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La seguridad y la confiabilidad del sistema electoral venezolano

Fuentes: Rebelión

Hace varios años el PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA (PCV) le reconoce al CONSEJO NACIONAL ELECTORAL su ardua labor desempeñada en la automatización de las votaciones, así como en la incorporación de tecnologías de punta en el novedoso Sistema de Autenticación Integral (SAI), con el cual se verifica la identidad del elector, asegurando así la correspondencia […]


Hace varios años el PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA (PCV) le reconoce al CONSEJO NACIONAL ELECTORAL su ardua labor desempeñada en la automatización de las votaciones, así como en la incorporación de tecnologías de punta en el novedoso Sistema de Autenticación Integral (SAI), con el cual se verifica la identidad del elector, asegurando así la correspondencia a cada elector de un solo voto; eliminando viejas prácticas de conocidos delitos electorales practicados desde la cuarta república por la usurpación de la identidad del elector, prácticas fraudulentas con las que votaban tanto los muertos, como también aparecían votando aquellos abstencionistas que no asistían nunca a sufragar.

El proceso electoral automatizado venezolano disminuye al mínimo y en mi opinión elimina hoy por completo todas aquellas prácticas de la cuarta república, mediante las cuales se irrespetaba la voluntad del elector, repartiéndose los votos de los partidos políticos minoritarios que no lográbamos tener testigos electorales y mucho menos miembros en todas las mesas de votación, con el agravante de que donde los teníamos las actas eran luego adulteradas en los organismos electorales municipales, estadales y nacional, motivo por el cual podemos asegurar que ningún proceso electoral anterior a la automatización fue confiable por haber existido un Sistema Integral de Fraudes que operó durante toda la cuarta república por parte de los partidos del estatus quo Acción Democrática y Copei.

Son tantos y tan amplios los procesos de auditorías que realizamos los técnicos electorales de todos los Partidos y Organizaciones con Fines Políticos, que incluso los propios observadores y acompañantes internacionales se han quedado estupefactos por el volumen del 54% de mesas que son auditadas en caliente al momento de cerrar las mesas que resultaron escogidas de manera aleatoria esa misma tarde para ser auditadas públicamente al cierre de los centros electorales, auditoría que realizan los miembros de mesa en presencia de los testigos electorales y del público presente al momento del cierre del acto electoral, cuando en ninguno de sus países se hace esto con más del 5% de las mesas. La misma oposición le solicitó el año pasado al CNE la realización de sus procesos de elecciones primarias confiando plenamente en el Poder Electoral y en el sistema automatizado; hasta el Centro Carter representando sectores del imperialismo declaró que tenemos el mejor Sistema Electoral del Mundo.

En diciembre del 2011 el CNE convocó la reunión con los Secretarios Generales de los Partidos Políticos, como de costumbre al comienzo de los procesos de auditorías para todos los comicios electorales, esta vez era para los convocados para el año 2012, como en esa oportunidad debían crear confianza en el ente electoral para que sus seguidores se movilizaran a votar masivamente se dedicaron a alabar al CNE y al sistema automatizado como nunca antes, luego de escucharlos y ver que los partidos de la alianza los felicitaban por tal abrumador reconocimiento. Mi intervención en representación del PCV fue para dejar bien clara la manipulación en cuanto a denunciar sus planes por ir a sus procesos de elección interna de candidatos únicos de la oposición, retándolos a que luego de eso no volvieran a sus usuales campañas de desprestigio de las autoridades electorales buscando cantar fraude cuando se vieran perdidos una vez se acercaran los procesos electorales; y precisamente eso mismo fue lo que hicieron. Demostrando así sus mentiras cada vez que tratan de enlodar el proceso electoral más eficiente y perfecto del mundo.

Antes del 7 de octubre la oposición lanzó una larga campaña contra las rectoras del ente comicial, trataron de hacer una torpe manipulación de encuestas, pretendieron violentar las leyes con la intención de difundir proyecciones antes del primer boletín oficial, preparando los escenarios para cantar fraude y convocar a acciones violentas, al final el propio candidato opositor se vió obligado a reconocer los resultados electorales. Quedó oculto que Coca Cola Internacional contrató la realización de 500 mil encuestas a boca de urna en 2 mil puntos del país entre las 6am y 6pm con dispositivos Pda para transmisión inmediata, contando con reportes en tiempo real que confirmaban a cada segundo la fulminante derrota electoral y toda intención por sacar de la silla presidencial al líder del proceso bolivariano por vía electoral o violenta.

