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Las grandes empresas latinoamericanas: la bonanza energética

Fuentes: Peripecias

La lista de las 500 mayores empresas de América Latina presentada en 2008 fue encabezada por las principales compañías de gas y petróleo de la región. En efecto, si bien a lo largo de los últimos años se han alternado en las primeras posiciones, PEMEX, PETROBRAS y PDVSA siguen demostrando que son las vedettes de […]

La lista de las 500 mayores empresas de América Latina presentada en 2008 fue encabezada por las principales compañías de gas y petróleo de la región. En efecto, si bien a lo largo de los últimos años se han alternado en las primeras posiciones, PEMEX, PETROBRAS y PDVSA siguen demostrando que son las vedettes de las ventas en la región.

Ese ranking, que responde a datos de 2007, refleja el momento de bonanza empresarial y los altos precios del petróleo y otros energéticos. El aumento del precio del petróleo se sumó al crecimiento de la demanda de crudo, que según datos de EIA (2008) registró un alza de 140 mil barriles por día entre 2002 y 2007 en América Latina. Ese crecimiento vigoroso se detuvo a fines de 2008, con la eclosión de la crisis económica global. Pero de todas maneras es importante revisar la situación del sector a la luz de la bonanza del año 2007.

En ese entonces, las ventas aumentaron en todas las empresas que aparecen en la nómina a excepción de dos casos aislados: PDVSA, que redujo sus ventas un 3% y GRUPO BP EXLORATION que sufrió una disminución de 2,3%. En el resto de los casos las ventas aumentaron desde tímidos crecimientos de un dígito al desorbitado 400% de GRUPO ULTRA de Brasil. En promedio, las empresas de hidrocarburos en su conjunto han incrementado sus ventas en casi 33%, mientras que el 50% de las ventas se alcanza sumando las correspondientes a las primeras tres compañías. Es decir que se observa dentro del sector una altísima concentración. En Brasil, donde existe oligopolio en el mercado de hidrocarburos, las ventas de PETROBRAS y PETROBRAS DISTRIBUIDORA, que sobrepasan los 117.000 millones de dólares, significan 63% de las ventas totales de las compañías de ese país presentes en la lista.

«Aproximadamente el 60% de la producción de petróleo del mundo, proviene en la actualidad de Empresas Nacionales…y además se estima que las Empresas Nacionales de energía controlan aproximadamente el 90% de las reservas probadas mundiales de petróleo y gas», afirma Ricardo Ruiz, de la consultora Deloitte de Energy & Resources de América Latina. Agrega que como «los precios del petróleo se han triplicado en los últimos 4 años, este grupo de Empresas Nacionales está teniendo un role cada más relevante y han llevado a una crisis existencial a las grandes empresas internacionales de petróleo en el mundo, ya que están teniendo dificultades para reemplazar su base de reservas de hidrocarburos.»

Dentro de los primeros diez lugares aparecen también, pertenecientes al sector de hidrocarburos, PEMEX REFINACIÓN (México) y PETROBRAS DISTRIBUIDORA (Brasil), completando así las petroleras, la mitad de las diez más grandes empresas de América Latina. En total, las empresas del sector que forman parte de la lista son 32 y concentran la astronómica suma de 494.022,70 millones de dólares en ventas. Esto equivale un buen porcentaje de las ventas totales: 25%. Como se puede ver, el porcentaje en el total de ventas es notoriamente elevado, y esto se explica por el mayor peso relativo que tienen las empresas de este sector entre los primeros lugares de la larga nómina. Esto provoca que aún siendo relativamente pocas compañías (6%), logren reunir un elevado porcentaje en el total de las ventas de las 500.

Si consideramos las empresas petroleras por país, encontramos que más de un tercio son brasileras (12), luego siguen en importancia las colombianas con seis representantes, Argentina aparece con cuatro, Chile, México, Perú con dos y por último, Venezuela, Uruguay, Costa Rica y Ecuador con una empresa dentro de la lista.

Según datos de CEPAL, el consumo de hidrocarburos por habitante (en kg. de petróleo equivalente por habitante) ha ido incrementándose en los últimos años: en 1995 eran 524, mientras que en 2006 la cifra asciende a 564,1. Es decir que en diez años el consumo de este tipo de energía aumentó un 8% por habitante. En términos absolutos esto significa un aumento de aproximadamente 22.880 millones de kg de petróleo equivalente en ese período. Los automóviles, por ejemplo, se incrementaron sensiblemente en muchos países de la región: en Bolivia, por ejemplo, entre 2000 y 2006, el parque automotor aumentó en promedio a más de un 15% anual, mientras que en Brasil se sumaron más de tres millones de autos al año, entre 1995 y 2005.

El sector de electricidad también con fuerte representación en la lista de las 500 mayores empresas. En número suman más que las compañías de petróleo y gas, alcanzando a 44 compañías, pero están menos concentradas en los primeros lugares debido a una distribución mas homogénea.

Las ventas de las «eléctricas» superaron en 2007 los 130 mil millones de dólares, aumentando respecto a 2006 en un promedio de 33%. El ritmo de crecimiento es similar al observado con los hidrocarburos, pero la cifra consolidada alcanza apenas a un 26% de lo que lograron vender las petroleras. El crecimiento del sector también está apostando a en algunos casos a implementar proyectos hidroeléctricos de envergaduras descomunales, con la esperanza de sustituir a los hidrocarburos. Sin embargo esos emprendimientos tienen altos impactos ambientales y sociales.

Si consideramos las cifras de consumo en energía eléctrica más petróleo y gas, las ventas en conjunto llegan a los 624.454,7 millones de dólares. Una cifra realmente impresionante, ya que equivale, por ejemplo, al 21% del PBI generado en América Latina y el Caribe (2006). Estos guarismos dan una idea de la relevancia de la demanda y utilización energética en la región, lo que lleva inmediatamente a pensar en la sostenibilidad del modelo dominante.

Así como en los últimos años se incrementó el consumo de hidrocarburos por habitante, el consumo de energía eléctrica hizo lo propio, mostrando que básicamente no hubo una sustitución sustancial de uno por otro. Así, las cifras dicen que hacia 1995 el consumo de kilovatios/hora por habitante en América Latina y el Caribe era de 1273,5, el que se elevó hasta alcanzar 1688 en 2006. Es decir que en 11 años el consumo se incrementó nada menos que un 33% por persona.

El incremento en la utilización de energía tiene obviamente su contraparte en la mayor oferta de este tipo de insumos; siguiendo con los datos de CEPAL, se observa que la oferta total de energía en 1995 se ubicaba en prácticamente 3.900 millones de barriles equivalentes de petróleo, cifra que mantuvo una tendencia ascendente desde entonces y que en 2006 alcanzó poco más de 5.154 millones de barriles. Esto representa un aumento de nada menos que 32% en la oferta energética en esos años. Una vez más, estos datos reafirman la tendencia a la cada vez mayor producción y consumo de energía.

La crisis económica global que cobró envergadura a fines de 2008, ha desencadenado una caída en el precio de los hidrocarburos y está generando un enlentecimiento de la producción industrial, con lo cual se observarán cambios sustanciales en el consumo de energía regional. Esta crisis está en marcha y sus efectos finales apenas se están comenzando a ver.