Siete países de Asia meridional dejaron de lado sus profundas diferencias políticas para avanzar en sus relaciones comerciales y económicas.
El Área de Libre Comercio del Sur de Asia (SAFTA, por sus siglas en inglés), en efecto desde comienzos de año, tiene el potencial de allanar el camino a la prosperidad en una de las zonas económicamente menos desarrolladas del mundo, dicen los analistas.
El acuerdo vincula a India, Pakistán –las potencias regionales, separadas por una intensa rivalidad desde que ambas se independizaron de Gran Bretaña en 1947–, Sri Lanka, Bangladesh, Nepal, Bután e Islas Maldivas
Los siete países, integrantes de la Asociación para la Cooperación Regional de Asia Meridional (SAARC, por sus siglas en inglés) a la que recientemente se incorporó Afganistán, suman apenas tres por ciento del territorio del planeta pero la quinta parte de la población mundial.
Allí residen casi 1.500 millones de habitantes, 400 millones de los cuales deben sobrevivir con menos de un dólar diario, ingreso que marca la línea de pobreza según las organizaciones de la comunidad internacional.
La negociación del tratado comercial comenzó hace más de una década. El Acuerdo de Preferencias Comerciales de Asia Meridional (SAPTA, por sus siglas en inglés) se firmó en 1993 y los países asociados acordaron formalizar un área de libre comercio regional en enero de 2004, en Islamabad.
En noviembre de 2005, en Dhaka, se firmaron cuatro protocolos que eliminaron la mayoría de los obstáculos legales y administrativos que trababan la implementación de SAFTA. Ésa fue, para muchos, la decisión más importante de la SAARC desde su fundación en 1985.
A lo largo de las dos últimas décadas, las actas de las reuniones de la SAARC estuvieron dominadas por el conflicto entre India y Pakistán en torno de la disputada zona de Cachemira, aunque las relaciones entre las dos naciones mejoró mucho en los últimos años.
La SAARC fue rehén de las diferencias políticas entre India y Pakistán, según diversos analistas. Pero esto ya se terminó.
«Pienso que los intereses económicos van a primar sobre las diferencias políticas, como ocurrió en otras partes del mundo», dijo D. N. Rao, profesor del Centro de Estudios Económicos y Planificación de la Universidad Jawaharlal Nehru.
El 1 de enero, fecha de entrada en vigor del SAFTA, India recortó cinco por ciento los aranceles a los artículos importados de Pakistán, Sri Lanka, Bangladesh, Islas Maldivas y Nepal.
«Este es el primer gran paso hacia un tratado de libre comercio con nuestros vecinos», dijo al anunciar la medida el ministro de Comercio de India, Kamal Nath, el 29 de diciembre.
En el marco del nuevo pacto comercial, los países del SAARC se comprometieron a reducir los aranceles a entre cero y cinco por ciento a lo largo de los próximos 12 años.
Los países relativamente más desarrollados de la región, como India, Pakistán y Sri Lanka, recortarán sus tarifas a esos niveles para 2013, mientras las cuatro naciones en peores condiciones económicas (Bangladesh, Nepal, Bután e Islas Maldivas) lo harán sólo para 2018.
El acuerdo marco firmado en Islamabad en 2004 también sentó las bases de un comité de expertos que, en los dos últimos años, resolvió una serie de controversias.
Entre ellas, se destacan las reglas de origen, el establecimiento de una lista de artículos «sensibles» cuya importación con arancel reducido se retrasará en algunos países, y los mecanismos para compensar y brindar asistencia técnica a las naciones menos desarrolladas por eventuales pérdidas de ingreso.
«Con 12 años de transición, supongo que la mayoría de las disputas se resolverán amigablemente», dijo Nagesh Kumar, director general del Sistema de Investigación e Información para los Países en Desarrollo, centro privado financiado por el gobierno de India.
El comercio de India con los otros seis miembros de la SAARC suma unos 5.200 millones de dólares, más de 70 por ciento del total del comercio del bloque, calculado en 7.000 millones.
Para la Confederación de Industrias Indias, el volumen del comercio podría crecer sustancialmente en los próximos años gracias al acuerdo.
Una declaración de la Confederación apunta que «el intercambio dentro de la SAARC representa apenas cinco por ciento del comercio mundial», y «necesita crecer por lo menos a 10 por ciento para 2008».
Rao añadió que en el pasado solía haber una intensa competencia entre los países de la SAARC puesto que exportaban más o menos los mismos productos –principalmente productos básicos como yute, té y algodón, además de artesanías, productos textiles y vestimenta.
«En los últimos tiempos, sin embargo, la complementariedad creció y elevó el volumen del comercio dentro de la SAARC», dijo Rao.
«En este sentido se destaca el surgimiento de India como principal productor de medicamentos, piezas de automóviles y servicios para tecnologías de información».
Kumar dice que aunque parezca que los países de la SAARC compiten entre sí, de hecho «fue apareciendo la especialización horizontal dentro de las industrias» aumentando el potencial para la complementariedad comercial.
