En entrevista para Crónicas de una Inquilina, el periodista brasileño Raphael Sanz realiza un análisis sobre la situación política de Brasil y realiza también un breve recorrido sobre elecciones pasadas y sus resultados en el factor socio-político actual de Brasil. Ilka Oliva Corado.- ¿Qué sucedió que el pueblo fue incapaz de impedir la destitución de […]
Ilka Oliva Corado.- ¿Qué sucedió que el pueblo fue incapaz de impedir la destitución de Dilma o lo que es peor, que no pudo impedir que Temer se convirtiera en presidente?
Raphael Sanz.- Sucedieron muchas cosas. En muchos ámbitos y no creo que haya sido por incapacidad del pueblo. En primer lugar es importantísimo apuntar que hay un sentimiento de decepción con el PT enorme entre el pueblo brasileiro, especialmente en la clase trabajadora, donde el PT era unanimidad.
Se esperaba mucho de Lula, y realmente los gobiernos petistas lograron hacer algunos proyectos muy interesantes, pero se esperaba que cambiasen el país, que tocasen la riqueza, que acabará la violencia policial y al mismo tiempo hubiera seguridad. Que la luz y el agua nunca más faltarán. Que la reforma agraria fuera hecha y las tierras indígenas demarcadas. Infelizmente, no pasó nada así. Como dije, hubo logros, pero logros muy chicos para un gobierno que ya tuvo 80% de aprobación en el pueblo.
Eso está reflejado en la campaña de Dilma de 2014 y luego el inicio de su segundo mandato en 2015. Durante la campaña, Dilma era la guerrillera que combatió la dictadura y que iba a tocar la riqueza, y hacer Brasil un país más justo. El primero de enero de 2015, como por magia, esta Rosa Luxemburgo latina se convirtió en una Margaret Thatcher de los trópicos. Nombró Joaquim Levy como Ministro da Fazenda (importante ministerio que regula la economía del país), un tipo vinculado a grandes bancos y al FMI, y ahí empezaron a valer las políticas de austeridad, las mismas que Temer después ha acelerado.
Otro factor es la postura del proprio PT y su dirigencia. Si tomamos como ejemplo la prisión de Lula – saliendo un poco de la pregunta – el propio Lula dijo que es inocente, pero que acredita en la justicia y en el sistema y, por lo tanto, probará su inocencia y volverá a las calles. Mira, si el propio Lula dice eso, ¿por qué uno se va a arriesgar por él, en las calles, contra la policía militarizada que más mata en el mundo? No hace sentido. Lo mismo sobre el impeachment: se movilizó mucho más la política institucional contra las votaciones del impeachment que propiamente la militancia, el pueblo y las calles.
Los intelectuales petistas se niegan a reconocer errores estratégicos y administrativos que ha costado no solamente el gobierno, pero la histórica confianza y esperanza que el Partido de los Trabajadores representó un día para el pueblo. Es verdad que aún representan eso, pero no más para la enorme mayoría. En las encuestas, Fernando Haddad tiene 23% de las intenciones de votos; Lula y Dilma siempre aparecían con más de 40% y siempre lograban un 45% en media de los votos. Decir que esto es solamente el voto de la clase media alta y de los super-ricos es desconocer las proporciones del pueblo brasileiro. La gente está decepcionada, y apuntar los errores es la forma de no repetirlos. Infelizmente, ni una mísera autocrítica el partido pudo hacer. Ni una mea culpa seguida de la exaltación de los logros. Si creemos en el discurso del Partido, parece que Brasil se había convertido en una Islandia con buen clima, lo que no es verdad. Reconocer eso es el primer paso para que el pueblo se identifique, pues aunque hayan logros, la vida siguió muy difícil para la enorme mayoría.
Ilka Oliva Corado.- ¿Cuáles han sido los efectos de la reforma laboral de Temer?
Raphael Sanz.- Para empezar, es importante que se explique lo que son – o fueron – los derechos laborales en Brasil, una vez que este medio está en Estados Unidos y ahí no existen derechos laborales.