El CNE debe esforzarse por mejorar la preparación de los miembros de mesa que cumplen con el servicio electoral y del voluntariado, de forma de ofrecer al elector una adecuada atención para la agilización del voto y la reducción de las colas, aplicar teoría de colas para una adecuadas reingeniería desde fuera del centro electoral, automatizar el registro de los acompañantes e implementar los cuadernos electrónicos, reduciendo pasos en la herradura y fortaleciendo la formación de los miembros de mesa y del electorado para la atención simultánea de un elector en cada paso de la herradura y lograr un aún proceso más rápido.

Para entender realmente lo que significan las auditorías que se realizan a cada proceso electoral el CNE a fines del 2010 editó un libro de «Auditorías del Sistema Electoral Venezolan», obra en la que se explica el sistema automatizado de votación y las auditorías que se aplican a todos y cada uno de los procesos electorales, se explican los componentes del sistema automatizado de votación que incluye el Registro Electoral (RE), el Sistema de Autentificación de Votantes (SAV), el Cuaderno de Votación, la Máquina de Votación, la Boleta Electrónica, la Infraestructura de Comunicaciones y el Sistema de Totalización; así como su marco legal.

Lo más importante de esta obra es que detalla cada una de las 16 auditorías que se le realizan a cada uno de los procesos electorales con la participación de especialistas de cada uno de los partidos y organizaciones con fines políticos, así como de las candidatas o candidatos por iniciativa propia, donde realizamos una larga serie de arduas jornadas de auditorías con duraciones que van desde 1, 2, 3, 4, 5, 14 y hasta 28 días, sin contar con la auditoría al Registro Electoral que se lleva de 3 a 6 meses debido a que auditamos los cortes mensuales ya que en Venezuela el Registro Electoral es permanente, de manera que allí se comprueba que no exista ningún tipo de comportamiento extraño en la incorporación de nuevos electores y electoras ni se presenten para elecciones regionales o municipales migraciones fraudulentas. Cada día se firma un acta donde se deja constancia de los procesos realizados y del total acuerdo por parte de los especialistas de todos y cada uno de los partidos y las organizaciones con fines políticos de no haber observado ningún tipo de errores, cada proceso electoral por lo tanto acumula entre 74 y 80 actas que dan fe de la pulcritud de los procesos electorales en la República Bolivariana de Venezuela.

Los 16 procesos de auditorías incluyen: 1.- la auditoría al Registro Electoral, 2.- la auditoría a la producción de los Cuadernos de Votación, 3.- la auditoría a la fabricación del desengrasante y la tinta indeleble, 4.- la auditoría de la base de datos de personas elegibles a los Organismos Electorales Subalternos, 5.- la auditoría al software de selección de los miembros a los Organismos Electorales Subalternos, 6.- la auditoría al software de la Máquina de Votación, 7.- la auditoría a la producción de las Máquinas de Votación, 8.- la auditoría a toda la Infraestructura Electoral, 9.- la auditoría al Sistema de Totalización, 10.- la auditoría de datos y código fuente del Sistema de Autentificación del Votante, 11.- la auditoría de producción del Sistema de Autentificación de votantes, 12.- la auditoría de predespacho del Sistema de Autentificación de Votantes, 13.- la auditoría de la Red de Transmisión de Resultados Electorales, 14.- la auditoría de predespacho de Máquinas de Votación, 15.- la auditoría de Cierre y 16.- la auditoría posterior.

