Asistimos a cambios que se van pergeñando progresivamente y que tienen su origen en los albores de la decadencia de los Estados Unidos de América del Norte (EE.UU.). Las ideas defendidas por el presidente Trump son coherentes e incluso explícitas en numerosas ocasiones con el reconocimiento de este proceso decadente ya iniciado, pero que él se siente llamado a detener utilizando el aparato militar considerado el más grande del mundo para evitar que el proceso conduzca a su natural desenlace: el relevo de la primera potencia mundial por la China. En este contexto, lo que suceda en Europa, lo que acaezca a la Unión europea (UE), es secundario para los EE. UU., pero es primordial para quienes viven en la UE. En todo esto, la operación militar especial rusa, tiene más de excusa que de motivo.
Aquellos que detentan el poder y quieren hacer uso de las instituciones de la UE como agente externo absorbente de soberanías nacionales por vías no democráticas, se ven impelidos a tomar decisiones contrarias a los intereses de sus pueblos (de sus electores nacionales), de manera que los tejemanejes que han podido ocultar tras las bambalinas de un Parlamento europeo escasamente representativo de los sentires populares nacionales, afloran en esta hora en que sólo les caben dos opciones: aumentar los impuestos a sus votantes o endeudar al conglomerado burocrático que es la UE con el respaldo de los gobiernos nacionales, intentando que la píldora se trague imperceptiblemente (véase mi artículo https://rebelion.org/la-poblacion-de-la-union-europea-canones-o-mantequilla/).
Alemania hace visible su liderazgo para realizar la maniobra de rearme militar que suministre fondos a los EE.UU. por la compra de armamento. Algunos datos económicos nos ayudan a comprender mejor la fuerza de Alemania, pese a haber sido debilitada por los EE.UU. al destruir el Nord Stream II, una vez acabado, impidiendo que Alemania recibiera suministros adicionales de gas ruso a bajo precio, que permitía a la industria alemana competir cómodamente con la de los EE.UU. Pese a ello, en el seno de la UE no hay elección posible, como puede ilustrarse con el cuadro siguiente:
Cuadro n.º 1: PIB y Deuda de Alemania, Francia, Italia, España, Países Bajos y Bélgica
Fuente: Elaboración propia a partir de datos publicados por BNP PARIBAS, “LE PETIT ATLAS DE L’ÉCONOMIE FRANÇAISE”. JULIO 2025.
Aunque el nivel de PIB por habitante mayor en la Zona euro sea el de los Países Bajos, y que incluso el de Bélgica supere al de Alemania, la potencia que confiere el volumen de producción, sitúa a Alemania a la cabeza, con un PIB que es prácticamente el 30% de la Z.E. por encima claramente de Francia, con casi el 20%; Italia el 15% y España el 11%. Países Bajos (8%) y Bélgica (4%) son entidades de peso menor. Para tener el peso de Alemania, de necesita sumar a Francia, Italia o España, únicas combinaciones superadoras del peso de Alemania. El papel segundón de Francia, se comprende al ver que, si se le suma ésta a Alemania, se alcanza 7.226 miles de millones de euros, casi la mitad del PIB de la Zona euro. Francia puede ejercer de contrapoder aliándose con Italia o España, pero es con Alemania con quien puede incidir más directamente en la UE. Sobre Alemania, Francia es algo más de los dos tercios, Italia es la mitad y España se queda en el 37% aproximadamente. Países Bajos es algo más de una cuarta parte y Bélgica es menos del 15% del PIB de Alemania.
Las proporciones otorgan a Alemania el papel preponderante; ello, no obstante, por la variación acumulada en volumen en diez años, a marzo 2025, ocupa el último lugar, con un incremento del 8,9% en diez años, siendo España la que más ha crecido (21,9%), seguida de Países Bajos (21%). Alemania, Italia y Francia, crecieron por debajo del promedio de la Zona euro. El crecimiento de Alemania se quedó en casi la mitad de lo que creció la Zona euro, y si tomamos de referente el crecimiento de España, Alemania sólo creció el 41% de lo que lo hizo España, y Francia sólo el 55% de España.
Alemania puede capitanear la UE porque su nivel de deuda pública (62% del PIB) es la más baja detrás de la de los Países Bajos (47%), a distancia, de la del resto de países del cuadro, todas por encima del 100% del PIB, destacando la de Italia (135% del PIB), seguida por Francia (113% del PIB).
El peligro para Europa, no es Rusia, por más que intenten inocularnos esa idea los medios de comunicación al servicio de los poderosos; el peligro es una Alemania que se rearme y vuelva a jugar el papel que jugó en el pasado, pero ahora utilizando los resortes colectivos de las instituciones de la UE, restando soberanía a los estados nacionales desde una comisión europea bajo la dirección de una ex ministra de defensa alemana. No querer anteverlo no quiere decir que no vaya a suceder, y, entonces, habremos de recurrir de nuevo a la ayuda de Rusia para contrarrestar el poder acumulado por Alemania. Aviso a navegantes.
Por el Dr. Fernando G. Jaén Coll. Departamento de Economía y Empresa de la UVIC-UCC
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.