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Ponencia de Alí Rodríguez Araque, Ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica

La Transición hacia al Socialismo

Fuentes: psuv.org.ve

Cuando se habla de socialismo, inmediatamente uno se traslada a lo que han sido experiencias revolucionarias o también a referencias teóricas. La más importante de todas las referencias teóricas es la de Marx, y hay referencias históricas por hechos de tanta trascendencia como fue la Revolución Rusa, la experiencia de la Unión Soviética, la experiencia […]


Cuando se habla de socialismo, inmediatamente uno se traslada a lo que han sido experiencias revolucionarias o también a referencias teóricas. La más importante de todas las referencias teóricas es la de Marx, y hay referencias históricas por hechos de tanta trascendencia como fue la Revolución Rusa, la experiencia de la Unión Soviética, la experiencia china, la experiencia vietnamita, la experiencia cubana, y bueno, la experiencia nuestra que ya tiene algo que decir en cuanto a lo que puede considerarse socialismo en las condiciones de Venezuela en el siglo XXI.

Yo, como soy marxista, voy a comenzar por Marx. ¿Cómo concibió Marx el socialismo? Para Marx, el socialismo era la transición entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista. Es decir, entre una sociedad clasista caracterizada en la explotación del hombre por el hombre, hacia una sociedad sin clases, donde incluso el Estado se extingue, desaparece el Estado, porque según la tesis de Marx, si no hay la clase que ejerza violencia, el dominio sobre otra clase, pues ya el Estado pasa a ser un factor innecesario, irrelevante. En consecuencia, utiliza la frase de «extinción del Estado».

Fue un debate muy fuerte, muy interesante -se lo recomiendo a quienes les interesen estas cosas históricas- entre Marx y Bakunin, porque Bakunin quien es el gran ideólogo del anarquismo sostenía la abolición violenta del Estado. Marx criticaba esa tesis señalando que el comunismo precisamente era la desaparición de las clases sociales, y en consecuencia el Estado se convertía en algo innecesario que se extinguía por sí mismo.

Para precisar algunas referencias de lo que decía Marx, comienzo por recomendarles una lectura que se refiere a la Contribución a la crítica de la economía política. Voy a leer unos párrafos. Él comenzó a escribir este material antes de elaborar El Capital, y fue como el primer bosquejo de El Capital.

Dice Marx algunas cosas bien interesantes. Voy a leerlas literalmente, dice: «El primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho…»

Para los que no lo saben, Hegel fue quizás el pensador filosófico más avanzado que tuvo Alemania antes de Marx. Leer a Hegel es un tanto complicado, pero era una cosa impresionante por la densidad del pensamiento, porque podría decirse que Hegel fue la síntesis de todo el pensamiento filosófico, desde los griegos hasta la época donde él aborda la crítica de todo el pensamiento filosófico hasta sus días, y la gran virtud de Hegel es que fue el creador de la dialéctica como método de análisis.

Entonces dice Marx, que él hizo una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los anales francoalemanes que se publicaban en París. Dice: «Mi investigación me llevó a la conclusión -y aquí comienzan a llegar las cosas sustanciales- de que tanto las relaciones jurídicas como las formas del Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución del espíritu humano, sino que por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida, cuyo conjunto -resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII bajo el nombre de sociedad civil, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política…»

Pero lo más sustancial es lo siguiente, que él mismo subrayó, dice: «…en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad; relaciones de producción que corresponden a una fase determinada del desarrollo de sus fuerzas productivas materiales…»

¿Qué quiere decir esto en lenguaje más sencillo? En la existencia humana, y muy particularmente dentro de una sociedad determinada capitalista, se establece una relación entre los hombres, entre los miembros de esa sociedad. Unos que son los dueños de los medios de producción, y otros que trabajan para los dueños de los medios de producción. Lo que se conoció también como la división social del trabajo.

Entonces él dice que en su vida cotidiana los hombres establecen determinadas relaciones ajenas a su voluntad. El trabajador no escoge ser trabajador, el burgués tampoco escoge ser burgués. Surgen de la propia realidad del capitalismo o de cualquier otra formación social.

Dice: «…El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.»

Marx tenía la característica de que no escribía una sola frase que no expresara un concepto. Era un hombre de una gran densidad de pensamiento.

Desarrollando esta idea de Marx, señala que el conjunto de esas relaciones de producción entre los dueños de los medios de producción y el resto de la sociedad, surge entonces un conjunto de relaciones que van conformando lo que en otra parte llama la superestructura jurídica del Estado: las constituciones, la leyes que consagran la propiedad privada, que protegen la propiedad privada, que protegen un conjunto de relaciones de poder dentro de la sociedad, donde unos controlan no solamente el poder económico por tener el control de los medios de producción, sino que controlan también el poder político, el poder jurídico: tribunales, administración de justicia, policía, etcétera, pero no sólo eso, lo más importante dice que a esa formación jurídica, económica, política, corresponden determinadas formas de conciencia social.

Dentro de la sociedad capitalista no solamente existe una estructura de poder y de dominio, sino que incluso los dominados tienen una determinada conciencia social también, formada por la clase dominante. En otro trabajo que escribieron Marx y Engels, que se llama La ideología alemana, señalaban que el que tiene el poder material sobre la sociedad ejerce también el poder espiritual. Eso se logra precisamente a través del desarrollo de los medios culturales, los medios de comunicación, la escuela, las religiones, etcétera.

De manera que el trabajador considera como natural ser trabajador y ser explotado, y el burgués considera como un hecho natural, también, ser propietario, ejercer el control de los medios de producción y que alguien trabaje para él, y que además no solamente trabaje para él, sino que le rinda una plusvalía.

Es decir, hay una cultura, un sistema de valores que es lo que establece el más pleno dominio de una clase sobre el resto de la sociedad, porque toda la sociedad entonces tiene como su sistema de valores, como sus principios, como guías en la vida, esa estructura, ese tipo de relaciones.

A eso se refiere Marx cuando habla de la conciencia social, dice: «El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general…»

Y dice: «…No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.» Luego continúa con una serie de reflexiones que no voy a repetir literalmente, les recomiendo que las lean.

Yo, incluso, les puedo dejar esto que son párrafos seleccionados para comenzar por la definición de lo que él considera es el conjunto de relaciones que se establecen en las sociedades clasistas y cómo se conforma entonces la conciencia social.

Hay otro trabajo de él que les recomiendo que se llama La crítica del programa de Gotha. Ese es el programa de los socialdemócratas alemanes que él criticó y que hace una cantidad de aportes muy importantes. Entre tantas cosas dice: «Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el peligro de la transformación revolucionaria de la primera y la segunda». (Aplausos)

A este período corresponde también un período político de transición, y el Estado de este momento no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado. Él parte de un principio, cómo concebía a la revolución. Decía que en la sociedad capitalista se van desarrollando las fuerzas productivas ¿Qué son las fuerzas productivas de la sociedad? En primer lugar, el conocimiento del ser humano, la tecnología, el desarrollo de distintos medios tecnológicos, distintas formas de incrementar la productividad del trabajo dentro de la sociedad.

