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Las ideas necesarias en la historia

Fuentes: Argenpress

Los discursos de Hugo Chávez luego del triunfo electoral del 3 de diciembre, las medidas y proposiciones económicas, políticas y de organización planteadas han producido una conmoción. El gobierno de los EEUU desconcertado, salió a exigir indemnización para las empresas norteamericanas afectadas por los anuncios de estatización. Los editoriales de la prensa del sistema tratan […]

Los discursos de Hugo Chávez luego del triunfo electoral del 3 de diciembre, las medidas y proposiciones económicas, políticas y de organización planteadas han producido una conmoción. El gobierno de los EEUU desconcertado, salió a exigir indemnización para las empresas norteamericanas afectadas por los anuncios de estatización. Los editoriales de la prensa del sistema tratan de rebajar la importancia del salto dado desde el gobierno de Venezuela. Desinforman y destacan las contradicciones y luchas que se plantean dentro de Venezuela, del gobierno de Chávez, y fundamentalmente especulan con consecuencias desastrosas para el Mercosur y la Unión Sudamericana. Funcionarios del gobierno y el propio Bush realizan giras por América Latina buscando estructurar la defensa y el ataque.

La Conferencia Episcopal Venezolana manifestó que la propuesta de Chávez de ‘socialismo del siglo XXI’ tiene ‘sus raíces ideológicas en la doctrina clásica marxista-leninista que sirvió de sustento a los regímenes que se instalaron en Europa del Este, Asia y algunos países de América latina en la centuria anterior’. ‘Por ello recomendamos a los venezolanos que lean y estudien lo que ocurrió en esas naciones donde se aplicaron esas teorías’…. lo importante para los obispos es que la propuesta del gobierno sea una vía de transformación del país abierta a la ‘trascendencia y a la religión’. ‘Debe reafirmar los derechos del hombre que están ajenos al capitalismo salvaje y a la ideología marxista y estatista… que promueva los valores democráticos, de los cuales uno muy importante es la preservación de la propiedad privada y su función social’.

‘Esa oligarquía, esa crema nauseabunda, pestilente, de la oligarquía venezolana, busca refugiarse detrás de las sotanas. Nos disparan desde diferentes instituciones como la Conferencia Episcopal Venezolana’, arremetió el presidente y recomendó a ‘los obispos que ‘lean a Marx, a Lenin, que vayan a buscar la Biblia para que vean el socialismo en sus líneas, en el viejo y nuevo testamento, en el sermón de la montaña’. (1)

La posición de esta Iglesia, la de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, al servicio del imperialismo, casi deja de ser una verdadera noticia. Nos referimos a ella por dos cosas. Porqué permite medir, por medio de su Ada Madrina, la valoración que hace el sistema de la situación en Venezuela y además porqué su argumentación agitando el espantajo del estalinismo es un lugar común en los pronunciamientos de académicos, intelectuales, periodistas y los más diversos representantes de ese «marxismo» posmoderno que busca afanosamente hace 25 años la causa de la derrota en la clase obrera, en Lenin, en el «estatalismo», en la concepción bolchevique de partido. Y esto si es importante porqué está probando que sin resolver la crisis teórica y política que la derrota le planteó al marxismo, un nuevo período de ascenso encontrará grandes dificultades.

El discurso, las medidas y las propuestas de Chávez

El discurso de Chávez en el acto de reconocimiento al Comando Miranda en el Teatro Teresa Carreño, frente a las masas que protagonizaron la batalla electoral, tiene la estructura de un documento histórico, de una resolución política histórica del equipo de dirección del chavismo. A pesar de los giros y el tono coloquial acostumbrado de Chávez, tuvo un desarrollo temático ajustado al texto de una guía que públicamente consultaba cuando creía haber agotado un tema o temía desviarse en la pasión del discurso.

El relato de su evolución política desde los 23 años hasta abrazar las ideas socialistas, sus llamados insistentes y apasionados a los militantes a «no envainar la espada», luego del combate electoral porque vendrían nuevas y grandes batallas, la necesidad del partido socialista unido de gobierno y de los órganos de poder de las masas, todas sus propuestas, armonizan la política interior con esa audaz política exterior de combate y denuncia al imperialismo en todo el mundo, de alianza estratégica y militar con Cuba, que aparecía a nuestros ojos como diferenciada de la política interior.

