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La sofistificación de los grandes medios

Fuentes: Correio da Cidadania

Traducido del portugués para Rebelión por Susana Merino

Si alguen se toma el trabajo, por pequeño que sea, de hacer un seguimiento de los noticieros de los grandes medios con respecto a las actividades diarias de los candidatos a la Presidencia de la República, notará el grado de sofisticación que despliegan las empresas de comunicación para tratar de demostrar su pretendida neutralidad.

Es cierto que no dedican prácticamente el menor espacio a los que llaman candidatos enanos, lo que de inmediato los califica peyorativamente, aunque esto parezca coincidir con el sentido común de la población. De modo que cuando el sentido común coincide con sus intereses, aunque sea incorrecto desde el punto de vista de la vida democrática, ninguno de los grandes medios designa a alguno de sus comentaristas políticos para explicar que esa connotación debería rechazarse.

Por otra parte dedican religiosamente el mismo espacio a los tres candidatos que consideran no-enanos, o sea, aquéllos que tienen verdaderas posibilidades de disputar la presidencia con éxito. Es decir, que los grandes medios han decidido, no se sabe bien a partir de qué criterios, que la candidata Marina Silva no es enana, aunque las encuestas de intención de voto muestren que sólo cuenta con menos del 10% de las preferencias del electorado.

Mientras tanto, el aspecto más sofisticado de la cobertura de los grandes medios de comunicación sobre las actividades diarias de esos tres candidatos se halla en la misma cobertura. Es cierto que tienen alguna dificultad para cubrir las actividades electorales de la candidata Marina Silva, puesto que en general son muy reducidas, pero aún así los medios consiguen escucharla o filmarla en el Senado con el objeto, aparentemente, de que no los acusen de excluir del espacio periodístico a una de las principales candidatas.

Con relación a los otros dos candidatos, Dilma y Serra, los grandes medios se superan a sí mismos. Dilma puede estar en un comité, en una caminata, en una reunión popular, pero sus imágenes la muestran siempre sola, pronunciando un discurso o en una entrevista con énfasis en los tramos en que menciona lo que hay que hacer. Mientras que Serra, por el contrario, aparece siempre rodeado de gente que lo abraza, alzando a niños pequeños, conversando con otras personas, y sus frases son cortas y directas, especialmente orientadas a manifestarse con promesas que no figuran en su programa de gobierno.

Es evidente que los grandes medios han hecho su propia elección y han encontrado una forma inteligente de mostrar sus preferencias, aparentando neutralidad. Serra estaría con el pueblo mientras que Dila se hallaría lejos del contacto popular. Serra dice lo que va a hacer. Dilma se refiere a lo que puede hacer. El periodismo se ha transformado en un medio de propaganda extremadamente sofisticado.

Lo que no parece ser el caso de la jurisdicción electoral, que en una publicidad institucional convoca a la población a ejercer el democrático derecho al voto. En esa publicidad, la figura del futuro presidente recibiendo la banda presidencial es un hombre. En una campaña en la que los grandes medios consideran que existen tres pretendientes principales, de los cuales dos son mujeres, presentar una imagen masculina del futuro presidente es al menos un grueso error. Y en el peor de los casos una propaganda subliminal.

Asombra que los responsables de las campañas de las candidatas no hayan protestado y realizado alguna acción para cambiar esas publicidades.

Wladimir Pomar es analista político y escritor.

Fuente: http://www.correiocidadania.com.br/content/view/4908/46/

rCR