Pero él señala que en la medida en que se van desarrollando las formas de producción que lleva esta vez a una mayor concentración de la riqueza, choca con las relaciones de producción, porque la relación entre el propietario y los medios de producción, es una bien distinta de la relación entre los que no son propietarios de los medios de producción y esos medios de producción. Eso termina provocando una contradicción que sólo se resuelve mediante la revolución.

Entonces, él mismo señala que surge entonces un período de revolución social. (Aplausos)

Todas esas tesis surgen de la reflexión que hizo Marx sobre la Inglaterra, el capitalismo inglés del siglo XIX. Él mismo en El capital dice que tomó el modelo inglés que era para entonces el capitalismo más desarrollado del mundo, y para poder entonces determinar las leyes del capitalismo y prever la forma social que surgiría después del capitalismo, pues él tomaba como modelo de estudio el capitalismo inglés.

Aquí, entonces, hay que hacer una acotación. El capitalismo inglés se caracterizó en su surgimiento por una sobreexplotación de los trabajadores, no se había llegado todavía a la Revolución Industrial que introdujo la máquina de vapor, introdujo un conjunto de medios tecnológicos que aliviaban un poco las penalidades a las que eran sometidos los trabajadores que trabajaban 12, 14, 16 y hasta 20 horas de jornada laboral.

Recuerden que en Estados Unidos el conflicto de Chicago surge precisamente porque los trabajadores reclamaban 8 horas. Bueno, en Inglaterra era mucho peor todavía, quienes lean la novela de Charles Dickens, por ejemplo, encontrarán narraciones de verdad conmovedoras de grave explotación sobre todo de los niños, y en el Capítulo XXIII -a los que tengan la paciencia de leer El Capital- donde se dedica al estudio de la acumulación originaria, igualmente encontrarán descripciones terribles de la sobreexplotación, no solamente de los hombres, sino también de las mujeres y de los niños.

Las jornadas de trabajo, como les dije, eran sumamente extensas, de manera que el desarrollo industrial en Inglaterra que cobra mayor pujanza con los avances tecnológicos, sobre todo la invención de la máquina de vapor, que sustituyó a miles y miles de obreros al incrementar la productividad en el proceso tecnológico, generaba contradicciones cada vez más violentas, y de allí Marx deducía entonces que sobrevendría la revolución social.

Pero la pensó no solamente referida a Inglaterra, sino también a Alemania, a Francia y a Estados Unidos, porque eran los países capitalistas más desarrollados y donde el choque que él definía entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción provocarían la revolución.

La segunda reflexión de Marx es que por haberse ya internacionalizado esta forma de explotación capitalista, se creaban las condiciones para el surgimiento de la unión de la clase obrera en esos países. De allí surgió la tesis o la consigna de proletarios de todos los países unidos, surgió La Internacional como una forma de dotar al movimiento obrero mundial de una visión revolucionaria de herramientas teóricas, de herramientas para el análisis de las realidades, de instrumentos de lucha y de un instrumento por excelencia de lucha que era el partido. De allí surgió la Primera Internacional.

Bueno, nada de eso se dio por distintas circunstancias. Las revoluciones que han triunfado en el mundo y que han asumido el carácter de socialistas, no han sido producto de esa contradicción que señaló Marx, del desarrollo de las fuerzas productivas que chocan con las relaciones de producción. Las revoluciones han ocurrido en países como Rusia, que era el país capitalista más atrasado de Europa.

Lenin tuvo la tesis que lo diferenciaba de Marx, al llegar a la conclusión y comparando el sistema capitalista mundial con una cadena compuesta por distintos eslabones decía: En Rusia está el eslabón más débil de la cadena capitalista y en consecuencia es posible que triunfe una revolución socialista en Rusia, pero inmediatamente después de la toma del poder, él entendía perfectamente que sin el desarrollo de la revolución en Europa era imposible la consolidación de la Revolución Rusa.

Estableciendo cierto símil histórico, lo que pensó Bolívar con relación a la Independencia de Venezuela, consideraba que la Independencia en Venezuela no se podía consolidar si no se garantizaba la independencia del imperio español en toda América Latina. En el caso de Marx en una fase histórica, económica, social, de mayor desarrollo que el que tenía América Latina para la época de Bolívar.

Bueno, Lenin llega a la conclusión de que es necesario impulsar la revolución en otros países. Por eso también Lenin le presta una enorme atención a La Internacional comunista y concentra un particular esfuerzo en la Revolución Alemana. La derrota de la Revolución Alemana fue un durísimo revés para el propio desarrollo, y diría yo que para la suerte ulterior de la revolución en Rusia.

Yo voy dando estos elementos de experiencias históricas para retomar después estos temas cuando abordemos la segunda parte que es el problema del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela.

En China, mucho más atrasada que Rusia, Mao no habla de socialismo, habla de la democracia popular y surgen las tesis de la democracia popular porque consideran que la primera tarea del socialismo es resolver tareas que no resolvió el poco desarrollo capitalista en esos países.

En todos los países de Europa Oriental no se establecieron repúblicas soviéticas como en la Unión Soviética, sino repúblicas populares comenzando por Alemania. Eso obedece a la reflexión que hacían de las condiciones históricas en que se desarrollaban los procesos revolucionarios en esos países. Hay que tomar en cuenta que los llamados países democráticos populares de la llamada Europa Oriental, surgieron no como consecuencia de las revoluciones internas, no como consecuencia a esas contradicciones que señalaba Marx, sino como consecuencia del desenlace de la Segunda Guerra Mundial y de la derrota del nazismo alemán que lleva a que gran parte de Europa sea ocupada por el Ejército Rojo Soviético; por supuesto, con aliados internos en todos estos países.

Este rápido paseo por esas experiencias, es para contrastar esas realidades con la realidad nuestra; y entonces entro en el problema del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela y la llamada transición hacia el socialismo en Venezuela.

Para uno poder caracterizar esa transición tiene que partir de la realidad actual, de la realidad que queremos transformar. Y yo comienzo por algo que ya seguramente muchos de ustedes me han oído comentar.

El capitalismo venezolano tiene ciertas peculiaridades, sin cuya comprensión es imposible entender la realidad venezolana, porque además son pecualiridades que lo diferencian grandemente de otros capitalismos del mundo, porque no todas las formaciones capitalistas son iguales, esa es una de las cosas que señala Marx en estos textos que les estaba comentando hace rato.

