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Las manos francas

Fuentes: La Jiribilla

El dramaturgo e historiador norteamericano Howard Zinn visitó en la mañana del viernes el barrio de Pogolotti. Después de un corto viaje realizado en mayo pasado, Zinn regresó a la Isla para participar en la puesta de su obra de teatro Marx en el Soho y en la presentación del libro editado por la editorial cubana Ciencias Sociales: La otra historia de los Estados Unidos.

El dramaturgo e historiador norteamericano Howard Zinn visitó en la mañana del viernes el barrio de Pogolotti, el primer asentamiento obrero que se construyó en la capital cubana durante la época de la seudorrepública.

Zinn fue recibido en la Casa del Anciano Mayor de esa localidad por Tomás Cárdenas, presidente de los órganos locales de la Asamblea Nacional del Poder Popular y por la dirección del Consejo Popular Finlay-Belén.

Odalis Beranes, presidenta del Consejo, le ofreció al intelectual estadounidense un pormenorizado recuento de la historia de la localidad que ella dirige, así como del funcionamiento de los órganos del Poder Popular en la barriada.

«Es un ejemplo muy interesante para mí ver cómo funciona la democracia en la base», declaró el autor de Marx en el Soho, quien también visitó un joven Club de computación, la escuela primaria Hermanos Montalvo y un consultorio de la familia.

En este último, Zinn se mostró interesado por la preparación profesional de los médicos cubanos y, al conocer que la doctora de esa instalación de salud preventiva había estado dos años como médico en Zambia, apuntó: «Sé que Cuba envía médicos a todo el mundo. Es impresionante que un país tan pequeño como Cuba pueda hacer eso».

HONORIS CAUSA

El día anterior por la tarde, Howard Zinn fue investido, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, con el título de Honoris Causa y en la noche presenció, en la sala Adolfo Llauradó, el estreno en Cuba de su obra Marx en el Soho.

«Debemos fomentar relaciones de amistad entre el pueblo de EE.UU. y el pueblo de Cuba. Es muy importante persuadir al gobierno de EE.UU. de la importancia de esta amistad para ambos pueblos y puedo asegurarles que hay mucha gente en mi país que trabaja duro para que esto se haga realidad, declaró visiblemente emocionado el destacado pensador norteamericano Howard Zinn, luego de recibir el título.

Tras agradecer las palabras del rector de la Universidad, Juan Vela, quien tuvo a su cargo la investidura del destacado intelectual y de la doctora Francisca López, vicedecana de la facultad de Filosofía e Historia, quien hizo un pormenorizado recuento de la vida y obra del pensador norteamericano, el historiador y profesor emérito de la Universidad de Boston, se declaró sorprendido porque, según explicó, viajó a La Habana sin saber que se le otorgaría dicho reconocimiento.

Después de un corto viaje realizado en mayo pasado, Zinn regresó a la Isla para participar en la puesta de su obra de teatro Marx en el Soho y en la presentación del libro editado por la editorial cubana Ciencias Sociales: La otra historia de los Estados Unidos.

«Cuba está de llena sorpresas. En 1959 fue una sorpresa, hasta hoy Cuba siempre ha sido una sorpresa y todavía habrá más sorpresas, todas, buenas sorpresas para Cuba».

«La Universidad de La Habana -aseguró- representa para mí una idea muy importante. Un ideal de lo que debe ser la educación, de cómo esta tiene que ser gratuita hasta el nivel superior. Algún día lo lograremos en EE.UU. Hasta el momento estamos un poco atrasados».

«Las universidades, agregó, deben ser centros de pensamiento independiente. Necesitamos el pensamiento independiente en todos los lugares del mundo. Y formar un pensamiento independiente en los EE.UU.; así podremos cambiar el tipo de relación que existe entre EE.UU. y Cuba».

A SOLAS CON LA JIRIBILLA

Finalizado el acto de investidura, en el que también estuvieron presentes el presidente de la Asamblea Nacional Ricardo Alarcón y el ministro de Cultura Abel Prieto, entre otras destacadas personalidades de la cultura cubana, el profesor Zinn ofreció algunas declaraciones exclusivas para La Jiribilla.

Respecto al libro La otra historia de los Estados Unidos que se presentará en el habitual Sábado del Libro que tiene como escenario al Palacio del Segundo Cabo, Zinn expresó que es una obra que tiene mucho que ver con las clases de historia que impartió durante veinte años.

«Durante todos esos años estuve reuniendo información sobre la historia de EE.UU. De cierto modo, todas esas ideas las estaba poniendo en práctica en mis clases. Así que cuando me decidí a escribirlo ya tenía reunida gran cantidad de información».

La otra historia… ha vendido ya un millón de copias en EE.UU. y ha sido publicado en España, Francia, Italia, China, Japón, Noruega, Suecia y Turquía.

Howard Zinn demoró menos de un año en escribir esa clase magistral que en forma de libro ha trascendido las paredes de la universidad de Boston, una obra cuyo objetivo fundamental es poner en manos de los lectores una historia de los EE.UU. silenciada por la historiografía oficial de ese país.

El autor ha actualizado su libro varias veces en los últimos diez años. «Esta última vez quise asegurarme de que no faltaran las elecciones del 2000 en los EE.UU. y la llamada guerra contra el terrorismo».

A la pregunta de si pensaba seguir aumentando sus páginas con sucesos como las torturas realizadas en Iraq por las tropas de ocupación norteamericanas, respondió que para mantener la actualidad del mismo tendría que escribirlo todos los días.

«No hay por qué sorprenderse mucho cuando se ve la persistencia de ciertos hechos en la política exterior estadounidense».

En cuanto a las próximas elecciones opinó que es difícil predecir qué pasará en las urnas el próximo noviembre porque Kerry no ofrece una alternativa clara contra Bush.

«Muchas personas que están contra la guerra no saben si votar por Kerry. En mi opinión, si ahora él se declarara contra la guerra, ganaría claramente porque el público estadounidense se está oponiendo cada vez más a la guerra y creo que va a continuar en esa dirección. Kerry no tiene valor para cambiar su posición».

Sobre el reclamo de algunos de sus compatriotas de que EE.UU. debía dejar de ser una superpotencia militar para convertirse en una superpotencia humanitaria, el escritor de 81 años señaló: «Eso depende de las personas. De cuan rápido podamos construir un movimiento de cambio en los EE.UU.».