El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó esta semana el Plan de Desarrollo de la Educación (PDE), destinado a poner al país en el mismo nivel educacional de las naciones desarrolladas. Las herramientas para alcanzar ese ambicioso objetivo son recursos adicionales para los municipios con peores niveles educativos, un plan de electrificación […]
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó esta semana el Plan de Desarrollo de la Educación (PDE), destinado a poner al país en el mismo nivel educacional de las naciones desarrolladas.
Las herramientas para alcanzar ese ambicioso objetivo son recursos adicionales para los municipios con peores niveles educativos, un plan de electrificación escolar (pues muchas escuelas no tienen energía eléctrica) y la informatización general de las escuelas.
También se estableció un piso salarial de 850 reales (418 dólares) para los maestros y profesores, el aumento del número de becas para estudios universitarios y becas para profesionales con doctorado que no tienen empleo.
Con estas iniciativas y algunas medidas auxiliares extras, el presidente señaló que Brasil conseguirá un sistema de educación a la par de cualquier país desarrollado, pese a que reconoció que los niveles en las escuelas locales son alarmantemente bajos.
Según datos oficiales, Brasil tiene sólo 10 ciudades con niveles escolares comparables a los de países más adelantados.
Esta valoración se basó en la calificación seis de la escala de cero a 10 utilizada por el Ministerio de Educación, la cual es equivalente a la utilizada en los países desarrollados, lo cual fue cuestionado por algunos educadores.
El país parte de un punto muy bajo para querer llegar tan alto en tan poco tiempo, ya que el nuevo siglo de la educación de Lula aspira a que en 2021 el promedio del país sea la nota de seis.
El promedio nacional de rendimiento escolar es de 3,8, en el cual se incluyen las notas de las escuelas particulares y las ‘excelentes’ (y pocas) escuelas federales.
Para los alumnos de la inmensa mayoría de las escuelas primarias, que son municipales, el promedio es de apenas 3,4.
Lo más grave, sin embargo, es que en los últimos 10 años los rendimientos escolares han caído.
Las pruebas del Sistema de Evaluación de la Enseñanza Básica (Saeb, en portugués) de 2006 tuvieron los peores resultados desde que inició su aplicación.
En la enseñanza media, los tres años que anteceden a la universidad, la evaluación también tuvo en 2006 peores resultados que en los años anteriores.
Brasil cuenta con un sistema de alfabetización de adultos sin buenos resultados, pese a los cuantiosos recursos destinados con ese fin.
En el país hay 1.100 municipios, de un total de 5.500, en donde más de 35 por ciento de la población es analfabeta.
Cuando se examinan los promedios de los estados, el cuadro surge con toda su gravedad: los tres estados con mejor enseñanza media tienen nota 3,5.
Cuando se trata de la primaria (quinto a octavo años), el mejor de todos es el estado de Santa Catarina, con un promedio a 4,1.
En el país existe un consenso entre educadores con respecto al principal factor de calidad de la enseñanza: buenos profesores y maestros.
Los planes del presidente Lula da Silva no incluyen alguna medida para capacitar a los docentes, actualizarlos, estimularlos a perfeccionar su desempeño, excepto el prometido piso salarial, que sólo se alcanzará en 2009 o 2010.