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La trinchera infinita y el regreso de los «topos»

Fuentes: Público

Topo: Animal de cinco dedos armado de fuertes uñas que le sirven para socavar y apartar la tierra al abir galerías subterráneas donde vive. Los libros de historia nos cuentan que la Guerra Civil acabó en 1936. Sin embargo, hoy todavía sigue viva en el corazón de muchas personas. Higinio Blanco es un hombre que […]

Topo: Animal de cinco dedos armado de fuertes uñas que le sirven para socavar y apartar la tierra al abir galerías subterráneas donde vive.

Los libros de historia nos cuentan que la Guerra Civil acabó en 1936. Sin embargo, hoy todavía sigue viva en el corazón de muchas personas. Higinio Blanco es un hombre que por miedo a las represalias se esconde en su casa cuando empieza la guerra sin sospechar que no volverá a salir hasta 33 años después. Este republicano es el protagonista de La trinchera infinita y a través de él se cuenta la historia de decenas de «topos» que permanecieron encerrados en sus «madrigueras» hasta que se concedió la amnistía de1969 para quienes eran perseguidos por supuestos delitos de la guerra civil y la II República.

Lo que cuenta esta película es el pánico a ser descubierto, el miedo a convertirse en un fantasma y una vida que ya no puede ser.

La trinchera infinta ha vuelto de a poner de actulidad el libro Los Topos de Jesús Torbado y Manu Leguineche. En él se recogen estremecedores testimonios «de quienes fueron perseguidos por un enemigo invisible que los enterró en vida», según Víctor Claudín. Se editó en 1977, en una España todavía bajo la sombra del franquismo. Ahora la editorial Capitán Swing lo ha reeditado.

 

La trinchera infinita y Los topos son creaciones complementarias.

¿Quiénes fueron los topos?

Los «topos» no estaban encerrados en cárceles, pero sí condenados por un enemigo intangible a esconderse en dobles fondos de armarios, en falsos techos o incluso en galerías subterráneas. Sólo sus familiares más allegados sabían de su existencia. Estar encerrados les condenaba a estar consigo mismos. Esos escondites se convertían en una extensión de su mente donde convivían el miedo, la obsesión, la desesperación y el remordimiento. 

Algunos de los testimonios relatan no solo la historia de los «topos» (curiosamente hombres en su gran mayoría) sino también la de sus familias. Es el caso, en La trinchera infinita, de Rosa, la mujer de Higinio. Esta mujer, que encarna las vivencias reales de muchas otras esposas, tiene que añadir a su condición de «enemiga del régimen» la de ser una suerte de viuda vigilada por el nacionalcatolicismo.  

El «topo» ve como la vida avanza tras las cortinas, en la trinchera el tiempo es inmóvil. La pelicula no solo muestra la falta de libertad, sino el peso de recuperarla a destiempo. Cuando se concede la amnistía en 1969 muchos de los «topos» no saben qué hacer con esa libertad que han recuperado. Cuando cruzan el quicio de la puerta no se enfrentan a un pelóton de fusilamiento, pero sí a la mirada crítica de aquellos que lucharon o perdieron a familiares y amigos en el frente.

La reedición de Los Topos y películas como La trinchera infinita desentierran voces que no suelen tener cabida en los libros de texto. Los «topos» regresan para recordarnos que la Guerra Civil no acabó en 1939, duró mucho más y sigue presente como memoria y necesidad de reparación.

Fuente: http://www.zeleb.es/tv/la-trinchera-infinita-o-el-regreso-de-los-topos