Brasil se convirtió en república en los últimos años del siglo XIX – antes, era una monarquía. En el abrir de puertas del siglo XX, esta primera república empezó un proceso de industrialización y una clase obrera fue siendo construida con ex esclavos e inmigrantes. Con la clase obrera vinieron los sindicatos, el anarquismo, el marxismo y la organización obrera. En 1917 hubo un paro general en São Paulo que llegó hasta la capital de entonces, Río de Janeiro – las dos ciudades industrializadas en el país entonces. Hubo persecución, represión, muertes, y cerca de una década y media después de mucha lucha y movilización, se consiguió aprobar la CLT (Consolidação das Leis de Trabalho).
Básicamente, la CLT te garantiza una serie de derechos: un 13º sueldo (si, en diciembre, un sueldo más – por ejemplo: si tu sueldo es de mil dólares, en diciembre recibís 2 mil dólares), vacaciones y fines de semana remunerados, transporte hacia el trabajo y alimentación durante la jornada, pagos por la empresa, participación en los lucros del patrón al fin del año y una garantía de que, si te demiten sin justa causa, te tienen que pagar un sueldo más – y el gobierno te proviene seguro-desempleo por un tiempo. Eso es la ley y no es negociable. No hay acuerdo entre trabajador y patrón que pueda ignorar o suprimir estos derechos. Hasta la reforma.
Lo que hizo la reforma de Dilma-Temer -si, infelizmente es necesario reconocer que la misma reforma ya estaba prevista por Joaquim Levy, ministro de Dilma en 2015- fue liberar un acuerdo entre trabajador y patrón para «negociar» estos derechos. O sea, en la práctica, la negociación pasa más o menos así: el patrón dice; «necesito alguien que trabaje tanto por este poco sin ningún derecho de la CLT: es agarrar o olvidar». Y el trabajador elije si muere de hambre o de deudas, o si acepta trabajar sin sus derechos conquistados y mantenidos a lo largo de las décadas bajo duras penas.
Esta prevalencia del «negociado» sobre el «legislado», como dicen los términos jurídicos, es el principal efecto de esta lamentable reforma. Los otros efectos prácticamente derivan de esto.
Ilka Oliva Corado.- Marielle, ¿qué simboliza Marielle para el pueblo brasileño?
Raphael Sanz.- Marielle Franco era una mujer negra, nacida y criada en Complexo da Maré, una comunidad en Río de Janeiro. Era feminista, socióloga, defensora de derechos humanos y fue elegida en 2016 como vereadora (consejo municipal) de la ciudad de Río de Janeiro, por el PSOL. Fue asesinada en marzo de este año bajo circunstancias no aclaradas debidamente. Hay fuertes indicios que haya sido una ejecución política, de quema de archivo, pero no puedo confirmar, pues aun no se sabe. Las investigaciones no llegaron a ningún lado después de siete meses. Por asociación, saco mis conclusiones, pero como no tengo cómo comprobar, solo y siempre sospechar.
Marielle simboliza una lucha muy importante para la construcción de un Brasil democrático, para todos. Representa el pueblo negro, las mujeres, los trabajadores, los pobres, los LGBTI; era una figura ejemplar. Su brutal asesinado fue un golpe tremendo en los corazones de todos que piensan un país más justo, y especialmente fuerte para las mujeres negras y de comunidades.
Ilka Oliva Corado.- Es un crimen de Estado que seis meses después, aún sigue sin resolverse.
Raphael Sanz.- Por supuesto hay un crimen que más de seis meses después sigue sin respuesta, y que es bastante posible que el orden tenga salido desde adentro de un gabinete oficial. Igualmente no sé y nadie sabe. Lo que se ve es que también no hay tantas ganas del Estado en investigar el caso. Por asociación, podemos imaginar exactamente lo que pasó, y quien ha mandado. Pero por falta de pruebas, no se puede apuntar nombres o sectores. Como dijo, hay que sospechar y mucho, en este momento. Solo de esta forma, será posible desvendar todo lo que pasó, cada detalle.
Ilka Oliva Corado.- De una u otra forma, el incendio del Museo de Río de Janeiro es responsabilidad de las políticas del gobierno de Temer, creo que es el golpe más grande que pudo darse a la cultura y es un mensaje directo al pueblo en resistencia. Buscaron acabar con la memoria histórica.
Raphael Sanz.- Podemos decir que Temer tiene sí parte enorme de la responsabilidad, pues fue después de su golpe que se aprobó la «Lei do Teto de Gastos», que limita por 20 años las inversiones públicas en salud, educación, saneamiento, cultura, etc…, lo que puede haber resultado en un abandono aun más grande de los museos del país.
