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Intervención en la conferencia-debate “Ante los ojos de Venezuela”. Madrid. Facultad de Ciencias de la Información. 19 de octubre

Las lecciones de Venezuela

Fuentes: Rebelión

Creo que para explicarnos lo que está sucediendo en Venezuela y los últimos acontecimientos ya están con nosotros personas que los conocen mejor que yo. Por eso yo quisiera dedicarme a comentar qué cosas de las que se han producido en Venezuela nos deben de servir de lecciones. Qué podemos aprender, desde Europa y desde […]

Creo que para explicarnos lo que está sucediendo en Venezuela y los últimos acontecimientos ya están con nosotros personas que los conocen mejor que yo. Por eso yo quisiera dedicarme a comentar qué cosas de las que se han producido en Venezuela nos deben de servir de lecciones. Qué podemos aprender, desde Europa y desde el mundo entero, de lo que allí ha sucedido y está sucediendo.

Son varios los fenómenos a estudiar.

1.- Los medios de comunicación dentro de Venezuela.

Se ha hablado mucho del carácter especialmente golpista, manipulador y mentiroso de los medios privados venezolanos. Yo pienso que es una ingenuidad pensar que tienen algo de especialmente perverso los medios de ese país. Responden al mismo modelo y funcionamiento que los del resto del mundo. Lo sucedido es que allí la desestabilización del régimen anterior, la perdida de privilegios de las clases dominantes y la revolución social ha sido tan importante que estos medios han dado una vuelta de tuerca que les ha dejado en evidencia. Si en España o cualquier otro país occidental temblasen los cimientos de la plutocracia dominante, nuestros medios entrarían en la misma dinámica.

Como ha dicho Ignacio Ramonet, los medios hace mucho que yo no son ni pretenden ser un cuarto poder en el sentido de tener como objetivo cívico,

vigilar el funcionamiento de los otros tres poderes para perfeccionar el sistema político. Entre otras cosas porque la tesis de los tres poderes de Montesquieu ya no es válida. ¿Dónde se situaría el BBVA en España o los imperios que controlan la tecnología informática como Microsoft, o la industria del ocio que crea modos de vida como Time-Warner? Ellos no pertenecen a ninguno de los tres poderes.

Los medios se han convertido en otro poder que se une a los existentes -legislativo, ejecutivo, judicial-, al poder político y al poder económico, para aplastar a su vez al ciudadano. En Venezuela -de nuevo me remito a Ramonet- «estos grupos no se asumen sólo como poder mediático, sino -sobretodo- como poder ideológico. Un poder ideológico que trata de contener las reivindicaciones populares y que ambiciona apoderarse del poder político». Al fin y al cabo es lo que hizo Berlusconi en Italia, a partir de su control mediático ocupar su asiento en el político. ¿Cuántas veces se ha dicho que aquí en España es el grupo PRISA el que condiciona a los gobiernos? En EEUU George Bush ganó las elecciones cuando la cadena Fox anunció su victoria en Florida, sin el recuento terminado. Hay una escena para mí impactante en el golpe de Estado de Venezuela el 11 de abril del año 2002. Cuando los ministros de Chávez ya han sido repuestos en el Palacio Presidencial de Miraflores, necesitan desesperadamente salir al aire en la cadena pública de televisión. Será entonces cuando se convertirán en gobierno, cuando hayan salido en la televisión.

Lo que está sucediendo, afirma Ramonet, es que «ya no son sólo los poderes de la oligarquía tradicional, ya no son sólo los poderes de la reacción tradicional, ahora los poderes mediáticos son los que pasan a dar la batalla política -en nombre de la libertad de expresión- contra los programas que defienden los intereses del conjunto de los ciudadanos». En nombre de la libertad de expresión se ataca a gobiernos que se preocupan por la sanidad, la educación o la vivienda, como el caso venezolano. Además ellos lo dicen, como no existe una adecuada oposición política en Venezuela, los medios se han visto obligados a jugar ese papel. Eso es un golpe de Estado. Esa es la mayor agresión que se puede hacer a la libertad de expresión, escudarse en ella para pretender derrocar gobiernos.

Por ello, hay que empezar a decirle a la ciudadanía lo que son los medios de comunicación. Un poder reaccionario, antisocial que busca secuestrar la democracia en el mundo poniéndose al servicio de las plutocracias argumentando la libertad de expresión.

