Temores sobre las finanzas de los gobiernos del mundo se propagaron a los mercados el martes, a medida que varias reducciones de calificación de riesgo sirvieron para recordar la fragilidad de la recuperación global.
Fitch Ratings redujo la calificación de riesgo de Grecia al nivel más bajo de los 16 países de la zona euro, lo que causó temores de que el país pueda desatar la peor crisis fiscal jamás vista en los 10 años de la unión monetaria europea. La calificación de compañías estatales de Dubai fue reducida, lo que renueva la preocupación sobre el emirato árabe. Moody’s Investors Service también informó que la calificación del Reino Unido corría riesgo si éste no reducía su déficit.
Incluso a medida que se afianza la recuperación, el deterioro de los balances de algunos gobiernos representa un riesgo latente. Para algunos países, como Grecia, estos problemas preceden a la crisis, mientras que para otros, como Estados Unidos y el Reino Unido, son consecuencia directa de sus esfuerzos por combatir la crisis financiera y económica.
La situación de Grecia presenta un dilema para el Banco Central Europeo y la Comisión Europea: ¿deberían rescatar al país o permitir que colapse un miembro de la zona euro? La primera opción podría reducir la presión por disciplina fiscal mientras que la segunda perjudicará la credibilidad del gran experimento europeo de una moneda única.
Los inversionistas reaccionaron a los acontecimientos alejándose de activos más riesgosos, en busca de la relativa seguridad del dólar en detrimento del euro y la libra esterlina. Los bonos de países más riesgosos cayeron. El Promedio Industrial Dow Jones declinó 104,14 puntos, a 10.285,97, su mayor caída desde el 27 de noviembre, después de que Dubai dijera que retrasaría los pagos sobre la deuda emitida por una firma estatal.
El euro es la pieza central del camino de Europa hacia la unificación política, pero los escépticos han advertido por mucho tiempo que la unión monetaria no es sostenible sin un gobierno pan-europeo más fuerte.
El ministro de finanzas ruso se sumó al coro de preocupaciones, al decir ayer que su país sigue siendo «un eslabón débil» en la economía global y correría riesgo si el flujo de dinero que ahora entra en Rusia revirtiera su curso. En los próximos meses, Rusia intentará obtener préstamos en moneda extranjera por primera vez en una década.
Los problemas de Grecia son especialmente significativos porque representan las primeras brechas en la unión monetaria de Europa desde su creación en 1999. La unión comparte una sola moneda y una sola política monetaria, pero sus 16 miembros tienen políticas fiscales individuales.
Fitch redujo la calificación de Grecia a BBB+, citando la falta de acción por parte del país para controlar su déficit presupuestario. Los problemas de una deuda ascendente y una economía deprimida son comunes a la mayoría de miembros de la zona euro en distintos grados, incluidos Portugal, Irlanda y España, lo que crea el riesgo de contagio si los inversionistas abandonan los activos griegos.
«Esto pone en entredicho la viabilidad a largo plazo de la membresía actual del euro», dice Simon Tilford, economista jefe del Centro para la Reforma Europea, un centro de investigación de Londres. «Según la tendencia actual», añade, «acabaremos con un estancamiento económico y más tensiones políticas en la zona euro y, en el peor de los casos, crisis fiscales y una erosión del apoyo político para una membresía continuada».
Los inversionistas le dieron la espalda al euro ante la reducción de la calificación de Grecia, y la divisa cayó tanto contra el dólar como contra el yen. En la tarde de ayer en Nueva York, el euro compraba US$1,4704, frente a US$1,4813 el día anterior, con lo que continúa una caída iniciada el viernes cuando EE.UU. reportó datos laborales positivos.
Los mercados bursátiles en EE.UU. y Europa también cayeron el martes, y las acciones griegas perdieron más de 6%. En busca de seguridad, los inversionistas impulsaron los precios de los bonos del gobierno en EE.UU. y Alemania. El Tesoro estadounidense informó que vendió US$29.000 millones en bonos a cuatro semanas con un rendimiento de 0%.
La prima que los inversionistas piden por tener bonos del gobierno griego a 10 años comparado con los bonos del gobierno alemán, considerados más seguros, alcanzó su punto más alto desde abril. Eso encareció la refinanciación de la deuda para Grecia y aumentó sus problemas fiscales.
Aun así, el hecho de que los mercados financieros «estén castigando a lo malo y premiando a lo bueno es algo positivo», dice David Woo, director de estrategia monetaria global de Barclays Capital en Londres. Sostiene que lo que Grecia ahora afronta, un regaño público y mayores costos en sus préstamos, es «una modalidad de disciplina política para que el gobierno haga lo correcto».
El ministro de Finanzas griego, George Papaconstantinou, prometió medidas para restaurar la credibilidad fiscal del país. «Haremos lo que sea necesario para cumplir nuestros objetivos de mediano plazo», dijo a los reporteros.
El recién electo gobierno socialista griego hasta ahora no ha convencido a los funcionarios de la Unión Europea ni a los inversionistas de que tomará las medidas dolorosas, sobre todo en lo que se refiere al gasto, que los analistas creen necesarias para evitar una crisis de deuda. En cambio, se espera que Irlanda anuncie el miércoles recortes de gastos por miles de millones de euros, que incluirán servicios públicos.
Los crecientes problemas de Grecia subrayan el antiguo temor de que la zona euro carece de las herramientas para asegurarse de que las deudas de los países miembros no se descontrolen.
Las instituciones europeas tienen sólo un poder limitado para forzar a Grecia a obedecer las normativas de la Unión Europea sobre el gasto gubernamental. La Comisión Europea, por ejemplo, puede imponer multas pero eso sólo agravaría los problemas financieros de Grecia.
http://www.iarnoticias.com/2009/noticias/europa/0564_wsj_grecia_crisis_09dic09.html