Yo soy el alfa y la omega de los traidores, El primero en robar y el último en dejar de hacerlo El principio de la tiranía Y el fin de la esperanza de los pobres Víctor Valera Mora. 70 Poemas Stalinistas. Decía Fernando Buen Abad que la revolución Bolivariana está en una encrucijada y que […]
Yo soy el alfa y la omega de los traidores,
El primero en robar y el último en dejar de hacerlo
El principio de la tiranía
Y el fin de la esperanza de los pobres
Víctor Valera Mora. 70 Poemas Stalinistas.
Decía Fernando Buen Abad que la revolución Bolivariana está en una encrucijada y que los peligros que la acechan competen a toda la humanidad. Nada más acertado. La agresividad imperialista, la cobardía en la acción política y las dubitaciones teóricas son las lanzas que amenazan con plagar de fracasos el avance del proyecto bolivariano. Sin embargo, para entender la lucha hay que saber porqué y para qué peleamos, y desde una perspectiva científica evitar la metafísica burguesa inoculada en los «revolucionarios» librillos de zurditos antimarxistas.
El imperialismo está caduco, no existe ni el centro ni la periferia…y además lo que nos oprime es inmaterial, un súper espectro.
Los más afamados cómicos de la política se han dado a la tarea de llamar al libro de Hardt y Negri (HN) Imperio (año 2000) como el nuevo Manifiesto Comunista del siglo XXI, incluso el alcalde del chavismo para la ciudad de Caracas Juan Barreto ha traído a Negri a Venezuela en el medio de un mar de melosos elogios. El libro ha sido catalogado por el New York Times como una novedosa contribución al análisis del mundo y sus ventas son tan millonarias como las confusiones y marasmos en los cuales divagan los autores en su afanosa labor de confundir a los pueblos.
Imperio nos abruma con una oda a la globalización, a la inmaterialidad de la opresión por parte de una: «república universal, una red de estructuras de poder y contrapesos…inclusiva e ilimitada…su expansión no se basa en estados nacionales…el saqueo…o la colonización…las bases del desarrollo y la expansión del imperio es la búsqueda de la paz»[i] Allí se enuncia valientemente la muerte de: los países hegemónicos, del imperialismo (y sus contradicciones), las diferencias de desarrollo (ahora todos son parte del imperio), el trabajo material (la fuerza de trabajo es intelectualidad de masa).
Ahondando en el análisis político de la categoría trabajo HN afirman que buscar el control de los medios de producción es una antigualla, los trabajadores tienen todo en su cabeza, haciendo frágil la dominación del capital, el obrero es dueño de su conocimiento, que por sí sólo controla el proceso productivo. Ricardo Rodríguez nos ayuda en el resumen citando que para HN: «los estados son antiguallas inservibles, los mismo que los sindicatos y los partidos de izquierdas…no es preciso tomar el poder del estado que se disolverá solo…ni vale ninguna organización política…están echadas las bases…del comunismo»[ii]
No es todo. Renán vega Cantor entiende que: «la conclusión que se deriva del análisis de Negri y Hardt radica en que se ha disuelto…cualquier forma de explotación capitalista…que la propiedad privada ha dejado de existir, porque cada quien es dueño de su propio cerebro…(en el mundo) lo que se observa es un incremento de la explotación y la extracción de plusvalía…(la producción) tiene un mando centralizado, localizado en un lugar concreto, el país sede de la multinacional, y apoyado por el estado de ese país, en la violencia y en la intervención militar directa…»[iii]
¿Incrédulos ante tamaño bodrio? Aspectos más fantasiosos sobre el tema pueden verse en el libro de Atilio Borón Imperio e Imperialismo, quien desfigura la maraña que tejen NH haciendo pedazos los himnos a la confusión desmovilizadora y turbia de quienes resucitan vejestorios teóricos como: la atomización, el autonomismo y la construcción de resistencias locales para problemas globales. Dichos absurdos pertenecen a la prehistoria del movimiento obrero a las utópicas y precientíficas formas de resistencia que una y otra vez condujeron la lucha al fracaso.
El olímpico desdén a la economía política marxista, al materialismo y como decía Marx: al estudio del sujeto real (el ser humano, no su imaginación) en las relaciones que el mismo crea, empuja a estos «intelectuales» a ofrecer explicaciones de la realidad por medio de la superestructura «las ideas y cultura» que ellos observan desde su laboratorio en Europa y EEUU obviando: la conducta belicista de varios países, el imperialismo financiero, el incremento de la explotación y las políticas xenófobas de los centros industriales. Queda claro lo que comenta Fernando Azcurra: «(Negri) No sabe absolutamente nada acerca de las condiciones reales de las relaciones de producción y circulación del capital y de la etapa histórica, imperialista financiera, en la que se encuentra la sociedad burguesa»[iv] Desde esa trinchera idealista de HN todo análisis se denota espurio y confuso, estupidiza y desarma a las bases anticapitalistas…es la alienante marihuana hecha letra.
