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Su hija puede estar pagando el precio de su exposición a uranio empobrecido en Irak

La víctima más jóven de la guerra

Fuentes: New York Daily News

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

A principios de septiembre de 2003, el cabo de la Guardia Nacional, Gerard Darren Matthew fue enviado a casa desde Irak, afectado por una repentina enfermedad.

Un lado de la cara de Matthew se hinchaba cada mañana. Tenía constantes dolores de cabeza, visión borrosa, desvanecimientos y una sensación de quemazón al orinar.

El Ejército lo transfirió al Centro Médico Militar Walter Reed en Washington para más estudios, pero los médicos no pudieron explicar qué es lo que iba mal.

Poco después de su retorno, su mujer, Janice, quedó embarazada. El 29 de junio, dio a luz a una niña, Victoria Claudette.

Al bebé le faltaban tres dedos y la mayor parte de su mano derecha.

Matthew y su mujer creen que la terrible deformidad de Victoria tiene algo que ver con la enfermedad de su padre y con la guerra – especialmente ya que no existe un historial de defectos al nacer en alguna de sus familias.

Han visto fotos de bebés iraquíes nacidos con deformidades que son extrañamente similares.

En junio, Matthew se puso en contacto con el Daily News y solicitó que organizáramos un análisis de su orina en un laboratorio independiente. Esto ocurrió después que The News informara que cuatro de siete soldados de otra unidad de la Guardia Nacional, la Policía Militar 442, habían dado resultados positivos de uranio empobrecido (DU – por sus siglas en inglés).

El análisis independiente de la orina de Matthew también dio positivo de DU – desecho de bajo nivel de radioactividad producido en las plantas nucleares durante el enriquecimiento de uranio natural.

Debido a que es dos veces más pesado que el plomo, el DU ha sido utilizado por el Pentágono desde la Guerra del Golfo Pérsico en cierto tipo de obuses «revienta-tanques» así como para el blindaje de los tanques Abrams.

La exposición a la radioactividad ha sido asociada en algunos estudios con defectos al nacer en hijos de padres que han sido expuestos.

«Mi marido fue a Irak a combatir por su país», dijo Janice Matthew. «Considero que el Ejército debería asumir la responsabilidad por lo que ha sucedido.»

La pareja tuvo conocimiento por primera vez de la falta de los dedos del bebé durante un sonograma de rutina del feto en pasado abril en el Hospital Lenox Hill.

Matthew fue conductor de camiones en Irak en la unidad de transporte 719 de Harlem. Su unidad transportaba suministros desde bases del Ejército en Kuwait al frente y hasta Bagdad. En varias ocasiones, dice, transportó de vuelta a Kuwait tanques impactados y partes de vehículos destruidos sobre su camión de plataforma.

Después de conocer la deformidad de su niño que aún no había nacido, Matthew solicitó de inmediato al Ejército que analizara su orina para determinar si contenía DU. En abril, suministró una muestra de orina de 24 horas a doctores en Fort Dix, N.J., donde esperaba a ser desactivado.

En mayo, el Ejército le otorgó una pensión de discapacidad de 40% por sus dolores de cabeza y por una condición llamada angioedema idiopático – hinchazón crónica no-explicada.

Pero Matthew nunca recibió los resultados de su análisis de DU en el Ejército. Cuando llamó la semana pasada a Fort Dix, cinco meses después del análisis, le dijeron que no tenían antecedentes de ninguna muestra de orina suya.

Por suerte Matthew no se basó solamente en la burocracia del Ejército y fue a The News.

Anteriormente, durante este año, The News envió muestras de orina de miembros de la Guardia Nacional 442 al antiguo doctor militar Asaf Durakovic y a Axel Gerdes, geólogo de la Universidad Goethe en Frankfurt, Alemania. El laboratorio alemán se especializa en el análisis de cantidades mínimas de uranio, un procedimiento complicado que cuesta hasta 1.000 dólares por análisis.

El laboratorio es uno de cerca de 50 en el mundo que pueden detectar cantidades tan minúsculas como fentogramas – una parte por cuadrillón.

Hace algunos meses, The News envió una muestra de orina de Matthew a Gerdes. Como muestra de control, también entregamos al laboratorio muestras de orina de 24 horas de dos reporteros del Daily News.

Los tres especimenes fueron marcados sólo con las letras A, B y C, así que el laboratorio no podía saber cuál era la muestra del soldado.

Después de analizar las tres muestras, Gerdes informó que sólo la muestra A – la orina de Matthew – mostraba evidentes indicios de DU. Contenía una concentración total de uranio que era «4 a 8 veces superior a los especimenes B y C», informó Gerdes.

«Esos niveles indican de modo bastante definitivo que ha sido expuesto a DU», dijo Leonard Dietz, científico jubilado que inventó uno de los instrumentos para medir los isótopos de uranio.

Según las reglas del Ejército, la concentración total de uranio que Gerdes encontró en Matthew se encuentra dentro del nivel aceptable para la mayoría de los estadounidenses.

Pero Gerdes puso en duda las reglas del Ejército, señalando que incluso niveles ínfimos de DU constituyen causa de preocupación.

«Aunque los niveles de DU en la orina de Matthew son bajos», dijo Gerdes, «el DU que vemos en su orina podría ser 1.000 veces superior en su concentración en los pulmones.»

El DU no es como el uranio natural, que ocurre en el entorno. El uranio natural puede ser ingerido con alimentos y bebidas, pero es expulsado del cuerpo dentro de 24 horas.

El polvo contaminado con DU, sin embargo, es generalmente aspirado a los pulmones y puede permanecer allí durante años, emitiendo constantemente radiación de bajo nivel.

«Estoy molesto y confundido» dijo Matthew. «Sólo quiero respuestas. ¿Van a preocuparse ellos [el Ejército] de mi bebé?»

Seguimos las pistas de las enfermedades de los soldados

Durante los últimos cinco meses, el periodista del Daily News, Juan González, ha descrito la difícil situación de soldados que han vuelto de Irak con enfermedades misteriosas.

Su exclusiva investigación innovadora comenzó con un artículo en primera plana el 4 de abril que sugería que la contaminación con uranio empobrecido es mucho más generalizada de lo que el Pentágono está dispuesto a admitir.

A pedido de The News, nueve soldados de una compañía de la Guardia Nacional de Nueva York que sirven en Irak fueron analizados respecto a radiación de obuses de uranio empobrecido – y cuatro de los soldados enfermos dieron resultados positivos.

El día después de la publicación del artículo de González, funcionarios del Ejército se apresuraron a analizar a todos los miembros de la compañía que volvían al país, la 442 de la Policía Militar, de Rockland County.

A fines de semana, el escándalo había repercutido hasta Albany, al unirse el gobernador Pataki a la lista de políticos que pedían que el Pentágono realizara un mejor trabajo en el análisis y tratamiento de soldados enfermos que volvían de la guerra.

La denuncia de González provocó una inmensa demanda de análisis. A mediados de abril, 800 soldados habían entregado al Ejército muestras de orina, y cientos más estaban esperando que les dieran cita.

Dos semanas más tarde, el Pentágono afirmó que ninguno de los soldados de la 442 había dado positivo respecto a uranio empobrecido. Los expertos de The News encontraron importantes problemas en los métodos de análisis.

© 2004 Daily News, L.P.

http://www.commondreams.org/views04/0929-11.htm