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Las caricaturas en la política de Oriente Próximo

Fuentes: Rebelión

El eje central de la actual confrontación candente entre los manifestantes musulmanes y árabes, dirigentes políticos y gobiernos, y los regímenes de Europa occidental y editores, tiene su origen en los intentos israelíes de polarizar el mundo a su favor y de promover el aislamiento, las sanciones económicas y /o un ataque militar contra Irán.

Sin embargo, existen cuestiones clave que casi todos los comentaristas y analistas han pasado por alto. Entre ellas, las siguientes:

¿Por qué las caricaturas se han publicado en Dinamarca?

¿Cuáles son los antecedentes políticos de «Flemming Rose», el redactor cultural de Jylland-Posten que pidió, seleccionó y publicó las sátiras?

¿Qué asuntos de mayor importancia han coincidido con el calendario de la publicación y reproducción de los dibujos?

¿Quién se beneficia de su publicación y del enfrentamiento posterior entre árabes e Islam y Occidente?

¿Cuál es el contexto político contemporáneo de las protestas árabes y musulmanas?

¿En qué medida el servicio secreto israelí, Mossad, está implicado en la provocación del conflicto entre occidente y los árabes y musulmanes, y de qué forma los resultado obtenidos han respondido a sus expectativas?

Un punto de partida para analizar la controversia suscitada, que se ha convertido en el foco para acusar a los musulmanes y a los países islámicos de intolerancia frente la «libertad de expresión» occidental, es el papel desempeñado desde hace tiempo por Dinamarca como centro principal de las operaciones del Mossad en Europa. Dicho de otra manera; ¿Cómo un pequeño país escandinavo de 5,400.000 ciudadanos y residentes (de los cuales 200.000 son musulmanes, es decir, menos del 3 %,), conocido por sus cuentos de hadas, por el jamón, y el queso, se ha convertido en objetivo de la furia de millones de creyentes musulmanes, desde Afganistán a Palestina, de Indonesia a Libia y en las calles de todo el mundo en donde existe una población musulmana significativa? ¿Por qué, tras el bombardeo de Bagdad, las torturas de Abu Graib, las masacres de Faluya y la total destrucción de los pueblos de Iraq y Afganistán, habrían de volcar su cólera los musulmanes contra los símbolos de Dinamarca, desde sus galletas en lata a sus embajadas y empresas en el exterior?

La historia, presentada con trazos duros por los noticiarios de televisión, es del señor «Flemming Rose», un esforzado redactor cultural de un muy difundido periódico danés, quien ha querido contrarrestrar la creciente «corrección política» de los europeos en su crítica hacia los musulmanes, postura que compara con la «autocensura» de la que fue testigo en su país de origen, la Unión Soviética. El editor de cultura del Jyllands-Posten, ucraniano de nacimiento y con extraño nombre, encargó a caricaturistas daneses presentar una serie de dibujos que representaran al Profeta Muhammad tal como ellos (los dibujantes daneses) se lo imaginaban. Sin embargo, cuatro de los doce dibujos seleccionados para su publicación fueron ilustrados por el propio equipo de Rose, entre ellos el más controvertido, el de la «bomba en el turbante». Desafiando a las leyes danesas contra la blasfemia, Rose publicó las caricaturas el 25 de septiembre de 2005, y el resto ya se sabe…

Una enorme respuesta contra el «sagrado derecho a la libertad de expresión» occidental ha surgido en el Mundo Musulmán mientras que millones de europeos y estadounidenses se sentían conmocionados y decididos a defender sus queridas libertades en este «enfrentamiento de civilizaciones». Se ha culpabilizado a Siria e Irán, especialmente, por movilizar a los encolerizados creyentes en las calles de Damasco y Teherán, en Beirut y en los barrios empobrecidos de Gaza. Según las Secretaria de Estado estadounidense, Rice, «Irán y Siria se han salido de madre para atizar los sentimientos y para servirse de ellos para sus propios objetivos, y el mundo debería llamarles la atención por ello». Las autoridades paquistaníes y libias, aliadas de Estados Unidos, ordenaron disparar sobre los manifestantes, matando e hiriendo a un montón de gente, al mismo tiempo que detenían a numerosos líderes religiosos. Los gobiernos occidentales presionaron a sus aliados árabes e islámicos para que evitaran más ataques contra los productos y propiedades daneses y culpabilizaron de complicidad e instigación a aquellos incapaces de reprimir la furia. Todo ello por una serie de caricaturas, o al menos eso se nos dice.