A quienes y de donde se alimenta la frivolidad académico-filosófica de izquierda
«Yo no hago política. Trabajo intelectualmente. Soy un Profesor»
Toni Negri Entrevista por Javier Esteban[v]
No puede resultar extraño que en el análisis social burgués se obvie todo aspecto relacionado a las relaciones de producción en las cuales el ser humano reproduce sus medios de vida y como estas relaciones sostienen una relación dialéctica con factores superestructurales que la influyen de manera notoria. La Ideología burguesa (fascistas o seudo izquierdista) disfraza su carácter antidialéctico y anticientífico con manto idealista rancio y ahistórico propio de la postmodernidad que rellena sus vacíos explicativos con burdas abstracciones indeterminadas que solo florecen en las charlatanerías para incautos seudo militantes de academia o del Izquierdismo Profesoral quienes ven las luchas reales contra el capital con irritación y lejos de sus elevadísimas auras ajenas a todo esfuerzo de transformación revolucionaria. La comodidad y molicie nublan sus ojos y llenan de cobardía y mediocridad sus «ideas»
El imperialismo realmente existente, algunos datos despreciados por los sabios
«…al igual que todos los filósofos e ideólogos, ve en los pensamientos, en las ideas, en la expresión ideológica sustantivada del mundo existente… dos abstracciones ya carentes de sentido y de contenido (allí)… puede recurrir a una serie de trucos, sin necesidad de saber absolutamente nada del hombre real ni de sus relaciones»
Marx-Engels en La Ideología Alemana[vi]
Lenin comentaba:» La clase obrera no puede desempeñar su papel revolucionario en el mundo si no lleva una guerra implacable contra esa apostasía, falta de principios, actitud servil ante el oportunismo… (y) envilecimiento teórico del marxismo»[vii] Aunque no podemos aplicar de forma mecánica a Sun Tzu en: «conoce al enemigo y conócete a ti mismo y, en cien batallas, no estarás jamás en peligro»[viii] Sabemos que luchar contra algo inteligible y concreto en sus relaciones y evolución es el inicio para formar una estrategia sólida en aras del triunfo.
En mi criterio la definición aportada por Lenin del imperialismo es vigente y explica su desenvolvimiento (a pesar de varios cambios y evoluciones históricas). Lenin decía: «El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes»[ix] Hay varias naciones con altos grados de industrialización que ejercen el imperialismo, sin embargo, en la actualidad aparece nítido en el horizonte el papel de EEUU como el más agresivo y fuerte imperialismo. Detrás de EEUU otros ejercen como pueden la opresión directa y usan diversos mecanismos de expoliación a través de sus corporaciones mediáticas, industriales o económico-políticas (ONU, BM, FMI, OMC) que viabilizan de manera global la dominación de las burguesías de los centros imperialistas contra su propia clase obrera y los pueblos de la periferia.
Los estados-nación muy lejos de desaparecer por la difusa prédica neoliberal son cada vez mejores representaciones del poder burgués y sus encargados de negocios. Dichos estados son herramientas fundamentales para el rescate de la tasa de ganancia, la represión, aumentar la explotación y proveerse de materias primas económicas. La fracción de la burguesía dedicada a petróleo-militar-drogas de cada nación imperial es la que mayor influencia posee en la actualidad. En esos sectores (fusionados con el financiero) se presenta la mayor ganancia y las formas donde poder consolidar su hegemonía que pasa por un brutal proceso de acumulación que requiere necesaria y objetivamente de: guerras, paramilitares, saqueo de recursos naturales, precarización del trabajo, ecosidios, xenofobia y arrase de culturas no consumistas. Sin esas condiciones el proceso de concentración y acumulación de capitales en estas actividades es imposible.