Ni siquiera los capitalismos de América Latina son iguales unos con otros. Por eso, fundamentalmente tienen características comunes, pero tienen muchas otras características que los diferencian y, muy particularmente, el caso del capitalismo venezolano.

Ya es un lugar común en Venezuela hablar de capitalismo rentista, y creo que ya todos aceptamos eso como la caracterización del capitalismo venezolano. Cuando hablamos de capitalismo rentista, de qué estamos hablando. De un capitalismo distinto al capitalismo puro y simple. Cuando le ponemos un apellido, un adjetivo, es porque estamos hablando una cosa diferente.

Los procesos de acumulación característicos de los capitalismos, llamémoslos normales, son el producto de la explotación directa de los capitalistas sobre los trabajadores, de la extracción de plusvalía de los trabajadores. Eso fue el caso de Alemania, el caso de Francia, de la propia Rusia presoviética, de los Estados Unidos, y podría decir que también de muchos países capitalistas de América Latina.

En el caso de Venezuela, hay un detalle muy importante y que voy a tratar de explicar con la mayor sencillez posible. Desde los tiempos de la Corona Española se estableció un régimen legal sobre las minas, según el cual las minas pertenecían a la Corona, de manera que cualquiera que descubriera una mina no podía explotarla sin el permiso de la Corona.

Bueno, eso además era un principio universal de la época feudal, porque todos los recursos naturales eran propiedad del Rey, y entonces podía otorgarlos bien en propiedad, bien en posesión, a cambio de una contribución. El término de «regalías» viene de ahí, la parte del Rey, la regalía es la parte del Rey, en inglés royalty, es la misma cosa.

De manera que, por ejemplo, campesinos que ocupaban las tierras tenían que pagarles buena parte de sus cosechas a los propietarios de las tierras a quien el Rey le había entregado para usufructo, a la nobleza feudal que era la que le servía de apoyo de sostén a la Corona, a la realeza.

Esas leyes se fueron transformando en la época capitalista, particularmente en Francia, a raíz de un famoso discurso del señor Mirabeau: Se está haciendo propiedad nacional sobre las minas, por considerarse que sólo en las medidas en que las minas eran propiedad del Estado, se podía evitar la explotación irracional y el agotamiento prematuro de esa riqueza que había colocado allí la naturaleza.

Bolívar, en 1829, dicta un Decreto muy conocido, el Decreto sobre Minería de Quito, que establece el principio de que las minas corresponden a la República. De esa gerencia, Bolívar tenía mucha influencia, de la Enciclopedia Francesa y de lo que quizás fue una de las experiencias que más lo ilustró, que fue la experiencia francesa.

Desde entonces, con algunos ajustes, en Venezuela como el resto del mundo o la mayor parte del mundo, el régimen minero se caracteriza precisamente porque es el Estado el que ejerce la propiedad o la administración de las minas. En prácticamente todas las constituciones en Venezuela, salvo breves períodos, brevísimos períodos, en la época de la Federación se ha establecido el principio de que las minas corresponden al Estado.

El hecho de que el Estado tenga entonces el monopolio sobre las minas, y muy particularmente sobre las riquezas petroleras, le permite al Estado establecer como obligación para el que quiera explotar esas riquezas, una contribución que en las anteriores leyes petroleras se llamaba impuestos de exportación, pero que normalmente se conocen como regalías.

¿Cuál es la naturaleza económica de esas regalías? Es lo que en términos de la economía clásica se conoce como renta de la tierra. Y ¿qué es la renta de la tierra? Lo que vengo explicando. Quien ejerce el monopolio sobre un recurso natural, le establece una contribución patrimonial al que quiera obtener algún provecho de esos recursos naturales.

En estos típicos, es en el caso de la agricultura. Si Aristóbulo es propietario de 10 hectáreas y esas tierras son muy buenas para producir maíz, y el maíz tiene buen precio, y yo tengo la experiencia como capitalista productor de maíz, tengo capital, pero no tengo tierras; él tiene tierras, pero no tiene capital; yo le digo a Aristóbulo, mira: tú tienes 10 hectáreas ahí, yo las necesito para producir maíz. Aristóbulo, propietario de las tierras, me dice está bien, pero cuánto me vas a pagar, o me pagas un arrendamiento o me compras.

Eso se llama cánon de arrendamiento, es una renta de la tierra. Sin él mover un dedo, se está apropiando de parte del yo capitalista que exploto a la «Negra» Antonia, produciendo maíz. A la propietaria Antonia le extraigo plusvalía, y de la plusvalía que le extraigo a Antonia y a Ana Elisa, que son proletarias y que producen maíz para mí, recojo el maíz, lo coloco en el mercado, les pago a éstas su salario, tomo mi ganancia, le pago a Aristóbulo el arrendamiento por la tierra, la renta de la tierra, y si fuera Rey, sería la regalía. Es igualito. La naturaleza económica es exactamente la misma.

En el caso del petróleo funciona exactamente igual. El Estado, propietario de los recursos petroleros, le establece como obligación, primera obligación, que el que quiera acceder al recurso petrolero tiene que pagar una regalía.

En la vieja Ley del 43, la regalía era del 16,3%, es decir, un sexto por cada seis barriles que extraían las compañías petroleras, tenían que pagarle con un barril al Estado, bien en especie o bien en dinero. Normalmente, el Estado le decía a la compañía vende el barril, no me entregues el petróleo en especies, sino entrégame el dinero.

Después del triunfo del Presidente Chávez, y después de todos los conflictos que hemos superado, esa regalía se ha subido al 33%; de cada 100 barriles 33 vienen para el Estado, para eso el Estado no tiene que mover un dedo, no tiene que invertir. No. De allí viene entonces un flujo de renta hacia el Estado que no ha generado el esfuerzo productivo interno. No es producto de la explotación de la «Negra» Antonia y Ana Elisa, sino es producto de que Aristóbulo, en este caso, impone esas contribuciones que las ha incrementado sucesivamente, y entonces Aristóbulo tiene un doble beneficio, porque como aprendió también a producir maíz, ya no solamente cobra por el alquiler de la tierra, sino que él mismo produce maíz.

Aplicando este ejemplo en el caso del petróleo, el Estado venezolano, desde la nacionalización petrolera, al asumir el control de PDVSA no solamente cobra esas regalías, sino que al invertir en la producción petrolera, para extraer petróleo, procesarlo y venderlo, obtiene también una ganancia.

La categoría característica del terrateniente, de los regímenes terratenientes, del régimen feudal, la categoría dominante es la renta de la tierra. En el capitalismo la categoría dominante es la ganancia. Es decir, los capitalistas aunque en algunos casos obtienen rentas, fundamentalmente apuntan hacia obtener la ganancia sobre la base de extracción de la máxima plusvalía posible de los trabajadores.