El editor cultural, «Flemming Rose», que se cansó enseguida de tener que estar rodeado de un equipo de policías daneses y de agentes de seguridad para protegerle de un asesinato, y había perdido su capacidad de movimientos habituales por su tranquilo Copenhague, eligió un refugio seguro en Miami, Florida( en lugar de su Ucrania nativa), entre los exiliados cubanos, los sayanim* (ver nota a pie de página)1 y jubilados que juegan al Mah Jong2, mientras el drama continúa.

Dinamarca, centro de la actividad del Mossad

¿Por qué Dinamarca? ¿Se hubiera podido organizar esta incivil y prefabricada controversia desde las páginas de cualquiera de los principales periódicos de Londres o Nueva York? ¿Quién ha querido situar a Dinamarca en el centro de este «choque de civilizaciones» que parece un guión de una película islamófoba de suspense de la serie B?

Un interesante capítulo del libro del ex agente israelí del Mossad, Victor J. Ostrovsky, By Way of Deception (1990, St. Martin Press) subraya las estrechas relaciones, durante décadas, entre los servicios de inteligencia daneses y el Mossad israelí:

«Las relaciones entre el Mossad y los servicios de inteligencia daneses son tan estrechas que resultan indecentes. Pero no es la decencia del Mossad la que queda comprometida por el acuerdo; es la de Dinamarca. Y ello porque los daneses tienen la idea equivocada de que por haber salvado a muchos judíos durante la II Guerra Mundial, los israelíes están agradecidos y ellos pueden confiar en el Mossad».

El Mossad tiene capacidad para vigilar a toda la población árabe y especialmente a los palestinos (presumiblemente incluso a aquellos que tienen nacionalidad danesa) gracias a sus especiales relaciones con los daneses:

«…un hombre del Mossad controla ‘todos los mensajes relacionados con los árabes y palestinos (de la comunidad árabe en Dinamarca) que llegan a la sede central del Servicio de Seguridad Ciudadana Danés…un extraordinario acuerdo para un servicio de inteligencia extranjero’.

El alto aprecio que los funcionarios de la inteligencia danesa sienten por sus colegas israelíes del Mossad, según Ostrovsky, aparentemente no es recíproco:

«El Mossad siente tal desprecio por su contraparte danesa que se refieren a ellos como ‘fertsalach’, palabra hebrea para definir una pequeña explosión de gas, es decir, un pedo…así denominan en el Mossad todo lo que hacen’ (pp. 231-232).

A cambio de su servilismo, los daneses merecen recibir «entrenamiento» por parte de los israelíes.:

Cada tres años, agentes de la inteligencia danesa van a Israel para un seminario dirigido por el Mossad… que genera contactos muy útiles para el Mossad, perpetuando la idea de que no existe ninguna otra organización que gestione mejor el terrorismo que el Mossad».

Tras el desastre de Estados Unidos en Iraq y la resistencia del mundo a un «masivo ataque preventivo» o al embargo económico o diplomático de Irán, que podría elevar el precio del barril de petróleo por encima de los 100 $, Israel tuvo que cambiar sus ideas previas. Por ello tendría sentido que una campaña dirigida a promover las justificaciones para atacar a países como Irán y Siria (los actuales enemigos de Israel) surgiera de uno de los más comprometidos aliados europeos de Estados Unidos en la invasión y destrucción de Iraq y Afganistán, y cuyo servicio nacional de inteligencia (denominado tan cariñosamente como ‘fertsalach’) estuviera impaciente por servir a los intereses de Israel.