El gasto militar de EEUU equivale al PIB de 90% de los países más pobres y representa casi el 46% de los gastos militares (2006) a nivel mundial. Su proyecto destructor los hace responsables del 80% de las emisiones de dióxido de carbono, que con un parque vehicular de 1,5 carros por habitante tienen una dependencia del petróleo externo de cerca del 70%,[x] aunado a que de cada dólar percibido como salario 1,40 ya se adeuda . La concentración oligopólica de las tierras (en Colombia el 0,4% de propietarios tienen el 61% de las tierras cultivables)[xi], el secuestro de las semillas y las barreras proteccionistas son entre otras estrategias del imperialismo formas para asegurar que 40 millones de personas fallezcan de hambre anualmente a pesar que hay capacidades técnicas para hacer alimentos para más del triple de la población mundial (FAO). Incluso Luís Delgado asegura que:»según los nuevos desarrollos genéticos…el mundo está preparado para alimentar a una población 10 veces mayor a la existente».[xii]
La proletarización creciente es un hecho inobjetable (la desaparición del campesinado en Chile, por su proletarización devenida de su expropiación es un hecho notorio) la burguesía se reduce y su poder se aglutina en menos manos, cuestión que Rosa Luxemburgo veía como positiva en aras de la pronta y necesaria «expropiación de los expropiadores de expropiadores por los expropiados». En América latina 38 familias tienen más dinero que 250 millones de latinoamericanos, en México el 0,000001% de la población acapara un ingreso equivalente a 40 millones de sus «compatriotas»[xiii]. A escala planetaria 200 corporaciones reciben ingresos mayores al de todos los países del mundo salvo los 9 países de más ingresos. La riqueza de las «200» equivale a la del 80% de la población mundial (4.500 millones de personas) aunque apenas estos gigantes usen el 0,33% de la fuerza de trabajo mundial. El 96% de las casas matrices de las «200» se concentran en los 8 países de mayores ingresos y el 85% de desarrollos tecnológicos del mundo se genera allí, y se usa para ahondar la explotación que tiene alcance global pero una clara base nacional[xiv]. ¿son invicibles, desterritorializados y abstractos los opresores?
Formas de luchar o fracasar, ideas materialistas para el triunfo o embauques idealistas para la derrota
La revolución socialista coloca los medios de producción bajo propiedad social y sustituye las relaciones de explotación y subordinación
Luís Britto García. ¿Quién hará la revolución?
La revolución socialista es la única vía para la sustitución radical de un sistema sociopolítico para el cuál el ser humano es una bestia de carga con capacidades intelectuales mínimas, que una ínfima minoría puede oprimir y explotar por medio de la violencia de disímiles formas. Los postmodernos tratan de justificar y velar la utilización de la violencia por la violencia, el pillaje y el crimen sin alguna coartada civilizatoria o religiosa. No hay mensaje, la expoliación es en sí misma esencia y máscara con la cuál la pesadilla de los tiempos nos abruma y humilla. El trabajo como actividad virtuosa y creadora es ahora más amputado, devaluado y envilecido. Cuando gracias a la ciencia hacer las cosas lleva menos trabajo por unidad, el capital exige en el intercambio de mercancías por medio de su valor, cantidades enormes de trabajo por bagatelas. Una noche en una habitación de un hotel ramplón puede ser el equivalente en Venezuela a 130 horas de trabajo de un obrero calificado, una locura denigrante. La inflación en el renglón de alimentos en Venezuela rozó el 50% (gracias a nuestra especuladora burguesía) destrozó en un año la mitad del poder adquisitivo de 19 millones de trabajadores que enriquecen a 356.970 patronos disfrutan explotando y derrochando el esfuerzo de los obreros.
Parece estar clara la lucha contra los opresores, ¿no? Veamos, el ministro del trabajo Roberto Hernández ex PCV argumentó: «muchos empresarios han asumido el proyecto socialista y no hay razón legítima para que los obreros, unidos, encaren su propio proyecto»[xv] y el ministro de Energía y Petróleo Rafael Ramírez nos comenta que en Venezuela: «»No hay obreros, no hay burguesía nacional, no hay nada… Lo que hay es un conjunto de gente que vive de la renta petrolera»[xvi] Lo que justifica la crítica a HN y al postmodernismo que parece ser la inicua fuente de tamaños despropósitos. No hay certeza en la dirección de la lucha antiimperialista y anticapitalista. En la mente divagan los pasteles de los peores y más reaccionarios lugares comunes que invitan a la pasividad, la desmovilización y critican formas de lucha exitosas sin proponer alternativas, es la nada por la nada y subrepticiamente rememoran el: «del trabajo a la casa, de la casa al trabajo» de Perón.
