La Reserva Federal es el único obstáculo que todavía se interpone en su camino. A pesar de que ha presionado e incluso insultado al presidente de la misma por no acceder a rebajar los tipos de interés, todavía no ha conseguido someterla
El 13 de octubre de 2024, es decir, menos de un mes antes de ser elegido por segunda vez presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en una entrevista en The Sunday Morning Futures, dijo textualmente lo siguiente: “Siempre digo que tenemos dos enemigos. Tenemos el enemigo exterior y tenemos el enemigo interno. Y el enemigo interno, en mi opinión, es más peligroso que China, Rusia y todos los demás países”.
Trump era consciente de que el principal obstáculo para imponer su programa de gobierno de los Estados Unidos lo tendría en el propio sistema político de la Federación, en el juego de pesos y contrapesos (“checks and balances”) con el que se ha descrito la especificidad de dicho sistema. Sin poner fin a dicho obstáculo no podría conseguir el objetivo que perseguía.
A eso es a lo que se ha dedicado desde el momento en que tomó posesión de la presidencia. Aunque ante la opinión pública interna e internacional se ha prestado más atención a los aranceles que a la política de desmantelamiento de la democracia, no ha sido así. Sobre los aranceles se han producido avances y retrocesos en la política presidencial. Sobre la destrucción de todos los obstáculos internos para imponer su programa de gobierno no ha habido ni un solo paso atrás.
En mi opinión, la política arancelaria ha sido una maniobra de distracción, que ha puesto el foco en un tema importante, pero no existencial, para la agenda del presidente. No está nada claro que no se sigan produciendo fluctuaciones y que el resultado final tenga poco que ver con lo que en este momento parece que es.
En lo que al “enemigo interior” se refiere, por el contrario, Trump no ha tenido la más mínima duda y ha ido escalonadamente desmontando todas las barreras que podían interponerse en su camino, empezando, por los medios de comunicación, siguiendo por lo bufetes de abogados y las Universidades, para continuar con los Museos, particularmente el Smithsonian, con la finalidad de reescribir la historia de los Estados Unidos, eliminando de la misma la presencia de la esclavitud, suprimiendo Departamentos como el de Educación, destituyendo a un miembro del National Labor Relations Board, concretamente al encargado de las estadísticas de empleo, continuando con la utilización de la Guardia Nacional contra las ciudades con alcaldes demócratas, Los Ángeles, Washington DC, previsiblemente Chicago, Baltimore, New York…y persiguiendo directamente a quienes considera sus enemigos personales, como John Bolton o George Soros.
Hasta el momento Trump está consiguiendo no encontrar obstáculos en su política vengativa contra dicho enemigo interior. Ha habido algunos conatos de resistencia por parte de algunas instancias judiciales, pero la Corte Suprema ha acabado dándole razón.
La Reserva Federal es el único obstáculo que todavía se interpone en su camino. A pesar de que ha presionado e incluso insultado al presidente de la misma por no acceder a rebajar los tipos de interés, todavía no ha conseguido someterla.
Se trata, con mucha diferencia, del obstáculo más difícil de superar, ya que, aunque el presidente tiene atribuida la facultad de nombrar los miembros del Board of Governors de la Reserva Federal, no puede destituirlos una vez que su propuesta de nombramiento ha sido avalada por el Senado, a menos que alguno o alguna de los gobernadores se haya inhabilitado con su conducta para poder seguir ocupando dicha posición. Dicha inhabilitación se produce únicamente cuando el gobernador o gobernadora ha cometido un delito de los que conlleva dicha inhabilitación. No cualquier delito, sino un delito que guarde relación con el ejercicio de la función para la que fue propuesta por el presidente y avalada por el Senado.
Esta garantía de permanencia en el cargo ha sido interpretada por la Corte Suprema de una manera bastante contundente. Este mismo año, concretamente en la decisión en la que avaló la decisión de destituir a la mujer miembro del National Labor Relations Board, la Corte Suprema intercaló una referencia a la Reserva Federal, en la que implícitamente subrayaba que la facultad de destitución del presidente de uno de sus miembros no era la misma que en las demás instituciones federales. La Reserva Federal, decía la Corte Suprema, “es una entidad estructurada de una manera singular, distinta de todas las demás, en la medida en que es una entidad cuasi privada, que se inserta en la tradición histórica del Primer y Segundo Banco de los Estados Unidos”.
No se ha producido hasta el momento ni una sola destitución de un miembro del Board of Governors de la Reserva Federal. Ni siquiera se ha producido un intento de hacerlo, como si ocurrió en relación con la propia Corte Suprema en los años treinta por parte del presidente Franklin Delano Roosevelt. La garantía de permanencia de los miembros de la Reserva Federal es la más alta dentro del sistema político de los Estados Unidos.
Con la composición actual del Board of Governors Donald Trump no cuenta con mayoría. Pero tras la renuncia a permanecer en el cargo de Adriana Kugler y su sustitución por Stephen Miran, uno de los principales asesores económicos de Trump, bastaría con conseguir un gobernador más para disponer de ella.
Aquí es donde entra en juego la decisión de Trump de destituir a la gobernadora Lisa Cook, que es mujer y negra. La única mujer negra que ha sido miembro del Board of Governors de la Reserva Federal. A eso se llama matar varios pájaros de un tiro.
El motivo para la destitución es que Lisa Cook cometió un delito de fraude en la compra de dos viviendas, declarando en la solicitud de hipotecas de adquisición de las mismas que ambas eran su “vivienda habitual”, con lo que conseguía mejores condiciones por parte del banco.
Dicha declaración se produjo varios años antes de que fuera propuesta por el presidente Biden y avalada por el Senado. No ha sido denunciada ante ningún tribunal y no hay, por tanto, ninguna decisión judicial sobre dicha conducta. Ni firme ni no firme. Y además no se trata de un delito de los que están contemplados para la posible destitución de un miembro del Board of Governors.
Pero Trump la ha destituido este pasado martes y ha dicho, horas después de su destitución, que tendría “pronto” una “mayoría en el Board of Governors de la Reserva Federal”, con lo que podría conseguir vencer la resistencia del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell respecto de la bajada de los tipos de interés.
La gobernadora Lisa Coock ha recurrido la decisión del presidente ante la Corte Federal de Washington D.C. y ha solicitado que declare nula de pleno derecho dicha decisión.
Se mantiene, por tanto, en el Board of Governors y habrá que esperar a ver qué ocurre.
Como no existe precedente, no podemos saber con seguridad qué recorrido procesal tendrá el caso. Hay dos posibilidades: una, que se decida en primera instancia por la Corte Federal de Washington D.C. y después, en su caso, por la Corte Suprema y otra, que el presidente Trump solicite que la Corte suprema avoque el caso y lo decida de manera inmediata y directa.
Esto es algo que veremos en los próximos días. Parece seguro que Trump de manera inminente va a solicitar a la Corte suprema que decida asumir el caso y resolverlo sin esperar a conocer la decisión de la Corte federal de Washington D.C.
En el caso de que la Corte Suprema decida hacer suya la solicitud del presidente, en un mes aproximadamente el tema habrá sido resuelto.
Esta es la última ficha del dominó que queda por caer para que el presidente Trump haya eliminado todos los obstáculos que el sistema político contiene para controlar al presidente Trump. El momento no puede ser más dramático.
Fuente: https://www.eldiario.es/contracorriente/ultima-ficha-domino_132_12564862.html