«La característica más llamativa del mercado laboral de los territorios árabes ocupados reside en las restricciones persistentes e impredecibles que por motivos de seguridad se imponen a la circulación de personas y mercancías. Esto, unido a un muro de separación que se aparta de la Línea Verde e impide físicamente el movimiento dentro de los […]
«La característica más llamativa del mercado laboral de los territorios árabes ocupados reside en las restricciones persistentes e impredecibles que por motivos de seguridad se imponen a la circulación de personas y mercancías. Esto, unido a un muro de separación que se aparta de la Línea Verde e impide físicamente el movimiento dentro de los territorios, así como entre los territorios e Israel, interrumpe la actividad económica normal de las empresas palestinas y es una de las principales causas del deterioro de las condiciones al que han de enfrentarse los trabajadores».
«Al igual que en años anteriores, este informe se ha preparado al término de las misiones de alto nivel a Israel y a los territorios árabes ocupados, así como a la República Arabe Siria. Una vez más, las misiones contaron con la plena colaboración de los interlocutores, reafirmándose el apoyo a los esfuerzos que realiza la OIT en aras de la paz y la seguridad en la región, mediante la supervisión y evaluación del desarrollo económico y social registrado en nuestros ámbitos de competencia. En las actividades desplegadas en los territorios árabes ocupados, la OIT siguió como siempre las orientaciones globales de las Naciones Unidas.
Este año, la colaboración se consideró especialmente valiosa dado que las misiones se programaron de forma que visitaran la región tras las elecciones democráticas al Consejo Legislativo Palestino del 25 de enero, y a la Knesset israelí del 28 de marzo de 2006. Así pues, las misiones presenciaron directamente una situación en la que un nuevo Gobierno de la Autoridad Palestina acababa de entrar en funciones, y en que aún estaba formándose un nuevo gobierno israelí. Las partes implicadas en el conflicto palestino-israelí, albergaban la esperanza de que estos cambios desembocaran en una nueva definición de las posiciones respectivas. Del mismo modo, importantes actores de la comunidad internacional recordaron a ambas partes sus obligaciones internacionales, y reafirmaron su compromiso con la búsqueda de vías que permitieran evitar un agravamiento de la crisis humanitaria y renovar el proceso de paz.
Lo que han podido comprobar las misiones es que la vida diaria de los trabajadores de los territorios árabes ocupados no sólo sigue siendo dramática, sino que además se ve agravada por nuevas incertidumbres políticas. Como destacó el Coordinador Especial de las Naciones Unidas para el proceso de paz del Oriente Medio, Álvaro de Soto, uno de los principales desafíos que se plantean en la actualidad es el de encontrar la manera de que las Naciones Unidas y otros actores internacionales velen por promover los intereses de la paz sin dejar de responder a las necesidades del pueblo palestino. Esto no puede lograrse únicamente a través de las actividades de los organismos internacionales, ya que los servicios que proporciona el Gobierno de la Autoridad Palestina son irremplazables.
El examen que la misión realizó de la situación de los trabajadores de los territorios árabes ocupados sirvió para destacar la grave crisis que siguen atravesando numerosos hombres y mujeres a los que no se permite trabajar normalmente, de manera productiva y en condiciones aceptables. Aunque el informe de la misión se redactó con un lenguaje objetivo, en él se presenta una situación que supone una afrenta diaria a la dignidad humana y una inmensa frustración acumulada contra los obstáculos múltiples y recurrentes que coarta la aspiración perfectamente normal de obtener unos ingresos que permitan vivir con dignidad.
La característica más llamativa del mercado laboral de los territorios árabes ocupados reside en las restricciones persistentes e impredecibles que por motivos de seguridad se imponen a la circulación de personas y mercancías. Esto, unido a un muro de separación que se aparta de la Línea Verde e impide físicamente el movimiento dentro de los territorios, así como entre los territorios e Israel, interrumpe la actividad económica normal de las empresas palestinas y es una de las principales causas del deterioro de las condiciones al que han de enfrentarse los trabajadores.
La evacuación de Gaza, que fue sin lugar a dudas un acontecimiento importante, ha puesto fin a las restricciones dentro de la Faja. Sin embargo, las posibilidades de recuperación económica y del empleo que este fin hubiera podido deparar se ven amenazadas por las continuas dificultades con que tropiezan los exportadores palestinos. A mediados de 2005, hubo ciertamente un período durante el cual el régimen de seguridad se relajó, lo cual permitió un repunte del empleo, pero más recientemente esa tendencia se ha invertido.