Allí no se incluyen otros procesos en los que también estamos presentes todos los representantes de los partidos y organizaciones con fines políticos ante el CNE, como lo es la reunión previa con los Secretarios Generales para acordar el inicio de las auditorías, como tampoco la reunión conjunta que se realiza con los representantes del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (CEO-FANB) para coordinar el operativo de seguridad del Plan República, mecanismo encargado del traslado del material electoral previamente precintado, de asegurar los centros de votación y de mantener el orden público durante todo el proceso electoral a nivel nacional. Tampoco se mencionan allí nuestra presencia en cada uno de los procesos de selección aleatoria de los miembros de los Organismos Electorales Subalternos, la selección aleatoria de las mesas para la auditoría en caliente o de cierre, así como la presencia nuestra en los centros nacionales de totalización donde certificamos durante todo el día la no transmisión de datos hasta el cierre del acto de votación, presenciando la activación del sistema de transmisión de datos y viendo en tiempo real el comportamiento de la transmisión de datos desde cada máquina electoral, desde donde vemos pasar a las Rectoras y Rector del CNE a la verificación de la irreversibilidad de los resultados antes de dar públicamente el Primer Boletín Oficial.

La vieja consigna del «acta mata voto» o la quema de cuadernos electorales, propia de la cultura de fraude imperante en el país durante la cuarta república es un tema que, a mi juicio, yo, Roso Grimau, encargado del equipo de auditorías electorales por parte del Partido Comunista de Venezuela (PCV) ante el CNE, debe investigarse para dejar en evidencia todo el avance en transparencia y confiabilidad que ampara los procesos comiciales de la actualidad.

He sugerido en varias oportunidades a la directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) hacer esta investigación, con base en la necesidad de que nuestros jóvenes conozcan cómo eran los procesos en la cuarta república, ya que al no quedar escritos hay una pérdida de la memoria histórica, lo cual con preocupación declaré en entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias (AVN, 03 de abril de 2012).

«Grimau celebra que ahora exista un sistema automatizado en el que no haya intervención humana en el conteo y totalización de los votos. «Este es un avance significativo (porque) asegura la intención de voto de cada elector y electora».

-¿Qué recuerda usted de los procesos electorales en la cuarta república?

«Aquello del acta mata voto, ya que todos sabían que luego de firmadas las actas en la mesa electoral éstas eran cambiadas en los organismos electorales municipales y estadales».

Para Grimau, la investigación es necesaria. Sobran los argumentos.

«En los procesos de la cuarta república, muchas veces el material electoral, en lugar de ser llevado a custodia, se lanzaba en basureros y en ríos, impidiendo así realizar cualquier auditoría en caso de reclamos», situación que contrasta de manera estridente con la cantidad de auditorías que se realizan luego de que el CNE se erigiera como una institución independiente, tras el referéndum aprobatorio de la Constitución en 1999.

«Ahora se revisa cada detalle del registro electoral, de la data de los electores, de las depuraciones al registro, de los movimientos de electores de un municipio a otro, o de un estado a otro, de los programas electorales, de las máquinas, de los pendrives, de todo el material electoral, de la fabricación de la tinta y el desengrasante», enumeró.

Grimau es uno de los técnicos electorales que asiste al CNE en representación de su partido político. Cada organización registrada tiene su especialista en procesos electorales. Son ellos los que van a las auditorías, reuniones, hacen observaciones y, en particular, son los testigos de la transparencia en los comicios

Votaban hasta los muertos

El entrevistado recordó que durante las elecciones realizadas en el período puntofijista «votaban hasta los muertos».

Contó que Acción Democrática (AD), el partido más importante de la época, manejaba la data electoral. Sabía de los abstencionistas y de las personas fallecidas, datos con los que fabricaban cédulas de otros electores, se las entregaban a sus militantes y éstos iban a votar una y otra vez.

Grimau no olvida las elecciones de 1993, año en el que Rafael Caldera, quien se disputaba la presidencia con varios candidatos, entre ellos, Andrés Velásquez, ganó con 30% de aprobación.

En este particular, el técnico coincide con el articulista del diario Ciudad Caracas, Raúl Pineda, quien este martes escribió que en aquella elección a Veláquez, quien se presentó como el candidato de la izquierda, «no lo bajaron hasta el segundo, ni el tercer lugar, sino al último. Y nadie chilló, ni siquiera el matancero en desgracia».

Grimau rememora que la práctica de regalarse los votos era normal. «En las mesas electorales se repartían, por ejemplo, los votos del PCV, ya que al no tener ni miembros ni testigos de mesa los demás partidos se repartían nuestros votos.

El militante comunista insiste en que se realice una investigación de cada uno de estos hechos porque, como dice, son apenas algunos de lo que significó en el pasado una práctica común. Una cultura del fraude.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.