En el caso de Venezuela, entonces, se integran dos factores en el proceso de acumulación: La plusvalía extraída de los trabajadores venezolanos, pero también un ingreso que viene del exterior.

Eso es plusvalía internacional que viene hacia Venezuela bajo la forma de renta petrolera que es renta de la tierra también.

Ahora, en el caso del petróleo se incorpora otro elemento muy importante que es que por estar alojado en la tierra y por ser la tierra el sustento material de la soberanía de los Estados, integra un problema también de soberanía, pero lo que quiero subrayar no es tanto estos hechos que pueden dar lugar a muchos otros comentarios.

Lo que quiero destacar es lo siguiente: A diferencia de los Estados capitalistas, llamémoslos normales, que tuvieron como primer problema cómo recaudar los ingresos para poder pagar los gastos del Estado, vale decir los gastos para mantener la Fuerza Armada, los policías, los tribunales, los empleados públicos, los gastos en materia de infraestructura, para la salud, la educación, carreteras, etcétera, los Estados capitalistas típicos tuvieron que establecer un sistema tributario, es decir, un sistema de extracción de impuestos de la sociedad muy rígidos, muy estrictos y no solamente establecieron leyes muy severas, con castigos muy severos, sino que desarrollaron también una cultura tributaria.

En cualquier país europeo o en Estados Unidos el que no paga impuestos sabe que está incurriendo en un delito que es severamente castigado, y siempre saco el ejemplo de Al Capone en Estados Unidos. A Al Capone no lo pusieron preso porque era un gangster y porque había matado a un gentío, no, lo pusieron preso porque le demostraron que no había pagado impuestos. No sé si ustedes vieron la película Los Intocables, ahí aparecía bien ilustrado lo que les estoy diciendo.

En Venezuela, no fue necesario eso porque el Estado ha tenido un caudal de ingresos tan grande que no requería desarrollar un sistema tributario muy rígido como en los países que les he mencionado. Tenía suficientes ingresos para pagar el gasto público y no solamente para gasto público, tenía ya entonces un excedente que tenía que distribuir de alguna manera.

La primera manera era no cobrar impuestos o tener una presión tributaria muy, muy baja. Con todo lo que hemos hecho para mejorar la recaudación tributaria en Venezuela, todavía a estas alturas hay mucha evasión de impuestos, bien alta, y por supuesto, la evasión la tienen fundamentalmente los que tienen las más grandes ganancias que son los que tienen que pagar mayor cantidad por Impuesto Sobre la Renta. Y esa ha sido una forma de distribución de ese excedente que se genera a través de la renta petrolera.

Segunda forma de distribución: la sobrevaluación del bolívar. Por una razón, quien tiene bolívares tiene mayor capacidad para comprar dólares y mientras más barato sean los dólares, mayor cantidad de dólares puede obtener. ¿Sencillo, verdad? Mientras más bolívares tengo yo y menos vale una mercancía, cualquiera que sea, mayor capacidad tengo para comprar esa mercancía; el dólar es una mercancía, el dinero es una mercancía como cualquier otra o mejor dicho, es la mercancía de la mercancía, porque es la mercancía a través de la cual se intercambian todas las demás mercancías.

Ojalá todos podamos de verdad leer a Marx porque allí está explicado brillante y muy en detalle el problema. La gente le tiene miedo a El Capital, pero es una lectura de verdad apasionante, que se las recomiendo a todos, y los que no quieren meterse todavía con El Capital lean Salario, precio y ganancia que es más sencillito y es un folleto parecido a éste, y otro que se llama Trabajo asalariado y capital. Creo que esos trabajos hay que reeditarlos.

Volviendo al tema, entonces ha habido dos grandes formas de distribución de la renta: baja tributación y sobrevaluación del bolívar. Sobrevaluación que viene en Venezuela desde el año 1934 cuando hubo una devaluación del dólar, todos los países devaluaron su moneda menos Venezuela que revaluó. En aquel entonces, el tipo de cambio era de 5 bolívares con 20 centavos por dólar y se revaluó a 3 bolívares con 9 centavos por dólar, y eso le permitió a los propietarios de bolívares tener dólares baratos e importar bienes de capital.

Las tesis que defendían las sobrevaluaciones era precisamente que al tener mayor valor el bolívar se abarataban las importaciones y eso permitía entonces el desarrollo o la modernización de la economía venezolana, incluyendo los procesos de industrialización.

Adriani, que se opuso a eso decía: Si no devaluamos el bolívar se va a encarecer mucho la exportación agrícola de Venezuela y vamos a arruinar la agricultura.

Bueno, unos y otros tenían razón, al sobrevaluarse el bolívar Venezuela que era un gran exportador de café y cacao ya no pudo exportar más, no pudo competir con otros países que habían devaluado sus monedas. Lecuna, que era el defensor de la sobrevaluación, también tenía razón porque entonces Venezuela pudo importar bienes de capital, pero desde entonces Venezuela se convirtió en un país netamente importador y cada vez más monoexportador de petróleo.

Estas cosas las estoy subrayando porque tienen mucho que ver con el punto de la transición. Ese esquema de distribución, donde además de haber favorecido ampliamente no solamente a las clases ricas sino de alguna manera también haber contribuido a crear una espesa clase media en Venezuela y de alguna manera también percoló algo para las clases populares, generó lo que llamamos con toda propiedad una cultura rentista, una cultura de reparto.

El rol del Estado no ha sido principalmente el de recaudar impuestos para redistribuirlos después, sino recaudar fundamentalmente la renta para distribuirla de acuerdo con los intereses que gobernaban entre los que eran más favorecidos y los menos favorecidos, pero algo percolaba incluso a los menos favorecidos.

Siempre cito un ejemplo, en Venezuela los aumentos salariales normalmente no han venido por el conflicto entre el capital y el trabajo. En Venezuela, a diferencia del caso de Estados Unidos con el ejemplo de Chicago, o de los mineros chilenos o de los trabajadores mexicanos, no ha habido esos grandes conflictos entre el trabajo y el capital para reivindicaciones de los trabajadores, incluso la Ley del Trabajo en Venezuela fue una copia de la ley mexicana del año 36, producto de esa distribución de la renta. Eso ha influido en el desarrollo de la conciencia de clase también de los trabajadores venezolanos y es un hecho muy importante que debemos tomar en cuenta, porque todo esto tiene que ver con el problema de la transición.

Entonces, lo que quiero subrayar es que el proceso de acumulación en Venezuela ha estado sustentado en un altísimo grado por la apropiación de una renta internacional que ha fluido hacia Venezuela bajo la forma de renta petrolera, y el rol del Estado ha sido fundamentalmente la distribución de esa renta que ha generado un capitalismo rentista.