Todas las propuestas políticas y de organización, las medidas económicas y los cambios en su gabinete son una conclusión de la evolución de las relaciones del gobierno y de las masas venezolanas con el comportamiento de la burguesía y la alta pequeño burguesía venezolana aliadas al imperialismo. La resolución del atraso de Venezuela, de su independencia nacional y su liberación social no puede realizarse por la vía capitalista. Es necesario el socialismo. Desde la temprana apuesta a la «tercera vía» a su propuesta actual de construir el socialismo hay un proceso de interacción de la evolución ideológica del equipo de gobierno de Chávez con la lucha de las clases en Venezuela. El enfrentamiento constante con el imperialismo y sus aliados, los intentos golpistas, la independencia de Chávez de la burguesía y la necesidad de organizar el sujeto social de su revolución bolivariana, llevó a esta dirección política al salto cualitativo que acaba de dar.

Donde puede valorarse que sus apelaciones al socialismo no eran folklóricas ni demagógicas es en sus declaraciones de adhesión a la teoría de la Revolución Permanente de Trotsky. Es la crisis de crecimiento de estas revoluciones nacionales la que aconseja combinar las tareas nacionales con las anticapitalistas. ¿Para agradar a quien si no Chávez se declara del linaje de Trotsky y de la Revolución Permanente? Es el propio curso del proceso de estas revoluciones nacionales que, por las leyes del desarrollo desigual y combinado, se ven obligadas a saltar del atraso, del subdesarrollo capitalista, a la lucha por el socialismo. La propiedad extranjera imperialista de las grandes empresas de energía, de comunicación, de infraestructura, los bancos y exportadores y los grandes grupos nacionales asociados a un comercio mundial desigual, controlado por los países centrales, hacen ilusorio el desarrollo y la autonomía de los países dependientes por la vía capitalista. Plantea la necesidad de las estatizaciones y de medidas económicas y políticas fuera de la lógica del capital. Cuando Lula declara que en su primer período Brasil no pudo convertirse en un país desarrollado pero que en este segundo mandato lo hará con los métodos económicos y financieros capitalistas, se miente asimismo y le miente a las masas brasileñas por impotencia. No son capaces siquiera de expulsar a las empresas imperialistas de la propiedad de los medios de comunicación masivos que los chantajean y manejan la opinión pública pequeño burguesa. Todos los diarios, televisoras y radios de Brasil como de Argentina están en manos de capitales imperialistas que conspiran y erosionan a estos gobiernos que intentan disputarle al imperialismo en nombre de la burguesía nacional. La decisión de Chávez de no renovarle la concesión a Radio Caracas TV es el comienzo de la necesidad de poner los medios de comunicación al alcance de las masas, del interés nacional y social.

La adhesión del Vicepresidente de Bolivia, García Linera, a la teoría estalinista de la revolución por etapas, cuando dice que no se pueden plantear tareas «socialistas» sin una etapa previa de desarrollo capitalista, del capitalismo andino plantea, está llevando a la revolución boliviana a una crisis. Esta posición coincide por otra parte con las ilusiones neodesarrollistas de sectores pequeño burgueses importantes de este proceso latinoamericano. La conciliación con la burguesía de Santa Cruz aliada a las empresas imperialistas que realiza paros y sabotea la Asamblea Constituyente está quitándole autoridad al gobierno de Evo Morales y promoviendo diferenciaciones en los diversos sectores que lo sostienen. Si el gobierno pierde la iniciativa contra la derecha del Oriente y contra el imperialismo estas diferenciaciones se convertirán en una crisis donde pesarán más las heterogeneidades del Oriente y el Occidente, de los campesinos e indígenas con los mineros y fabriles, del campo y la ciudad. Solo la permanente elevación y progreso de la dirección política del gobierno, el mantenimiento de la iniciativa respondiendo a cada desafío de la derecha con nuevas profundizaciones de las políticas de reforma y revolución agraria, de estatizaciones y control obrero mantendrá la cohesión y unidad necesaria de las masas para enfrentar la resistencia de la derecha, su ya esbozado planteo de guerra civil. La apelación nacionalista de Evo Morales al Ejército es simétrica a la de la oligarquía y el imperialismo. Así el Ejército se convierte en árbitro. Si el frente de las masas no se cohesiona junto al gobierno porque este no mantiene la iniciativa en el enfrentamiento con la derecha, esta intentará aventuras cívico militares. Para que la base de tropa del Ejército reasegure la marcha del proceso contra eventuales levantamientos de sectores de la oficialidad necesita ver la movilización obrera, minera, campesina, indígena en una misma dirección y con iniciativa. Si el gobierno necesita apelar de continuo al Ejército para ordenar acciones que se oponen por izquierda al gobierno reprimiendo intentos de los campesinos y otros sectores que tratan de atacar a la derecha que conspira a ojos vista, las condiciones para que la lucha interior en las fuerzas armadas pueda ser ganada por la derecha aumentan y con ello el costo que las masas deberán pagar para someterlas nuevamente. No se trata de hacer ultimatismo ni de cerrar la etapa democrática y nacional antes de tiempo. El ritmo y los plazos no lo decide el gobierno ni las masas en soledad. La derecha está llevando una táctica que rebela su intención de domesticar este proceso o dinamitarlo. El estancamiento de la Constituyente no podrá ser resuelto acordando con la derecha someter al voto popular los artículos esenciales de la Reforma Constitucional en disputa. No aceptarán. Ni se los convence ni se los engaña. Tienen una elevada conciencia de clase explotadora. Hay que elegir el momento más oportuno para imponérselos.