2. La segunda lección es el papel jugado por los gobiernos extranjeros.

El mundo cada vez está más interrelacionado. Nunca hasta ahora la legitimidad del gobierno de un país había estado en manos de los gobiernos de otro país extranjero. Son otros países y no los ciudadanos los que sancionan como válidos el gobierno de Afganistán, el de Haití o el de Venezuela. Lo pudimos ver la noche electoral del referéndum venezolano. Hugo Chávez fue un presidente legítimo cuando lo dijo Jimmy Carter.

También aquí los medios extranjeros vuelven a jugar el mismo papel y estar al mismo servicio. Desde que llegó al poder Hugo Chávez han estado envenenando a la opinión pública internacional con mentiras. La gente de la calle en nuestro país, y me temo que en casi todo el mundo, ha tenido la imagen de un presidente golpista, que encarcelaba opositores y perseguía periodistas. Por ello hubo un consenso internacional en legitimar el golpe de abril del 2002. Ni siquiera la izquierda lograba zafarse de esas mentiras. Han sido muchos los líderes de izquierda en España y en América Latina que seguían sin aceptar la legitimidad de Hugo Chávez. Nadie explicaba en España las legislaciones sociales de Hugo Chávez del 2001 referentes a la ley de tierras, de pesca o de hidrocarburos.

Pero también en esto Venezuela nos ha dado una lección, se han necesitado dos años, pero ahora el mundo ya va conociendo la verdad, ya los gobiernos norteamericanos y español no se atreven a deslegitimar al presidente venezolano. Su enloquecida oposición ha sido desautorizada públicamente por la OEA, por Collin Powell y por el gobierno español. En Latinoamérica, Chávez está liderando propuestas económicas contra el ALCA, informativas como un Canal de Televisión del Sur o desmontando estrategias militares norteamericanos contra el continente como el Plan Colombia. Propuestas consolidadas en la opinión pública pero también en los foros internacionales.

3.- La tercera lección es poder comprobar cómo los pueblos pueden despertar cuando ven una opción política viable. Algunos nos deprimimos cuando vemos la apatía dominante en España o en Estados Unidos, pero también en países latinoamericanos como México o Centroamérica. Uno se pregunta qué ha sucedido en Venezuela para ver cómo en tan pocos años se ha pasado de esa apatía que se plasmaba en abstención electoral, delincuencia común despolitizada o desvinculación sindical a un apasionamiento por la cosa pública y la participación que, creo, es lo que más impresiona cuando se va a Venezuela.

Lo que ha sucedido es que los ciudadanos han visto cómo han dejado de ser invisibles, cómo sus propuestas aparecían en una constitución, sus iniciativas para indicar dónde se debía destinar el presupuesto público se hacían realidad y cómo, incluso, podían reestablecer al presidente secuestrado en un avión militar.

Los éxitos relámpago de políticos espontáneos habían sido rentabilizados hasta ahora sólo por la derecha. Desde la nada habían surgido presidentes como Yelsin en Rusia o Berlusconi en Italia gracias a campañas mediáticas. O líderes que seducían con discursos que apelaban a los más bajos sentimientos xenófobos como Le Pen en Francia. En esta ocasión, ese líder llega a la cumbre en un tiempo record con todo en contra, menos una cosa, los ciudadanos. Sin partido, sin dinero y sin estructura social en torno a él.

4.- Y llego a la última lección, la más dura quizás. La izquierda y la sociedad civil organizada no puede llegar al poder por el mero hecho de votar. Eso no es suficiente. No lo van a permitir. Un pueblo sólo de verdad consigue ser gobernando desde el interés común si está dispuesto a defenderse. Con la movilización, con las armas, con el convencimiento de su lucha, con la vida incluso. Comprendiendo que los proyectos de avance social o se hacen colectivos o no se harán. Que las posiciones individualistas de esos que piensan que algún político les hará las buenas leyes, un sindicalista luchará por sus derechos o un líder vecinal le logrará un entorno más habitable están condenadas al fracaso. Nadie va a solucionar los problemas colectivos más que la colectividad organizada luchando. No existen héroes ni redentores. Y si alguno tuviese la coherencia y la integridad moral como para serlo sería eliminado si no es defendido por los ciudadanos.

Estas son, en mi modesta opinión, las lecciones que nos han dado los venezolanos, lecciones que a ellos les han costado muchos sacrificios, económicos y de vidas humanas y que a nosotros nos han resultado gratis. Agradezcámoselo y aprovechémoslas.