Flemming (o incendiario3)Rose: un periodista con causa

Habida cuenta de la infiltración del Mossad desde hace muchos años en las agencias de inteligencia danesas, y sus estrechas relaciones de trabajo con los medios de información de la derecha, no resulta sorprendente que un judío ucraniano, que actúa con el nombre de «Flemming Rose», y que tiene relaciones directas con el Estado israelí ( y en particular con el gobierno ultraderechista del Likud), fuera el centro de la controversia sobre las viñetas. Los vínculos de Rose con el Estado israelí son anteriores a su bien conocida y propagandista entrevista con Daniel Pipes (2004), el famoso ideólogo sionista que aborrece a los árabes. Antes de que se le nombrara editor cultural de un importante diario derechista danés, desde 1990 a 1995, «Rose» fue un reportero con sede en Moscú que tradujo al danés la autobiografía hagiográfiaca de Boris Yeltsin, protegido de los oligarcas rusos pro-israelíes del poscomunismo, muchos de los cuales tienen la doble nacionalidad y colaboran con el Mossad en el blanqueo de miles de millones de dinero negro.

Entre 1996-1999, «Rose», el periodista, realizó el circuito de Washington (viajando con Clinton a China) antes de volver a Moscú donde trabajó como corresponsal durante los años 1999-2004 para el Jyllands-Posten. En 2005, se convirtió en su editor cultural, a pesar de sus escasos o nulos conocimientos de la materia, pasando por encima de otros periodistas daneses del equipo de dirección. Desde su nuevo puesto, «Rose» puso en marcha un programa decidido para agravar la creciente hostilidad de los conservadores daneses hacia los inmigrantes de Oriente Próximo, y en particular hacia los musulmanes practicantes. Sirviéndose del formato de la «entrevista», publicó las virulenta diatriba anti-islámica de Pipes, probablemente para «probar la temperatura del ambiente» antes de dar el siguiente paso, de acuerdo con la estrategia del Mossad, de polarizar una confrontación entre Occidente-Oriente.

Contexto Político para actuar

Existen suficientes pruebas que demuestran que la guerra de Iraq fue en gran parte el resultado de una masiva campaña de desinformación llevada a cabo por los civiles militaristas del Pentágono y por los sionistas estadounidenses que ocupaban puestos relevantes dentro y fuera del Pentágono y en la sociedad civil, en coordinación con el Estado israelí que deseaba la destrucción de Iraq como nación viable. No existe prueba de que las principales compañías de petróleo estadounidenses presionaran al Congreso o promovieran la guerra en Iraq o el actual enfrentamiento con Irán, pero sí existen un montón de evidencias que indican que están muy inquietas ante las pérdidas que puedan producirse como consecuencia de un ataque israelí contra Irán.

Los sionistas consiguieron sus objetivos en Iraq: establecer una cabeza de puente en el enclave kurdo del norte (‘Kurdistán’), y asegurarse activos estratégicos en el nuevo régimen «iraquí» a través de Chalabi y compañía.

Las principales organizaciones judías se movilizaron para oponerse a cualquier crítica de los políticos sionistas, acusándolas según lo previsto de ‘anti-semitismo’. Sin embargo, con el tiempo, las investigaciones del FBI, los informes de la CIA y las resoluciones judiciales han señalado a agentes clave y a sus colaboradores internos como espías israelíes. Mientras Israel se beneficiaba de la invasión de Iraq capitaneada por Bush-Blair, no se puede decir lo mismo respecto de Estados Unidos: los miles de víctimas aumentan, los gastos de la guerra se disparan hasta centenares de miles de millones de dólares, y la oposición a la guerra se intensifica.

Los planes estratégicos de Israel para extender las operaciones militares de Estados Unidos a Irán y Siria se enfrentan a desafíos importantes, desde el interior del mismo ejército, de la opinión pública e incluso de parte de los medios comunicación. Las influencias del Mossad en el New York Times, en el Wall Street Journal y en otros medios, han tenido que tragarse pequeños artículos sobre la inexistente amenaza de armas nucleares de Irán, precisamente una vez que se ha demostrado que el mismo complot contra Iraq fue una total manipulación. Por ello, se necesitaba otra línea propagandista para silenciar a quienes criticaban la guerra y azuzar la animosidad contra los islamistas y árabes en general, y contra Irán en particular. En ese momento, la operación «Flemming Rose-Mossad entra en escena. Los dibujos reflejando el odio hacia el Islam se publicaron en Dinamarca en septiembre de 2005, mientras los israelíes y los sionistas estadounidenses intensificaban su propaganda bélica contra Irán.