Volviendo a Venezuela, algunos compañeros desde allí plantean que este conjunto de medidas y proposiciones de Chávez hacia el socialismo es en realidad una respuesta, una contraofensiva, no solamente dirigida a enfrentar a los sectores golpistas sino también a sectores burgueses y pequeño burgueses que apostaban a un desarrollo capitalista y se burocratizaban y desalentaban la intervención de los trabajadores y de las masas. Los cambios en el gabinete tienen esa orientación. Comenzando por el cambio del Vicepresidente Vicente Rangel. Tratado por Chávez como un buen compañero que no se correspondía con las necesidades de esta etapa. La relación en general ambivalente con el Partido Comunista de Venezuela obedece a una diferenciación con respecto al carácter permanente de la revolución. Hoy el PCV está discutiendo una táctica que habla por si misma. Un sector ingresaría al Partido Socialista Unido de Venezuela, partido de gobierno, y otro quedaría fuera manteniendo su política.

La CTV fue protagonista de dos intentos golpistas desde 2002 y un sabotaje criminal a la industria petrolera venezolana. Las masas jugaron un papel decisivo cuando salieron a la calle para derrotar el golpe imperialista de abril del 2002. Luego, el protagonismo obrero en la recuperación de Petroleos de Venezuela (PDVSA), en enero – febrero del 2003 fue decisivo en la reafirmación de este proceso. La fundación posterior de la UNT el 15 de abril del 2003 y su gran desarrollo combativo que obligó a la OIT a desplazar a los viejos burócratas corrompidos de CTV, reconociendo a la UNT como representante de los trabajadores de Venezuela, ha sido un camino de luchas, de ocupaciones de fábricas cerradas, de manifestaciones contra sectores burocráticos y reformistas y un impulso hacia este avance político del gobierno de Chávez. Falta para que la clase obrera de Venezuela pueda convertirse en el sujeto de la transformación revolucionaria de Venezuela y en un centro de reorganización de la Internacional Obrera, pero no es poco lo que se ha avanzado.

Esta es una etapa muy difícil de la historia. Contamos a favor conque el enorme retraso de la revolución proletaria se ha convertido en un factor objetivo que explica el nivel de putrefacción del sistema mundial imperialista y permite un fenómeno como el de Chávez. A fines de la década de 1980 y comienzos del noventa se iniciaba el mundo unipolar dominado por la potencia militar norteamericana triunfante y nadie imaginaba que, dieciséis años después, el gobierno de un pequeño país latinoamericano rompiera lanzas con el gobierno de EEUU y llamara criminales de guerra a su presidente y sus ministros. La distancia histórica entre este fenómeno y los movimientos nacionales antiimperialistas que conocimos después de la II Guerra solamente puede explicarse por el avanzado estado de descomposición de este sistema. Pero esta evidencia no determinará por si misma la desaparición de la burguesía. Necesitamos de su enterrador. Hoy el gobierno Bush, derrotados sus objetivos políticos en Irak, en Medio oriente, en Afganistán, derrotado electoralmente en las elecciones parlamentarias de noviembre redobla la apuesta. Prepara el ataque a Irán y construye amenazante un cerco sobre Rusia denunciado ayer por Putin. Como señalara muy bien Gunther Ander Frank poco antes de morir, el Pentágono y el dólar se sostienen mutuamente. Si se retiran derrotados de Irak y de Medio Oriente, el dólar y la hegemonía norteamericana en el mundo del capital podrían ser arrastrados a un crack. Por eso redoblan la apuesta contra toda lógica. La decisión guerrera del imperialismo norteamericano no cede ante la opinión pública desfavorable. Se necesitará mucho más que eso para que la amenaza de la barbarie imperialista pueda frenarse o disminuir sus criminales efectos contra la humanidad. Se necesitará de la lucha revolucionaria de la clase obrera y las masas de Estados Unidos, de Europa y de todo el mundo. La extensión internacional de las revoluciones nacionales y la mundialización de la lucha antiimperialista y anticapitalista necesitará, como al comienzo en 1848, de una nueva Internacional obrera. Sería oportuno que apoyados en este ascenso de las luchas en América nos demos a la tarea.

Nota: 1) Clarín, 15 de enero, La Iglesia advierte sobre el marxismo de Chávez.