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Entrevista al economista Alberto Bagnai

«La salida de Italia del euro será dolorosa pero inevitable»

Fuentes: Il Fatto Quotidiano

El economista Alberto Bagnai cita a Krugman y a De Growe para explicar por qué conviene que Italia decida abandonar la moneda única antes de que los mercados se lo impongan. Traducción Susana Merino

En realidad Alberto Bagnai, profesor de Política Económica en Pescara y en Francia, cree que para salvar a Europa hay que matar al euro y no desmantelarla. Este alérgico tanto hacia el pensamiento económico maisntream como a las paranoias fulminantes del espectro masónico-financiera al estilo de Paolo Barnard, decidió hace un par de años salir del círculo de la academia para divulgar una verdad que para él es tan simple como evidente: la moneda única ha sido un negocio horrible. Para explicarlo ha llenado su blog de artículos claros y divertidos, con cifras y referencias bibliográficas que dejan poco espacio a las dudas. No siéndole suficiente el blog, está organizando para el 22 y 23 de junio una reunión científica en Pescara con el título «Euro manage it or leave it». Sus teorías son a menudo desconcertantes para los no entendidos; por eso no le hemos planteado preguntas en sentido estricto, sino que le hemos dirigido a interactuar con un hipotético europeísta un poco naíf y sinceramente democrática, cuyas informaciones proceden exclusivamente de los editoriales publicados por los dos diarios italianos más importantes. He aquí el resultado.  

El euro va bien: el problema es la crisis de las deudas soberanas.

Los economistas internacionales más importantes, empezando por Paul Krugman y Paul De Grauwe, no piensan así. Si el problema fuera la deuda pública, desde el 2008 -cuando explotó la burbuja de las hipotecas subprime- la crisis habría golpeado primero a Grecia y a Italia (deudas públicas del 110% y del 106% del PBI). Pero los mercados castigan antes a Irlanda (44%), España (40%) y Portugal (65%) y solo después a Grecia e Italia. ¿Qué tienen en común esos países? El desequilibrio en la balanza de pagos, causado por la moneda única, algo reconocido hasta por el FMI, que llevó a la acumulación de la deuda privada.

¿Deuda privada?

Me explico: si un país compra en el exterior más de lo que vende, deberá conseguir que en el exterior le den la diferencia. Un déficit en la balanza de pagos lleva al endeudamiento externo, generalmente privado. Pero, ¿por qué el resto del mundo sigue dándole crédito? Simplemente para financiar la venta de sus propios productos. Es lo que sucede entre China y los EE.UU. La crisis explota en Europa cuando los bancos alemanes, escaldados por las subprimes, deben exigir el pago de sus créditos a los países periféricos.

Pero todo el mundo dice que el problema es la deuda pública.

Hacia abajo es cierto, pero hacia arriba el problema nace debido a que los bancos -cuyos créditos son la deuda de los privados- han prestado excesivamente, con grandes ganancias: cuando la crisis económica pone a las empresas y a las familias en dificultades, el Estado salva a los bancos, a través de los impuestos a las familias, debido al histórico «too big to fall». Y entonces la deuda se vuelve pública.

Pero Giavazzi y Alesina dicen que la culpa es nuestra por no haber hecho las reformas.

Tal vez deberíamos haber aprovechado mejor los dividendos del eruo pero también es cierto que en los primeros años la deuda pública había bajado unos 10 puntos. Sin embargo no se podían reducir más los gastos públicos porque el euro, castigando a nuestro comercio, nos sustraía la demanda externa: si hubiéramos disminuido la pública habríamos crecido aún menos. Pero Alemania hizo las reformas y le va bien: vende incluso en China. Sin embargo no es cierto: la balanza comercial de Alemania con China es negativa y ha empeorado. ¿Sabe donde ha mejorado sin embargo? Con los países de la eurozona, con nosotros. Eso se debe a que las reformas en el mercado laboral en Alemania se tradujeron en una sustancial precarización, basada en la compresión de los salarios. Es una devaluación interna, la que actualmente se nos está pidiendo a nosotros, sin embargo no hay que olvidar que Alemania para absorber el costo social fue la primera que se vio obligada a violar el Pacto de estabilidad, subsidiando a una gran cantidad de subocupados (y por lo tanto a su sistema industrial). Pero ahora nos piden a nosotros austeridad mientras que deberían ponerse en marcha políticas de relanzamiento de la economía, como lo reconoce hasta la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas.

