En este artículo el autor expone cuál debe ser la actitud que debería tomar la izquierda ante la lucha contra el narcotráfico… y advierte que adoptar una postura beligerante solo contribuirá a reafirmar a la extrema derecha.
Además de la tristeza y la indignación por la masacre más abominable perpetrada en nuestro país en los últimos tiempos, también me horroriza la forma en que este monstruoso crimen ha sido tratado por ciertas personas que dicen luchar contra el narcotráfico. Me pregunto cuál habría sido la reacción general si los comandos policiales hubieran invadido el distrito financiero de Avenida Faria Lima, en São Paulo, y dejado tirados por el suelo 130 cuerpos de quienes estaban por allí en aquel momento.
Con la hipocresía que forma parte de su razón de ser, los bolsonaristas han estado celebrando eufóricamente el exterminio de más de 130 seres humanos en una de las comunidades más pobres de Río de Janeiro. Un diputado de ese grupo político llegó a subir a la tribuna parlamentaria para pedir un aplauso por estas muertes, con el deseo de que llegaran al menos a doscientas.
Los medios corporativos, en general, así como las grandes plataformas que controlan las redes sociales, se extasiaron con la masacre. Es que, por fin, había ocurrido un nuevo hecho que le quitaba el protagonismo noticioso de los avances positivos del gobierno de Lula y lo reemplazaba con algo en el único campo en el que aún se sienten más confiados: el tema de la seguridad pública.
En cuanto al campo popular de izquierda, lo que estamos viendo es la vacilación habitual: al mismo tiempo que todos estamos convencidos de que se trató de un crimen deplorable, muchos de nosotros nos sentimos recelosos para condenarlo por temor a ser vistos como partidarios de los traficantes. ¿Cómo salir de este dilema?
Primero, debemos tener claro un punto: reducir el tema de la lucha contra el narcotráfico a la eliminación pura y simple de sus operadores de bajo nivel es una propuesta característica de las fuerzas neofascistas de extrema derecha, es decir, del bolsonarismo. En línea con lo que he escuchado hoy de un comunicador del ámbito popular, por mucho que adoptemos este mismo lenguaje, la mayoría de la población siempre sabrá reconocer quiénes son los legítimos defensores de tal tesis. Por lo tanto, entre el original y la copia, nadie debería tener dudas sobre cuál acaba por prevalecer.
Por lo tanto, no podemos albergar ilusiones de que, cediendo en nuestras convicciones en este tema, lograremos impedir el avance del fascismo-bolsonarismo. Al contrario, al adherirnos a los mismos postulados de las fuerzas más retrógradas, solo estaremos reforzando sus posiciones. Pero entonces, ¿qué hacer para que no nos tilden de tolerantes con el tráfico de drogas?
La respuesta a lo que se acaba de preguntar es bastante simple: vamos a combatir decididamente el tráfico de drogas, eliminando su razón de ser. Claro está que la simplicidad de la respuesta no refleja la gran dificultad de llevarla a cabo. En cuanto a esto, intentaremos esbozar algunas alternativas en las siguientes líneas.
Es muy importante librar la disputa ideológica junto a nuestro pueblo, para ayudarlo a entender que los principales responsables del tráfico de estupefacientes no son los jóvenes delincuentes de nuestras periferias. Aunque éstos no sean meros inocentes en esta historia, están lejos de representar a los verdaderos propulsores del multimillonario negocio de las drogas. Los que financian, dirigen y obtienen enormes ganancias de esta actividad son personas que viven muy lejos de esas regiones carenciadas. Los centros de comando del tráfico de drogas suelen estar localizados entre la flor y nata del mundo financiero, como la Avenida Faria Lima, en São Paulo, por ejemplo.
Por eso, las medidas que más afectan el funcionamiento del megaesquema estructurado en torno al comercio ilícito de drogas son aquellas que impactan su corazón financiero. No fue casualidad que un conocido diputado bolsonarista entrara en acción inmediatamente después de que, en enero pasado, el gobierno de Lula había indicado que fiscalizaría las transacciones financieras realizadas a través de pix. Como buen aliado de los multimillonarios que dominan esas actividades, dicho diputado se puso a difundir mentiras sobre las intenciones de la propuesta, con el objetivo de frenar las investigaciones. Como luego quedó comprobado por la Operación Carbono Oculto, la mayor parte del movimiento financiero del tráfico de drogas se realizaba con el beneplácito y la participación efectiva de grandes corporaciones financieras.
Cuando se habla de despenalización por el uso de drogas, ciertas personas se enfurecen y dicen que se busca beneficiar a los traficantes. En realidad, es todo lo contrario. Los que más se oponen a la despenalización son aquellos que viven y se enriquecen con el tráfico. Sin la prohibición legal, esta lucrativa actividad delictiva no tendría base para existir. Por eso, los señores que dominan los flujos del tráfico se horrorizan ante la posibilidad de que se efectúe la despenalización de las drogas.
No obstante, hay que resaltar que, de ninguna manera, no pretendemos expandir ni mantener los actuales niveles de consumo de estupefacientes. Nuestra intención es, de hecho, reducirlo al mínimo posible. Por consiguiente, necesitamos esforzarnos para que la cuestión de la drogadicción sea entendida y tratada como un problema serio de salud pública, cuya erradicación depende mucho más de campañas de educación y orientación que de persecuciones y represión legal y policial.
Para completar la idea, es necesario tener en cuenta que la actual estrategia del imperialismo estadounidense, bajo el liderazgo de Donald Trump, es utilizar el pretexto de la lucha internacional contra el tráfico de drogas para intervenir en las situaciones internas de los países latinoamericanos y colocar en los gobiernos a agentes serviles que les sean dóciles y sumisos. No por casualidad los bolsonaristas están respaldando las palabras de Trump de considerar a las organizaciones vinculadas al tráfico como grupos terroristas. Es la consigna para facilitar ataques de Estados Unidos a nuestra nación. Como tradicionales traidores de la patria, los bolsonaristas también participan en esta campaña.
Traducido del portugués para Rebelión por el propio autor.
Fuente: https://www.brasil247.com/blog/as-forcas-populares-e-o-combate-ao-trafico-de-drogas
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