajadores y campesinos, de mujeres y estudiantes, de técnicos y científicos, de pequeños y medianos empresarios, de militares y profesionales… Hay que revitalizar el ALBA y reformular Petrocaribe, sin perder protagonismo en Unasur ni en la Celac, como tampoco en el Mercosur, pero fundamentalmente acumular fuerza en ALBA y Petrocaribe, espacios controlados por gobiernos consecuentemente antiimperialistas, unionistas e independentistas.»
El intento del golpe de Estado está planificado desde hace muchos años, aunque ahora este proceso contrarrevolucionario se ha puesto en marcha.
El presidente de la República, Nicolás Maduro, ante esta situacion instó estos días al pueblo venezolano a consolidar la organización y la planificación política para enfrentar cualquier intento de golpe de Estado por parte de la derecha venezolana. El presidente Maduro invitó a las organizaciones populares y al pueblo a una movilización en Caracas, para el 17 de diciembre, en defensa de la estabilidad del país, como parte de las manifestaciones del plan anti-golpe activado este martes pasado.
«Un plan de seguridad, de estabilidad contra un golpe de Estado por si se le ocurre un día a la derecha fascista, con el apoyo internacional del imperio una conflagración (…) contra Venezuela», dijo Maduro en transmisión conjunta de radio y televisión.
Agregando: «Tenemos que fortalecer la capacidad política para mantener estabilidad del país en cualquier escenario y circunstancia (…) mantener la unión del país y la producción de nuestra patria»
Advirtió que los sectores de la derecha aún persisten con una campaña para desestabilizar el país, con la finalidad de acabar con la Revolución Bolivariana; por tal razón invitó a cada comunidad a que desarrollen un plan de seguridad y estabilidad para el país.
Todo indica que las cartas están echadas y cada uno sabe los que se está jugando. La revolución bolivariana tiene que acudir a su propio pueblo organizado para consolidar el poder popular y profundizar los avances hacia el socialismo. Las vacilaciones son el peor mal que tienen los gobiernos de izquierda. Tenemos muchos ejemplos de vacilaciones en distintos procesos latinoamericanos que terminaron en golpes de estado, como sucedió con el gobierno progresista de Jacobo Árbenz en Guatemala, el golpe contra el General Perón o en Chile, durante el gobierno de la Unidad Popular, que encabezo Salvador Allende. A pesar de las dificultades y los planes del imperialismo, no todo está perdido. En los pueblos de la Patria Grande reside el poder para resistir y vencer.
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