Cuatro de cada diez palestinos de los territorios viven en la pobreza con menos de 2,10 dólares de los Estados Unidos al día. En cifras absolutas, se ha pasado de 600.000 personas en esta situación en 1999, a 1.600.000 personas en 2005. Sólo una de cada diez mujeres puede trabajar fuera del hogar, a pesar de que las mujeres palestinas se encuentran entre las más cualificadas del mundo. El desempleo visible, sumado al gran número de trabajadores que han renunciado a la búsqueda activa de trabajo por considerarla estéril, afecta al 40 por ciento de la fuerza laboral Palestina. Dos de cada cinco personas que trabajan en Gaza, y una de cada cinco en la Ribera Occidental, están empleadas por la Autoridad Palestina. Se calcula que de estos salarios viven unas 900.000 personas.
Los intrincados vínculos que existen entre el desarrollo económico, social y político por una parte, y la paz y la seguridad por otra, deben ocupar el lugar preferente en nuestra reflexión destinada a resolver los problemas continuos y generalizados de la vida diaria que han de afrontar la población de los territorios árabes ocupados. Esta es la premisa de base de la que parten los esfuerzos de la OIT en la región y en otros lugares: la seguridad económica y social es una condición para lograr una paz duradera. Como indica el Secretario General de las Naciones Unidas en su informe titulado Un concepto más amplio de la libertad: «no tendremos desarrollo sin seguridad, no tendremos seguridad sin desarrollo, y no tendremos ninguna de las dos cosas si no se respetan los derechos humanos». El reto al que nos enfrentamos es conseguir que todas las partes materialicen esta visión en el logro de la paz y en medios de acción pacíficos.
Una dimensión importante del corpus normativo internacional sobre derechos humanos es el derecho de los trabajadores y los empleadores a asociarse libremente y a constituir y afiliarse a organizaciones que estimen convenientes. En las condiciones que hoy imperan en Palestina, los avances registrados en el ejercicio de este derecho podrían desempeñar un importante papel para crear unos cauces de ayuda y representación transparentes, integradores y eficaces, que propicien la existencia de empresas sostenibles, el comercio internacional y el aumento del empleo. Entre los mandantes de la OIT en todo el mundo, numerosas son las organizaciones de empleadores de trabajadores que surgieron antes de que se asentara un estado independiente en su país. Estas organizaciones no sólo desempeñaron un importante papel en el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo en momentos a menudo turbulentos, sino que también contribuyeron a la expansión y profundización de una cultura cívica y democrática que permitía resolver los problemas sobre la base del respeto mutuo y del diálogo. La misión se ha reunido con los interlocutores sociales palestinos, y ambos comparten la exigencia universal que expresan todas las organizaciones de trabajadores y de empleadores del mundo, a saber, que su condición de tales se garantice a través de una legislación que sea acorde con las normas de la libertad sindical y de asociación de la OIT.
Los derechos de los trabajadores palestinos y sus familias constituyen uno de los pasos fundamentales que han de darse en el camino hacia el desarrollo socioeconómico, la seguridad, la paz y una mayor libertad en los territorios árabes ocupados. Por este motivo, el Consejo de Administración de la Oficina Internacional del Trabajo y la Conferencia Internacional del Trabajo han atribuido un papel constructivo a la OIT para que, a través de sus programas, contribuya a mejorar la vida de los hombres y mujeres que trabajan y la de sus familias en la región. A este respecto, el programa reforzado de cooperación técnica para los territorios árabes ocupados, sobre el que la Oficina informará de nuevo en noviembre de 2006, recibe un amplio apoyo de todas las regiones y de todos los grupos del Consejo de Administración.
La OIT siempre ha mantenido que la seguridad no es tan sólo una cuestión militar. Las afirmaciones que figuran en la Constitución de la OIT, según las cuales «la pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad de todos» y «la paz universal y permanente sólo puede basarse en la justicia social», resultan sumamente pertinentes en la actual situación en Oriente Medio.
En este conflicto que todavía está sin resolver, la seguridad de las personas es deficitaria tanto en el lado israelí como en el palestino. Desde que regresaran las distintas misiones, se ha producido un recrudecimiento alarmante de la violencia, que se cobra numerosas víctimas por ambas partes, incluidos niños. El Gobierno de Israel insiste en la seguridad física de sus ciudadanos. La Autoridad Palestina pone de relieve la inseguridad económica y social, así como la seguridad física de los palestinos que viven bajo la ocupación. La seguridad en Israel, considerada tanto en su aspecto físico como social y económico, no puede disociarse de la que necesita la población palestina que vive en los territorios ocupados. La seguridad global de ambos pueblos está íntimamente entrelazada. Existe una responsabilidad compartida de resolver de manera conjunta toda la problemática planteada. La OIT confía en que, sobre la base de sus competencias específicas y de su tradicional relación con los mandantes tripartitos de la región, será capaz de contribuir a la renovación del proceso de paz.