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"II Muestra Nacional de Cine con Vecinos", Saladillo - Argentina

Las estrellas viven al lado

Fuentes: IPS

Era noche de estreno, pero las estrellas sólo brillaban en el firmamento. Bajo un cielo despejado y sin luz artificial, los vecinos se congregaron frente a un teatro ya colmado y se sentaron sobre la calle principal del pueblo para ver la última película, de la cual ellos eran protagonistas.

Fue el día de la clausura de la «II Muestra Nacional de Cine con Vecinos» realizada en Saladillo, una localidad de 30.000 habitantes de la oriental provincia de Buenos Aires situada unos 180 kilómetros al norte de la capital argentina.

El éxito de la convocatoria del 6 al 9 de este mes, respondida desde los más diversos rincones del país, indica que el fenómeno está en plena expansión.

En la primera edición, el año pasado, participaron 12 largometrajes realizados con vecinos en pueblos y ciudades del interior. En cambio, en esta oportunidad se duplicó la cantidad filmes, de las cuáles la mitad compitieron en seis rubros. Hubo además 12 cortometrajes en los que actúan amigos o vecinos de los realizadores.

La muestra se clausuró con el estreno de «Pobres mujeres», de los realizadores del mismo Saladillo, Julio Midú y Fabio Junco. Luego se entregaron los premios. Los vecinos llenaron el Teatro de la Comedia, frente a la plaza principal, con capacidad para más de 500 espectadores. Cuando ya no había más lugar, ni en el suelo, se acomodaron en la calle.

La municipalidad, previendo la gran afluencia de público, había colocado 400 sillas de plástico sobre la calle principal de Saladillo y una gran pantalla para proyectar la película en simultáneo con la sala. Las luces de la avenida San Martín, frente al teatro, fueron apagadas y así, en silencio, los vecinos siguieron la dramática historia de dos sufridas hermanas.

Si bien se autodefine como muestra, el encuentro consta de dos partes. Por un lado la exhibición y por otro la competencia en diversos rubros. Pero, a diferencia de lo que ocurre en la gran industria del cine, aquí para competir hay que lograr no sólo convocar a aficionados sino además hacerlo sin incurrir en grandes gastos de producción.

«Para participar en la muestra, los actores no deben ser profesionales», explicó a IPS Junco, uno de los dos directores que comenzó en los años 90 con la práctica de grabar telenovelas y películas con los parroquianos de Saladillo. Junto con Midú llevan hechos 18 largometrajes en los que intervinieron unos 300 vecinos.

Después de consagrarse el año pasado en Saladillo con «Lo bueno de los otros», los directores viajaron este año al Festival de Cine de Toulouse, en Francia, donde por primera vez se abrió una sección especial de «Cine con vecinos». Allí se proyectaron siete películas hechas en su pueblo y un documental en el que se explica el fenómeno.

El éxito de «Lo bueno de los otros», que circuló por otros festivales internacionales, generó un movimiento intenso en todo el país, que se notó en la última muestra.

Junco y Midú consiguieron que el municipio financie la estadía de los directores que participaban de la muestra para que puedan permanecer en Saladillo durante los tres días del encuentro y ver todas las películas.

«Ese era el sentido del festival, que cada uno pueda ver lo que están haciendo los otros», comentó Junco. La primera edición del festival se prolongó por siete días y los cineastas, que debían pagarse el boleto y la estadía, viajaban sólo para el final del certamen. Es decir que el evento se circunscribía a los vecinos del lugar.

Pero esta vez la muestra se realizó en el Teatro de la Comedia y en el salón de actos de la Escuela de Educación Técnica de Saladillo, acondicionado para el evento. Se proyectaban dos películas por día en cada sala, antecedidas por un cortometraje. El cine Marconi, que reabrió en la década del 90 por el cine con vecinos, no se pudo utilizar porque tiene goteras.

«Hay que arreglar el techo, pero sale muy caro y hay riesgo de derrumbe, así que tuvimos que buscar opciones», comentó Junco.

La película ganadora fue «Markarián 348», realizada por Francisco Ananía con vecinos de Pehuajó, una localidad rural del norte de la provincia de Buenos Aires. La vecina Mabel Snaola, heroína del film, se alzó con la estatuilla a la «mejor actriz».

El reconocimiento del jurado a la «mejor dirección» fue para Alejandro Millán, de la localidad de Olivos, en las afueras de la capital argentina, por «Las Complicaciones», y la «mejor producción» fue para «Reminiscencias, el pasado está aún por venir», filmada también en Olivos por un grupo de amigos.

«Lo más destacado de esa película («Reminiscencias, el pasado está aún por venir») fue el esfuerzo de contar una historia situada en 1890 en una estancia, con todos los ornamentos, carruajes y vestuario de la época», comentó Junco. El jurado, compuesto por cineastas y críticos, no evalúa el lenguaje cinematográfico sino el proyecto y la voluntad de llevarlo a cabo, añadió.

Finalmente, se premió como «mejor actor» a Jorge Rebollo, un mendigo de Tandil, también de la provincia de Buenos Aires, por su trabajo protagonista de «A Jerónimo Josué», un filme hecho por cineastas amateur de esa localidad. Como «mejor guión» fueron destacados los autores de «Muertos de hambre», de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires.

Los periódicos locales celebraron la realización de la segunda edición de la muestra, y dedicaron especial atención a la película que cerró el festival, «Pobres Mujeres». Algunos críticos de Saladillo, que al igual que los vecinos y realizadores maduraron con la expansión del fenómeno, fueron muy severos en sus juicios.

Para los columnistas del periódico La Síntesis, el último filme de Junco y Midú pierde en comparación con el que viajó a Toulouse, «Lo bueno de los otros». En cambio destacan con precisión las cualidades de cada uno de los vecinos que, según el comentario, participaron con «sobrias actuaciones».

La Mañana fue un poco más generoso con los cineastas. Bajo el título «Un cierre de película», la crítica del periódico celebró la nueva realización que «cautiva al espectador» con los entretelones de un drama, que es a la vez familiar y social.

El intendente de Saladillo, Carlos Gorosito, se mostró exultante por la respuesta del público y prometió financiar la tercera edición del festival «con aportes de los contribuyentes comprometidos con la cultura». Gorosito actúa también en las películas de Junco y Midú.

En el último trabajo de estos dos directores locales, el alcalde representó con sentido dramatismo el papel de un médico.