Pero la respuesta inicial de los países islámicos fue limitada. La historia no apareció en el International Herald Journal hasta finales de diciembre de 2005. A principios de enero de 2006, los «katsas» (en hebreo, agentes encargados del caso) activaron a los sayarim (colaboradores judíos voluntarios que trabajan fuera de Israel) en los medios europeos occidentales y orientales para que reprodujeran simultáneamente las caricaturas los días 1 y 2 de febrero de 2006. Una operación semejante de los sayarim podría haber sido el origen de la decisión tomada por el redactor jefe de France-Soir, Arnaud Levy y el editor Serge Faubert, de publicar las caricaturas. El propietario egipcio del periódico francés, casi de inmediato despidió al redactor Jacques Lefranc- quien, según dijo en una entrevista para la CNN, se había opuesto en principio a su publicación-, pero dejó en sus puestos a Levy y Faubert.

Una campaña escandalosa se lanzó en prácticamente todos los medios de comunicación pro-occidentales, en la que se condenaba la que en sus inicios fue una relativamente moderada protesta islámica, que se produjo entre septiembre y diciembre de 2005, lo que provocó rápidamente la subsiguiente masiva intensificación, ayudada sin duda por agentes camuflados del Mossad entre las poblaciones árabes. Los «peditos» del Mossad, es decir, los servicios de inteligencia daneses, avivaron el fuego aconsejando al derechista primer ministro de Dinamarca, Anders Fogh Rasmussen que no cediera y se negara a presentar disculpas tal como los gobiernos árabes pro-occidentales pedían, e incluso que rechazara la petición de una entrevista con un grupo de diplomáticos de países árabes e islámicos acreditados en Dinamarca para hablar sobre «la situación».

«Flemming Rose» y el Mossad intentaron otra estrategia para elevar la tensión entre Oriente y Occidente. Públicamente se ofreció a publicar en «su» periódico cualquier viñeta iraní que se mofara del Holocausto. El redactor jefe de Jyllands-Posten, aparentemente con retraso, se sorprendió por los planes ocultos de «Flemming Rose», vetó la oferta y pidió a Rose que se tomara unas vacaciones. Rose salió para Miami, no hacia Tel Aviv- donde su estancia podría levantar sospechas en relación con su proclama de que se oponía simplemente a la «autocensura». En Miami, no tenía dudas de que disfrutaría de la protección de los sayanim locales, armados y adiestrados para la «autodefensa» de los sionistas amenazados.

Los sayanim – defensores de la civilización occidental

Los sayanim, palabra derivada, según Victor Ostrovsky, de la palabra hebrea «ayudar», constituyen una enorme red mundial de judíos situados en lugares estratégicos o rentables ( inmobiliarias, medios de comunicación, finanzas, concesionarios de coches, etc…) que se han comprometido a ayudar a las actividades del Mossad israelí en el interior de sus propios países, debido a la lealtad supranacional que los sayanim ofrecen a Israel por encima, y no siempre a favor, de los intereses de su país de origen. Según Gordon Thomas y Martín Dillon en su detallada biografía, Robert Maxwell, Israel Superspy (Carroll and Graf Publishers, 2002), el famoso magnate de los medios de comunicación, fue un super-sayanim, que facilitaba cobertura, agentes, concesiones políticas, servicios de blanqueo de dinero y noticias inventadas al servicio de Israel, por petición del Mossad. Jonathan Pollard, el investigador naval estadounidense encarcelado por espionaje, es otro relevante sayanim.

Las actividades de estos «auxiliares» alcanzan desde el mundo del espectáculo a lo más mundano y, de acuerdo con lo que afirma Victor Ostrovsky en su biografía de 1990, By Way of Deception, constituyen un colectivo de miles de individuos activos e inactivos que pueden prestar servicios discretamente a la «causa de Israel», tal como se define en cualquier operación actual del Mossad. El cinismo de este acuerdo es evidente: para el Mossad poco importa si una operación como la de «Flemming Rose» pone en peligro los intereses nacionales y económicos del país del sayanim y, que en caso de ser descubierto, podría perjudicar la situación de los judíos en la diáspora. La respuesta habitual del Mossad sería: ¿Qué es lo peor que podría ocurrirle a esos judíos? ¿Que vinieran a Israel? Estupendo». Esta imprudencia tiene claras repercusiones para los judíos que se han negado a ser reclutados como colaboradores del Mossad en los países afectados.

