Tras la ignominiosa carta a los irlandeses donde el Papa redujo el problema de la pedofilia a un país y a un informe público en vez de tomar el toro por las astas y hablar del problema generalizado que estamos viendo alrededor del mundo y en particular del escandaloso caso Maciel, fundador de los Legionarios […]
Tras la ignominiosa carta a los irlandeses donde el Papa redujo el problema de la pedofilia a un país y a un informe público en vez de tomar el toro por las astas y hablar del problema generalizado que estamos viendo alrededor del mundo y en particular del escandaloso caso Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo en México, orden conservadora e inflexible.
Lo que salta a primera vista en el caso Maciel, ya comentado por Carmen Aristegui en CNN, es que el filósofo, cuyas ideas son utilizadas para educar niños y niñas de la elite mundial, era, por un lado, un mentiroso, por otro, un libertino y por otro un pedófilo. Lo que hace del caso Maciel un ejemplar es que cometió pedofilia con sus propios hijos, lo que debe de ser la peor aberración existente. Si hubieran sido sus hijas hubiera sido incesto pero como son varones se le llama pedofilia, pero es en realidad una pedofilia incestuosa.
Este caso, entre centenares de miles denunciados y que han salido a la luz pública, ha llevado a la orden a salir del voto de silencio que habían mantenido pero además ha removido las estructuras de la base educativa de la orden. Con escuelas en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Corea del Sur, El Salvador, España, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Guatemala, Holanda, Hungría, Irlanda, Italia, México, Nueva Zelanda, Perú, Venezuela, es una orden que administra activos por decenas de miles de millones de dólares y que tiene la fuerza como para convocar al Papa a visitar México siete veces y también suspender la investigación sobre Maciel.
Encargado de educar a la elite en los países donde se encuentra, queda la duda de si de tal palo, tal astilla, y de si la actitud de esta orden en general frente a los diversos temas que giran en torno a su fundador y que callaron durante décadas llevando incluso a que el actual Papa suspendiera la investigación fue con conocimiento de causa.
El dinero es poder y esta orden es llamada también los millonarios de Cristo por la falta de voto de pobreza que profesa visiblemente y por la clientela (feligresía en estricto sentido religioso, si fuera el caso) que cultiva. Maciel dejó un imperio eclesiástico estimado por el periódico italiano L’espresso en 25 mil millones de euros y con un presupuesto anual de 650 millones de euros, según el Wall Street Journal.
El mausoleo de Maciel está en Roma y costó, según algunos medios, 50 millones de euros. Es irritante que una orden católica que debe de predicar con el ejemplo, esconda el ejemplo de su fundador detrás de un voto de silencio que luego se extiende más allá de la orden y llega la prensa y a la sociedad en su conjunto.
En países como el Perú, sin ir más lejos, o en el propio México, los grandes medios no rebotan este tema, dejándolo para diarios más de izquierdas. Lo que aparece en el New York Times o el Wall Street Journal no llega a las elites latinoamericanas que son las que bancan a esta orden y cuya educación reciben. Educar elites tiene grandes ventajas cuando de crímenes se trata, porque si de algo sabe la elite, es callar frente a la desgracia de uno de los suyos. También, como se vio en los juicios por corrupción en el Perú, sabe proteger a los suyos aunque los que no son los suyos vayan a la cárcel. El límite del cinismo ha sido, sin embargo, cuando Angelo Sodano, el ex canciller del Vaticano del periodo de Juan Pablo II, conocido por su rigidez frente a los temas relacionados a la sexualidad entre adultos que consienten, dijo que el Papa no debería de hacer caso de los chismes.
La Jornada publicó una foto, cuyo pie dice: «Benedicto XVI abraza al cardenal italiano Angelo Sodano durante la misa de Pascua en la catedral de San Pedro. En un gesto inédito, fuera del protocolo religioso, Sodano habló en nombre de la jerarquía de la Iglesia católica para manifestar su respaldo incondicional al Papa, en medio de una crisis provocada por curas pederastas».
Dos días más tarde, el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, ha salido a decir que «»Puede haber menores que sí lo consientan -refiriéndose a los abusos- y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan».
Esta bestialidad, propia de una mente enferma, puesta en boca de un obispo suena a defensa de cuerpo. El obispo no puede separar el abuso de un adulto a un menor de la relación entre dos personas que consienten porque ambas son enfermas. El obispo de marras agregó «que la diferencia entre la homosexualidad y los abusos está clara, plantea una pregunta: «¿por qué el abusador de menores es enfermo?».
La naturaleza corporativa de la defensa es evidente cuando se agrega que el obispo de obispo de la prelatura Cancún-Chetumal, Pedro Elizondo, dijo, al inicio de la semana santa, que «los curas pederastas merecen perdón porque no sabían lo que hacían (…). Hasta ahora nos damos cuenta por la ciencia y los estudios de las consecuencias de esos actos, que pueden afectar y dañar, pero antes no se sabía». Y agregó: «Lo hicieron por ignorancia, a lo mejor no sabían. En tal medida puede aplicárseles el precepto de Jesucristo ‘perdónalos, porque no saben lo que hacen'».
No puede dejar de mencionarse que el mismo que perdona pederastas dijo también, al igual que el de Tenerife, «que los matrimonios entre personas del mismo sexo no tienen madre». Lo que ocurre entre dos personas que consienten es para estos lo mismo que el abuso de menores. No es extraño que la iglesia católica haya perdido seguidores alrededor del mundo con obispos de esta ralea.
El caso Maciel ha sido eclipsado por la mencionada Carta a los Irlandeses pero persiste como el escándalo más dañino porque impacta sobre la vida de una orden fundada por un monstruo que casi fue santificado y cuyas investigaciones fueron detenidas por Ratzinger en el año 2006 aduciendo la edad de Maciel. Es decir, estos crímenes fueron dejados de lado en consideraciones de la edad y ocultados en el silencio. La interrogante es si existe alguna relación entre la rigidez en la educación sexual de niños y niñas y la conducta sexual compulsiva y abusiva de los educadores religiosos frente a ellos. Es decir, si es que hay que investigar a las órdenes conservadoras en general por estos tipos de crímenes y detectar si es que hay una relación entre una cosa y la otra. La peculiar obsesión católica con el sexo se puede ver como anómala, pero la obsesión de las órdenes de nuevo cuño y las agrupaciones religiosas fundadas en el siglo XX, son mucho mayores y más severas en el nombre de respetar más fielmente los principios católicos. Estos grupos son los disidentes de la modernización de la iglesia que llegó con el Concilio Vaticano II y son los que persiguieron con alma, corazón y vida a los teólogos de la liberación, llegando a excomulgar a algunos.
La pederastia es un asco que debe ser resuelta denunciando a los pederastas en todos los países y dejando que la justicia haga lo suyo. Mientras tanto, la Iglesia debe hacer su trabajo dentro de casa y dejar de negar esta monstruosidad, bandera de todas las denuncias sobre pedofilia so riesgo de perder autoridad moral, que es la única que tiene.
– Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI e integrante del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org
Fuente: http://alainet.org/active/37236