«Pakistán importa de Liberia el hierro que puede obtener en India. Los hornos de India septentrional importan recortes de acero de todo el mundo, y que podrían obtener en Pakistán. India produce algodón de fibra larga pero no tiene suficiente algodón de hebra corta y mediana, que crece en Pakistán».
Cuando India y Sri Lanka firmaron un acuerdo de libre comercio hace cuatro años, se temió que las plantaciones de té en India sufrieran el impacto. Pero Kumar indicó que estos países cultivan variedades de té diferentes que se pueden mezclar antes de ser comercializadas.
«El comercio entre los dos países se triplicó en los últimos cuatro años y el déficit comercial de Sri Lanka con India se redujo 50 por ciento en el periodo», dijo.
India y Bangladesh compiten en el mercado de las vestimentas y otros productos textiles. Bangladesh manifestó insatisfacción por la inclusión de estos artículos entre los «sensibles» para proteger a los productores indios.
Al final se consiguió establecer un sistema de tarifas diferenciales basadas sobre topes, de modo que hasta cierta cantidad se pagan unos aranceles y por encima el impuesto es mayor.
Mediante este mecanismo, explicó Nath, seis millones de prendas pueden proceder indistintamente de India o Bangladesh, mientras que otros dos millones no tienen ninguna condicionante en cuanto a su origen.
Otros conflictos aún no se solucionaron. Kumar dijo que Pakistán todavía no le otorgó explícitamente el estatus de «país más favorecido» a los bienes importados de India, aunque Nueva Delhi sí hizo lo propio con Islamabad.
Uno de los temores es que India, la nación más poderosa de la SAARC, termine imponiendo su agenda y sus intereses en detrimento de las otras seis. Rao dice que, más que el papel de «hermano mayor», India bien podría jugar el rol protector del «abuelo».
Para Kumar, el éxito del acuerdo entre India y Sri Lanka demuestra que un socio menor sí puede beneficiarse de este tipo de arreglos comerciales, sobre todo si desarrolla su capacidad de exportar a mercados de escala.
Por otra parte, el descubrimiento de grandes reservas de gas natural en Bangladesh podría favorecer la creación de industrias que demandan grandes cantidades de energía, como la siderúrgica, los fertilizantes y la energía eléctrica.
Tata, uno de los principales grupos económicos de India, ya anunció que realizará inversiones en Bangladesh valuadas en 3.000 millones de dólares. También se está negociando la construcción de un gasoducto que en un futuro uniría Bangladesh, India y Birmania.
Rao sostuvo que el aumento de los precios del petróleo obligó a los países del SAARC a intentar reducir los costos del transporte, inclinándolos hacia el comercio en la región.
El acuerdo vincula a India, Pakistán –las potencias regionales, separadas por una intensa rivalidad desde que ambas se independizaron de Gran Bretaña en 1947–, Sri Lanka, Bangladesh, Nepal, Bután e Islas Maldivas
Los siete países, integrantes de la Asociación para la Cooperación Regional de Asia Meridional (SAARC, por sus siglas en inglés) a la que recientemente se incorporó Afganistán, suman apenas tres por ciento del territorio del planeta pero la quinta parte de la población mundial.
Allí residen casi 1.500 millones de habitantes, 400 millones de los cuales deben sobrevivir con menos de un dólar diario, ingreso que marca la línea de pobreza según las organizaciones de la comunidad internacional.
La negociación del tratado comercial comenzó hace más de una década. El Acuerdo de Preferencias Comerciales de Asia Meridional (SAPTA, por sus siglas en inglés) se firmó en 1993 y los países asociados acordaron formalizar un área de libre comercio regional en enero de 2004, en Islamabad.
En noviembre de 2005, en Dhaka, se firmaron cuatro protocolos que eliminaron la mayoría de los obstáculos legales y administrativos que trababan la implementación de SAFTA. Ésa fue, para muchos, la decisión más importante de la SAARC desde su fundación en 1985.
A lo largo de las dos últimas décadas, las actas de las reuniones de la SAARC estuvieron dominadas por el conflicto entre India y Pakistán en torno de la disputada zona de Cachemira, aunque las relaciones entre las dos naciones mejoró mucho en los últimos años.
La SAARC fue rehén de las diferencias políticas entre India y Pakistán, según diversos analistas. Pero esto ya se terminó.
«Pienso que los intereses económicos van a primar sobre las diferencias políticas, como ocurrió en otras partes del mundo», dijo D. N. Rao, profesor del Centro de Estudios Económicos y Planificación de la Universidad Jawaharlal Nehru.
El 1 de enero, fecha de entrada en vigor del SAFTA, India recortó cinco por ciento los aranceles a los artículos importados de Pakistán, Sri Lanka, Bangladesh, Islas Maldivas y Nepal.
«Este es el primer gran paso hacia un tratado de libre comercio con nuestros vecinos», dijo al anunciar la medida el ministro de Comercio de India, Kamal Nath, el 29 de diciembre.