La propaganda bélica del Mossad y las «caricaturas de la controversia»

Los dirigentes israelíes han expresado su oposición a los esfuerzos diplomáticos de la Administración Bush para comprometer a las potencias europeas en las negociaciones con Irán. Automáticamente y sin dudar, las principales organizaciones sionistas y judías en Estados Unidos (AIPAC, los presidentes de las organizaciones judías más importantes, ADL y otras) han puesto en marcha un campaña nacional para movilizar al Congreso y a sus «amigos» en el Ejecutivo para emprender acciones militares de inmediato o para imponer sanciones económicas a Irán. La Administración Bush, sin embargo, aunque está de acuerdo, no tiene el apoyo de la opinión pública en EE.UU. ni entre sus aliados europeos y sus respectivos electorados. La política del Mossad tenía que crear un pretexto para polarizar la opinión pública de Oriente Próximo (y de otras regiones) y de Occidente para intensificar las tensiones y demonizar a los adversarios islámicos sobre sus hegemónicos propósitos en la zona. Las caricaturas de «Rose» han servido a la perfección al Mossad.

El asunto podía presentarse como un tema de libertad de expresión, un conflicto de «valores», no de «intereses», entre el «occidente democrático» y el fundamentalismo «totalitario» (tal como lo caracterizan Rose-Pipes) de los islamistas. Nada más lejos de la verdad. Rose pidió y seleccionó las caricaturas islámicas mientras que su periódico había rechazado dibujos similares de Jesucristo con anterioridad. La imagen de Rose como un «iconoclasta cultural»- al mismo tiempo que trabaja para un periódico derechista en cuyas páginas se publican diariamente «nuevas historias» contra los inmigrantes de Oriente Próximo, y entrevistas elogiosas con sionistas extremistas- es, prima face, increíble, aunque esa imagen ha sido difundida por todos los medios de comunicación más importantes. Aunque «Rose» inició las tensiones internacionales, sus colegas liberales y neoconservadores y sus camaradas, dentro y fuera del Mossad, publicaron sus transgresiones y provocaron la cólera del Mundo Árabe e Islámico.

Las caricaturas, los insultos que las siguieron y las calumnias en las que se atacaba a los manifestantes islámicos y a sus aliados en África, Oriente Medio, Asia y Europa, eventualmente provocaron las protestas, en su mayor parte pacíficas y más tarde violentas, de millones de personas. Las imágenes visuales de las protestas y manifestaciones violentas fueron destacadas por los medios de comunicación occidentales, creando con éxito un miedo intencionado y una reticencia contra los países islámicos y contra las minorías en Europa. La islamofobia ha ganado ímpetu. Los propagandistas sionistas en Europa y Estados Unidos han vinculado la defensa de la «libertad de expresión» con las políticas de «seguridad» de Israel. Mientras Occidente volcaba su furia contra los manifestantes islámicos, Israel bloqueaba Gaza , y Estados Unidos y Europa cortaban sus ayudas a los palestinos, amenazando a su población con masivas hambrunas ¡por ejercitar su democrático derecho a elegir a sus propios dirigentes! La farsa de la «libertad de expresión» de Rose ha resucitado la desprestigiada doctrina del «Choque de civilizaciones»promocionada por los sionistas conservadores. Aprovechándose de la islamofobia europea y de la creciente sensibilidad de los musulmanes practicantes y de los nacionalistas árabes frente a los abusos de Occidente, es probable que los expertos israelíes en la guerra psicológica adoptaran el tema de la»libertad de expresión» como el detonante ideal del conflicto.

