Un líder sindical del ferrocarril sirvió de inspiración a la narradora mexicana para escribir El tren pasa primero. La autora de La noche de Tlatelolco, un clásico sobre la matanza en la plaza de las Tres Culturas, en 1968, habla en esta entrevista de la relación entre literatura y periodismo y de su papel en la candidatura del progresista Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México
Escribe Elena Poniatowska Amor en Gritos y susurros, libro de «experiencias intempestivas de 38 mujeres», que su mayor angustia actual «es no saber de lo que escribo, no conocer los temas que pretendo tratar». Hacía estas reflexiones cuando todavía no había terminado de escribir su última novela El tren pasa primero (Alfaguara), en la que se sumerge en el mundo de los trabajadores ferroviarios. «Es un libro que llevaba dentro desde hacía mucho tiempo», explica en esta entrevista concedida en su casa inundada de libros del sur de la ciudad de México. Paralelamente, el Fondo de Cultura Económica ha empezado a editar su obra completa, de la que ha salido el primer tomo. Nacida en París hace 72 años, de madre mexicana y padre francés y con antepasados polacos, Poniatowska llegó a México a los nueve años cuando no hablaba una palabra de español. A pesar de haberse educado en un ambiente familiar acomodado y «reaccionario» -«mi madre odiaba a Zapata», recuerda-, su labor como perio
dista y escritora está en los antípodas de lo que bebió en casa. Galardonada con distintos premios, mantiene una lucidez y una fortaleza física envidiables, que le permiten viajar con frecuencia por su país y por Estados Unidos y Europa, donde es conferenciante habitual en distintas universidades.
PREGUNTA. ¿Qué le impulsó a escribir sobre el mundo de los trabajadores ferroviarios?
RESPUESTA. La revolución mexicana se hizo en tren. La locomotora es la protagonista principal de la revolución. Pancho Villa volaba trenes para ganar batallas y destruía los rieles. Creo que el tren es una figura importantísima y olvidada. Ahora en mi país, para nuestra desgracia, ya no hay trenes de pasajeros. Es una pérdida enorme. El tren está ligado al destino, a la finalidad del hombre, al descubrimiento de horizontes nuevos. El libro es un homenaje a los trabajadores ferrocarrileros y al tren.
P. ¿Se inspiró en hechos reales?
R. Me inspiré en el hecho real de la huelga ferrocarrilera de 1959, que me impactó mucho. La figura de Trinidad Pineda, protagonista de la novela, se inspira en el líder Demetrio Vallejo. Las demás figuras que aparecen en el libro son ficción, con rasgos que pueden ser verdaderos.
P. La novela contiene una crítica al sindicalismo corrupto.
R. Sí, es una denuncia del sindicalismo charro, que lleva este nombre porque quien empezó estas prácticas fue el charro Díaz de León.
P. Periodista, escritora, activista social… ¿En qué faceta se siente más cómoda?
R. Cuando estoy sola en casa escribiendo en mi mesa de trabajo. Cuando las cosas salen bien es cuando mejor me siento. No sé arengar a las masas, tomar la palabra en un mitin. No es mi manera de ser. Actualmente lo que más me interesa es escribir novela.
P. ¿Escribe en ordenador?
R. Sí, pero tengo miles de libretitas en las que apunto cosas. Soy periodista.
P. ¿Cómo compagina el periodismo con la literatura?
R. Son dos ritmos que no tienen nada que ver. El arte quiere una lentitud y manos muy blancas, manos descansadas. Mientras que el periodismo siempre se hace con la premura de la entrega, con el jefe de redacción detrás de uno diciendo eres la única que falta, apúrate, entrega. La literatura depende sólo de uno y uno es absolutamente responsable de si es malo o bueno.
