Las autoridades cubanas culpan al bloqueo económico de Estados Unidos por las altas tarifas nacionales para conectarse a Internet y por los serios problemas del servicio en este país caribeño. «A pesar de que muy cerca de las costas cubanas pasan cables internacionales de fibra óptica, las leyes del bloqueo (estadounidense) han impedido la conexión […]
Las autoridades cubanas culpan al bloqueo económico de Estados Unidos por las altas tarifas nacionales para conectarse a Internet y por los serios problemas del servicio en este país caribeño.
«A pesar de que muy cerca de las costas cubanas pasan cables internacionales de fibra óptica, las leyes del bloqueo (estadounidense) han impedido la conexión a ellos», aseguró el lunes el ministro de la Informática y las Comunicaciones, Ramiro Valdés.
Según el funcionario, Washington accedió a que Cuba ingresara formalmente a la red mundial de computadoras en 1996, pero le impidió conectarse a algún cable de fibra óptica y la obligó así a «emplear un canal satelital con escasos 65 mbps (megabytes por segundo) de ancho de banda para la salida y 124 Mbps para la entrada».
«Las propias leyes (estadounidenses) establecen que cualquier nueva adición o modificación del canal requiere la obtención de licencia del Departamento (ministerio) del Tesoro de los Estados Unidos», afirmó.
La lentitud es uno de los problemas cotidianos de Internet en Cuba, demás del acceso restringido para determinados sectores de la población y de las tarifas que pueden superar los 200 dólares mensuales por el acceso pleno. «Aquí no se navega, se flota», comenta Laura Gómez, informática de 49 años.
«La conexión a través de fibra óptica no sólo permitiría mayor velocidad de conexión, sino costos significativamente menores», dijo Valdés durante la inauguración de la Convención Internacional Informática 2007, que reúne en La Habana a más de 1.650 especialistas de 58 países desde el lunes hasta este viernes.
El problema, que hasta hace poco parecía depender exclusivamente de un cambio en las relaciones entre La Habana y Washington, debería resolverse con la colocación de un cable submarino de fibra óptica entre esta isla y Venezuela que enlazará las comunicaciones cubanas con estaciones de terceros países.
La iniciativa está incluida en uno de los 16 acuerdos bilaterales firmados por ambos gobiernos el 24 de enero y que, además de la propuesta de establecer un sistema internacional de telecomunicaciones, incluyen acciones en sectores como el turismo, la exploración de petróleo y el transporte.
Valdés no hizo referencia a las posibilidades que se abren con ese acuerdo, pero resaltó los avances del programa gubernamental de informatización de la sociedad, a pesar del contexto desfavorable determinado por el bloqueo de más de cuatro décadas.
Según datos oficiales, más de 11.000 personas cursan carreras vinculadas a las tecnologías de la información y las telecomunicaciones en centros de educación superior, otras 38.000 estudian en Institutos Politécnicos de Informática y más de un millón han pasado cursos en los más de 600 Jóvenes Clubes de Computación en todo el país.
«Continuará el mejoramiento de nuestras redes de comunicaciones, a la par que se incrementa y moderniza el parque de equipamiento, priorizándose los sectores de mayor influjo social, centros de salud, educación, cultura e instituciones científicas», dijo Valdés.
Según el ministro, Cuba ha «logrado que todas las escuelas dispongan de recursos informáticos y audiovisuales como herramientas para el aprendizaje, hasta aquellas más remotas, electrificadas con paneles solares, y (con) un solo alumno».
El acceso a Internet es sobre todo desde lugares de trabajo y estudio y, en algunos casos, se establece la modalidad de correo electrónico internacional y navegación restringida a la intranet nacional, una red de conexión local. Aquellos que tienen «libre acceso», pagando tarifas en dólares, soportan sin embargo la imposibilidad de visitar sitios pornográficos y hostiles al gobierno cubano.
Este tipo de acceso se presta a embajadas y empresas extranjeras y a la prensa internacional acreditada en Cuba, por ejemplo, y a un número no precisado de periodistas cubanos «seleccionados» con tarifas especiales.
Las universidades, los centros científicos y los medios estatales de comunicación, entre otras instituciones, cuentan también con este tipo de conexión.
Según datos del gobierno, este país tenía al cierre del primer semestre de 2005 unas 335.000 computadoras, el equivalente a 2,98 por cada 100 habitantes. En 2004, sólo 13 de cada 1.000 personas podían conectarse a Internet, pero no era posible saber cuántas realmente hacía uso de las 480.000 casillas de correo electrónico registradas.
En Cuba no suelen publicarse estadísticas de Internet de modo sistemático, pero especialistas estiman que al menos 10 personas hacen uso de cada cuenta oficial. A ello se suman las cuentas ilegales (adquiridas en el mercado negro) y un número indefinido de usuarios de servicios internacionales de correo electrónico gratuito como Yahoo o Gmail.
«Vamos a ver qué pasa cuando tengamos fibra óptica. Esperemos que las opciones se amplíen», dijo Luis Gutiérrez, un médico de 37 años que se conecta a los servicios de la intranet cubana. «El mundo actual pasa por Internet, y los cubanos no podemos vivir toda la vida alejados del mundo», añadió.
El ministro Valdés se quejó de que «no sólo nos prohíben la adquisición de equipamiento y programas informáticos desde compañías norteamericanas (estadounidenses). Por su carácter de extraterritorialidad, persiguen nuestras operaciones comerciales con empresas de otras nacionalidades, aun en las más distantes regiones».
Además, las sanciones económicas también impiden que instituciones y ciudadanos estadounidenses utilicen la red mundial de computadoras para transacciones electrónicas con instituciones cubanas, y está bloqueada la descarga de programas e informaciones gratuitas si la dirección IP (siglas en inglés de Protocolo de Internet) se identifica con Cuba.
La informática Gómez, responsable de comunicaciones en una empresa de capital mixto (extranjero y del Estado cubano), comentó a IPS que «uno se da cuenta cuánto influye el bloqueo en nuestras vidas, cuando quieres descargar o comprar un antivirus como el Panda y te dicen que no puede ser porque estás en Cuba».
«No importa que no seamos una firma totalmente cubana y no importa que esa empresa no sea estadounidense», añadió.