La revolución socialista la hace la clase trabajadora: los explotados del campo, de las fábricas y oficinas todos en alianza contra la opresión y la mutilación intelectual y moral del trabajo alienado. La revolución la acompaña y organiza un partido, revolucionario, clasista y democrático en el cuál los enemigos de clase y principales beneficiarios del trabajo ajeno no son bienvenidos. La revolución amerita nacionalizar (bajo control de los trabajadores), reducir al jornada de trabajo y arrebatar a la clase burguesa su poder económico íntegramente para verdaderamente avanzar contra el imperialismo. La burguesía es enemiga de cualquier cambio que humanice el trabajo, esta obligada a hambrear tanto como sea posible la fuerza de trabajo para competir con otras burguesías que hacen lo mismo. La burguesía reprime, en Colombia han asesinado a 9 de 10 sindicalista del mundo y han perpetrado reales cruzadas de exterminio (los 5 mil asesinatos a miembros del partido de izquierda en Colombia «UP») y lo seguirán haciendo como forma de ahogar el avance del movimiento obrero.
La burguesía tiene intereses antagónicos con el pueblo e impide su desarrollo, la clase obrera tiene un proyecto revolucionario (el socialismo científico) que acaba con las clases, la desigualdad y la explotación (es decir, la burguesía). Existe burguesía nacional, es la que direcciona y apropia TODA la ganancia de la fabricación o importación de todos los bienes y servicios que realizan TODOS los trabajadores que son responsables de hacer o traer el micrófono con que se pretende desmaterializar con una declaración la existencia objetiva de lo que nos rodea.
La clase trabajadora empuja la lucha por la radicalización del proceso, entiende como dijo Hanna Arendt (con quien difiero en casi todo) que la maldad es superficial (como el reformismo y sus variantes socialdemócratas) es banal y anárquica. Sólo la acción revolucionaria que pongan fin a las relaciones de producción capitalistas y construya la sociedad de seres humanos polifacéticos y desarrollados en sus áreas de interés puede ser radical y profunda. Las medias tintas e intentos cobardes por frenar y ralentizar la revolución con alianzas burguesas, reconciliaciones, negación de la lucha de clases son el alimento con que el imperialismo se sostiene y ahorca día a día las luchas por la emancipación.
Vacilar es perderse, luchar por destruir las relaciones de opresión del mundo es un deber universal. Organizarse, estudiar el socialismo y accionar materialmente contra el imperialismo es la única forma de entenderlo y criticarlo. No apostamos por un salto al vacío, construiremos el socialismo científico.
Notas:
[i] Toni Negri y Michael Hardt, Imperio, Editorial Desde Abajo, p.43.
[ii] Ricardo Rodríguez, Imperialismo y humanidad» En Rebelión, 15 de octubre de 2001.
[iii] Renán Vega Cantor, Un mundo incierto, un mundo para aprender y enseñar. Editorial El perro y la rana, 2008. p. 39
[iv] Fernando Hugo Azcurra, Imperialismo y Socialismo. Colección Teoría Económica. P.14
[v] Entrevista disponible en http://www.generaciónxxi.com./entrevistas/negri.html
[vi] Marx- Engels, «La Ideología Alemana» Editorial . Epu , 1968, pp.99-100
[vii] G.Zinóviev y N.Lenin. El socialismo y la guerra. Ginebra, 1915, págs. 13-14.
[viii] Sun Tzu, El arte de la guerra, La estrategia ofensiva. Edición digital extraída de la Web.
[ix] V.I. Lenin La Revolución Proletaria y el renegado Kaustky, prefacio. Editorial Kommun. (1918)
[x] Los datos del inicio del párrafo (salvo el cálculo del salario responsabilidad de Alan Woods) fueron tomados del escrito Imperialismo, Hegemonía Global y revolución. Revista Poliética
[xi] Datos suministrados por Renán Vega Cantor en el discurso donde recibe el premio Libertador al pensamiento Crítico 2008. [xii] Luís Delgado, Ética y estética: La emancipación de la sensibilidad, Revista Poliética. Editorial Mijail Bajtin, abril-mayo de 2008.
[xiii] Ibíd. Cita XII
[xiv] Atilio Boron, Imperio e Imperialismo, Fondo Editorial Casa de las Américas, Cuba, 2005, p.64
[xv] Ver en el artículo de Luís Britto García ¿Quién hará la revolución? Periódico Ultimas Noticias, domingo 17 de agosto de 2008.
[xvi] Cita extraída del Escrito de un artículo (Con el cuál difiero) de Elio Cordova disponible en http://www.kaosenlared.net/noticia/no-hay-masa-obreros-critica-venezuela
– Manuel Sutherland es Coordinador de Formación en Economía Política de la Asociación Latinoamericana de Economía Marxista (ALEM)