La democrática victoria electoral de Hamás- calificado por Israel como un movimiento terrorista- aceleró los esfuerzos de Israel en convencer a los gobiernos occidentales para que insistieran ante los regímenes de los países musulmanes en que reprimieran a las «irracionales muchedumbres islámicas» o se enfrentaran a la censura occidental o la retirada de la ayuda. (El fracaso en aplastar violentamente a los manifestantes se ha presentado por los medios de información como una aprobación o instigación oficial). Las principales organizaciones sionistas de Estados Unidos pudieron influir en la Secretaria de Estado, Rice, para que culpabilizara a Irán y Siria de fomentar las manifestaciones en todo el mundo, desde Gaza a Filipinas. La estrategia israelí fue la de servirse de los ultrajes a Europa para debilitar su oposición a un ataque militar o a adoptar sanciones económicas contra Irán y Siria.

Más allá de la Blasfemia Religiosa

Aunque la mayoría de los analistas del establishment han considerado que las caricaturas han sido la causa de las masivas manifestaciones en todo el mundo, en realidad, en el mejor de los casos, han sido el detonante de una serie completa de acontecimientos en marcha que tienen una mayor significación política. Desde el bombardeo de Iraq- «Conmoción y temor»- a las torturas masivas y la rutinaria humillación diaria en los países ocupados; desde la destrucción total de Faluya (un ejemplo estadounidense como lo fue Guernica para los nazis) a la devastación israelí de Jenin y Palestina; desde los asesinatos diarios de palestinos a manos de los ocupantes israelíes, al hecho de cubrir de suciedad el Corán en Guantánamo, Israel, EE.UU. y Europa han intentado demostrar que ningún musulmán está a salvo en lugar alguno- ni en sus escuelas, casas, oficinas, campos, fábricas o mezquitas- y que nada es sagrado.

El motivo por el que millones de personas se manifiestan contra una caricatura de Muhammad, publicada en un insignificante periódico escandinavo de derechas, es que ha sido la gota que ha hecho rebosar el vaso- el detonante- de una serie de violaciones deliberadas de los derechos fundamentales políticos y sociales de los pueblos musulmanes, árabes colonizados. Mientras los medios occidentales se han centrado exclusivamente en el contenido religioso de las manifestaciones, casi todos los países donde han tenido lugar manifestaciones masivas continuadas han sido objeto de intervenciones occidentales recientes, del pillaje a gran escala de sus materias primas y /o han experimentado la destrucción de sus derechos seculares: países invadidos, viviendas, escuelas, hospitales, sistemas de salud y de abastecimiento de agua potable arrasados; recursos naturales y agrícolas saqueados; museos, bibliotecas y sitios arqueológicos sometidos a pillaje y mezquitas profanadas. Las actuales condiciones materiales de existencia para la gente que vive en países árabes e islámicos son un infierno provocado por los occidentales (tanto para los no creyentes como para los creyentes). Y ahora su más profundo, histórico y espiritual punto de referencia, el profeta Muhammad- la figura religiosa más venerada- ha sido pisoteado repetidamente con impunidad por los arrogantes imperialistas, sus serviles medios de comunicación, ayudados e incitados por Israel y sus «sayanim» operarativos en el exterior. Resulta cínico sugerir que los musulmanes practicantes pudieran profanar la figura de Jesucristo impunemente cuando el Corán lo prohíbe.

Tal como los estrategas israelíes sabían muy bien con anterioridad, la difamación del Islam no tenía lugar en un contexto de vacío político: las condiciones materiales para una rebelión arabo-islámica estaban maduras: Hamás había barrido en las elecciones palestinas, el ejército estadounidense era consciente de que estaba perdiendo la guerra en Iraq, Irán se negaba a rendirse, Bush estaba perdiendo el apoyo de la opinión pública por la actual guerra y las futuras en Oriente Medio, el AIPAC- principal instrumento político de Israel para influir en la política estadounidense- se encuentra sometido a una investigación criminal…la estrategia de Israel de que Estado Unidos hiciera por ellos sus guerras se estaba volviendo en contra. Había que resucitar las tensiones políticas y militares que ya habían explotado tras el 11 de septiembre de 2001 para obtener ventajas para Israel: de ahí la provocación de «Flemming Rose»; de ahí la coordinación y la amplia difusión de su actuación; de ahí la agitación en torno a la «libertad de expresión» por parte de los sayanim occidentales, de los ideólogos liberales, conservadores y neoconservadores; de ahí la previsible explosión de protestas, de ahí la «recreación» de la tensión en Oriente Próximo…y los avances de los planes de Israel.