Por otro lado, este incendio no demuestra un descaso de dos años, pero de décadas. No soy experto en administración pública ni en mantenimiento de museos, pero es evidente que nunca en la historia de este país, en ningún régimen o gobierno, se llevó en serio la importancia de los museos, de la historia y de la cultura en general. No es por acaso que hay un fuerte movimiento de extrema derecha que quiere limitar las clases de historia, literatura, filosofía, geografía y otras disciplinas de humanidades en las escuelas, para centrar casi todo en matemática.
Recordemos también que este es el segundo museo de una capital brasileira que cae por las llamas. En diciembre de 2015, se incendió en São Paulo el Museo da Língua Portuguesa. O sea, Temer sí es culpable, pero el problema es mucho más antiguo.
Ilka Oliva Corado.- ¿Cómo es vivir en una favela en tiempos de Temer?
Raphael Sanz.- Es lo mismo que vivir en una favela en tiempos de Lula o de FHC. Como dije anteriormente, la violencia policial, por ejemplo, es un tema carísimo a la población de las favelas, a cual el gobierno Lula no se atrevió a tocar. Si quisiera, cuando tenía 80% de aprobación, podía haber hecho reformas estructurales en la seguridad pública y formar una nueva fuerza policial, realmente democrática y ciudadana. Al revés, mantuvo una estructura creada por la dictadura militar que aun hoy existe tal cual fue creada.
Otra vez, no estoy diciendo que sea culpa exclusiva del PT. Es un problema histórico desde los tiempos en que Brasil era una colonia de Portugal. La crítica es de que no se logró combatir eso, se habló mucho de derechos humanos, pero no se logró ponerlos en practica en la realidad de las favelas como se imaginaba.
Cada año sube la cifra de muertos por violencia en el país, y el porcentaje de estos muertos también sube exponencialmente entre la gente que vive en las favelas. El último año, pasamos de 60 mil víctimas de acuerdo con datos ampliamente divulgados en la prensa.
Puede ser económicamente que la vida de mucha gente haya mejorado, y eso cuenta mucho. Pero esa cuestión de la violencia es tal vez la más cara para las favelas.
Ilka Oliva Corado.- Las mujeres obreras y campesinas y la comunidad LGBTI son las poblaciones más golpeadas por las políticas neoliberales de Temer?
Raphael Sanz.- Por supuesto. Las políticas de austeridad afectan el conjunto de los trabajadores y de los pobres de manera profunda. Y además de los impactos que todo el conjunto ya sufre, las mujeres y LGBTIs sufren aun más impactos por una serie de otras cuestiones que juntas con estas políticas agravan la situación de estos enormes sectores de la clase obrera.
Ilka Oliva Corado.- Temer no solo distanció a Brasil de la unidad que tenía con los países progresistas de la región sino que apoya políticas injerencistas de gobiernos fascistas que buscan regresar a Latinoamérica a la época de las dictaduras.
Raphael Sanz.- Veo Temer más como un liberal a servicio del mercado financiero que como un fascista. El problema es que este neoliberalismo sirve como puerta de entrada para drogas más pesadas, como el fascismo. Temer no tiene el perfil de dictador, ni de apoyador de la dictadura, pero su incapacidad de gobernar mínimamente afín de los intereses populares, descalifica la democracia como un todo. Temer es un oportunista, a servicio del mercado financiero, no es él quien va a imponer una dictadura, pero los efectos de sus políticas que llevan electores tradicionalmente a transferir sus votos a la extrema derecha. Es verdad que Temer come en las manos de uno u otro general, y que su influencia en el gobierno viene creciendo, pero Temer ya es pasado, escribo estas respuestas un día antes de la primera vuelta de las elecciones y existe el chance que un fascista pueda ganar la disputa.
Ilka Oliva Corado.- Hay un Brasil antes y después de Lula. ¿Por qué no se llamó a un paro general indefinido cuando lo encarcelaron? Es la rebelión de los pueblos que luchan por si libertad la que provoca los cambios en las naciones. ¿Qué sucedió?
Raphael Sanz.- Hay que preguntar a CUT (Central Única de los Trabajadores) por qué cancelaron un par de paros generales a las vísperas. Hay que preguntar a Lula por qué no convocó a la gente y ha preferido confiar en la justicia. No entro en el mérito si Lula es culpable o no, hablo apenas en términos de estrategia política. Era el momento perfecto para movilizar las bases, llamar paros, manifestaciones, fuertes campañas callejeras, y ¿por qué no hicieron nada?