P. ¿Y la política?
R. Bueno, soy asesora de cultura de Andrés Manuel López Obrador, que es un candidato de izquierda a la Presidencia. Es un trabajo voluntario. Estoy en un comité de varios asesores. Trabajo para la campaña, doy ideas para un hipotético Gobierno, recibo peticiones, las tramito y las encauzo. Me interesa mucho la cultura popular. Hay que dar a los más pobres la posibilidad de manifestarse culturalmente. Lo que México puede dar al mundo es su cultura, no sólo la del pasado sino la cultura actual. Insisto en el saber hacer. Los campesinos franceses, por ejemplo, todos saben hacer algo, desde quesos a mermelada y mantequilla. Esto les da la posibilidad de una economía doméstica estable y fuerte que no tenemos en México. Hay que hacer talleres en toda la República, para saber hacer todo tipo de cosas domésticas, potenciar la creatividad de los artesanos. Todo eso es cultura.
P. ¿Por qué decidió apoyar a López Obrador?
R. Porque me lo pidió. Vino a verme a casa. Apenas lo conocía, aunque tampoco lo conozco mucho ahora. Hemos conversado poco. Creo que está interesado de verdad en sacar el país adelante. Cuando dice primero los pobres, creo que habla en serio.
P. A pesar de que muchos lo acusan de populista.
R. No tienen razón. Primero habría que ver qué es el populismo. Lo que ocurre es que en América Latina la balanza se está inclinando hacia la izquierda. Me dio un gusto enorme el triunfo de Evo Morales en Bolivia. Me interesan las causas de las gentes que han tenido menos oportunidades, porque entre ellas hay muchos creadores que son asfixiados. Pero no porque sean de izquierda, ni siquiera sé lo que quiere decir eso. Nunca leí a Marx.
P. ¿Aceptaría un cargo político si López Obrador fuera elegido presidente?
R. Lo mío es escribir. Me gustaría asesorar, pero nunca me ha interesado ocupar ningún puesto. No tengo la menor ambición política. Al contrario, apenas veo un poderoso, echo a correr. Quiero conocer mejor a López Obrador, quiero más cercanía con él porque no quiero estar a su lado de florero. He recibido muchas llamadas, muchos insultos, muchas cartas por estar al lado de López Obrador. Quiero saber por quién me la estoy jugando. He aprendido en la vida a no ser incondicional de nadie.
P. ¿Ha militado alguna vez en un partido político?
R. Nunca.
P. Pero se considera una persona de izquierda.
R. Sí, aunque todos mis antecedentes son de derecha. Vengo de una familia muy conservadora.
P. En su obra se refleja una pasión por los movimientos sociales.
R. Una preocupación sí, que se puede llamar pasión.
P. Desde la literatura se considera a veces el periodismo como un género menor. ¿No le parece?
R. Yo no lo considero algo menor, sino algo de nuestra época. Es muy difícil abstenerse de lo que sucede. A mí el nouveau roman lo leo una vez y se me olvida. Me parece que hacen eso porque no tienen de qué escribir. Aquí sobran los temas. Hay tantísimas zonas por descubrir para documentar literariamente lo que sucede en México. Me da mucho orgullo pertenecer a la literatura mexicana. Siento que va bien, hay buenos poetas como Fabio Morabito, José Emilio Pacheco, el más importante, Carlos Monsiváis, José Joaquín Blanco, Jaime Avilés.
P. ¿Reivindica el compromiso del escritor?
R. Para nada. No creo en eso. Creo que un escritor comprometido es un mal escritor. Le hace daño al compromiso y a la literatura. Lo que tiene que hacer un escritor es escribir bien lo que escriba. A mí me interesa más un escritor que hable de algo que a mi me llegue que un escritor que me cuente sus estados de ánimo.
P. La cobertura periodística de la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968 dio paso a uno de sus ensayos más importantes.
R. La noche de Tlatelolco, una crónica de la matanza, es un libro que surgió del periodismo. Lleva ya sesenta ediciones y más de 400.000 ejemplares vendidos.