La confrontación que sigue su curso es más que un asunto religioso o de libertad de expresión; más que una provocación despiadada de un errático redactor cultural, mimado por los «peditos» de una agencia de inteligencia danesa infiltrada. Lo que está en juego es la creación de estereotipos sobre los pueblos árabes, islámicos y del Tercer Mundo para mantener y profundizar su opresión, explotación y subordinación.

La fuente más influyente, prolífica e importante de los estereotipos racistas árabes la constituyen Israel y sus estudiosos, «expertos en terrorismo», psicólogos de las más prestigiosas universidades y laboratorios de ideas (en especial estadounidenses y europeos), que han suministrado los » perfiles psicológicos» para torturar, humillar, provocar y reprimir a las millones de personas que luchan por la autodeterminación contra el dominio imperial y colonialista.

Israel, una vez más, y de forma particular a través de sus agentes en el exterior, ha antepuesto sus intereses expansionistas y militaristas a los de los pueblos de Estados Unidos y Europa. «¿Es bueno para los judíos?». El camino establecido por el Estado israelí ha conducido al callejón sin salida de la confrontación masiva, de la profunda animosidad entre árabes y musulmanes y los gobiernos occidentales. Lo que parece una maniobra inteligente para los «Rose» del mundo y sus dóciles katsas y sayanim: el provocar los enfrentamientos, puede volverse otra vez en contra. La revuelta puede ir más allá de la protesta contra los símbolos de la humillación para atacar las bases del poder, entre ellas las de los procónsules árabes y musulmanes y los colaboradores de las políticas y el poder económico euro-estadounidenses. Aunque el Mossad es muy astuto al infiltrarse y provocar a los grupos oprimidos, ha sido especialmente inepto en controlar y contener las revueltas originadas, tal como lo prueban la reciente victoria de Hamás y el éxito de la resistencia iraquí. La próxima caricatura que podría suscitar controversia puede mostrar a Moisés conduciendo a su pueblo a través del desierto.

Epílogo

Mientras el asunto de la «libre expresión contra la blasfemia», provocado por el Mossad sigue haciéndose más profundo, Israel continúa imponiendo un asedio económico, al estilo nazi, sobre 4 millones de palestinos, planeado para privarles de alimentos para que renuncien a sus libertades democráticas. Intencionada es la palabra exacta, Gideon Levy, periodista estrella del diario israelí Haaretz (19.02.06), grabó a Dov Weisglass, consejero del primer ministro israelí, comentando jocosamente a funcionarios de alto nivel » Es como(el bloqueo económico que puede incluir la electricidad , el agua, y la comida) una cita con el dietista. Los palestinos adelgazarán bastante pero no morirán». Los funcionarios israelíes «se partían de risa». Como señala Levy «más de la mitad de los palestinos viven ya en la pobreza…el año pasado el 37 % tuvo dificultades para conseguir comida…el 54 % de los habitantes de Gaza han tenido que reducir el consumo de alimentos…la mortalidad infantil ha subido al 15 %…el paro subió un 28 %.». Una meditada y planificada hambruna masiva de una población recluida en guetos, jocosamente comparada por sus verdugos como «una cita con el dietista», constituye una réplica exacta de las discusiones internas de los altos mandos nazis sobre la población del Gueto de Varsovia. La capacidad de Israel para imponer y llevar a cabo su política genocida se ha facilitado en gran medida gracias a la polarización en los símbolos- orquestada en Europa occidental por el Mossad y «Rose». Un «conflicto» cultural al servicio del genocidio, difícilmente puede considerarse una maniobra inteligente o una mera violación de los sentimientos islámicos, es un crimen contra la humanidad.


Notas de la traducción

1 N.T.: Aunque el autor alude a una nota a pie de página, no la introduce y explica el significado del término a lo largo del texto.

2 N.T.: Juego de cartas que se practica en solitario

3 N.T.: En el original «flamming» (incendiario), juego de palabras del autor respecto al nombre del responsable de la publicación de las viñetas.

Traducido para La Haine por Felisa Sastre