Las transacciones y acuerdos ocurridos en los últimos meses alrededor de la moneda china, indican fehacientemente que el mundo financiero apuesta por el yuan como una nueva divisa internacional que a pasos agigantados recorta la hegemonía del dólar. Los datos no mienten: si en 2011 solo 900 instituciones financieras operaban en todo el orbe con […]
Las transacciones y acuerdos ocurridos en los últimos meses alrededor de la moneda china, indican fehacientemente que el mundo financiero apuesta por el yuan como una nueva divisa internacional que a pasos agigantados recorta la hegemonía del dólar.
Los datos no mienten: si en 2011 solo 900 instituciones financieras operaban en todo el orbe con yuanes (también llamado renmimbi), en 2014 ya son 10 000 las que realizan transacciones con esa moneda.
Dos grandes estocadas a favor del renmimbi ocurrieron en este mes de noviembre. China logró concluir amplios acuerdos comerciales con Canadá para usar en los intercambios el yuan en vez del billete verde.
Recordemos que Ottawa es el primer socio comercial de Washington con un intercambio promedio anual de 635 000 millones de dólares.
Canadá se convirtió de esa forma en el abanderado de América del Norte en introducir esa moneda en sus negociaciones. Con anterioridad, ambas naciones debían comprar grandes sumas de dólares estadounidenses para efectuar sus intercambios lo cual aumentaba los costos y atrasaban los contratos.
Con la diversidad de mercancías y ventajas financieras que China ofrece, los analistas aseguran que el comercio futuro entre ambos países se triplicará en poco tiempo.
El otro estratégico golpe al dólar ocurrido también en noviembre, al rubricarse un acuerdo con Qatar, sobre todo por la relevancia que tiene ese país como miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El convenio estipula realizar intercambios directos (swaps) de divisas entre Beijing y Doha, con la utilización de yuanes, lo cual puede impulsar a otras naciones integrantes de la OPEP a efectuar sus transacciones con esa moneda, con el consecuente golpe a los llamados petrodólares, impuesto desde hace décadas por Estados Unidos.
La OPEP fue creada en 1960 por Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait y Venezuela. Más tarde se adhirieron, Qatar (1961), Libia e Indonesia (1962), Emiratos Árabes Unidos (1967), Argelia (1968), Nigeria (1971), Ecuador (1973) y Gabón (1975), pero estas dos últimas la abandonaron. Sus once miembros son: Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita, Venezuela, Qatar, Indonesia, Libia, Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Nigeria.
Desde 1944 Estados Unidos no había sentido una amenaza tan inminente para la hegemonía del dólar como en la actualidad. En ese año, con los acuerdos efectuados en bretton Word, Washington logró que el dólar se estableciera como moneda de reserva mundial y su valor lo garantizaban sus grandes acumulaciones de oro.
Después en la década de 1970, alcanzó un acuerdo con la OPEP para que todas sus actividades comerciales se realizaran solo con el billete verde, mientras a la par le garantizaría un rearme militar a Arabia Saudita y protegería a las monarquías del Golfo de posibles invasiones o amenazas internas.
El convenio ha motivado desde entonces, una demanda artificial de dólares pues si algún país quiere adquirir petróleo en Kuwait, Argelia o Arabia Saudita, por ejemplo, antes debe comprar dólares estadounidenses en el mercado de cambios para pagar por el suministro.
Como el crudo se convirtió en la mercancías más comercializadas del mundo, gran cantidad de naciones optó por el dólar como moneda de reserva.
De ahí, la relevancia de ese convenio entre China y Qatar, pues abre al yuan un camino al mercado del petróleo de la OPEP y su futura aceptación en toda la zona del Medio Oriente.
Ya son 24 naciones las que han abierto sus puertas a las negociaciones con el renmimbi y todo hace indicar que el diapasón se continuará abriendo.
En esa misma dirección y debido a las absurdas sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea con Rusia, el intercambio de esta nación con China aumentó en un 800 % entre enero y septiembre de 2014.
Ambos países han impulsado la cooperación en sectores claves como el energético y financiero con millonarios convenios y planean alcanzar en 2020 un volumen comercial de 200 000 millones de dólares (equivalentes en sus monedas nacionales).
Alrededor de 100 bancos comerciales rusos han abierto sus cuentas correspondientes y ahorradores comunes para hacer transacciones en yuanes.
Ya no son solo países asiáticos, latinoamericanos, de Europa del Este y América del Norte como Canadá los interesados en acogerse a la pujanza que el yuan esta marcando en el mercado financiero mundial.
Esto lo confirma la reciente conversión de euros a yuanes que comenzó a realizarse en Frankfurt, Alemania, la llamada capital financiera de Europa.
Para convertir en renmimbi en una divisa de comercio global, China ya tiene acuerdos con centros financieros, como Hong Kong, Taipéi, Singapur, Malasia, Seúl, París y Londres y pronto abrirá en Australia.
Ahora Frankfurt pasa a ser el principal centro financiero de Europa en obtener el derecho de liquidar y arreglar pagos en yuanes tras la firma del protocolo de entendimiento entre el Banco Federal Alemán y el Banco Popular Chino.
De esa forma, los bancos con permiso de liquidación les facilitan el acceso al yuan a prestamistas alemanes y a sus respectivos clientes, y se ahorran costes al permitir que los euros sean directamente convertibles a la divisa china sin necesidad de llevarlas a dólares.
Existen otros datos financieros y económicos que apuntan al indetenible paso del yuan para convertirse en los próximos años en una importantísima moneda de reserva mundial que será un gran contrincante para el predominio del dólar.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.