P. El terremoto de 1985 en Ciudad de México hizo salir de nuevo a la calle a la reportera Elena Poniatowska.
R. Fue mucho más doloroso que la matanza de Tlatelolco porque había más conciencia de la pérdida irreparable de familiares. Anduve en la calle durante tres meses, hablando con los damnificados. El Gobierno tardó mucho en reaccionar, la gente vivía en tiendas de campaña, estaban en condiciones de miseria e insalubridad increíbles. Era una ciudad bombardeada como en una guerra. Mis crónicas eran publicadas en el diario La Jornada, que tiene la misma edad que el terremoto.
P. Usted ha escrito ampliamente de los derechos humanos en México.
R. Sí, de los zapatistas, las mujeres. En México se violan los derechos humanos, la Justicia tiene los ojos vendados y unas balanzas totalmente chuecas. En la cárcel no están los políticos que tendrían que estar, sino gente que robó un pan o tres frutas de un puesto del mercado. Ciertamente, he escrito mucho sobre la situación de los derechos humanos en México, de las tomas de tierras…
P. Mencionaba el movimiento zapatista. ¿Qué le parece la figura del subcomandante Marcos hoy?
R. Una figura de gran dimensión. Se ha sostenido a lo largo de 12 años. Me parece un golpe maestro iniciar ahora una marcha por todo el país cuando no hay ningún movimiento político hasta que finalice la tregua electoral el 16 de enero. Toda la atención estará centrada en la marcha zapatista. Es un estratega extraordinario.
P. Pero Marcos critica a López Obrador, el candidato del que usted es asesora.
R. La izquierda siempre se deshace entre sí, se critican entre ellos, mientras que la derecha practica eso de perro no muerde a perro, se cubre. La izquierda es tremendamente demoledora. Las críticas de Marcos demuestran su independencia.
P. ¿No es una mala estrategia criticar la única opción electoral de izquierda?
R. A lo mejor sus críticas fortalecen a esa única opción. No sé.
P. ¿Qué recuerdos guarda de su labor de entrevistadora?
R. Recuerdo con mucho cariño a Luis Buñuel, lo quise mucho. Era un hombre especial. Tuve una relación que recuerdo con enorme gusto. Y muchas otras. Lo bonito de las entrevistas es que luego volvía a ver a los entrevistados. Fui amiga de Octavio Paz y Carlos Fuentes mucho antes de que fueran célebres.
P. ¿Qué proyectos tiene para este año que empieza?
R. Estoy trabajando en una nueva novela, y en la obra reunida (de 16 a 18 tomos), que incluirá novelas como Finísima, La Flor de Lis, Paseo de la Reforma, Querido Diego, te abraza Quiela, Hasta no verte Jesús mío, y ensayos como La noche de Tlatelolco, Fuerte es el silencio, Las soldaderas, Las siete cabritas, publicadas por Era, la editorial que reúne la mayor parte de mi obra. Los próximos meses estaré bastante centrada en la campaña electoral, tengo un viaje a China porque obtuve el premio a la mejor novela de América Latina en China con La piel del cielo.
P. ¿Tiene solución México, sobre todo en aquellos terrenos que han sido objeto de denuncia en su obra literaria y periodística?
R. Sí, claro. Mire, cada vez que salgo de México lo que más extraño es la gente. Creo que la calidad de la gente es enorme. La solidaridad y el calor humano de la calle es muy especial. No lo he visto en Nueva York, por ejemplo.
BIBLIOGRAFÍA
La piel del cielo (Punto de Lectura/Alfaguara).
Hasta no verte, Jesús mío (Debolsillo/Alianza).
Paseo de la Reforma (Lumen).
Querido Diego, te abraza Quiela y otros cuentos (Alianza).
De noche vienes (Debolsillo).
Lilus Kikus (Txalaparta).
Tlapalería (Txalaparta).
Las siete cabritas (Txalaparta).
Luz y luna, las lunitas (Txalaparta).
La flor de lis (Debolsillo/Alianza).
Octavio Paz, las palabras del árbol (Lumen).
http://www.elpais.es/articulo