Como el principal afluente de la acumulación de capital en Venezuela ha sido esa renta, por eso lo llamamos capitalismo rentista, y la mentalidad de reparto es lo que llamamos mentalidad rentista, eso ha influido incluso en el desarrollo de la productividad venezolana porque el capitalista no se ha visto obligado, en primer lugar, a desarrollar altos niveles de productividad mediante la tecnificación, mediante las formas de organización de la producción, sino que incluso siendo pésimos empresarios han obtenido altas ganancias, como se ha dicho por allí un país de empresarios privados quebrados con altísimas ganancias, con altísimos beneficios.

Por eso cuando uno habla de burguesía venezolana no puedo evitar decirlo con una sonrisa irónica, porque nuestra burguesía no es la burguesía europea, no es la burguesía americana, es una burguesía rentista, que se ha nutrido fundamentalmente de esos esquemas de distribución de la renta por parte del Estado venezolano.

Ahora, otra consideración. La renta es una categoría precapitalista, ni siquiera es la capitalista, porque lo que predomina en el capitalismo es la ganancia, como ya lo dije. Si la renta es una categoría precapitalista, si la ganancia es la categoría que predomina en el capitalismo, ¿cuál debe ser la categoría que debe predominar en una sociedad socialista? El trabajo.

Los tres grandes factores de producción son: tierra, capital y trabajo. Cuando era la propiedad de la tierra la que predominaba con categoría dominante y como base, incluso, de toda la superestructura del Estado; es decir de la época feudal, bueno, la categoría predominante era la renta de la tierra.

En el capitalismo lo que predomina es la propiedad sobre los medios de producción, incluso, sobre el conocimiento, que es también una forma de potenciar los medios de producción; la categoría dominante es la ganancia y lo que predomina como valor cultural de la sociedad capitalista, es la ganancia, que es lo que se considera legítimo, incluso ético, en la sociedad capitalista, que es de lo que se quejan los capitalistas cuando no tienen la máxima ganancia posible.

Se supone que entonces, el valor predominante, el sistema de valores predominante, la ética predominante en una sociedad socialista debe ser el trabajo.

Entramos ahora en el problema de la transición. Comienzo por decir que para mí no habrá revolución consolidada hasta tanto no haya revolución cultural, hasta que no cambie el sistema de valores, la ética que guía a la sociedad en su conjunto como valor predominante; y en este caso, la ética del trabajo.

Entramos ahora en el problema de la transición y aquí voy a tocar algunos temas que fueron tocados en un material que circuló por aquí, no sé si todos lo leyeron, que elaboramos el General Alberto Müller Rojas y yo. Claro, no se discutió, quedó allí, ese es un trabajo semi-elaborado, no lo den todavía como una cuestión acabada, incluso, Alberto y yo hemos quedado en sentarnos a trabajarlo pero por distintas razones no hemos podido hacerlo, digamos que son rudimentos para el debate.

Pero lo que queremos destacar es lo siguiente: El capitalismo venezolano dejó un conjunto de tareas pendientes que otros capitalismos cumplieron. Primera gran tarea: la revolución agraria. Cuando uno estudia las revoluciones industriales en el mundo, se encuentra que todas las revoluciones industriales fueron precedidas por la revolución agraria.

Cuando uno se pregunta por qué, uno va, por ejemplo, a releer lo que dijo Marx sobre el caso de Inglaterra. Hay un trabajo de un señor Karl Kautsky, que se llama La cuestión agraria, que fue un desarrollo a la tesis de Marx, en este caso aplicada a la experiencia de Alemania de fines del siglo XIX y comienzo del siglo XX. Y en Venezuela les recomiendo ampliamente los trabajos de Bernard Mommer y Asdrúbal Baptista, que son los que más han profundizado en el estudio sobre el problema del rentismo en Venezuela.

Pero cuando uno estudia, por ejemplo, en el caso de Inglaterra, cómo ocurrió la revolución inglesa; el capitalismo, una vez que llega al poder, o incluso antes de llegar al poder, se encuentra siempre con un obstáculo muy grande, que es el cobro de la renta. En el ejemplo que les puse, el hecho de que Aristóbulo, propietario de la tierra, me cobrara a mí un cánon de arrendamiento, él se está apropiando de parte de lo que yo considero debería ser mi ganancia, porque si él no me cobrara ese alquiler por la tierra, yo capitalizaría una ganancia más alta.

Es decir, los capitalistas ingleses, y en cualquier otro país, se encontraban siempre con el problema de que si querían construir una carretera, un ferrocarril para sacar su producción, tenían que entenderse con los propietarios de la tierra y tenían que pagarles una renta por los derechos de paso para una carretera o para un ferrocarril; si iban a construir una instalación tenían que entenderse con el propietario de la tierra para comprarle la tierra o alquilarle la tierra; es decir, tenían que pagar siempre una renta.

En el caso nuestro, ese conflicto no ha existido porque la renta no se cobra dentro del país, se cobra afuera, por eso el conflicto en torno a la renta en Venezuela no es un conflicto interno, es un conflicto internacional, por eso el gran pleito entre el imperialismo, entre los grandes países capitalistas y los países propietarios de petróleo que cobran una renta.

En el caso de Inglaterra, donde lo predominante era la renta de la tierra superficial, entonces hay un conflicto muy grande entre la clase capitalista naciente y la clase terrateniente dominante. Por eso, se plantea el conflicto no solamente en el terreno económico sino también en el terreno político, y por eso se producen las revoluciones burguesas, porque sin derrocar al poder de la clase terrateniente no pueden resolver el problema de la propiedad de la tierra para, o eliminar o reducir a su mínima expresión, esa renta que cobra Aristóbulo.

En el caso nuestro, ese conflicto no digamos que no existió entre campesinos y propietarios de la tierra. ¿Cómo se resolvió en Venezuela ese conflicto con la llamada reforma de Ley de Rómulo Betancourt en los años sesenta? Betancourt vivió dos auges de los precios petroleros, en los años cuarenta, después del golpe de Estado, y en los años cincuenta cuando él llega vía electoral después de todas las maniobras que hicieron. Teniendo suficientes recursos y sabiendo que existía un grave conflicto en la tierra -en aquel entonces nosotros militábamos en el Partido Comunista y dirigimos cantidad de tomas de tierra, lo que llamábamos la conquista de la tierra por el derecho al pan- resolvió ese conflicto rápidamente comprándole las tierras a los terratenientes y repartiéndolas entre los campesinos.

