La actual turbulencia que afecta a las bolsas y mercados financieros internacionales no tiene realmente su origen en China sino en la situación de Estados Unidos, sostuvo hoy un economista. De acuerdo con Ilan Goldfajn, ex director del Banco Central brasileño, la actual inestabilidad debe durar aún algún tiempo, debido a los persistentes indicios de […]
La actual turbulencia que afecta a las bolsas y mercados financieros internacionales no tiene realmente su origen en China sino en la situación de Estados Unidos, sostuvo hoy un economista. De acuerdo con Ilan Goldfajn, ex director del Banco Central brasileño, la actual inestabilidad debe durar aún algún tiempo, debido a los persistentes indicios de desaceleración de la economía norteamericana. Si se quiere buscar una explicación es necesario mirar a Estados Unidos, en lugar de China, dijo Goldfajn, agregando que las autoridades del país asiático ya negaron los rumores de que se proponían restringir los movimientos de capitales.
En cambio, destacó como uno de los factores más importantes de la actual turbulencia la crisis que atraviesa el sector inmobiliario en Estados Unidos. Hablando en un seminario sobre la economía brasileña y mundial en 2007, que se realiza en Río de Janeiro, Goldfajn señaló que los mercados financieros mundiales siguen marchando juntos y por lo tanto es previsible que la desaceleración norteamericana se refleje en otros países. En esas condiciones, observó, Brasil debe seguir aumentando el volumen de sus reservas internacionales para protegerse de la inestabilidad externa, pero también debe mantener la política de reducción de las tasas de interés para estimular el crecimiento.
En el mismo seminario el ex presidente del Banco Central, Carlos Langoni, actual director del Centro de Economía Mundial de la Fundación Getulio Vargas (FGV), observó que es ingenuo pensar que la economía mundial crecerá indefinidamente.
En lugar de un crecimiento durante períodos muy prolongados, Langoni advirtió que los ajustes son inevitables y la actual turbulencia puede tanto ser pasajera como servir de alerta sobre el advenimiento de una crisis más grave.