¿Reducir los salarios? El obrero alemán gana el doble que el italiano.

En Alemania no solo existen obreros ocupados y no es solo la Wolkswagen: También hay subocupación , también hay mini-jobs. Resultado: luego de las reformas los salarios reales han caído un promedio del 6,5%.

Pero el euro se concibió para mantener la estabilidad.

Ciertamente hoy confiesan algunos ilustres protagonistas que la entrada en el euro se adoptó porque convenía a Alemania.

Nos convenía también a nosotros que andábamos con la «lirita» en el mundo globalizado…

Los manuales de economía explican que el hecho de atarse a un valor fuerte, con el espantajo del vínculo exterior, a menudo sirve para imponer «disciplina» a los actores sociales de un país . Piense en lo que no han crecido los salarios italianos en estos años y en lo que está sucediendo con el artículo 18, que parece no interesar tanto a los industriales italianos como a los alemanes, como lo recordó en su momento nuestro Primer Ministro.  

Sin embargo estamos dentro y debemos quedarnos: necesitamos los eurobonos y el BCE debe convertirse en la FED (Reserva Federal de EE.UU., N. de T.)

Veamos un ejemplo. En Italia llevamos 150 años de unión monetaria, política, fiscal, etc. y ¿Cuáles han sido los resultados? El Sur (1) tiene un déficit estructural de 17 puntos del PBI, que cubre con recursos del resto del mundo, entre otros las transferencias fiscales del Norte de Italia. Pero en el Norte no todos están contentos. Si aplicamos este ejemplo de mecanismo de transferencias al nivel europeo desde el Norte de Europa se consolidarían (como está sucediendo) dinámicas políticas «liguistas» (2) muy peligrosas.

¿No decía que debemos salir del euro?

Me temo que será doloroso pero inevitable y deberemos administrar bien este proceso como también sufrirlo. No cometamos el error de identificar a Europa con el euro. El euro es solamente la undécima moneda de la Unión, la que peor funciona: Europa estuvo antes y estará después.

La salida del euro es una catástrofe. Se devaluará la lira y para comprar fruta hará falta una pila de billetes.

Se hace mucho terrorismo, pero en el período intermedio se recuperará de hecho la diferencia inflacionaria acumulada con respecto a los países de referencia en los años de cambio fijo. Así sucedió en la Argentina, también sucedió en Italia cuando salimos del SME en 1992. En la actualidad la devaluación rondaría el 20%.

Y por lo tanto tendremos un 20% más de inflación…

En realidad todos los estudios niegan que exista una relacióndirecta entre devaluación e inflación: siempre según estudios científicos es lícito esperar una aumento de la inflación de entre 2 y 4 puntos (no ciertamente 20) Le recuerdo lo que sucedió en el 92, luego de una devaluación del 20%, la inflación bajó del 5 al 4%.

Existen algunos problemas pero ahora los técnicos pondrán las cuentas en orden.

En realidad el gobierno de Monti está escogiendo técnicas equivocadas que ponen al país en serias dificultades, aplicándonos recetas que no funcionaron en los años 80 y 90 en América Latina. En su mayoría es el PD el que lucha por introducir elementos de la izquierda en las leyes del gobierno. La fe en el mercado de una parte de la izquierda es conmovedora: ningún pensador liberal la tiene igual. Pero cuando la izquierda se une a políticas fuertemente de derechas finalmente solo sucede una cosa: vence la derecha.