Fue muy hábil el mecanismo que utilizó para neutralizar las luchas en el campo y evitar que los conflictos en el campo se unieran con las grandes tormentas que se desataban en las ciudades; y de paso esterilizó las posibilidades de que, por ejemplo, la guerrilla rural en la que nosotros estuvimos envueltos durante años, pudiera prosperar, porque prácticamente como los campesinos después no tuvieron ni créditos, ni siquiera tenían de verdad la propiedad de la tierra, porque la propia Ley de Reforma Agraria prohibía el poder vender esas tierras; sin crédito, sin mercado, terminaron abandonando el campo migrando hacia la ciudad.

Pero esto sirvió para resolver el conflicto en el campo; y de paso, por las políticas que aplicaron, inmediatamente después el abandono de las tierras y la concentración cada vez mayor de las poblaciones que antes estaban en el campo, o bien en las ciudades o bien en zonas suburbanas.

Eso tuvo una influencia muy grande en la distribución de la población en Venezuela, aceleró el proceso de urbanización y de poblamiento del campo. De manera que, entonces, se esterilizó la posibilidad de que la tierra, mediante una revolución pudiera transformarse en un factor productivo nacional; y para que la tierra sea un factor productivo nacional y se incremente la productividad de la tierra, tiene que ser mecanizada. Al mecanizarse la tierra, se genera un mercado para la industria del acero, para la industria metalmecánica, para la industria automotriz.

Necesariamente la tierra tiene que recibir fertilizantes, porque las tierras en Venezuela son de baja productividad natural, entonces eso genera una vasta demanda de fertilizantes, industrias químicas, petroquímicas; genera una gran demanda para establecer sistemas de regadíos, de grandes presas, canales, etcétera, como uno ve por toda lados en Europa, implica nuevas demandas también.

En síntesis, todo eso se traduce en lo que los economistas llaman la expansión del mercado interno. Y uno tampoco encuentra ni un solo caso en el mundo en que los países hayan podido conquistar espacios en el mercado internacional sin una vasta expansión previa de sus propios mercados internos.

Una de las grandes contradicciones conceptuales que tenemos con las tesis neoliberales, es que los neoliberales consideran que el desarrollo de los países se fundamenta en las exportaciones. No importa cuanto sacrificio implique eso para los pobladores, para el mercado interno, y el mercado interno está conformado, no solamente por el consumo directo de la población, sino principalmente por el consumo industrial.

Estados Unidos, en la época de su gran esplendor como exportador, exportaba el 20% de su producción; Alemania y Japón el 18%. Eso habla de un consumo interno muy grande y eso es producto fundamentalmente del consumo inicial.

El hecho de que no hubiese una revolución agraria en Venezuela fue uno de los factores que más redujo la posibilidad de expansión del mercado interno y, en consecuencia, frenó cualquier posibilidad de desarrollo industrial en Venezuela. Por eso sostengo, que es una tesis que sostengo más firmemente, que una de las tareas pendientes nuestras es la revolución agraria. Se ha venido avanzando, pero falta un largo trecho que recorrer todavía.

Hemos reducido la importación de alimentos, pero falta un trecho importante todavía. Para que un país pueda decir que tiene soberanía alimentaria, que es fundamentalmente la soberanía general, debe cubrir no menos de un 90% de sus requerimientos alimentarios. Eso tiene que ver, incluso, hasta con la cultura gastronómica que también nos la cambiaron.

Un plato típico nuestro es un plato perfectamente equilibrado: El pabellón; con arroz tienes calorías, con caraotas tienes micronutrientes y proteínas, con la carne tienes proteínas. Pero, bueno, ese capitalismo rentista que imita mucho el comportamiento de otros capitalismos, como el norteamericano principalmente, cambió también la mente. Somos grandes consumidores de pan, de espaguetis, de productos hechos a base de trigo que no se produce en Venezuela.

Entonces, no es que vamos a dictar decretos prohibiendo que se coma pan, pero tenemos que hacer grandes campañas para consumir lo nuestro, lo que nosotros producimos y podemos producir. Forma parte también de esa revolución cultural a la que hice referencia.

El desarrollo de la revolución agraria entonces comporta fuertes demandas de la industria del acero y nosotros podemos ser grandes productores de acero para el consumo interno. Por ejemplo, llevar la producción a los cuatro millones de hectáreas que tenemos propuestos implica emplear 40.000 tractores y 10.000 cosechadoras, para poner dos ejemplos nada más. Pero estamos haciendo el esfuerzo de producirlos internamente, por lo pronto en alianza con Bielorrusia, con Irán y con los argentinos.

En la medida en que vayamos avanzando en esa dirección, vamos desarrollando nuevas fuerzas productivas nacionales; y aquí viene la segunda afirmación: Sin un vasto desarrollo de las fuerzas productivas nacionales no habrá posibilidad de que creemos las bases materiales del socialismo en Venezuela, como transición hacia formas superiores de organización social, porque además es la producción la que va generando nuevos valores culturales en la sociedad. A fin de cuentas es en la producción como se establece un determinado tipo de relación del hombre con la naturaleza, y aquí entramos en otro aspecto que son los problemas ambientales que hoy están tan de boga en el mundo.

Entonces, una de las primerísimas tareas es que tenemos que resolver es el problema de la producción alimentaria que tiene que ver no solamente con el problema del la soberanía, no solamente con el problema de garantizarle una dieta equilibrada a los venezolanos y venezolanas, sino que tiene que ver también con la posibilidad de avanzar en un vasto desarrollo de las fuerzas productivas que sirvan de soporte al desarrollo de una nueva economía que tiene que ser la base material de la creación de un proceso de revolución socialista.

Es decir, aquí como buenos boxeadores tenemos que golpear arriba y abajo. Abajo, en las transformaciones reales de la economía; y arriba, en toda la lucha política, cultural, ideológica. Y tiene que ser la combinación de ambas luchas la que nos lleve a la victoria final, porque solamente con ideología, solamente con discursos, no vamos a ningún lado, como solamente con el desarrollo de la Faja productiva tampoco iríamos a ningún lado.

El capitalismo se caracteriza, entre otras cosas, por un impresionante desarrollo de la Faja productiva. Toda la primera parte del Manifiesto comunista de Marx, es un elogio extraordinario a los grandes cambios que produjo la Revolución Industrial capitalista. Claro, después comienza la crisis, pero él ha reconocido que el capitalismo ha representado un vastísimo desarrollo de las fuerzas productivas y de progreso. A qué tipo de progreso y a qué consecuencias lleva, que son otra cosa y es donde aborda entonces la crítica del capital y el capitalismo.

El caso nuestro, entonces, digo que tenemos materias de arrastre, hablando en términos escolares. Hay materias que no hemos aprobado, y que sin aprobarlas no podemos aprobar otras materias, porque esas materias de arrastre, como dice el profesor aquí, tienen prelación. El problema sin resolver, el problema de la revolución agraria en Venezuela, sin aprobar esa materia no podemos aprobar otras materias de la industrialización con sello nacional, con personalidad nacional, porque a lo sumo nos transformaríamos en maquilladores como muchos otros países.