Una razón que me viene a la cabeza es que apostaron que volverían fácilmente al poder convirtiendo a Lula en un mártir. Pero no pasó eso. El discurso del PT nunca fue de llamar al pueblo a las calles, pero de confiar en las instituciones, de calmar al pueblo, no de estimularlo. Y la política es una lucha eterna contra un rival, si vos decides parar de luchar con todas tu fuerzas, el rival no va a desistir. Y así se pierde un país.
Ilka Oliva Corado.- ¿Qué papel ha jugado la izquierda que siempre ha sido afín a la derecha? Lo pudimos ver en la destitución de Dilma con su pasividad.
Raphael Sanz.- Aquí encontramos una contradicción. Por un lado, ninguna izquierda nunca fue afín a la derecha, por otro, por participaren del mismo sistema político, se involucran involuntariamente.
O sea, si por un lado el PSTU no habló en contra la destitución de Dilma, por otro el PT prefería incluir el centro y la derecha en su gobierno, en vez de incluir un PSTU o un PSOL – que quedaron en una situación de o decir «amén» a todo lo que quería el PT o a de poner-se en oposición de izquierda. Y convengamos que en tiempos democráticos, es importante que haya oposición, tanto de izquierda, cuanto de derecha.
Vuelvo aquí a decir, en 2003, Lula tenía 80% de aprobación. Si hubiera el interés político, podía haber hecho un gobierno popular de verdad, junto con los partidos de izquierda, que tocase la riqueza, y si intentaran un golpe en aquel momento, ciertamente el pueblo resistiría. Pero han preferido componer el gobierno con el PMDB de Temer (hoy MDB), con el de Demócratas (que de «demócratas» no tienen nada), con los señores de tierras y del agro negocio al revés de la reforma agraria siempre prometida a los sin tierra, y por ahí vamos, la lista es larguísima.
Espero que el lector entienda que esto no es puramente una critica al PT o a otros sectores de izquierda, pero un apuntamiento sobre la enorme contradicción del sistema político brasileiro.
Al final, partidos de izquierda no proponen cambios estructurales en el país, pero se ponen como modernos y humanos gestores de esta democracia burguesa, así como el centro y la derecha y sus principales partidos: PSDB, PMDB y DEM. El crecimiento del fascista Jair Bolsonaro se debe mucho a eso: la extrema derecha ha sido la única opción antisistema, fuera de los términos de una democracia liberal-burguesa que los últimos años está negando derechos a la gente. Y en un país altamente despolitizado como Brasil, en una situación desfavorable se busca el cambio, aunque no se sepa exactamente donde este cambio va llevar. Podría ser la izquierda, pero infelizmente es la extrema derecha que se está aprovechando de este momento. Es necesario discutir el porqué.
Ilka Oliva Corado.- ¿Logró unificarse con el progresismo después de Temer o sigue siendo afín a las políticas fascistas?
Raphael Sanz.- De ninguna forma. Y esto está claro en estas elecciones. Ciro Gomes, candidato del PDT, era el único más a la izquierda con claras condiciones de ganar las elecciones, una vez que el rechazo al PT es inmenso y Lula no iba poder postularse. El PT, en vez de apoyar el único candidato que podía vencer el fascismo en las urnas, lanzó su propio candidato. Gomes fue de 25% de intenciones de voto a 11%, Marina Silva de 11% a 4%, Guilherme Boulos fue de 2% a 0. Pero el candidato petista, según las encuestas, perdería para el fascismo en segunda vuelta.
Ilka Oliva Corado.- ¿Quién es y qué representa Bolsonaro para Brasil? Bolsonaro que es el candidato de la extrema derecha.
Raphael Sanz.- Jair Bolsonaro es el candidato a la presidencia que lidera las encuestas. Es un capitán del ejército reformado que está desde 1991 en el Congreso como diputado federal, y nunca logró aprobar un mísero proyecto de ley.
Ideológicamente dice cosas como «las mujeres tienen que ganar menos que los hombres porque se quedan embarazadas», «mis hijos tienen educación, no cometerían la promiscuidad de involucrarse con mujeres negras», «los indígenas y quilombolas son todos vagos que quieren tierras gratis» y por ahí va.