Sobre el euro habían dicho:

Guido Carli, Consideraciones del Presidente del Banco de Italia, 1971:

«El establecimiento de una unión monetaria, con fuerte precedencia a la integracion económica puede dañar algunas de las economías e impide la distribución entre los países miembros de las ventajas y las desventajas relacionadas con el proceso de unificación. La integraciónincluye los factores productivos, las instituciones en que dichos factores se hallan organizados, las normas que regulan y promueven la circulación, las recaudaciones fiscales y previsoras, la transferencia de réditos compensadores. Sin la integración de las economías, la renuncia a su autonomía sobre la tasa de cambios y de los instrumentos de política monetaria por parte de los países miembros puede dañar a algunos de ellos».

Rudiger Dornbusch, economista del MIT, Foreign Affairs, 1996:

«La crítica más seria a la unión monetaria es que aboliendo los ajustes de las tasas de cambio transfiere al mercado laboral la tarea de adecuar la competitividad y los precios relativos (…) Se producirán importantes recesiones, desocupaciones y presiones sobre los bancos e inflación sobre la economía». «Una vez que Italia entre con una divisa sobreevaluada, se encontrará de nuevo contra las cuerdas, como cuando en 1992 fue atacada la lira»

Bettino Craxi, entrevista de 1997:

«Se presenta Europa como una especie de paraíso terrestre, pero para nosotros en el mejor de los casos será un limbo y en el peor un infierno. Es necesario reflexionar sobre lo que se está haciendo: lo más razonable habría sido pedir y además siendo nosotros un gran país pretender que se renegocien los parámetros de Maastrich».

Martin Feldstein, profesor de Harvard, Foreign affairs, 1997:

«En lugar de favorecer la armonía intraeuropea y la paz global es mucho más probable que el paso a la unión monetaria y a la integración política que se consiga conduca a un aumento de los conflictos dentro de Europa». «Una característica particularmente crítica de la unión monetaria europea es que no existe para los países miembros ninguna forma legítima de retirarse: la experiencia estadounidense de la guerra de Secesión del sur nos proporciona algunas lecciones sobre los peligros de un tratado que no ofrece posibilidades de salida. Las aspiraciones francesas a la igualdad y las alemanas a la hegemonía no son compatibles: los efectos económicos de una moneda única cotrarrestarían ampliamente cualquier ganancia que se pueda obtener de la facilidad comercial».

Dominick Salvatore, economista de la Fordham University de Nueva York, American economic review, 1997.

«Intentar una total unión monetaria de Europa es como poner el carro delante de los caballos. Un shock importante provocaría una insoportable presión en el interior de la Unión dada la escasa movilidad del trabajo, la inadecuada distribución fiscal y la actitud del BCE, que seguramente querría seguir seguir una política monetaria restrictiva para mantener un euro fuerte frente al dólar. Seguramente esta es la receta de importantes problemas futuros».

Paul Krugman, profesor de Princeton, Premio Nobel de Economía, Fortune, 1998:

«La unión monetaria no se ha concebido para contentar a todos. Se ha concebido para contentar a Alemania, para obtener esa severa disciplina antiinflacionaria que como todo el mundo sabe siempre ha deseado Alemania y seguirá deseando en el futuro».

Notas:

(1) Las llamadas provincias del Mezzogiorno

(2) Referente a la Liga del Norte, partido político de la región Norte de Italia de tendencia secesionista.

Alberto Bagnai es profesor de Política Económica en la Universidad Gabriele D’Annunzio de Chieti-Pescara. Ha publicado artículos en China Economic Review, Open Economies Review, Review of the World Economy, Applied Economics, y Economic Modeling, entre otras publicaciones. Autor del blog Goofynomics.

Fuente: http://www.ilfattoquotidiano.it/2012/06/18/teorico-serio-del-partito-anti-euro-litalia-deve-uscire-doloroso-ma-inevitabile/267023/#disqus_thread

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