Entonces ahí, uno de los grandes retos, por eso siempre el Presidente dice que yo insisto mucho en el problema de la revolución agraria, porque estoy profundamente convencido que es un problema que sin cuya solución no avanzamos hacia ese tan comentado, por mí hoy, desarrollo de la fuerzas productivas nacionales.

Hechos estos comentarios podemos entender, entonces, en qué consiste eso de la transición. Qué podemos hacer, entonces, entre esta fase de transformación en que nosotros entramos y hacia la cual queremos avanzar. Si el fin último que nos proponemos puede definir perfectamente una frase brillante de Marx, él definía «el comunismo como el salto del reino de necesidad al reino de la libertad’. Cuando el ser humano ha desarrollado a plenitud toda su capacidad creadora, toda su capacidad productiva y ha llegado a tal grado de contribución y distribución de todas esas posibilidades, de todas esas potencialidades, que se encuentra liberado ya de las cadenas de las necesidades diarias que aprisionan cotidianamente a los seres humanos en estas sociedades.

Creo que Venezuela, y si vamos un poquito más allá, si hablamos de la patria latinoamericana y caribeña, tiene todas las posibilidades para que esto ocurra, porque hasta ahora hemos hablado solamente constreñidos a las fronteras nacionales. Pero si miramos a toda nuestra América como un gran espacio y observamos las gigantescas posibilidades que tiene esta patria latinoamericana, pues entonces las posibilidades se multiplican no sé por cuanto, miles de veces.

Nuestra América dispone de toda la energía que se requiere para movilizar todas las fuerzas productivas y todo el desarrollo de fuerzas productivas que queramos: grandes caídas de agua, recursos petroleros, recursos de carbón, recursos de gas, sólo nos sobran vientos. Este continente cuenta con toda la energía que requiera no sé por cuántos años. Nada más que con los que tenemos en Venezuela, pero sí sumamos lo que tienen todos los demás países en que estamos fragmentados, si medimos las grandes extensiones de tierra y las grandes potencialidades aún no aprovechadas, muy lejos de haber sido aprovechadas para la producción de alimentos, por ejemplo, minerales de todo tipo, pero lo más importante de todo si medimos las grandes potencialidades que tiene el ser humano en nuestra América, creo que los sueños pueden convertirse más rápidamente en realidades.

Pero aquí entramos en otro tema entonces y aquí termino, la transición no se puede ver solamente como un problema nacional, como un problema constreñido a la frontera nuestra porque solos no podemos decir que estamos derrotados, podemos resistir como ha resistido Cuba, pero avanzar hacia el reino de la libertad del que habla Marx se hace bien cuesta arriba. De allí que la integración sea un problema incluso de vida o muerte también para cualquier proceso revolucionario en cualquiera de nuestros países y más que la integración es la unión. De allí que este problema desborde ampliamente la frontera nacional y no sea un problema puramente nacional, es un problema internacional y yo diría que mundial, planetario.

Esto es lo que explica -esto que estoy diciendo y podría abundar mucho más- por qué la feroz arremetida hoy contra Venezuela a través de todos los medios en el mundo, y no solamente en el mundo sino dentro.

Uno lee los diarios del país, por ejemplo me puse a revisar hoy El Nacional y no conseguí ni un solo reconocimiento a nada de lo que se hace aquí en Venezuela y miles y miles de deformaciones de la realidad, porque esta batalla es una batalla también por la conquista de los espíritus, por la conquista de la mente, por eso hablaba de golpear abajo y golpear arriba.

Y por esa vía es indispensable que nosotros estudiemos todo el tiempo, porque sin conocer estas realidades, sus propias limitaciones, cómo superar esas limitaciones, pues difícilmente vamos a avanzar y la tarea, esa tarea corresponde fundamentalmente a un partido de vanguardia, a un partido revolucionario que tiene que lidiar todos los días con un abanico enorme de problemas, desde los problemas cotidianos, desde la condición de ser militante o de ser simple ser humano, simple ciudadano o ciudadana, hasta los problemas colectivos.

Por ejemplo, voy a terminar con algo que me atañe pero que tiene que ver con todo lo que hemos discutido. Estamos en un año electoral y es importante ganar votos para conquistar los dos tercios ¿No, Aristóbulo, el objetivo que tenemos? (Asentimiento) ¿Qué porcentaje de la Asamblea es el que queremos? Bueno, eso es importantísimo. Pero miren, si no resolvemos ciertos problemas eso no se va a dar. Si aquí colapsa el sistema eléctrico en Venezuela, olvidémonos de la Asamblea. Con un país sin luz, eso no va a ocurrir porque trabajamos en función de eso.

Eso me ha privado a mí de estar con ustedes aquí como hubiera querido, porque uno tiene que estar lidiando todos los días, que si se apagó la luz en tal lado o no sé qué más, de manera que voy a terminar haciendo un comentario que tiene que ver con eso.

Entre ese vasto desarrollo de los factores productivos nacionales está la electricidad, porque un país puede funcionar sin petróleo, pero no puede funcionar sin electricidad. Japón no tiene petróleo, Alemania no tiene petróleo, pero funcionan, a su manera, pero funcionan.

No hay que dudar que estos problemas que hemos tenido con el sistema eléctrico provocan perturbaciones. A cualquiera de nosotros que se nos vaya la luz en la casa, ¿verdad que le provoca disgusto, desagrado? Y eso es un caldo de cultivo que la oposición explota.

En el sector eléctrico, a diferencia de lo que ocurrió con el conflicto petrolero, es que en el conflicto petrolero las fuerzas estábamos alineadas perfectamente. Ahí estaba la Gente de Petróleo, toda esta agrupación perfectamente identificada, hasta tenían su centro de mando en la Plaza Altamira; y de este lado estábamos nosotros, los trabajadores, los pocos gerentes que nos quedaron de este lado, pero habían dos líneas perfectamente delimitadas, ellos cañoneaban y nosotros cañoneábamos; en el sector eléctrico no, en el sector eléctrico se quedaron.

Los cubanos dicen que ellos tuvieron la enorme ventaja de que los contrarrevolucionarios se fueron todos para Miami y dicen que nosotros tenemos la desventaja que aquí se quedaron. En PDVSA se fueron, en el sector eléctrico se quedaron. La mayoría de los gerentes ahí no son afectos, no quiere decir que todos sean contras, allí hay que tener mucho cuidado, porque hay bastante gente que hace su trabajo aun cuando no le guste Hugo Chávez, pero siente una responsabilidad de cumplir con su tarea como hubo algunos gerentes en PDVSA, por supuesto, otros están ahí con una misión.