En el marco del nuevo pacto comercial, los países del SAARC se comprometieron a reducir los aranceles a entre cero y cinco por ciento a lo largo de los próximos 12 años.
Los países relativamente más desarrollados de la región, como India, Pakistán y Sri Lanka, recortarán sus tarifas a esos niveles para 2013, mientras las cuatro naciones en peores condiciones económicas (Bangladesh, Nepal, Bután e Islas Maldivas) lo harán sólo para 2018.
El acuerdo marco firmado en Islamabad en 2004 también sentó las bases de un comité de expertos que, en los dos últimos años, resolvió una serie de controversias.
Entre ellas, se destacan las reglas de origen, el establecimiento de una lista de artículos «sensibles» cuya importación con arancel reducido se retrasará en algunos países, y los mecanismos para compensar y brindar asistencia técnica a las naciones menos desarrolladas por eventuales pérdidas de ingreso.
«Con 12 años de transición, supongo que la mayoría de las disputas se resolverán amigablemente», dijo Nagesh Kumar, director general del Sistema de Investigación e Información para los Países en Desarrollo, centro privado financiado por el gobierno de India.
El comercio de India con los otros seis miembros de la SAARC suma unos 5.200 millones de dólares, más de 70 por ciento del total del comercio del bloque, calculado en 7.000 millones.
Para la Confederación de Industrias Indias, el volumen del comercio podría crecer sustancialmente en los próximos años gracias al acuerdo.
Una declaración de la Confederación apunta que «el intercambio dentro de la SAARC representa apenas cinco por ciento del comercio mundial», y «necesita crecer por lo menos a 10 por ciento para 2008».
Rao añadió que en el pasado solía haber una intensa competencia entre los países de la SAARC puesto que exportaban más o menos los mismos productos –principalmente productos básicos como yute, té y algodón, además de artesanías, productos textiles y vestimenta.
«En los últimos tiempos, sin embargo, la complementariedad creció y elevó el volumen del comercio dentro de la SAARC», dijo Rao.
«En este sentido se destaca el surgimiento de India como principal productor de medicamentos, piezas de automóviles y servicios para tecnologías de información».
Kumar dice que aunque parezca que los países de la SAARC compiten entre sí, de hecho «fue apareciendo la especialización horizontal dentro de las industrias» aumentando el potencial para la complementariedad comercial.
«Pakistán importa de Liberia el hierro que puede obtener en India. Los hornos de India septentrional importan recortes de acero de todo el mundo, y que podrían obtener en Pakistán. India produce algodón de fibra larga pero no tiene suficiente algodón de hebra corta y mediana, que crece en Pakistán».
Cuando India y Sri Lanka firmaron un acuerdo de libre comercio hace cuatro años, se temió que las plantaciones de té en India sufrieran el impacto. Pero Kumar indicó que estos países cultivan variedades de té diferentes que se pueden mezclar antes de ser comercializadas.
«El comercio entre los dos países se triplicó en los últimos cuatro años y el déficit comercial de Sri Lanka con India se redujo 50 por ciento en el periodo», dijo.
India y Bangladesh compiten en el mercado de las vestimentas y otros productos textiles. Bangladesh manifestó insatisfacción por la inclusión de estos artículos entre los «sensibles» para proteger a los productores indios.
Al final se consiguió establecer un sistema de tarifas diferenciales basadas sobre topes, de modo que hasta cierta cantidad se pagan unos aranceles y por encima el impuesto es mayor.
Mediante este mecanismo, explicó Nath, seis millones de prendas pueden proceder indistintamente de India o Bangladesh, mientras que otros dos millones no tienen ninguna condicionante en cuanto a su origen.
Otros conflictos aún no se solucionaron. Kumar dijo que Pakistán todavía no le otorgó explícitamente el estatus de «país más favorecido» a los bienes importados de India, aunque Nueva Delhi sí hizo lo propio con Islamabad.
Uno de los temores es que India, la nación más poderosa de la SAARC, termine imponiendo su agenda y sus intereses en detrimento de las otras seis. Rao dice que, más que el papel de «hermano mayor», India bien podría jugar el rol protector del «abuelo».
Para Kumar, el éxito del acuerdo entre India y Sri Lanka demuestra que un socio menor sí puede beneficiarse de este tipo de arreglos comerciales, sobre todo si desarrolla su capacidad de exportar a mercados de escala.
Por otra parte, el descubrimiento de grandes reservas de gas natural en Bangladesh podría favorecer la creación de industrias que demandan grandes cantidades de energía, como la siderúrgica, los fertilizantes y la energía eléctrica.
Tata, uno de los principales grupos económicos de India, ya anunció que realizará inversiones en Bangladesh valuadas en 3.000 millones de dólares. También se está negociando la construcción de un gasoducto que en un futuro uniría Bangladesh, India y Birmania.
Rao sostuvo que el aumento de los precios del petróleo obligó a los países del SAARC a intentar reducir los costos del transporte, inclinándolos hacia el comercio en la región.