Se pone como un paladino de la moralidad, pero desde 1991 cuando se eligió diputado, su patrimonio aumenta exponencialmente. Como parlamentar, es el tipo que duerme durante las sesiones del congreso y despierta para decir palabras de apología a la tortura, a la dictadura militar, a la violación de mujeres, a la muerte de minorías. Pero más allá de un prototipo de fascista – digo prototipo, pues yo esperaba que el fascismo nos presentará alguien mínimamente más integro – no es nada. Se queda mamando la teta de un súper salario de diputado hace 30 años y puso sus hijos en la misma teta.
Como candidato, no participa de los debates con los demás. Esta semana, durante el último debate, trasmitido por la TV Globo, se fue a TV Record a dar una entrevista en vivo. Es un tipo que ignora todo y cualquier discernimiento de lo que es la política. Se apoya en propuestas surrealistas como el combate al «Kit Gay», una supuesta política de derechos humanos y respeto a la diversidad que nunca salió del papel. Otra propuesta es liberar las armas, convirtiendo a Brasil en un enorme y pobre Texas que habla portugués. Sobre economía, no sabe qué decir.
Ensaya un discurso liberal, de meritocracia, que no lo cree. Lo que hace pues es un discurso hoy muy difundido en el país y el tipo quiere votos. Se pone contra la corrupción, pero su patrimonio personal y familiar creció exponencialmente durante su tiempo en la política (que pasa por Collor de Melo, Itamar Franco, FHC, Lula, Dilma y Temer). Se mantuvo casi 30 años mamando dinero público para no hacer absolutamente nada en el Congreso, ganando mensualmente un súper salario parlamentar. O sea, es un nada – e un nada absolutamente antidemocrático.
Intentando su victoria en primera vuelta (caso consiga 50% +1), él dice: «vamos a votar correctamente para tener que votar una sola vez, y el domingo de la segunda vamos todos a hacer un asado». Se olvidó decir que sería «una sola vez» en las próximas décadas.
Ilka Oliva Corado.- ¿Quién es y qué representa Haddad? Que es quien ha tomado el lugar de Lula debido a su encarcelamiento.
Raphael Sanz.- Haddad es un profesor de ciencia política, y fue alcalde de São Paulo entre 2013 y 2016. Intentó la reelección, pero la perdió en primera vuelta para João Doria, del PSDB, un muñeco de cera que le gusta jugar en la Bolsa de Nueva York con la empresa pública de abastecimiento de agua del Estado de São Paulo (la SABESP) mientras falta agua diariamente en la casa de las personas.
Haddad tiene el más grande rechazo en el Brasil, mucho por inhabilidad política en momentos de crisis. Sus políticas de derechos fallaron en São Paulo, bien como las movilidad urbana. Y además, la decepción con el PT hace con que mucha gente que antes les votaba, transfiera su voto a otros partidos.
Como Ministro de Educación del gobierno Lula logró algunos buenos proyectos nacionales en la pasta, pero lo que los medios dicen y la gente recuerda es el desastre como alcalde. No fue un completo desastre, Dória después y Kassab antes, fueron infinitamente más desastrosos. Haddad tuvo ideas muy buenas, pero las cosas no salieron bien. Y también falló con los barrios pobres de la ciudad al gobernar más intensamente para la clase media alta. Y como he dicho, las expectativas con el PT son siempre muy altas, por todo lo que representa la historia del Partido.
Ilka Oliva Corado.- Se acercan las elecciones, ¿está preparado el pueblo brasileño para defender en las urnas las políticas de inclusión de Dilma y Lula?
Raphael Sanz.- Hay un sector que sí, pero en conjunto del pueblo no. Como expliqué, mucha gente está decepcionada con el PT. Por otro lado, con la ascensión de Bolsonaro, estas elecciones se convirtieron en un referéndum en el cual vamos a elegir entre la democracia liberal-financiera o un régimen policial militar.
El proyecto de Lula, o de Ciro Gomes, o de Marina Silva, o de Geraldo Alckmin o de cualquiera es lo que menos importa en este momento. Las atenciones están todas para que se derrote el fascismo en las urnas y así mismo después de las elecciones mantener los ojos muy abiertos para que Brasil no se convierta en una inmensa Honduras o un inmenso Paraguay.
Blog de la autora: Crónicas de una Inquilina
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