Entonces tenemos distintas fallas, primero tenemos la falla de que no actuamos a tiempo y tenemos que ser autocríticos en eso para algo que habíamos detectado ya desde comienzos de gobierno y es que el sistema eléctrico en Venezuela tiene una gran fragilidad, porque estamos generando el 70, 73% de la electricidad allá en el sur del país, para transportarla miles de kilómetros, a Maracaibo, por ejemplo, o al Táchira, y eso ya es una fragilidad importante, y depender básicamente de una sola fuente como es el Guri, donde todos los días estamos pendientes de cuántos centímetros bajó su nivel.

Luego nacionalizamos, pero dejamos las mismas empresas operando sin integrarlas. De manera que tenemos un conglomerado de empresas que generan, transmiten, distribuyen y comercializan la electricidad, grandes ineficiencias. El sector eléctrico tiene un déficit de 18 mil millones de bolívares, deudas por cobrar de 9 mil millones de bolívares donde cerca de 6 mil millones de bolívares son deudas de ministerios, gobernaciones, alcaldías. Aquí podemos compartir esto, hay momentos como la semana pasada, que estábamos buscando dinero para poder pagar a los trabajadores de Edelca, la gran generadora de electricidad del país; y en esas situaciones, en el sector eléctrico es muy fácil hacer sabotaje, incluso disfrazarlo, enmascararlo, simplemente cambiando un regulador, dejando de hacer alguna operación o haciendo como hizo recientemente un señor en la Siderúrgica que ya fue destituido, quien decidió incrementar fuertemente el encendido de hornos que subió rápidamente la electricidad, entonces comenzaron las turbinas a generar y a bajar el nivel del Guri, esto fue por inconsciencia o quizás otras cosas, el efecto es el mismo. En otros casos sí, sabotaje abierto. Cuando el Presidente hizo el pase a la unidad de generación que instalamos en Palo Negro, Aragua, le metieron cizalla a unos cables.

Ahora, eso no lo hace una persona, yo no le meto cizalla a unos cables porque me quedo pegado ahí, tiene que ser gente que ha sido adiestrada para hacerlo, que trabaja o trabajó, o que tiene información interna; esto unido a muchos problemas que autocráticamente tenemos que reconocer.

Ahora la gran pregunta, a la luz de todas estas reflexiones, es: ¿Podemos avanzar hacia un vastísimo desarrollo de las fuerzas productivas nacionales sin electricidad? La respuesta es elemental. Por eso es que tomamos la decisión de avanzar hacia una reestructuración completa, y seguramente que eso va a provocar algunas tormentas.

Tenemos un problema que hay que combatirlo desde dos frentes: por un lado hay que hacer el esfuerzo que estamos haciendo de instalar la mayor cantidad de equipos para generar electricidad; pero por otro lado, el ahorro de la electricidad, y debemos convertirnos en divulgadores de las políticas de ahorro de electricidad.

Ayer publicamos en Ultimas Noticias, distintas medidas para ahorrar electricidad y en el Diario VEA también salió un encarte; y los que están en el sector eléctrico convertirse en vigilantes.

Como ahora nos incorporamos a las milicias, a mí me están incorporando al Estado Mayor de las Milicias, hemos hecho una propuesta.

En el sector eléctrico hay que hacer lo llaman quita y poda, hay que permanentemente eliminar toda la vegetación que está debajo de las grandes líneas. Nosotros tenemos nada más que en grandes líneas 10 mil kilómetros; si eso no se elimina, la vegetación debajo de las líneas, o bien cuando crecen los árboles y rozan o se acercan a grandes líneas que transmiten más de 700 mil kilovatios o 400 mil, provocan accidentes, se disparan los sistemas. Y si le meten candela peor, lo que ocurre frecuentemente, porque entonces se recalientan las líneas y provocan también disparos de los sistemas de seguridad y se interrumpe el flujo eléctrico.

Entonces, la proposición para la los que están metidos en la milicia, supongo que todos y todas, es organizar unidades en los pasos de líneas en las subestaciones eléctricas, para en algunos casos -incluso- trabajar como en las campañas de quita y poda y también en la vigilancia y seguridad de las subestaciones eléctricas. En los barrios, por ejemplo, es fácil sabotear los transformadores y provocar apagones también, cosas que ocurren, o a veces por descuido.

Quería hacer este comentario para ilustrar uno entre la multitud de problemas que tenemos que atacar y superar para poder ir avanzando en ese proceso que llamamos la transición hacia el socialismo. Para mí el socialismo es él mismo una transición del capitalismo hacia formas superiores de la organización de la sociedad.

Como les advertí al comienzo, estas son reflexiones todavía no suficientemente elaboradas, creo más en la elaboración colectiva, en el debate que enriquece todas estas ideas, porque a fin de cuentas, las ideas con producto, no solamente de la investigación, de la lectura sino de la vida de cada uno y de la experiencia de cada uno también, y la reflexión correspondiente para entonces poder un día contar con unas tesis bien consistentes, bien sólidas que sirvan de soporte para un aspecto extremadamente importante que es la convicción.

Sólo en la medida en que uno está profundamente convencido de una idea, es posible entregarse en cuerpo y alma a la materialización de esa idea. Solamente así es posible uno hacer los mayores sacrificios como tantas veces los vimos en la vida de los revolucionarios en Venezuela.

Pero solo así, además, cuando se tiene profunda convicción y profunda seguridad de lo que uno piensa y siente, es capaz de actuar con mayor flexibilidad y amplitud, porque solamente convencido, tiene seguridad en sí mismo. El inseguro es estático, busca protegerse a veces bajo un radicalismo irracional, dicen por ahí los que saben de eso que el sectario es como el hombre celoso, no está seguro de lo que tiene, y el que está seguro de lo que tiene a lo mejor tiene pocos celos o no tiene celos.

Entonces, por eso insisto mucho, y hay una persona que insiste muchísimo, ustedes lo oyen siempre, el Presidente, en el estudio, en la investigación, no solamente de los grandes temas como los que hemos abordado hoy, sino del estudio de las realidades circundantes. En cada municipio hay que investigar cómo es el problema de la economía de ese municipio, cómo está estructurada la sociedad, cómo es el pensamiento de la gente, cuáles son los problemas de la gente; porque así es como se puede elaborar programas que tengan que ver con la realidad del país y sobre todo con la realidad de la gente.

Y sólo así podremos entonces no solo hacer cambios en la base material de la sociedad, sino también cambios en lo que debe ser el gran objetivo nuestro que es la revolución cultural, crear las condiciones para ese salto del reino de necesidades al reino de la libertad.

Y aquí termino, por ahora.

Fuente: http://www.psuv.org.ve/?q=node/7607